ANTIFEMINISMO BELIGERANTE.
NIETZSCHE CONTRA LA MUJER.
“El sacerdote ascético no es
precisamente el mejor defensor de su ideal de sacerdote ascético, por la misma
razón por la que una mujer suele fracasar cuando quiere defender a “la
mujer en sí”.
La misoginia de Nietzsche es sarcástica y sangrante: “¿Hay respuesta para la pregunta de cómo se cura, cómo se “salva”, una mujer?.
Se le hace un hijo.
La mujer tiene necesidad de
hijos, el hombre no es más que un medio (Así habló Zaratustra).
“Emancipación de la mujer”,
es el odio instintivo de las malogradas, esto es, de las mujeres estériles frente
a las logradas, la lucha contra el “varón“ No es más que un medio, una excusa,
una táctica.
Quieren el máximo nivel,
encumbrándose como “mujer en sí”, como “mujer superior”, como “idealista”
{título de las memorias de la dueña del seminario de emancipadoras, Malwida}.
“Las jóvenes procuran aparecer como superficiales e irreflexivas; las más finas de entre ellas simulan un cierto descaro. Las mujeres toman al hombre como un interrogante para su honra y a sus niños como apología o penitencia; necesitan de los niños y los desean en un sentido muy distinto del que un hombre desea hijos.
Sin más, no se puede ser
suficientemente delicado con las mujeres!”.
“Nos alimentas con el alimento del hombre fuerte y máximas fuertes: no permitas que de postre nos vuelvan a caer los espíritus débiles femeninos“.
“Como agradecimiento toma
esta ¡pequeña verdad! ¡Tengo suficiente edad para ella! Rodéala y tápale la
boca: o si no, suelta a voz en grito esa pequeña verdad: “Dame, mujer, tu
pequeña verdad” - dije yo.
Y habló la vieja mujer: “¿Vas
a las mujeres? No olvides el látigo!”
Nietzsche se divertía a
veces, y otras se rabiaba mucho cuando alguna de sus corinas le pedía
explicaciones por publicar tan ocurrente aforismo. (Maldita gracia de aforismo
sobre todo en un tiempo y en un país en el que la legislación matrimonial
admitía que el hombre pudiera azotar a su mujer si lo creía necesario, y no
sólo en países musulmanes).
“Peitsche“ (látigo) es un
vocablo unido al desprecio de Nietzsche por la mujer, sin mencionar otros usos
para-sexuales del “látigo“, además de en la educación represiva de los niños.
La foto de Lou blandiendo el
látigo sobre sus dos leones domados es más que una parodia mítica
wagneriana.
“Todo el fanatismo de la
“emancipación de las mujeres me ha llegado a convertir en “un mal bicho”
para ellas.
En Zurich, gran enfado entre
las estudiantes: “se han enfadado mucho conmigo“. … “las jovencitas, todo lo
que crece alrededor de Malwida von Meysenbug me desagrada y he perdido el gusto
de entretenerme con esa gente medio loca”.
“¿Cómo es que sin embargo la mayoría de idealistas hacen propaganda de su ideal, como si no pudieran tener derecho al ideal sin que todos los reconocieran?
Es lo que hacen, p.e., todas
esas entusiastas mujeres que se permiten estudiar latín y matemáticas.
¿Qué les impulsa a ello?
Me temo que el instinto
de rebaño, la cobardía del rebaño.
Luchan por la “emancipación de
la mujer” porque así realizan de la forma más astuta su pequeño separatismo
privado bajo la forma de una actividad generosa, bajo la bandera del “para los
demás”
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