lunes, 27 de agosto de 2018

NIETZSCHE 12. REFLEXIÓN PERSONAL DE "DIOS HA MUERTO" ( y 2)



-"Dios ha muerto" significa que lo que hasta hoy habían sido sólo faros de orientación, muchos de ellos son sólo trampas de piratas, que lo que intentan es que nos acerquemos a la costa para robarnos, no nuestra cartera, sino nuestro corazón, nuestra vida.

-"Dios ha muerto" significa que "el hombre", "la humanidad", son sólo palabras abstractas, y que lo que realmente existe son las personas concretas.

-“Dios ha muerto” significa que los hombres crean dioses a su imagen y semejanza y que, una vez creados, creen en ellos, imaginan vida real donde sólo hay vida mental, olvidándose de que creer en sus propias creaciones es olvidarse y menospreciarse como creadores.

-"Dios ha muerto" significa que tenemos que apechugar con lo que tenemos en el más acá y no con lo que imaginamos que tendremos en el más allá.
Refugiarse en lo ficticio es propio de los resentidos y de los disconformes con el presente.

-"Dios ha muerto" significa que debes estar de pie y dar la mano a aquellos que tienes a mano.
Que la mano de Dios son las manos de los hombres.

-“Dios ha muerto” significa que la cruz no debe seguir siendo un signo de triunfo, que el sacrificio no puede ser una meta, que la mortificación no debe ser un ideal, que la muerte no puede ser considerada una victoria.

-"Dios ha muerto" significa que la vida, esta vida, tu vida, reivindica el derecho a ser vivida intensamente, que la vida es un juego en el que siempre se gana al jugar, y mientras se juega.
Que hay que jugarse la vida jugando porque tú eres el único jugador de tu vida, que siempre ganarás si juegas sin querer hacerte trampas a ti mismo.
Uno no puede/no debe entramparse consigo mismo.
¿Habrá algo más absurdo?
Es como ser el único atleta que compite y llegar el segundo.

-"Dios ha muerto" significa que debemos dejar de considerar la vida como un "medio para" y empezar a tomarla como una diversión, tomarla en serio, tomarla a risa, vivirla, jugar con ella y en ella.
Ser como niños.
¿Y qué es lo que quiere un niño?, jugar.
"Y si no os hacéis como niños…."-  Que dijo el Maestro.

-“Dios ha muerto” significa que debemos considerar la vida como una noria, gozando al subir y al bajar y mientras estamos en ella, al estar arriba y al estar abajo, disfrutando de estar y mientras se está, sin estar todo el tiempo preguntándote quién te habrá pagado el viaje.
La vida es gratis y gratuita.

-"Dios ha muerto" significa que es preferible ser rey de tu hogar, que súbdito de palacio.

-“Dios ha muerto” significa que hay que cambiar las bienaventuranzas y los pecados capitales.

-"Dios ha muerto" significa que tenemos que cambiar de mentalidad y transformarnos en la práctica.
      

“DIOS HA MUERTO" – significa tantas cosas….

NIETZSCHE 12: REFLEXIÓN PERSONAL DE "DIOS HA MUERTO" (1)


DIOS HA MUERTO.

(Reflexión de hace varios años). 

"DIOS HA MUERTO” significa tantas cosas….

- Significa que tenemos que ser conscientes de que los grandes Relatos que nos han contado son eso, cuentos y sólo cuentos, y que no se ajustan en nada a la realidad, que hemos tomado, como realidades, ficciones, invenciones interesadas.

- Significa que la Seguridad se ha esfumado y que tenemos que vivir a la intemperie y que debemos construir marquesinas provisionales en las que cobijarnos y resguardarnos de las inclemencias del tiempo, de las inclemencias de la vida.

-"Dios ha muerto" significa que la tabla de salvación, en que siempre habíamos creído, no existe. Qué sólo hay por ahí, flotando y a la deriva, troncos a los que nos tendremos que agarrar y nos agarramos, para no hundirnos, pero de los que no sabemos si nos conducirán al abismo o a alguna tierra más o menos firme, o a una isla que tan sólo existe en nuestra imaginación.

