sábado, 30 de marzo de 2013

ANIMALES Y HOMBRES

Si por “animal” se entiende, como lo definía Aristóteles, “viviente sensible”, un ser vivo que tiene sentidos para, con ellos, relacionarse con el exterior, yo soy igual, un poco menos o un poco más de “animal” que un chimpancé, un león, un burro, un pájaro, un ciervo,….
Pero, a diferencia de los demás animales, el hombre puede distanciarse, voluntariamente, de su primera instalación, por muchos motivos.
Yo, como me he definido en blogdetomasmorales,   soy “salmantino de nacimiento, andaluz de adopción y malagueño de corazón”.
He nacido en un tiempo concreto (en la postguerra, 1.944), en un lugar concreto (un pueblecito de Salamanca), en una Comunidad Autónoma, Nación, Continente,.. concretos, en un ambiente concreto (rural), en una cultura y en una lengua concretas,….
Pero, gracias a mi libertad he podido, y puedo, emanciparme de esas situaciones concretas
Puedo viajar, y viajo, por tierra, mar y aire a otros lugares distintos a los de mi primera instalación.
Puedo viajar por otra épocas anteriores, a través de los libros, y entablar conversación con Sócrates, con Epicuro, con Pico della Mirandola, con Voltaire, con Kant, con Marx, con Nietzsche….
Y les pregunto y me responden, en cordial diálogo.
Puedo aprender otras lenguas y descubrir y adentrarme en otras culturas.
Puedo…. Puedo…. Puedo…
Puedo salir de mi singularidad, adéntrame en la particularidad, elevarme a la universalidad, a más humanidad.
Puedo, sin dejar de ser yo, ser andaluz, español, europeo,… cosmopolita.
El animal NO. Si no se lo expulsa o siente necesidad extrema, vivirá donde ha nacido y allí morirá, instalado, encastrado, encadenado a su ambiente primigenio.
“Visto un león, están vistos todos los leones”.
Pero “visto un hombre sólo está visto, y no totalmente, “ese” hombre.
Yo “puedo” ampliar mi horizonte, tanto espacial, como temporal. Soy “libre” de soltarme de la atadura primigenia.
“Puedo” conocer lo otro.
Y, si dice la Biblia que “Abraham conoció a Sarah y la dejó embarazada”, y “conocer” es equivalente a “amar”, entonces son tantas personas a las que podemos “conocer” y por lo tanto “amar”….

martes, 26 de marzo de 2013

SOY FILÓSOFO

 Los libros de autoayuda se venden como rosquillas. Igualmente las “recetas de la felicidad” del Dalai Lama y demás gurúes y santones.

Yo, que soy agnóstico, escéptico y bastante relativista, es decir, que no creo en casi nada, tampoco creo en nada de eso.

Creo ser filósofo, eso sí, por lo que reconozco no estar en posesión de verdad vital segura. No sólo no tengo recetas, sino que reconozco que, muchas veces, me alimento mal, felicitariamente hablando.

Soy un “Viator”, un sempiterno caminante, sin estar seguro de ninguna parada.

No soy sabio, como ningún filósofo lo es (dejaría de filosofar), soy un buscador, un ansioso, un deseoso de reposo, estando convencido de que moriré de pie, pero con la cabeza erguida, escrutando el horizonte, por si allí estuviera esa parada, sabiendo que, como dice Galeano: “La utopía está en el horizonte. // Camino dos pasos y ella se aleja dos pasos y el horizonte se corre diez pasos más allá. // Entones, ¿para qué sirve la utopía? // Para eso sirve, para caminar”.

Si fuera, no sabio, sino medio sabio, mandaría a tomar vientos todos estos artículos y reflexiones y me dedicaría, enteramente, a VIVIR. Sé que para un auténtico vivir es necesario vencer y tener atados todos los miedos y sé que no tengo (porque no existen) cuerdas seguras para ello.

El cura me asegura que la felicidad está en el “más allá”, cuando muera, porque “Vita mutatur, non tollitur”. Porque “la vida cambia, no se quita, no se acaba, se transmuta”. Pero mi escepticismo y mi agnosticismo me aseguran que nadie ha vuelto, de esa otra vida, o ultravida, con “la vida cambiada”. Sencillamente, murieron y muertos siguen.

El psicoanalista, en cambio, me asegura que sólo retrotrayéndome a mi infancia, para revivir los traumas entonces vividos, podré derrotar los miedos que me tienen atenazado.

El filósofo, mismamente yo, soy consciente de que hay que acabar con los miedos sabiendo que, tras la próxima esquina, surgirá otro miedo inesperado, al que también habrá que intentar esposar.

No es que tengamos miedo, es que “somos miedosos”, por nuestra debilidad.

¿Por qué llora esa persona religiosa, cuando se le muere la esposa o el hijo, cuando debería estar repicando las campanas, de alegría, y cantar victoria, al tiempo de sentir nostalgia de no haber sido él, porque su esposa o su hijo, al fin son “eternamente felices”?
¿Por qué cuando enferma esa persona religiosa no desea su muerte, como el bonobús que va a transportarlo, ya, definitivamente, de un salto, en un abrir y cerrar de ojos, al cielo?

Sencillamente, porque “la religión es el falso consuelo que adormece para soportar esta ingrata e injusta vida, con la esperanza de que, ya que aquí no, allí sí va a reinar la justicia”

¿Y el psicoanalista? Además del caro y largo tratamiento ¿consigue otra cosa que dejar a uno con el culo al aire y la cartera más ligera, al tiempo que ser un tema para su próxima conferencia?

¿Y el filósofo? Sólo afirma que ese “filo” es la negación de “sofos”, por eso vive en la cuerda floja de la vida, a la intemperie (porque todo paraguas está roto). Vive en el filo, al límite.

Ningún filósofo sensato prometerá otra felicidad que no sea la de buscar, seguir buscando y, sobre todo, disfrutar de la búsqueda y mientras se busca.
Vive desinstalado, siempre en el camino, caminante.

Hasta San Agustín rogaba: “haz, Señor, que busque para encontrar, y que encuentre para seguir buscando”.
¿Qué es, pues, lo que ha encontrado, si tiene que seguir buscando?
¿No se habrá dado de bruces con la seguridad de que todo es inseguro, y que no existe, como parada, esa cosa llamada “felicidad” en la que instalarse?

¿Amar el presente? ¿Es esa la solución?

Díselo, si te atreves, a ese congoleño al que un fanático de cualquier cosa acaba de descuartizar a su familia por el simple hecho de…. ¿de qué? De haber nacido y estar allí y no unos kilómetros más arriba o más abajo.

La lotería del nacer.

La filosofía no es un medicamento, no es un calmante, sino, por el contrario, un estimulante.
Es un trago de agua sabiendo que siempre estará sediento, pero que me ayuda a caminar, pero sin prometer que exista esa fuente junto a la cual reposar acostado e instalado.

Ni fuente, ni reposo. Sólo ser caminante y camino. Esa es la realidad, la mayor o menor maldita realidad, siempre preñada de obstáculos.

Estar convencido de ello es un poco semidomesticarla, para seguir manejándose con ella.

Un simple, maldito y cabrón microbio, real, puede no sólo estropearte el vehículo somático, sino despeñarte, a ti o a los tuyos, a esos que forman tu “círculo sagrado”.

¿Qué hacer?

Sólo queda el intento de acabar con quien quiera acabar con uno, o, al menos, domesticarlo.

