“Hojeemos un libro femenino: y en seguida suspira uno:
“otra cocinera frustrada”
.
“Que una mujer tiene que tener siempre en la cabeza lo pequeño y asombroso y se encuentre necesariamente ridícula frente a las actividades de los hombres (excluidas las mujeres feas, pues les son ahorradas muchas preocupaciones en los cuerpos, cama y habitación de los niños, y últimamente “ponen” libros como las gallinas ponen huevos), y que a todos los hombres emprendedores y profundos les parezca algo bueno encontrarse con seres que son superficialmente alegres y de agradables deseos, para que la apariencia de la vida les resulte más suave. De todas formas hay que comprender en toda su profundidad, el beneficio que es esta mujer”
“Que una mujer tiene que tener siempre en la cabeza lo pequeño y asombroso y se encuentre necesariamente ridícula frente a las actividades de los hombres (excluidas las mujeres feas, pues les son ahorradas muchas preocupaciones en los cuerpos, cama y habitación de los niños, y últimamente “ponen” libros como las gallinas ponen huevos), y que a todos los hombres emprendedores y profundos les parezca algo bueno encontrarse con seres que son superficialmente alegres y de agradables deseos, para que la apariencia de la vida les resulte más suave. De todas formas hay que comprender en toda su profundidad, el beneficio que es esta mujer”
“La mujer perfecta perpetra literatura como se perpetra un pequeño pecado: para tentar, para pasar, mirando de reojo, a ver si alguien se da cuenta o no”.
“Sólo a partir de este siglo se ha atrevido la mujer a esa inclinación a la literatura, malescribe, artistea, pierde en instinto. ¿Para qué? Si se puede preguntar”.
Contra el trío de literatas. “Delata corrupción de los instintos, además de mal gusto, la referencia de una mujer a Madame Roland o Madame de Stäel o Monsieur George Sand, como si probara algo a favor de “la mujer en sí”. Entre hombres las mencionadas son las tres mujeres cómicas, ¡nada más! y los mejores contra-argumentos involuntarios contra la emancipación y autodeterminación femenina”.
Nietzsche recurre a la cita de su odiado Pablo de Tarso (San Pablo): “que la mujer calle en la iglesia” y a la de su admirado Napoleón “que las mujeres callen en política” para ordenar “que la mujer calle sobre la mujer”.
Una víctima de la misoginia de Nietzsche, criticada como escritora por ser mujer y “masculinizarse”:
“El talento de George Sand es democrático
{sentido negativo para Nietzsche) y teatrero…. Todo lo estropea con su
febril coquetería femenina, mostrándose en papeles propios de
hombres no apropiados a su estatura, su espíritu era paticorto, por lo que
sus libros se tomaron en serio sólo por poco tiempo y hoy son considerados
literatura involuntariamente cómica. Y si lo que la movía no era sólo
coquetería sino la astucia, todo lo recubría con problemas de hombre y aditamentos
masculinos, incluidos pantalones y puros: y sin embargo salta a los ojos al fin
el problema muy femenino y la desgracia de su vida, el que necesitaba
demasiados hombres y que aún en esas pretensiones no coincidían sus sentidos y
su espíritu”.
Contra George Sand por escritora y por mujer:
“Lo peor sin duda es la coquetería femenina con
cosas masculinas, con formas de jóvenes malcriados. ¡Qué fría tiene que
haber sido en todo esa inaguantable artista!”.
Para comprobar la retorcida y malévola intención de Nietzsche para con las mujeres, léase el párrafo completo que empieza por: “¡Ya! “El sexo débil”!“, que y termina con…“Y tal como son las mujeres, si se las dejara solas, se crearían no sólo “hombres“ de su debilidad, sino además “dioses” y ambos semejantes, como se supone, con terrible fuerza!”. Dura competencia para la encarnación de Dionisos.
“Cherchez la femme’: “Toda la alta cultura y literatura de
“La mujer (busca al hombre)”.
“Esta imagen es maravillosa!.. La mujer literata, insatisfecha, excitada, tediosa de corazón y de entrañas, con dolorida curiosidad siempre obediente al imperativo que inspira desde lo profundo de su organización “aut liberi aut libri”, la mujer literata, suficientemente culta para proclamar la voz de la naturaleza, incluso hablando latín, y suficientemente pava como para hablar consigo misma en secreto y en francés: “je me verrai, me lirai, je m'extasierai et je dirai: Possible, que j'aie eu tant d'esprit?” (Traducido: “yo me veré, me leeré, me extasiaré y diré: “¿Es posible que yo haya sido tan inteligente?”.