- "Dios ha muerto" significa que la certeza no existe, que tenemos que conformarnos y convivir con tanteos científicos y probabilidades éticas. Con acercamientos, aproximaciones, convencidos de que nunca daremos en la diana, porque no hay diana.

- “Dios ha muerto” significa que los valores absolutos se nos han derretido en las manos y que sólo podemos proclamar valores relativos.
Relativos a las culturas, a los tiempos, a las edades.
Se nos ha mostrado que la Teoría de la Relatividad también se nos ha colado en nuestras vidas y se nos ha instalado en nuestro corazón.

- "Dios ha muerto" significa que el paraíso no es un lugar externo, allá arriba, al que ir, sino que el paraíso es un lugar interno en el que estar.
Que el paraíso no se localiza más allá de esta vida y más allá de nuestro tiempo de vida.
Que el paraíso es lo que tenemos que construir entre todos, en esta vida y mientras vivimos.

- "Dios ha muerto" significa que la tradición no es verdad por ser tradición.
Que el error es error aunque lleve dos mil años disfrazado de verdad.
Que la verdad no se alimenta de tiempo, sino de vida.

- "Dios ha muerto" significa que tenemos que desenmascarar a los taxidermistas y embalsamadores que nos han hecho creer durante tantos siglos que los cadáveres eran seres vivientes, que teníamos que morir para resucitar, que teníamos que desvivirnos para vivir, que teníamos que hipotecar nuestra pequeña y acogedora vivienda en la tierra por acciones de capital especulativo en un supuesto cielo.

-"Dios ha muerto" significa que el pecado más gordo que podemos cometer en esta vida es dejarla escapar viva.
Que hay que usarla hasta agotarla.

-“Dios ha muerto” significa que los valores hasta ahora considerados sagrados se nos han vuelto "humanos, demasiado humanos" como dice este "filósofo de la sospecha".
Que el hombre es la medida de todas las cosas.
Que el mejor teocentrismo es un antropocentrismo.
Que lo divino es el hombre.


sábado, 25 de agosto de 2018

NIETZSCHE 12. CONCEPTOS NIETZSCHEANOS: "DIOS HA MUERTO"



MUERTE DE DIOS.

Fin de toda creencia en entidades absolutas.

Una primera y elemental aclaración es que cuando Nietzsche predica la muerte de Dios no quiere decir que Dios haya existido y después haya muerto (un absurdo).
Nietzsche nunca creyó en la existencia de Dios.
Esta tesis señala simplemente que la creencia en Dios ha muerto.

Podemos entender esta tesis nietzscheana si la comparamos con el punto de vista de Marx:

1.-  Relación entre el hombre y Dios:

Ambos autores consideran que Dios no crea al hombre sino el hombre a Dios.

2.- Razones de la creencia en Dios:

Para Marx las dos razones principales de la invención del mundo religioso son: 1.- Dar un consuelo (consolar) a los hombres de la miseria y sufrimiento existente en este mundo y 2.- Ser un instrumento de la clase dominante para un mejor control de la clase dominada.

Para Nietzsche sirve también la primera razón, pero frente a la segunda presenta otra: la creencia en Dios es una consecuencia de la vida decadente, de la vida incapaz de aceptar el mundo en su dimensión trágica; parece apelar a una motivación psicológica: la idea de Dios es un refugio para los que no pueden aceptar la vida, esta vida, su vida real y presente, refugiándose en la promesa de la futura vida eterna y eternamente feliz.

3.- “Muerte de Dios”:

Marx no considera que las creencias religiosas hayan llegado a su fin, esto sólo ocurrirá cuando triunfe la revolución proletaria y desaparezca la causa última que la produce, la injusticia y la alienación.

Nietzsche sí considera que estamos ante un acontecimiento actual: no explica las razones históricas que han dado lugar a la creencia en Dios, ni las que han dado lugar a su descrédito, pero parece indicar que estamos en un tiempo histórico clave pues en él asistimos a su necesario final.