Los miedos son reales, ¿vencerlos? una imposibilidad, ¿negarlos? una estupidez, ¿refugiarse en la religión? un valium, un autoengaño, un vivir semidormido.

Tenemos que aprender a vivir con ellos, manteniéndolos a raya, nunca tenerlos como bienvenidos.
Abordarlos. Superar, tan sólo uno, produce una cierta serenidad de que, al menos a ese, lo hemos superado,  rodeado, o esquivado o, al menos, no haberse dejado arrollar por él.
 Pero esto es como jugar a matar marcianitos, en la videoconsola, sabiendo que, tras los matados, los próximos serán más y vendrán más rápidos, y que, al final, seremos vencidos, pero ¿quién va a privarme del placer de estar jugando y venciendo, aun siendo consciente de la derrota final?
¿Y ese placer de haberse superado a si mismo, llegando a un nuevo récord?

Saber que, mientras el obstáculo no sea la muerte, siempre podemos empujar y hacer frente a cualquier obstáculo.
El mero placer de moverlo, de removerlo, de empujarlo, de no dejarse aplastar.

Sé que yo y los míos, mis seres queridos, mi “círculo sagrado” llegará el día en que no podremos seguir juntos, pero no bajaré la guardia, y lucharé para que eso no ocurra.
En esa simple lucha hay felicidad de la presencia estirada.

¿No estará renunciando a la verdadera felicidad el que cree que, un día, por los servicios prestados, como en un ascensor, será llevado a lo alto de la montaña, desde la que contemplar el amplio horizonte, en vez de hacer senderismo, felicitándose de hacerlo, y mientras lo hace, conscientes de que nunca llegarán al lugar desde el que divisar TODO el horizonte?

Pero, cuando asistes al espectáculo incomprensible de salvar a una Banca, cuyos banqueros la han arruinado, irresponsablemente, y se van con las manos limpias y los bolsillos llenos, y mientras la Educación…. y la Sanidad,…. y los Servicios Sociales… y el Paro…. y las Subvenciones…y los Impuestos,….. y las Tasas….. y los Salarios….. y las Pensiones…..

Criticarlo y luchar contra todos esos y más temores, con el miedo de que nuestros hijos y nuestros nietos (y, también, nosotros) tengan que afrontar esos obstáculos contra los que, en mis tiempos, no estaban presentes o, al menos, no tanto como en el presente.

Luchar contra todos estos miedos es lo que nos invita y nos incita a vivir, a filosofar, a buscar la manera de salir vivos de todos estos demonios que están echándonos las manos al cuello y poniéndonos, constantemente, zancadillas.

domingo, 24 de marzo de 2013

HISTORIA DE LA FILOSOFÍA.


No es un paseo necrófilo entre las tumbas de los grandes filósofos a los largo de la Historia, con su correspondiente eslogan: Aquí Sócrates con su “conócete a ti mismo” y “sólo sé que no sé nada”. Éste es Platón, el de “mientras los gobernantes no sean filósofos y no sean los filósofos los que gobiernen, la polis “no tiene solución” y el de la República, la primera gran Utopía racional. Aquí está Aristóteles, el de “la virtud está en medio de dos extremos igualmente viciosos, uno por exceso y el otro por defecto” y el de la Metafísica, sin olvidar la paternidad de la Lógica. El gran Epicuro, al que los epicúreos lascivos y sensuales le han restado tanta gloria, el de los “deseos naturales y necesarios (pan y agua para calmar el hambre y la sed), deseos naturales pero no necesarios (los langostinos de Sanlúcar, las gambas de Huelva, los boquerones malagueños) y deseos ni naturales ni necesarios (la droga, el alcohol,….).

Aquí San Agustín, uno de los más sinvergüenzas de la historia, en su primera etapa, y uno de los santos más grandes tras conocer a San Ambrosio y bautizarse, el de “noli foras ire, redde te ipsum, in interiori homine habitat veritas et, post, trascende te ipssum”, el de “Nostra vera philosophia est nostra vera religio”, el de “haz, Señor, que busque para encontrar y encuentre, para seguir buscando”, el de Las Confesiones y el De civitate Dei.

Y Santo Tomás, el de la armonía fe-razón y las varias vías sobre la existencia y la esencia divina…. y el rompedor con la Edad Media, Guillermo de Ockham, “lo que se sabe no se cree, y lo que se cree no se sabe”….  El Moderno, dubitativo y subjetivista Descartes…. y el agnóstico y empirista Hume…. y el inmenso y sintético Kant….y el Idealista Dialéctico Hegel….el Materialista y Dialéctico Marx….el Superhombre y notario de la muerte de Dios Nietzsche….

No es un paseo turístico por el cementerio de la historia, sino porque, siendo hombres de su tiempo, propusieron un “ideal de hombre” con pretensiones de Universalidad y Temporalidad, superando el “statu quo” en que se encontraban.

Lo que leo ahora (salvo raras excepciones) es más radiografías de la enfermedad que padece el hombre y diagnóstico del barranco hacia el que caminamos, aceleradamente, que propuestas de vida saludable, con tratamiento terapéutico, que marque la dirección a seguir y la meta a conquistar, el Nuevo Ideal de Hombre.

Entre deconstruccionistas, analistas (del lenguaje, de la ciencia, de la existencia,…) y post- de todos los –ismos habidos y por haber,… aquí nos encontramos. Ocupados y entretenidos.

Nunca consideré, ni sigo considerándola, a la Filosofía como una ciencia. Porque si ésta se mueve en al ámbito de la verificación y falsación, la filosofía es ajena a ese ámbito.

La filosofía sólo trata e intenta convencer (no vencer con argumentos ni pruebas) persuadir, atraer,… hacia una meta ideal, merecedora de ponerse en práctica.

Un ideal atractivo y atrayente, que debe ser veraz, digno de ser pretendido, pero nunca verificable.

Pero con la Filosofía ocurre como con el Enamoramiento, como paso previo al amar y al querer (véase en este mismo blog “enamorarse, amar, querer”), para poder seducir no puede usarse de un lenguaje seco, árido, de indiferencia, sino usar un lenguaje que guste, que impacte. Sólo así, desde la forma atractiva de presentación, desde un lenguaje seductor, mucha gente podrá acceder al fondo, al contenido filosófico, al proyecto de hombre, de sociedad, de conducta,….

Un proyecto atractivo y con pretensión de validez para todos los hombres, de todos los tiempos, de todas las culturas, razas, religiones, ideologías,….

Un proyecto de hombre por encima de todos los hombres concretos, de un tiempo y un lugar. Algo así como un paraíso posible, aquí en la tierra y con prospecto indicativo de la senda a seguir.

Cómo “es” el hombre, cómo es la sociedad y el comportamiento humano,….es propio de las ciencias, descriptivas, nada que ver con el ámbito del “deber ser” nomotético, de la filosofía.

Si interpretamos bien el tiempo en que vivimos parece existir el convencimiento de que el “ideal democrático” y el “hombre ciudadano” son el no va más de las aspiraciones a conseguir. Como si ambos proyectos no fuesen sólo “medios para” y no “fines en que” reposar y descansar.

Me da la impresión que el occidente, democrático, al intentar implantar su forma de gobernarse en todos los demás países del globo, es como el END de la película, en que el coche, con la pareja, recién casada, se aleja y se pierde en el horizonte, indicativo de que ya han ingresado en el reino de la felicidad.

