ECONOMÍA ERA DE
DESCUBRIMIENTOS (13 -3)
El Imperio Islámico
contribuyó de manera significativa a la globalización de la economía durante la Edad de Oro del Islam, cuando
el conocimiento, el comercio y la economía de muchas regiones y civilizaciones
previamente aisladas comenzaron a integrarse gracias a los contactos con los
exploradores musulmanes, navegantes, académicos, comerciantes y viajeros.
Algunos han llamado a este
periodo la «pax islámica» o la «era de los descubrimientos afro-asiáticos», en
referencia a los exploradores y comerciantes musulmanes del Sudeste Asiático y
el Norte de África, que viajaron por todo el Viejo Mundo, estableciendo la
primera economía global a lo largo y ancho de la mayor parte de Asia y África,
y gran parte de Europa con sus redes comerciales extendiéndose desde el Océano
Atlántico y el Mediterráneo hasta el Océano Índico y el Mar de China.
Esto ayudó en gran parte al
establecimiento del Imperio Islámico (incluyendo al Imperio Omeya, el Imperio
Abasida y el Califato Fatimí y el califato Omeya cordobés) como la mayor
potencia económica del mundo entre los siglos VII y XIII.
Muchas crónicas
contemporáneas musulmanas medievales también sugieren que los exploradores
musulmanes de Al-Ándalus y el Magreb podrían haber viajado en expediciones a
través del Océano Atlántico entre los siglos IX y XIV.
LA REVOLUCIÓN AGRÍCOLA MUSULMANA.
La Edad de Oro del Islam fue testigo de una transformación
fundamental en la agricultura, conocida como la «Revolución Agrícola
Musulmana», la «Revolución Agrícola Árabe» o la «Revolución Verde».
Gracias a la globalización
económica establecida por los comerciantes musulmanes a lo largo del Viejo
Mundo, se permitió la difusión de muchas plantas y técnicas de cultivo entre
diferentes partes del mundo islámico, así como la adaptación de plantas y
técnicas de más allá del mundo islámico.
Ya mencionamos,
anteriormente, las variedades de olivo, distintas al olivo autóctono, previo,
que introdujeron en Al-Ándalus.
Cultivos procedentes de
África, como el sorgo, o de China, como los cítricos, y numerosos cultivos de la India, como el mango, el
arroz, y especialmente el algodón y la caña de azúcar, fueron distribuidas por
todo el territorio islámico, que sin este intercambio comercial no hubiera
podido acceder a estos cultivos.
Hay quien se refiere a esta
difusión de numerosos cultivos como la «globalización de la agricultura», que
junto con el incremento de la mecanización de la agricultura, provocó un
trascendental cambio en la economía, la distribución de la población, la
cubierta vegetal de las tierras, la producción agrícola, la renta, los niveles
de población, el crecimiento urbano, la distribución de la fuerza laboral, la
industrial auxiliar, la cocina, la nutrición, el vestido, así como otros
numerosos aspectos de la vida en el mundo islámico.
Durante la Revolución Agrícola
Musulmana, la producción de azúcar se refinó y fue transformada en una gran
industria por los árabes, que construyeron las primeras refinerías de azúcar, y
las primeras plantaciones.
Los árabes y los bereberes
difundieron el uso del azúcar por todo el Imperio Islámico desde el siglo VIII.
Los musulmanes también
introdujeron el cultivo industrial y el moderno sistema de rotación de
cultivos, en el que las tierras podían ser cultivadas hasta cuatro o más veces
en un periodo de dos años.
Los cultivos de invierno eran
seguidos por los de verano, y en algunos casos se producía otro cultivo entre
estos.
En áreas donde se utilizaban
plantas de crecimiento rápido como la espinaca y la berenjena, las tierras
podían ser cultivadas tres o más veces en un solo año (“agricultura
intensiva”).
En algunas partes de Yemen,
el trigo producía dos cosechas anuales en el mismo terreno, al igual que el
arroz en Irak.
Los musulmanes desarrollaron
la agricultura científica, basada en tres elementos principales: 1.- Sofisticados
sistemas de cultivos rotatorios, 2.-Técnicas de irrigación altamente
desarrolladas, y 3.- La introducción de una amplia variedad de cultivos que
eran estudiados y catalogados de acuerdo con la estacionalidad, el tipo de
terreno y la cantidad de agua requerida por estos.
Se escribieron numerosas
enciclopedias sobre agricultura y botánica, con detalles muy precisos y
exactos.
ECONOMIA DE MERCADO
PROTOCAPITALISTA.
Durante el califato se
produjeron formas iniciales de proto-capitalismo y libre mercado, donde una
incipiente economía de mercado y formas iniciales de capitalismo mercantil se
desarrollaron entre los siglos VIII y XII, en lo que algunos llaman el
«Capitalismo Islámico».
Se creó una vigorosa economía
monetaria sobre la base del incremento en los niveles de circulación de una
moneda estable y de alto valor (el dinar), y la integración de áreas monetarias
que eran anteriormente independientes.
Los economistas, mercaderes y
comerciantes introdujeron nuevas técnicas innovadoras de negocios en este
periodo.
Estas innovaciones incluían
las primeras sociedades anónimas, las tarjetas de crédito, las multinacionales,
los contratos, la letra de cambio, el comercio internacional de larga distancia
y las primeras sociedades mercantiles, como las sociedades limitadas, y formas
primitivas de crédito, débito, beneficio, pérdidas, capital, acumulación de
capital, tráfico de capital, inversión de capital, fiscalidad, cheques,
pagarés, fideicomisos, compañías de lanzamiento, cuentas de ahorro, cuentas
corrientes, empeños, préstamos, tipos de cambio, banqueros, cambistas de
moneda, contabilidad, depósitos, cesiones de derechos, contabilidad por partida
doble, y pleitos.