4.- “Concepto de Dios”:

Cuando el marxismo se refiere a Dios se refiere al dios de la religión.
Cuando Nietzsche se refiere a Dios se refiere al dios de la religión, particularmente al Dios del cristianismo, pero también a todo aquello que puede sustituirle, porque en realidad Dios no es una entidad sino un lugar, una figura posible del pensamiento, representa lo Absoluto.

Dios es la metáfora para expresar la realidad absoluta, la realidad que se presenta como LA Verdad y EL Bien, como el supuesto ámbito objetivo que puede servir de fundamento a la existencia por encontrarse más allá de ésta y darle un sentido.

Todo aquello que sirve a los hombres para dar un sentido a la vida, pero que sin embargo se pone fuera de la vida, es semejante a Dios: la Naturaleza, el Progreso, la Revolución, la Ciencia, … tomadas como realidades absolutas son el análogo a Dios.

Cuando Nietzsche declara que “Dios ha muerto” quiere indicar que los hombres viven desorientados, que ya no sirve el horizonte último en el que siempre se ha vivido, que no existe una luz que nos pueda guiar de modo pleno.

Esta experiencia de la finitud, del sentirse, sin remedio, desorientado es necesaria para empezar un nuevo modo de vida.

5.- Consecuencia de la “muerte de Dios”:

Para el marxismo la crítica a la alienación religiosa y la superación de la religión es indispensable para el triunfo completo del comunismo y la aparición de la nueva sociedad, sin clases.

Para Nietzsche con dicha “muerte” podemos vivir sin lo absoluto, en la “inocencia del devenir”.

De ahí que la muerte de Dios sea  la condición para la aparición del superhombre.

El siguiente texto de “La gaya ciencia” es el que mejor expresa su idea de la muerte de Dios:

“¿No habéis oído hablar de ese hombre loco que, en pleno día, encendía una linterna y echaba a correr por la plaza pública, gritando sin cesar, “busco a Dios, busco a Dios”?
Como allí había muchos que no creían en Dios, su grito provocó la hilaridad. “Qué, ¿se ha perdido Dios?”, decía uno. “¿Se ha perdido como un niño pequeño?”, preguntaba otro. “¿O es que está escondido? ¿Tiene miedo de nosotros? ¿Se ha embarcado? ¿Ha emigrado?”

Así gritaban y reían con gran confusión.

El loco se precipitó en medio de ellos y los traspasó con la mirada: “¿Dónde se ha ido Dios? Yo os lo voy a decir”, les gritó. ¡Nosotros lo hemos matado, vosotros y yo! ¡Todos somos sus asesinos! Pero, ¿cómo hemos podido hacer eso? ¿Cómo hemos podido vaciar el mar? ¿Y quién nos ha dado la esponja para secar el horizonte? ¿Qué hemos hecho al separar esta tierra de la cadena de su sol? ¿Adónde se dirigen ahora sus movimientos? ¿Lejos de todos los soles? ¿No caemos incesantemente? ¿Hacia adelante, hacia atrás, de lado, de todos lados? ¿Hay aún un arriba y un abajo? ¿No vamos como errantes a través de una nada infinita? ¿No nos persigue el vacío con su aliento? ¿No hace más frío? ¿No veis oscurecer, cada vez más, cada vez más? ¿No es necesario encender linternas en pleno mediodía? ¿No oímos todavía el ruido de los sepultureros que entierran a Dios? ¿Nada olfateamos aún de la descomposición divina? ¡También los dioses se descomponen! ¡Dios ha muerto y nosotros somos quienes lo hemos matado! ¿Cómo nos consolaremos, nosotros, asesinos entre los asesinos? Lo que el mundo poseía de más sagrado y poderoso se ha desangrado bajo nuestro cuchillo. ¿Quién borrará de nosotros esa sangre? ¿Qué agua podrá purificarnos? ¿Qué expiaciones, qué juegos nos veremos forzados a inventar? ¿No es excesiva para nosotros la grandeza de este acto? ¿No estamos forzados a convertirnos en dioses, al menos para parecer dignos de los dioses? No hubo en el mundo acto más grandioso y las futuras generaciones serán, por este acto, parte de una historia más alta de lo que hasta el presente fue la historia.

