“Para ver la belleza de esa
mujer hay que mirarla con ojos débiles, pero para ver bien
su inteligencia hay que ponerse las gafas de mayor precisión, porque
por altanería la oculta en su rostro, lo que tiene que ocultar.
La inteligencia hace más
viejas a las mujeres”.
“No se conjuntan bien el genio y la mujer. La mujer ha sido hasta ahora el lujo más alto de la humanidad”.
“Se toma a la mujer como si fuera profunda, ¿porqué? Porque nunca se le llega al fondo.
La mujer ni siquiera es
superficial.
Si la mujer
tiene virtudes varoniles es para correr; y si no las tiene corre ella
misma”.
“El reconocimiento de los tontos, de las mujeres, etc…”.
“¿Se ha constatado alguna vez un cabeza de mujer “profunda”?
“Hasta ahora no he tenido
respeto por ninguna cabeza de mujer”.
“Surge así un peligro no
pequeño cuando se les confía (a las mujeres) la política o partes concretas de
la ciencia, como la historia.
Pues ¿Habría algo más
excepcional que una mujer que supiera realmente lo que es ciencia?
Las mejores alimentan en su
seno un secreto desprecio como si de algún modo fuera algo superior para ellas”.
“Mezcla de sentimientos. Las mujeres y los artistas ensimismados sienten la ciencia como algo mezcla de envidia y sentimentalismo”.
“Hay que dar a las mujeres este consejo expreso: que ahora son irremediablemente la víctima de todas las hipótesis, especialmente cuando dan la impresión de inteligencia, entusiasmo, viveza, energía”.
“La ciencia es una cosa peligrosa: y antes de que nosotros no seamos perseguidos por ella no va con su dignidad.
O cuando se hace ciencia en
la escuela, y ahora incluso las chicas y las pavas comienzan a cacarear
científicamente; es que se hace siempre con tartufería moral”.
“Las mujeres ven en la ciencia un vampiro en un hombre”.
“Las mujeres están hechas de modo que les da asco toda verdad, en relación al hombre, amor, hijo, sociedad; y ellas tratan de vengarse de quien les abre los ojos”.
Nietzsche sitúa a las mujeres en el cuarto grado en el ranking de hipocresía por detrás de “los altos dirigentes y diplomáticos, de los príncipes, y de los curas”.
“Comparación a favor de los criminales y contra las mujeres. Los criminales encarcelados duermen bien; sin remordimientos. Hipocresía. Las mujeres tienen episodios de pérdida de los nervios (se enfadan, gritan y maldicen, rompen todo)”.
“Las mujeres tienen el arte
de seducir a sus próximos para que tengan un buena opinión de ellas y
luego se lo creen, se toman esa opinión como una autoridad”.
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