Cuando, en realidad de verdad, los problemas entre la pareja y la familia, comienzan ahora.

¿Y ahora, qué?, ¿Cuando sean veinticuatro horas diarias de convivencia, siete días a la semana,…y esos defectos no detectados durante la etapa de conocimiento hagan su aparición…y se digan, mutuamente, “yo no me casé con una mujer/un hombre como tú”, porque “yo creí que… yo pensé que….?”

La pareja, oficial, es como la democracia recién estrenada.

¿Y ahora qué?

¿Se acabaron los insultos?, ¿terminó la corrupción?, ¿se gobierna para el todo social, buscando el bien común, o algunos grupos pasan la factura en la ayuda prestada en el proceso democrático de elecciones? ¿Es la mayoría saliente aval de la calidad deseada o es un rodillo legislativo?, ¿se acabó el abuso de los más fuertes sobre la mayoría, débil?, ¿gobiernan los mejores? , ¿Es más feliz la sociedad? ¿Hay menos y menores problemas?, ¿hay más trabajo?, ¿se respira una mayor moralidad y ética, tanto gubernamental como ciudadana?

¿Ya se acabaron los problemas con la meta de la democracia conquistada y conseguida o empiezan otros, muy distintos y no menores problemas?

La libre expresión (!bienvenida sea¡) hará que gastemos tantas o más fuerzas en criticar los desajustes y en intentar evitar los desaguisados que en proponer mejores modelos a seguir. Luchar contra el NO es necesario, pero no suficiente, para proponer y caminar hacia el SÍ.

Detenerse ante el precipicio, pero hay que cambiar de rumbo.

Sin embargo, en el estado democrático, donde lo ideal sería la presencia de lo bueno, también se facilita la presencia de lo malo. Y la incultura reina a sus anchas. Los programas basuras atraen a más moscas de las deseadas.

Ver a Falete tirarse a la piscina, desde un trampolín, o un partido de fútbol mueven más personas que un ciclo de conferencias, que un recital poético, que una presentación de un libro.

A veces expurgamos de la Historia las meras historietas, las simples anécdotas, en vez de sacar las consecuencias, sus enseñanzas, descuidando nuestro futuro desde nuestro presente.

!Ay, si pudieran unirse, en una sola persona, todo un fondo filosófico con una forma literaria y/o poética¡

Tendría, la filosofía, esperanza de futuro.

Pero la filosofía (salvo raras y bienvenidas excepciones) viene envuelta (y así se nos presenta) en una jerga lingüística sólo accesible a expertos y a especialistas.

Desaparecida la esclavitud real (aunque, aún, no totalmente) se ha instalado, entre nosotros, otras esclavitudes y servidumbres humanas de dioses de pacotilla.

La religión, como droga del pueblo, ha dejado paso al deporte como droga colectiva de las masas. Nadie parece ajeno a la inscripción en uno de los dos bandos mayoritarios, enfrentados, pero igual de drogados, donde la razón y los argumentos brillan por su ausencia.

¿No fue una democracia la que puso en el poder al padre de los campos de exterminio?

¿No asistimos al espectáculo diario de que quienes más protestan contra lo pobreza son los que lo hacen desde la riqueza, encontrándose, en ella, cómodamente asentados, “predicando sin el ejemplo” cual cura mundano?

Ahora al Occidente, el de la razón, la ciencia y la tecnología, le está dando por añorar al Oriente, el de la meditación, con sus libros de autoayuda copando todos los estantes de las librerías.

Las “fuerzas positivas” aparecen como la solución a todos nuestros problemas y los limpiadores de almas, los echadores de cartas y videntes varios, atentos al teléfono, costoso, han sustituido tanto a los Reyes Magos como a las visitas a las iglesias.

Por si todo ello fuera poco, en nuestras sociedades democráticas, asientos de la ciencia y la tecnología, más ricas y con un alto nivel de vida, aun siendo pobres en materias primas, se han convertido (y así siguen avanzando) en lugares deseados e invadidos por colectivos varios, con sus creencias, su moral, sus modelos familiares, su concepción de la vida y de la mujer,… creando un multiculturalismo, variopinto y multicolor, donde el collage ha sustituido al cuadro de figura y fondo definidos.

Y digo “multiculturalismo”, ni siquiera “interculturalismo”, cuanto menos “supraculturalismo”.

Un Occidente como escenario en el que se practican y se pelean por imponerse distintos ideales de hombre, procedentes de religiones, culturas, formas de familia, ideologías,… donde sólo la coexistencia apenas se mantiene, cuanto menos la convivencia, con reparto de espacios y creaciones de guetos.

Las democracias, desde dentro, están desarrollando un virus disgregador, amparándose en un discutido concepto de tolerancia.

!Como si la tolerancia consistiera en tolerar hasta lo intolerable¡

(No confundir “tolerancia” con “respeto” (véase ello en este mismo blog)

Si sólo el ideal promueve el progreso moral colectivo y en nuestras sociedades están incubándose y desarrollándose diversos y distintos tipos de ideales, ¿qué podemos hacer?

La desorientación reina entre nosotros.

Y nos encontramos desarmados.

Porque, además, hemos caído en la cuenta de que al lado de la razón está la necesidad del mito, para la vida.

“Una cosa es la verdad y otra distinta es cómo es posible vivir con la verdad, cuando ha sido la verdad científico-tecnológica la que nos ha llevado al desastre, a la catástrofe. de las dos guerras mundiales”

Si para fines cognitivos tenemos el conocimiento, éste no nos basta para la vida. Para los fines vitales también están las enseñanzas de la historia y los mitos que la sostienen, para hacérnosla llevadera.

Si los conocimientos tienen que ver con la verdad y con el error, no tienen por qué estarlo con la dicha y la desdicha.

¿Acaso sólo tiene sentido el mundo empírico?, Y ¿acaso el mundo empírico agota el mundo de la razón? Y ¿acaso el mundo de la razón agota el mundo de la vida?

¿Podemos demostrar, con la razón, que “todos los hombres somos iguales” o esto es sólo una “creencia”?.

No es un problema en el que nos encontramos.

Estamos instalados en el misterio.

sábado, 23 de marzo de 2013

DOS VISIONES MORALES DEL MUNDO


El mundo moral, en occidente, se divide, en líneas generales, en dos:
                                          
1.- El UTILITARISMO, con color anglosajón, de la mano del capitalismo/neocapitalismo/mundialización, para el que “lo bueno es lo útil”, lo práctico, lo que funciona.

2.- El KANTISMO, con color de la vieja Europa, de la mano de la conciencia y del republicanismo.

Aunque ambas sean individualistas y reconozcan los derechos de las personas también son universalistas, en cuanto consideran a todos los hombres iguales, en cuanto personas, sujetos de Derechos, de los mismos Derechos, los Derechos Humanos.

Pero mientras el Utilitarismo fija su mirada en el placer y en el dolor, porque lo que interesa al hombre es el disfrute del placer y la huida del dolor, el Kantismo fija su mirada en la libertad, gracias a la cual tiene la capacidad de poner sus intereses entre paréntesis y sufrir por el bien ajeno, ocupándose de los otos.

Una O.N.G. auténtica tiene color kantiano mientras una multinacional tiene color utilitarista.

Pero cuando el utilitarista maneja el interés no sólo se refiere al interés individual, egoísta, también hay un utilitarismo social, altruista, que tiene en cuenta a los demás, no sólo, aunque también y sobre todo, a sí mismo.