“Y tú dices: ¿Es que mientras dormía, un dios me ha quitado algo secretamente? Seguro, me sacó lo suficiente para formar una mujer. … No os enfadéis conmigo si me peleo un poco con ese pequeño dios. Me durmió aquí junto a la fuente en pleno día, el ladrón a plena luz; ¿Es que andaba cazando mariposas? … En verdad me sacó lo suficiente para hacer una mujer. Asombrosamente pobres son mis costillas”.
Nietzsche está de acuerdo con Sócrates aunque sea sólo en esto:
“En el momento en el que pensador, el espíritu libre se
acerca la cicuta a los labios, las mujeres gritan y se lamentan y hasta le
molestan el sereno atardecer, como hicieron en la prisión de Atenas: “Critón,
dile a alguien que eche a esas mujeres, dijo al fin Sócrates”.
Casi a favor de Sócrates, otra vez, y para descalificar a la mujer:
“Xantipas.
Sócrates encontró la mujer que necesitaba, pero no la hubiera buscado si
la hubiera conocido bien. Hasta ahí no llegaba el heroísmo de ese espíritu
libre”.
“Las mujeres siempre intrigan en secreto contra las almas superiores de sus hombres; ellas quieren siempre engañar sobre su futuro por mor de un presente sin sufrimiento”.
“Perder la cabeza. Ella ahora tiene inteligencia, ¿cómo es que la encontró? Un hombre perdió el entendimiento por ella hace poco. Su cabeza estaba entera antes de ese tiempo: su cabeza se fue al diablo, no! no! a la mujer!”.
“La mujer es el ocio del creador el día séptimo”.
El prototipo de Nietzsche:
“Napoleón era soñador, silencioso, impulsado a relacionarse
con mujeres, pero apasionado y encantador aunque original en toda su persona
cuando era joven. Sus ataques de ásperos y amenazantes celos… Cuando
pagaba un servicio hacía notar que se compraba uno nuevo. Nunca quiso poner en
orden las deudas de su mujer, para mantener las ocasiones de inquietarla”.
“Dicho entre paréntesis. Por lo general un hombre sin bienes ni contenido, “sin intereses” carece de interés para las mujeres”.
“Lo más grande de lo grande es lo maternal. El padre siempre es un accidente”.
“No minusvaloremos el que Schopenhauer, que ha tratado la sexualidad de hecho como enemigo personal (incluido su instrumento, la mujer, ese “instrumentum diaboli”), tenía necesidad de enemigos para mantener lo bueno; que le gustaban las palabras feroces, de bilis negra y verduzca; que él se irritaba por irritarse, por pasión; que se habría puesto malo, se habría vuelto pesimista (Y no lo era por más que lo deseara) el haberse quedado sin enemigos, sin Hegel, la mujer, la percepción sensorial y toda la voluntad de ser”.
Enemigos de la mujer. “La mujer es nuestro enemigo”. El hombre que habla así a los hombres, habla por la pasión incontrolable , que no sólo se odia a sí mismo, sino además sus métodos”.
Decepción del varón.
“Tan esperable y como inesperado. ¡Cuántos hombres casados
una mañana descubren que su joven esposa es aburrida y creían lo contrario! ¡No
digamos de las mujeres cuya carne es débil y el espíritu flojo!”
Las madres.
“Los animales no piensan de las hembras como los hombres;
para ellos la hembra es el ser productivo. Entre ellos no hay amor
paterno, sino algo así como amor a los hijos de una amada y habituarse a ella.
Las mujeres se desahogan en los hijos y descargan su afán de dominio….”
Nietzsche relaciona la fecundidad biológica humana con la
“maternidad” intelectual. Rechaza la “masculinización” intelectual de las
mujeres, pero se apunta a la feminización biológica de los hombres. Está
obsesionado por compensar su esterilidad biológica con su productividad
intelectual.
Diferencias.
“No precisemos tanto, la mujer va pasito a pasito aún
estando apresurada, en lo que el hombre pega un salto”.