Siempre me gustó este rompedor de los prejuicios respecto a la ciencia, y atrevido, al escribir el Novum Organon (Organum) contra el sempiterno y semiomnipotente Aristóteles contraponiendo la Inducción como método del conocimiento de la naturaleza a la deducción y al silogismo, conocimiento teórico.
Hay que mancharse las manos de tierra si queremos conocer la
tierra.
Lo que me da pena de F. Bacon, es que muriera de una
bronquitis por el frío que se agarró al ordenar detenerse, al conductor del
carruaje, para estudiar el efecto del frío en la putrefacción de un pájaro.
Y esto de acuerdo con él en que el fin de la ciencia, ya
desde el Renacimiento, no es conocer la realidad, sino dominarla.
El saber es el camino. El dominio es la meta.
“Saber de dominio” vs “saber de esencias”.
“Saber” y “poder” coinciden.
“Tantum possumus quantum scimus”.
La medida de nuestro poder viene definida por el alcance de
nuestro saber, pues la ignorancia de la causa hace imposible la consecución del
efecto.
La dignidad del hombre no está tanto en “el conocer la
naturaleza” como en “el adueñarse de ella”.
“En esta vida, sólo a Dios y a los ángeles les toca ser
espectadores”.
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