“La mayor felicidad para el mayor número” eso es el bien.

El mal será “aumentar la cantidad global de desgracia en el mundo”

Pero siempre será un “interés interesado”.

Lo contrario es el humanismo europeo de Rousseau y de Kant, una moral del desinterés.

“Lo bueno es hacer lo que debe hacerse, ajeno al interés.

El utilitarismo pone su mirada en las consecuencias, el kantismo no.

Mientras para uno el fundamento del Derecho es la capacidad de experimentar placer y dolor, algo que poseen no sólo los hombres, racionales y con capacidad de hablar, sino también los niños (sin razón y sin lenguaje) y los locos, así como los enfermos de Alzheimer y, también, los animales.

¿Por qué no los animales si, también, tienen la capacidad de sufrir? Estamos, pues, obligados moralmente a ahorrarles el sufrimiento.

Si es “el mayor bien para todo ser susceptible de sufrir, los animales también lo son”.

La mayor felicidad en el mundo incluye, pues, el deber de no hacer sufrir a ningún ser. Tampoco a los animales.

Afirma, pues, el Utilitarismo:

1.- Derechos tienen no sólo los hombres, también “todos los seres susceptibles de experimentar placer y dolor”. No es, pues, un mero antropocentrismo.

2.- Optimización de la cantidad de felicidad del mundo (y no, primordialmente, la libertad).

3.- Derechos y Deberes de proteger los intereses de los seres susceptibles de experimentar placer y dolor (sin exclusión por motivos de sexo, de raza, de religión, de edad, de inteligencia, de especies animales,…

También Derechos de los animales salvajes (no sólo de los domesticados), por lo tanto, opuestos a las cacerías, a las matanzas,… causadas  por la moda de la piel, del cuero, de las plumas, de la carne, de la experimentación con animales,…

“La capacidad de sufrir y de experimentar placer (no sólo la capacidad racional y de inteligencia) es el fundamento de la moralidad y un prerrequisito para tener intereses”, algo que no tiene una piedra ni un balón, pero sí un ratón y un elefante.

Así que las corridas de toros…. las peleas de gallos,…..

Para el Kantismo, sin embargo, sólo el hombre es el ser que tiene Derechos, sólo él es persona, susceptible de Derechos, porque sólo él es libre, al tener la facultad de alejarse de los intereses, de no estar, totalmente, determinado por ellos.

Lo que distingue al hombre del animal es la libertad.

Mientras el animal vive preso y aprisionado por la naturaleza, el hombre es libre, ante ella.

La libertad y no la capacidad de sufrir y experimentar placer.

La capacidad de actuar de forma desinteresada, algo que no posee el animal, siempre y sólo guiado, determinado, por el interés.

Pero, sin embargo, del hecho de que, para el kantismo, los animales no sean sujetos de Derechos, no quiere decir que los hombres no tengan el Deber de evitarles el dolor, los sufrimientos inútiles, de no martirizarlos, de no hacerlos sufrir.

Leo en un artículo de El País sobre “Cerdos y niños”. “Los filósofos  tienen razón al buscar en la piedad hacia los animales la primera prueba de una moral elemental, casi instintiva”.

Dice Peter Singer que comer carne animal es un capricho y no un imperativo alimentario.

Pero la comida no es sólo para alimentarse, también es para disfrutarla.

Es como el sexo, que es para la reproducción, pero no sólo para eso, también es para disfrutarlo, para comunicarse, para pasarlo bien.

No veo razones morales para inducir al vegetarianismo.

Estamos condenados, en la vida real, al apetito.

viernes, 22 de marzo de 2013

EL VIAJE ES EL DESTINO

El día que nos convenzamos de que la Felicidad no es una estación de llegada, sino un modo de viajar, estaremos en el buen camino.

miércoles, 20 de marzo de 2013

FILOSOFÍA


CONOCER es Aprender sobre la variopinta realidad (física, astronómica, económica, química, vegetal, animal, humana,…).
Son las CIENCIAS las que buscan y nos proporcionan Conocimientos.
Son los conocimientos científicos.
SABER, sin embargo, es desprenderse de los conocimientos no estrictamente necesarios para ser Feliz.
“Sólo el Sabio es feliz” –decían los clásicos.
“Si quieres hacer feliz a un amigo, no le proporciones cosas que satisfagan sus necesidades, quítale (ayúdale a que se desprenda de) necesidades”.
Cuantas menos necesidades tenga tu amigo más probabilidades tendrá de satisfacerlas.
Las necesidades son huecos que nos creamos en nuestra mente.
Esos huecos son los que tienen que ser rellenados para ser feliz. Son las necesidades que nos creamos que debemos satisfacer para anularlas.
Cuantos menos huecos, necesidades, nos creemos, mejor para nosotros.
También los clásicos nos invitaban a distinguir entre:
1.- Deseos Naturales y Necesarios.
2.- Deseos Naturales pero no Necesarios.
3.- Deseos ni Naturales ni Necesarios.
Mientras los terceros nos complican la vida y son causa de las desgracias e infelicidad y los segundos nos proporcionan confort y nos alegran la vida. Pero éstos nos requieren dedicarles mucho tiempo y son los causantes del estrés diario, sólo los primeros calman y colman las necesidades básicas, fáciles de satisfacer.
Pan, agua, alimentos básicos, vivienda humilde,…. no es tener necesidad de chanquetes malagueños, caviar iraní, champan francés,… y menos aún drogas, alcohol, ….
Entre el CONOCER de la CIENCIA y el SABER  de la SABIDURÍA está la FILO-SOFÍA = el ANSIA, las GANAS  de SABER, el DESEO de ser SABIO.
El FILÓ-SOFO, pues, es el eterno caminante, el “viator”, el “senderista constante y continuo” hacia la meta, la SABIDURÍA, sabiendo que ÉSTA, siempre, está un poquito más a allá del lugar en que se encuentra.

sábado, 16 de marzo de 2013

LA NUEVA ESTRATEGIA: “TROCEAR”.

“Yo me limito a hacer bien mi trabajo”, “yo no tengo por qué saber las consecuencias del mismo”, “yo cumplo órdenes”, “yo hago lo que me mandan, yo siempre obedezco”, “sólo quiero poder cobrar mi salario y vivir”, “sólo cumplo con mi deber”, “yo soy un “mandao”, pregúntenle Uds. a él”…

Son éstas y otras respuestas por el estilo las que conducen a que alguien, el jefe, lleve a término sus propósitos.

Pero, muchas veces, es un dilema el que se presenta: “si no obedezco pueden despedirme, y hasta matarme, y si obedezco, de mi actuación puede seguirse algo perjudicial, no querido”.

¿Qué hacer? ¿Qué harías tú?

¿Debe ser obedecida cualquier orden, toda orden, que provenga del jefe? “¿Obediencia debida, sin el menor resquicio para la reflexión?

Tu ¿qué harías?, ¿te considerarías, en parte, responsable, co-responsable de las consecuencias? ¿Le discutirías a tu superior? ¿Desobedecerías si sospecharas que…?.

Hay personas, de espíritu débil, que necesitan que se les dé órdenes y obedecer. Así se consideran liberados de responsabilidad al ser otros los que lo han decidido.

Cuenta J. P. Sartre que, en plena ocupación de Francia, por Hitler, un alumno le lanzó la pregunta: ¿“me apunto a la guerrilla, contra Hitler, y, entonces, mi madre morirá de pena, al ser yo hijo único o me quedo con mi madre y no seré un patriota?