Aquí calló el loco y miró de nuevo a sus oyentes; ellos también callaron y le contemplaron con extrañeza.
Por último, arrojó al suelo la linterna, que se apagó y se rompió en mil pedazos: “He llegado demasiado pronto, dijo. No es aún mi hora. Este gran acontecimiento está en camino, todavía no ha llegado a oídos de los hombres. Es necesario dar tiempo al relámpago y al trueno, es necesario dar tiempo a la luz de los astros, tiempo a las acciones, cuando ya han sido realizadas, para ser vistas y oídas. Este acto está más lejos de los hombres que el acto más distante; y, sin embargo, ellos lo han realizado.”

viernes, 24 de agosto de 2018

NIETZSCHE 12. CONCEPTOS NIETZSCHEANOS: EL ETERNO RETORNO


ETERNO RETORNO

Concepción del tiempo característica de la filosofía de Nietzsche. Consiste en aceptar que todos los acontecimientos del mundo, todas las situaciones pasadas, presentes y futuras se repetirán eternamente.

      Ésta es una de las tesis más extrañas de Nietzsche, particularmente porque parece contraria al modo dominante de interpretar la sucesión de acontecimientos: a una cosa le sigue otra, y a ésta la siguiente, y las que quedan en el pasado son irrecuperables,  ya no podrán darse más; las personas que creen en la inmortalidad del alma afirman, en todo caso, que los seres queridos podrán “retornar”, que volveremos a tener una experiencia de ellos, que podremos recuperarlos.

Pero nadie ha defendido que otros objetos –por ejemplo el ámbito de los objetos “insignificantes” que rodea nuestra existencia, como la piedra con la que tropiezo, o la hoja que cae sobre la acera, o el vaso que acaba de romperse, ...– puedan recuperar su existencia.

Las historias de la filosofía suelen indicar que esta concepción, tan profundamente incrustada en nuestra mente, del carácter irreversible del tiempo y de todas las cosas que caen en su interior, se debe a la influencia del pensamiento cristiano.

Según esta interpretación, el cristianismo introduce una visión lineal de la historia y del tiempo, una visión que establece un sentido en la historia, sentido que se expresa además en la idea del progreso: la historia comienza con la creación, tiene momentos cruciales como la encarnación de Dios en la figura de Cristo y la presencia de la Iglesia, y culminaría con la segunda llegada de Cristo, al final de los tiempos.

Independientemente de si esta consideración es correcta, y de si antes de la visión cristiana las personas tenían una visión cíclica del tiempo, las tesis de Nietzsche relativas al tiempo son tan radicales y extrañas que difícilmente podemos encontrarlas en alguna cultura de la que se tengan datos históricos.

Según la tesis del eterno retorno todo va a repetirse un número infinito de veces.

Fijémonos en el alcance de esta afirmación:
las personas que conocemos volverán a estar presentes;
pero también el resto de los seres (animales, plantas, objetos inertes);

Volverán las mismas cosas con las mismas propiedades, en las mismas circunstancias y comportándose de la misma forma.

¿Por qué Nietzsche propone esta extraña teoría?

Cabe presentar dos interpretaciones:

La primera se refiere al “argumento” que presenta en su defensa, argumento que se expresa casi de forma matemática: dado que la cantidad de fuerza que hay en el universo es finita y el tiempo infinito, el modo de combinarse dicha fuerza para dar lugar a las cosas que podemos experimentar es finito.

Pero una combinación finita en un tiempo infinito está condenada a repetirse de modo infinito.

Luego todo ha de darse no una, ni muchas, sino infinitas veces;

Sin embargo, es posible entender también la tesis nietzscheana del eterno retorno como la expresión de la máxima reivindicación de la vida, como una hipótesis necesaria para la reivindicación radical de la vida: la vida es fugacidad, nacimiento, duración y muerte, no hay en ella nada permanente (recordemos las críticas de Nietzsche a toda filosofía que postula la existencia de entidades permanentes).