También se dieron en el mundo
islámico medieval organizaciones comerciales similares a las actuales
corporaciones, independientes de los estados.
Muchos de estos conceptos
proto-capitalistas fueron adoptados y posteriormente desarrollados en la Europa medieval a partir
del siglo XIII y en adelante.
Los sistemas de contratación
de los que dependían los mercaderes eran muy efectivos.
Los mercaderes compraban y
vendían por una comisión, donde el dinero les era prestado por ricos
inversores, o bien se trataba de una inversión conjunta de varios mercaderes
que frecuentemente eran de forma indistinta musulmanes, cristianos y judíos.
Recientemente se ha
encontrado una colección de documentos en una sinagoga egipcia que ofrece una
detallada descripción sobre la vida de los mercaderes medievales del Medio
Oriente.
Las sociedades comerciales
podían estar formadas por muchas empresas asociadas y por lazos de parentesco
que permitían establecer redes comerciales a través de enormes distancias.
Estas redes se desarrollaron
durante esta época, permitiendo el nacimiento de un mundo donde el dinero podía
ser prestado por un banco en Bagdad y cobrado en Al-Ándalus gracias al nuevo
sistema de cheques que aún hoy perdura.
Cada vez que los artículos
pasaban por las ciudades a lo largo de esta extraordinaria red, estas ciudades
cobraban un impuesto, lo que daba lugar al encarecimiento del producto cuando
éste llegaba a su destino.
Estas innovaciones hechas por
los musulmanes y los judíos fundamentan el actual sistema económico.
Aunque la economía medieval
islámica parece estar próxima al proto-capitalismo, algunos académicos también
han encontrado cierto número de paralelismos entre la jurisprudencia económica
islámica y el comunismo, incluyendo las ideas islámicas del Azaque (la
obligación religiosa de ayudar a los pobres) y el Riba (la prohibición islámica
de la usura).
CRECIMIENTO INDUSTRIAL
Jabir ibn Hayyan, persa, más
conocido como Geber, alquimista, que introdujo el método experimental aplicado
a la Química,
de ahí la denominación de “padre de la Química”.
“La primera cosa esencial en la Química es que deben
llevarse a cabo trabajos aplicados y experimentos, ya que aquel que no los
realiza jamás alcanzará los más altos grados de conocimiento”.
Estableció, también, las
bases de la industria química y de los perfumes.
La ingeniería musulmana en el
mundo islámico dio lugar a cierto número de innovadores usos industriales de la
energía hidráulica, y los primeros usos industriales de la energía maremotriz,
la energía eólica y la fuerza del vapor, del uso de combustibles fósiles como
el petróleo, y las primeros grandes complejos manufactureros tiraz (taller
musulmán dedicado a la confección de tejidos de lujo. Adornados con hilatura de
oro, que eran empleados en ceremonias reales).
El uso industrial del molino
de agua en el mundo islámico data del siglo VII, en tanto que el uso de los
molinos hidráulicos, horizontales y verticales, data del siglo IX como mínimo.
Esta variedad de molinos
industriales fueron empleados por primera vez en el mundo islámico, incluyendo
los primeros molinos para el abatanado de la lana, la molienda del cereal, el
descascarillado del arroz, la fabricación de papel, serrería, prensado,
fundición de acero, refinado de azúcar... para ello se usaron también los
primeros molinos impulsados por la marea, así como molinos de viento.
Sobre el siglo XI, cada
provincia del mundo islámico tenía operativos todos estos tipos de molinos,
desde Al-Ándalus y el Norte de África hasta el Oriente Medio y Asia Central.
Los ingenieros musulmanes
inventaron también el cigüeñal y la turbina de agua, empleando ruedas en
molinos y en máquinas para elevar el agua.
Fueron pioneros en el uso de
presas hidráulicas para la obtención de energía, usada para suministrar energía
adicional a los molinos y a las máquinas elevadoras.
Este tipo de avances se
usaron para muchos procesos industriales que previamente se llevaban a cabo
mediante el trabajo manual, y que a partir de entonces serían mecanizados.
La transferencia de estas
tecnologías a la Europa
medieval influyó en la posterior, muy posterior, “Revolución Industrial europea”.
La revolución agrícola
musulmana generó cierto tipo de industrias, incluyendo las primeras
agroindustrias, la fabricación de instrumentos astronómicos, cerámica,
industrias químicas, tecnologías de destilación, relojes, fabricación de
vidrio, maquinaria impulsada por energía hidráulica o eólica, felpudos,
mosaicos, papel, perfumería, industria petrolífera, farmacéutica, fabricación
de cuerda, transporte de mercancías, construcción de buques, fabricación y
transformación de la seda, azúcar, industria textil, distribución de agua,
armas, así como la extracción de minerales como azufre, hierro, plomo o la
producción de amoníaco.
Los primeros grandes
complejos industriales tiraz (talleres antes detallados) fueron creados para
acoger estas industrias, cuyas tecnologías fueron posteriormente exportadas a la Europa medieval,
especialmente gracias a las traducciones al latín efectuadas en el siglo XII,
así como por otras anteriores y posteriores.
Como ejemplo, la primera
factoría productora de vidrio en Europa fue fundada en el siglo XI por un
artesano egipcio en Grecia.
Las industrias orientadas a
la agricultura y la artesanía también experimentaron un notable crecimiento
durante este periodo.