A lo que Sartre respondió: “eres mayor, decide tú”

El alumno quería no decidir y que fuera el profesor el que optara y decidiera, así él, al limitarse a obedecer, se sacudía la responsabilidad de la acción.

Sartre dice que eso es “la mala conciencia”, el renunciar a ser libre para no tener que decidir y, así, espantar la responsabilidad

Es auto-exculparse, echar balones fuera, no querer jugar, para achacar al poderoso las indeseadas consecuencias, es la muestra de su docilidad, de su “mala conciencia” culpable.

¿Qué pasaría si a una autoridad fuerte se opusiera no uno sino muchos ciudadanos fuertes?

¿Y si fuera la opinión pública esa autoridad fuerte? ¿Te enfrentarías, tú, a toda la sociedad o inclinarías la cabeza?, ¿arrostrarías con la soledad obligada, compañera de la desesperación y de la tristeza?

En la Revolución Industrial se consiguieron unos índices de productividad nunca imaginados. ¿Por qué?, por la puesta en práctica de una estrategia capitalista, “la división del trabajo”, tanto la “división técnica” del trabajo, como la “división social” del mismo, por el “troceado” de la actividad laboral.

En vez de ser un mismo trabajador el que realice todo el proceso de producción dividirlo en tantas partes cuantas sean necesarias,

Marx pone el ejemplo de la producción de un alfiler, dividiendo el proceso en operaciones funcionales, de tal manera que “el trabajador en vez de ser “productor de objetos” es un mero “ejecutor de funciones”, sin saber el final de las mismas, el objeto.

La productividad se dispara, también el embrutecimiento del trabajador, convertido en un simple autómata. Es la alienación.

Si el hombre es “el único animal laboral”, el que tiene que trabajar para no perecer, su vida está dejándosela, a través del trabajo, en el objeto producido.

Los objetos son su propia exterioridad. Objetos (su yo exteriorizado) que queda en manos y a capricho del empresario, a cambio de lo cual, recibe un salario.

El trabajador se aliena en el objeto, al vaciarse en él, con su trabajo, pero que, luego, no le pertenece.

Solo el empresario controla todo el proceso y sólo él sabe del final del mismo, así como de sus consecuencias.

El incremento de la productividad conllevará la disminución del valor de los salarios

“Tú, haz lo tuyo, hazlo bien y no te preocupes de lo demás ni de los demás”.

Quien realiza el eslabón nº 10 de la cadena nada sabe del 28, menos del 80 y nada del 100 y final.

Ningún escalón sabe de la limpia o sucia escalera.

Lo mismo que ocurre en la división técnica del trabajo ocurre con la división mental de la persona y la cooperación ignorante en la producción de un daño.

Cuanto mayor sea la distancia entre la función a desempeñar y el resultado final mayor ignorancia del “para qué” de su trabajo.

Si supiera del efecto final perverso, funesto, repulsivo,…. no se sentiría responsable, se exculparía sentenciando que él era sólo un eslabón, y no el más importante de la cadena... Él “cumplía con su trabajo”.

Pero si el efecto final fuera excelente se sentirá orgulloso de haber cooperado en el proceso.

Es el triunfo de la Razón Instrumental, aplicable tanto a la división del trabajo productivo (en el orden económico) como a la burocracia jerarquizada (en el orden social).

Igual de inhumana que la división del trabajo  es la burocracia jerarquizada, una especie de división mental para cooperar con el fin deseado.

La burocracia es el gobierno de nadie y la forma menos humana, menos personal o más cruel de los gobiernos. Eres un número, un escalón de la escalera. Estás tú porque alguien tiene que estar, pero podría estar cualquier otro. Para la Administración tú no eres nadie en concreto, sino alguien que está ahí porque tiene que estar alguien.

Es una forma impersonal en que la obediencia de todos es la obediencia a nadie en particular. Tú haces lo que la autoridad te manda y que es lo que corresponde a esa escalón. Y se acabó.

Como mejor funciona la cadena es cuando cada eslabón está bien engrasado y funciona bien, a tope.

¿Se les puede pedir responsabilidades a los eslabones intermedios si éstos no saben cuál es el último eslabón, el final de la cadena y sus consecuencias?

¿La estadística, en la que yo participo, será para calcular la subida de las pensiones, para calcular cuánto se ahorraría subiendo tales impuestos, para detectar economía sumergida,…? ¿Para qué? ¿Cuál es el fin, la intencionalidad?

A veces ni siquiera un eslabón tiene contacto con el inferior, que le suministra datos, ni con el superior, al que él se los suministra. Él sólo manda al inferior y obedece al superior.

Si se convierte en un eslabón díscolo, malo, puede ser sustituido por otro eslabón obediente. Al dueño de la cadena le importa igual Juana que su hermana, son números, eficientes o no. Y si no… Si te limitas a hacer tu trabajo eres un cooperador necesario de la cadena.

Un dilema para una persona crítica.

Mientras unos pueden no saber que, con su trabajo, están fabricándose bombas de racimo, otros pueden no saber que, con su trabajo, están vendiéndolas a países en guerra.

El secreto de la productividad está en el troceado.

Trocear la actividad laboral industrial.

Trocear la actividad intelectual burocrática.

Si sé dónde están las materias primas (un trozo), y dónde los salarios están más bajos, siendo legales (otro trozo)  y la eficacia de los trabajadores (otro trozo) y sé el costo de los transportes (otro trozo) y cuánto van a tardar (otro trozo)….

Puedo unir esos trozos o no, en una nación o en otra…. Como ocurre con la construcción de un automóvil, donde los neumáticos se hacen en… y las luces en….y la carrocería en…. Para, finalmente, ensamblarlos en……

Puedo, incluso, trocear las pequeñas unidades de troceo. El escalón nº 1 va a supervisar a los cuatro eslabones siguientes, el nº 6 a los cuatro siguientes, el nº 11………………..

Una vez obtenidas todas las piezas donde sea, se ensamblan (montaje) donde sea y sale el objeto final.

Si falla el producto final ya no habrá que ir supervisando todos los eslabones, se sabrá qué pieza es la que falla y se sabrá quiénes son los que no han cumplido con su deber y han fallado.

La productividad, con el troceado, está garantizada.

Si, además, se les da facilidades de adquirir el producto a los mismos trabajadores, mejor que mejor para el productor.  ¿No fue esa la forma de actuar de Ford, en USA?

Igualmente en la burocracia de la Administración. Troceas todo el proceso de información, pones al mando de cada trozo a un Director General (o lo que sea), supervisas los procesos de los trozos correspondientes hasta que, una vez reunidos todos los trozos, si no funcionase, podría saberse qué trozo es el que falla.

Supervisor de cada pueblo, de cada provincia, de cada comunidad, de cada nación,….

Cada funcionario, en su trozo, es como cada trabajador en su trozo. No saben del producto final, ellos “se limitan a hacer bien su trabajo”, sólo responde del trozo de su trozo, luego, si lo hace bien….

Repito.

Como el troceado no permite ver el objeto final, cuando el trabajador y el funcionario sepan que el objeto final es nocivo no se sentirán responsables, pero sí se sentirán satisfechos si el producto es bueno. Esto sería una compensación psicológica añadida a su salario, es “ganarse la vida honradamente”, “cumpliendo con su deber”…

martes, 12 de marzo de 2013

SOCIEDAD COMPETITIVA Y SOCIEDAD COMPASIVA.


Vivimos en una sociedad contradictoria.

Primero te ordena competir para ganar (primera premisa), para después apiadarse de los perdedores (premisa segunda).

La muerte es algo natural. Sólo muere lo que está vivo y todo lo vivo, antes o después, muere. Porque el mecanismo vital se rompe y la vida queda aparcada. Es lo natural.

Pero se muere tu vecino, de 103 años, y a la hija (porque, seguro que, ya era viudo) le decimos: “lo siento”, “te acompaño en el sentimiento”….Esto es un sarcasmo. Un uso social sin sentido. Es como si alguien se hace una herida y le sale sangre, es algo natural. ¿Tú sientes que la naturaleza actúe como actúa, si no puede actuar de otra manera, si la naturaleza actúa así por necesidad, no es libre para actuar de otra manera?

Lo dices porque hay que decirlo, es una regla de cortesía, pero nada más. Al despedirte, ni sentimiento ni nada. A tu vida y sus afanes.

¿Tú sabes si la familia estaba, ya, deseando que ese “cabrón” se muriera y dejara ya de dar por…., de maltratar?

Se ha cumplido el trámite. El muerto habrá ido al cielo o al infierno, pero la familia se ha quedado en la gloria.

“Te acompaño en el sentimiento”. ¿De alegría o de pena?

¿Cómo vas a apiadarte de algo que estaban deseándolo?

¿Cómo vas a compadecerte de aquellos que ya, por fin, han dejado de padecer?

Mentiras. Puramente mentiras, Piadosas, pero mentiras.

Y es que el que se compadece de otro lo dice desde un lugar superior al del compadecido.

En el fondo, el que se apiada, consciente o inconscientemente, se alegra de no ser él el perdedor.

“Misericordioso” y “miserable” provienen de la misma raíz, “miser”, pero uno es un piropo y el otro un insulto.

Para que haya un misericordioso debe haber un miserable.

Si de “vanidad vanidoso, de avaricia avaricioso, de lujuria lujurioso,….” Todos vicios. ¿Por qué “misericordioso” es una virtud? ¿Tiene el “misericordioso” un “corazón misero” o es que su “corazón se apiada del “mísero”?

¿No serán la piedad, la compasión, la misericordia, la empatía (como ahora gusta tanto decir),… vestimentas, ropajes, para tapar la injusticia?

Es como la caridad. ¿No es un parche, un remiendo, para paliar la injusticia y para calmar la conciencia culpable, aunque sea inconscientemente?

Si hubiera justicia ¿haría falta la caridad?

Los remiendos suponen el traje roto.

En una sociedad competitiva los que suben a los cajones de los ganadores ¿van a tener piedad de, les dan lástima, los perdedores o sus expectativas son, por el contrario, ser aplaudidos por ellos?

¿No es contradictorio competir, para ganar y, luego tener compasión con quienes han perdido?

¿Por qué no se ha dejado ganar?

Competir y compadecerse, juntas, parecen una impostura.

Esto es un dilema.

Si una sociedad no es competitiva, se amuerma, y si lo es va dejando un reguero de perdedores.

¿Competir para ganar y apiadarse de los perdedores? Esto es un sarcasmo.

¿Qué es la beneficencia estatal sino recoger de la cuneta a quienes, previamente, ha ido tirándolos?

¿Para sacudirse el sentimiento de culpabilidad, intrínseca al sistema?

Cuando ante la miseria ajena respondemos: “yo ya pago mis impuestos” ¿se supone que tus impuestos son para remendar el roto de la injusticia o son para seguir manteniendo engrasado el sistema competitivo en el que tu vas ganando y siempre perteneces al bando de los ganadores?.

¿Cómo funciona el mercado? ¿Cuál es la ley que lo rige? Comprar barato y vender caro, pero para que eso suceda alguien, por necesidad, tiene que vender barato y tiene que comprar más caro.

¿Qué sentido tiene apiadarse de los perdedores, si son necesarios para que el sistema funcione?

Esta sociedad competitiva es tan tramposa como cuando el que apuesta dice: “si sale cara, gano yo; si sale cruz, pierdes tu”.

La sociedad mercantil necesita el mercado, éste necesita compradores y vendedores, cuando uno gana, otro tiene que perder, pero…..luego nos apiadamos de los perdedores.

“Todos somos iguales ante la ley” –principio fundamental de la democracia. Pero la pregunta previa debe ser: ¿“qué ley”?

¿Qué tendrá que ver la “igualdad formal”, con la que se nos llena la boca, con la “desigualdad real”, esencia de toda sociedad competitiva de ganadores y perdedores?

No ha lugar sino a una falsa compasión. “Lo siento por ti”. ¿Qué sentido tiene ese “lo siento”?

Oro, plata y bronce.

Sólo uno es el ganador, los demás son perdedores, más o menos, perdedores, pero perdedores.

domingo, 10 de marzo de 2013

DEMOCRACIA Y EMBALSAMAMIENTO


¿Alguien sabe de algún “demócrata” que haya sido embalsamado?

¿El soviético Lenin? ¿El chino Mao?, ¿El filipino Marcos? ¿El argentino Juan Domingo Perón? ¿La argentina Evita Perón? ¿La inglesa Lady Di? ¿El vietnamita Ho Chi Minh? ¿El angoleño Agostino Neto? ¿Los coreanos Kim II – sung (padre) y Kim Jong II (hijo)? ¿El español Salvador Dalí?.  

 
Pues,… eso

A CONTRACORRIENTE


Cuando el mundo va camino, cada vez más y más de prisa, hacia la secularización, humanizando lo hasta ayer mismo divino, buscando, en este mundo, respuestas a problemas de este mundo, sustituyendo la fe por la razón,….. Algunos se empeñan en divinizar lo humano.

Y cuando cada vez más, ante cualquier enfermedad, todos acudimos a los hombres (médicos del Centro de Salud y cirujanos de los Hospitales) para que nos examinen y den con el remedio adecuado, algunos, todavía, confían más en la solución de arriba y acuden a las iglesias a rezar, como la solución ideal.

Cuando en los Centros de salud hay que pedir número para una cita y los hospitales tienen listas de espera, las iglesias están quedándose vacías como centros de oración y son visitadas, sobre todo, como museos artísticos, algunos se empeñan en ir contracorriente.

Cuando la gran mayoría humana va buscando un tratamiento médico, a seguir, algunos siguen empeñados en los quinarios y las novenas.

Y mientras el tristemente fallecido acude a los hombres (en este caso cubanos) buscando la solución y sus seguidores se lo piden a Dios y ni unos ni el Otro saben curarlo y se muere, ahora va a ser casi canonizado para que, ya muerto, interceda por ellos entre ….¿entre quiénes?

Si yo tuviera que “divinizar” a algún hombre sería a los investigadores y descubridores de las vacunas, que inmunizan, y a los médicos y cirujanos, que curan. (Quizá, también, salvase a los poetas, por su lenguaje estético y a los artistas, con su belleza, cuyas obras sirven de alimento al alma).

¿Divinizar a quien primero se lo quita, para luego devolvérselo? ¿No sería mejor no habérselo quitado? (estoy hablando de las gigantescas “devaluaciones”, con la consiguiente gigantesca “inflación).

Me informo de la cantidad y el tipo de comercio internacional (exportación e importación) y sigo preguntándome qué ven que yo no veo.

LO SIMPLE Y LO COMPLEJO.

Cuando una cuestión es compleja decimos que es un problema.

Pero todo problema, si lo es, y no es un pseudoproblema o un misterio, tiene solución.

El problema, para encontrar la solución al problema, es el método, el camino, el correcto planteamiento para llegar, por el camino seguro, hasta la solución.

El mal planteamiento de un problema es condenarse a no llegar a la solución, a no ser por casualidad, pero no necesariamente.

Ni la osadía/precipitación/prisa, por una parte, ni la pereza/cobardía/cansancio, por la otra, son las maneras adecuadas de afrontar el problema.

PERO, a veces, hay personas interesadas en que se delegue en ellos la búsqueda de solución.

Son los que maximizan las posibles dificultades para agobiar a los demás y que lo dejen todo, y todos, en sus manos.

En este caso, “no es” que el problema sea complejo, es el interés porque los demás así “lo vean”, para, voluntariamente (¿) echarse a un lado.

El humorista (para mí un filósofo) Groucho Marx, muchos años ha, parece haber estado presente en la España actual:

         “La política es el arte de buscar problemas, encontrarlos, hacer un diagnóstico falso y aplicar, después, los remedios equivocados”.

Las campañas electorales no son sino “hacer ver”, al electorado, que conocen el camino (que es su programa) para resolver todos los problemas que lo agobian.

“Vótenme, déjelo en mis manos, tenemos la solución”.

Pero, por el discurrir diario, comprobamos que siempre pueden “desdecirse de los dicho” porque todos sus cálculos han sido hechos teniendo en cuenta unas premisas que, ahora, se dan cuenta que no eran las verdaderas, por lo tanto no vale el programa presentado, que era el que Ud. votó.

Otras veces, dejarlo en sus manos es darles permiso para estar mareando la perdiz hasta que tenga hambre y la mate. Entonces tira de la solución, que ya la tenía sacada, pero que no le interesaba exponerla.

Comprobamos que los partidos políticos programan hasta las próximas elecciones, no en vistas a las próximas generaciones.

Dan la impresión de que “viven del cuento” hasta que llegue el momento propicio, que no es otro que el que ponga en peligro la sinecura o aparezca en el horizonte otra sinecura mejor.

“Dejadlo todo en nuestras manos” es decirle a los otros: “no metáis vuestras manos en esto porque no sólo podéis estropearlo sino hacerlo tan complejo que….”

Si todos quieren atajar el problema, la multiplicidad de caminos imposibilitará la respuesta adecuada.

Y la opción entre “el mal menor” (“dejádmelo a mí”) y el “mal mayor” (“todos y cada uno”) es fácil.

Incluso el falso héroe, sacrificado por nuestro bien, solicitará reconocimiento público, cuando, en realidad, está sacándole provecho.

No hay mejor manera de considerarse y ser considerado como “extra-ordinario” que hacerles ver a los demás  que son “ordinarios”, “normales” y que se lo crean.

El “mal menor” es menor, pero sigue siendo “mal”, y, quizá, no hubiera sido necesario, pero el héroe (¿) está interesado en que así se vea, como un “mal menor”.

Se ofrece como chivo expiatorio cuando, en el fondo, aspira a ser el cabrero.

Consentir el “mal menor” supone creer que tiene que haber algún mal, y como siempre puede uno imaginarse un “mal mayor”, es preferible optar por este “menor mal”.

¿Pero era necesario?

Porque “mayor” y “menor” son términos comparativos. Y si consideramos a la muerte como “el mayor mal”, todo lo que no sea mortal será un “mal menor”, por ejemplo, la pérdida de libertad.

Ya se encargará el interesado de “llenar” de peligros sin fin el querer volar fuera de la jaula.

Sólo así será vista la jaula, como “seguridad”.

Y si la libertad te expone a la muerte… ¡VIVAN LAS CADENAS!

viernes, 8 de marzo de 2013

¿QUIÉNES TEMEN A LA FILOSOFÍA?


El Sr. Wert y Rouco Varela. El Ministerio de Educación y la Conferencia episcopal. Lo que parece anómalo en una España no confesional.

Porque cualquier persona, limpia de prejuicios, querrá que sus hijos sean ayudados a ser críticos en y con un mundo que le rodea y que, envolviéndolo,  amenaza con engullirlo, al menor descuido.

La Filosofía siempre ha sido un instrumento útil para poder captar el mensaje latente de los poderes interesados bajo la pirotecnia palabrera e imaginativa superficial.

“Vivir sin filosofar es, propiamente, tener los ojos cerrados, sin tratar de abrirlos jamás” –Descartes dixit.

Si la filosofía está muriéndose es porque, interesadamente, están matándola, por no fecundación, por aborto o por infanticidio.

Ese parece ser el objetivo, latente y manifiesto, del pensamiento único dominante, el de puerilizar, de mantener en la minoría de edad, al pueblo para poder conducirlo borreguilmente.

El debate en las aulas, la reflexión en público, el placer intelectual de exponer en público, en la clase, ante sus compañeros, de exponer sus razones, al tiempo de escuchar las razones de los otros, es un riego de abono diario hacia la sazón del alumno adolescente y juvenil, no sólo en su desarrollo social y personal, también como ciudadano.

¿Dónde, sino en el ámbito filosófico, a lo largo de la historia, han surgido conceptos ilustrados como Paz, Igualdad, Democracia, Libertad, Justicia,..?

¿Quiénes, sino los “filósofos de la sospecha” han sido los que han zamarreado los pilares de la civilización occidental, dejando al descubierto la aluminosis de la Iglesia?

La relación de la Filosofía con las Ciencias, hasta llegar a la Bioética, o con la Matemática, hasta llegar a la Lógica Matemática, o con la Religión, hasta llegar a la Filosofía de la Religión (no he dicho de la Iglesia como Institución y Poder).

¿No han sido, entre otros, los filósofos los que han distinguido entre: 1.- Jesús de Nazaret (objeto de la Historia), 2.- El Jesús de la fe o Cristo (objeto de creencia) 3.- La Iglesia como comunidad de fieles (objeto de la Sociología y de la Filosofía social) y 4.- La Iglesia como Institución y como Poder (objeto, como todo tipo de Poder, de la Filosofía Crítica)?

¿No se publicaron “Filosofía Zoológica”, “Principios Matemáticas de Filosofía Natural”,….hasta ayer mismo, a  mi compañero, y sin embargo amigo, Antonio Diéguez como “Filósofo de la Biología”?

Para un desarrollo mental equilibrado y crítico, de nuestros adolescentes/jóvenes, la Filosofía no sólo no estorba, sino que ayuda sobremanera.

!Vaya si ayuda¡

 

jueves, 7 de marzo de 2013

CONTRA NATURA.


Lo natural (incluso el mandato divino) es “parir con dolor tus hijos”. ¿Alguna mujer lo hace, por ser lo natural o por haberlo mandado Dios? No diré nada de la que, voluntariamente, lo ponga en práctica, pero ¡perdónenme¡ lo veo absurdo.

¿Desde cuándo el “sufrimiento” es un mérito? ¿Mérito de qué?, ¿Por qué?, ¿Para qué?

Lo natural es caminar, para eso tenemos los pies, para andar y ¿quién va caminando hasta Granada cuando, hasta para ir al centro de la ciudad, ya usamos el autobús?

Lo natural es que los ciegos no vean y los sordos no oigan y ¿no recurrimos a instrumentos artificiales para llenar ese vacío, para suplir esa deficiencia?

Lo natural es que el cuerpo reaccione, con sus anticuerpos, ante una agresión (sarampión, viruela, gripe, anginas,…..) y ¿quién no se vacuna o va al médico para recetas de medicinas, artificiales, o al cirujano para que te opere de apendicitis?

Lo natural es que de cada “polvo”, en período fecundo, puede venir un niño y ¿quién no recurre a métodos anticonceptivos varios para evitarlo, intervención quirúrgica incluida?

Lo natural es que cualquier deformación fisiológica impida ser progenitor y ¿quién, que quiera serlo, no recurre a la reproducción asistida y demás métodos de fecundación in Vitro,….?.

Lo natural es que, a los varones, la próstata…. y a las mujeres las mamas….

LO NATURAL, LO NATURAL, LO NATURAL.

¡VIVA LO NATURAL¡ , ¡VIVA LA NATURALEZA¡

Hay personas a las que se les llena la boca con lo “natural”, con “la naturaleza”,….. (“medicina natural”, “producto natural”,….)

!Y un jamón¡

El motor de la Historia ha sido, es y será, luchar contra la Naturaleza, para conocerla, para dominarla, para ponerla a nuestro servicio, para aprovecharnos de ella, para forzarla, para….

Esa es la gran diferencia con los animales.

Ellos se adaptan a la naturaleza y, si ésta les es hostil, desaparecen.

Nosotros, frente a la naturaleza, colocamos nuestra inteligencia, con todos los artilugios artificiales ideados y creados. Y podemos hacer que el agua suba, por ejemplo (en vez de bajar) y hacer que toda la naturaleza se comporte a nuestra medida, forzándola.

Hasta para evitar ciertas enfermedades genéticas, podemos “lavar” los genes, o podemos “cortar” y “pegar”, o podemos “provocar que…”

Y NADA DE ESTO ES NATURAL.

miércoles, 6 de marzo de 2013

¿VENCER O CONVENCER?


Se vence con la fuerza, sea la fuerza de las armas o la fuerza física. Se convence con la fuerza de las razones.

Hay abiertos tantos campos del conocimiento que, ya, es imposible ni siquiera asomarse a muchos de ellos. Y lo digo por experiencia. Me imagino, yo, en un simposium de físicos nucleares o de bioquímica o de astronomía teórica o de matemáticas o de resistencia de materiales,….o…..o…. Más perdido que Adán el día de la madre. Levitando en el caos de un lenguaje sin sentido.

Soy lego en tantos campos…

Y lo normal es que un lego se fíe de los expertos en esos campos.

Pero para poder, yo, asomarme a las ventanas de esos campos necesito que el experto abandone su jerga terminológica y me hable “en castellano”, aunque no sé si la traducción puede ser idónea.

El hambre de saber del hambriento hace que tome y trague el primer pan que se le ofrezca, sin esperar a analizar si pueda haber otro más nutritivo.

Eso es lo que ocurre en el campo del conocimiento científico. La fuerza de sus argumentos desarmaría mis débiles defensas.

Pero hay otros campos ya no científicos o tan científicos en los que no nos convencen porque no nos dejamos vencer. Me refiero a campos como la Política, la Moral. La Educación, la Sanidad, el Fútbol, la Conducción,… En éstos cada uno se considera un experto y dará su opinión convencido de que sus razones tienen tanto peso como las del contrincante

         .- ¡A mí vas tú a decírmelo¡

         .- ¡Esto lo arreglaba yo en cuatro días¡

         .-¿No estarás intentando convencerme?

Y quien quiera proponerse como la autoridad experta y pontifique en sus opiniones será visto como un creído, un vanidoso, que sólo quiere deslumbrar, como si los demás no tuvieran, también, lumbre que mostrar.

En cuestiones prácticas cada uno se considera una autoridad.

En el fútbol cada uno se considera mejor entrenador que Helenio Herrera (que afirmaba que se jugaba mejor con 10 que con 11) y cada domingo él confecciona la mejor alineación de su equipo, adelantando a éste, cambiando de posición al otro, hacer jugar de falso delantero a fulano y de pivote a mengano. Y…como intentes demostrarle que está equivocado, ya tienes la trifulca.

Y en conducción ¿quién es Fernando Alonso?, porque él no se habría equivocado al coger aquella curva y el coche no habría derrapado y tendría que haber entrado tres vueltas antes a cambiar neumáticos,…..

En cuestiones científicas no. Aquí no se puede decir: “Ud. no es quien para darme lecciones”

El peso de los argumentos no se decide democráticamente.

¿Quién no ha usado, más de una vez, la autoridad de Newton o de Einstein o de Stephen Hawking….para reforzar los argumentos propios?

Recuerdo una festividad del Patrón de la Enseñanza, mi tocayo Santo Tomás de Aquino, en la que se me invitó a dar una conferencia (naturalmente para ensalzarlo, si no ¡vaya Patrón¡)

Tras loar algunos de sus méritos (la Summa Theologica (esa enorme catedral cultural de la Edad Media, aunque construida con materiales ajenos) y otros, comencé a criticar su cortedad de miras respecto a la consideración de la mujer como “ser defectuoso”, “incompleto”, “endeble”, “mal nacida” “porque el poder activo de la semilla masculina tiende a la producción de un ser perfecto parecido, en el sexo masculino. Que nazca mujer se debe a la debilidad de la potencia activa o a la mala disposición de la materia o por el viento austral…” O sea que se nace mujer por defecto.

O como cuando afirma cómo la vida sale de la no vida y propone, como prueba, que se meta la mano en el agua de una charca y se saque un puñado de lodo, en el que se verá cómo, de la no vida del lodo surgen “bichitos” con vida.

Hoy, también, recurrimos a la autoridad, ya no sólo a la autoridad científica sino a la autoridad sociológica = la mayoría, la opinión pública.

         :- ¡Dice/piensa la mayoría que….”

Como si por ser mayoría estuviese en posesión de la verdad.

Supremacía de “la masa” cuantitativa. Como si…. ¿Qué decía Galileo?

Pero sentirse acogido y arropado, encajado, bajo el paraguas de la mayoría, tiene tirón.

Y como alguien defienda una opinión contraria a la de la mayoría se encontrará con un:

         .- ¿No estará Ud. intentando convencerme de….”?

A lo que el interlocutor, independientemente de la fuerza de su argumentación, para poder seguir hablando o dialogando, casi pedirá perdón:

         .- “No, no pretendo convencerle, pero….”

         .- “Sin ánimo de polémica. ¿Ud. no cree que….”

Pero es que luchar contra un prejuicio….De poco sirven, en materias prácticas, los juicios razonados, chocarían contra el prejuicio y saldrían rebotados.

Y es que ese prejuicio se ampara en la acogida que tiene en la mayoría.

Incluso puede ser considerado como “intolerante” por intentar seguir dando razones.

¿No puede pedírsele a alguien que renuncie a sus ideas, si éstas son falsas, amparándose en la libertad  de pensamiento y de expresión?

A veces será la autoridad del interlocutor, pero la mayoría de las veces serán la firmeza, el peso, de las razones las que intenten….

Pero como su interlocutor se cierre en banda y no quiera poner a prueba sus ideas, no vaya a ser que salgan derrotadas….

Los prejuicios son inmunes a la persuasión, y esto sí que es peligroso.