Pero podemos recuperar la noción de permanencia si hacemos que el propio instante dure eternamente, no porque no se acabe nunca (lo cual haría imposible la aparición de otros instantes, de otros sucesos) sino porque se repite sin fin.

En cierto modo, y aunque pueda parecer paradójico, Nietzsche consigue con esta tesis hacer de la vida lo Absoluto.

“¿Qué sucedería si un demonio... te dijese: Esta vida, tal como tú la vives actualmente, tal como la has vivido, tendrás que revivirla... una serie infinita de veces; nada nuevo habrá en ella; al contrario, es preciso que cada dolor y cada alegría, cada pensamiento y cada suspiro... vuelvas a pasarlo con la misma secuencia y orden... y también este instante y yo mismo...?

Si este pensamiento tomase fuerza en ti... te transformaría quizá, pero quizá te anonadaría también...

¡Cuánto tendrías entonces que amar la vida y amarte a ti mismo para no desear otra cosa sino esta suprema y eterna confirmación!”

(“El Gay saber”).

miércoles, 22 de agosto de 2018

NIETZSCHE 12. CONCEPTOS NIETZSCHEANOS, DECADENCIA OCCIDENTAL (y 2)



3. Presencia del cristianismo.

El cristianismo es totalmente fiel a la filosofía platónica (“platonismo para el pueblo”-  dice Nietzsche, filosofía platónica expresada en términos sencillos y accesibles a todo el mundo).

Con el cristianismo las ideas que antes estaban presentes en un reducido número de personas, los filósofos, se extienden a todos los hombres.

El dualismo ontológico, el dualismo antropológico (una tesis particular en el marco general del dualismo ontológico) pasan a ser de dominio público.

El mundo inteligible de Platón pasa a ser lo Infinito o mundo divino, el mundo sensible el mundo terrenal, el alma se opone al cuerpo.
Distintas palabras para, en el fondo, las mismas ideas.

El cristianismo influirá en la filosofía puesto que, - opina Nietzsche - , todos los filósofos son en el fondo teólogos.  

Con el cristianismo comienza también la moral de los esclavos.

4.- Edad Moderna.

Con la Edad Moderna comienza la crisis del “platonismo” y del cristianismo. 

La propia filosofía prepara la “muerte de Dios”: el empirismo, la Ilustración y, ya en el siglo XIX, el materialismo cada vez más pujante muestran el carácter ilusorio de las creencias anteriores.

5.- Actualidad.

La Edad Contemporánea acentúa la crisis iniciada en la Modernidad, y Nietzsche encuentra en la “muerte de Dios” el fundamento básico de esta crisis.

Estamos en un momento crítico: aquello que había servido de orientación a toda la cultura (pero que era pura invención) desaparece del horizonte y el hombre se encuentra desorientado.

Tal vez anticipándose a las grandes catástrofes del siglo XX, Nietzsche anuncia inminentes convulsiones sociales y guerras dramáticas, de una intensidad y capacidad destructiva desconocidas.
Pero este momento crítico en el que nos encontramos es, a la vez, necesario para la aparición de una nueva forma de estar en el mundo. 

Es necesario para la aparición de un hombre nuevo (el superhombre) y de una nueva concepción de la vida (la que descansa en la comprensión de la voluntad de poder como la esencia de la realidad).
   
El siguiente texto resume los distintos ámbitos inventados por el hombre a partir del espíritu de decadencia: “El filósofo, que inventa un mundo racional donde la razón y las funciones lógicas son adecuadas; de ahí el “mundo verdadero”. El hombre religioso, que inventa un “mundo divino”; de ahí el mundo “desnaturalizado”, antinatural. El hombre moral, que inventa un “mundo libre”: de ahí el mundo bueno, perfecto, justo, santo” (“Voluntad de poder”).


NIETZSCHE 12. CONCEPTOS NIETZSCHEANOS. DECADENCIA OCCIDENTAL (1)





DECADENCIA OCCIDENTAL

Rasgo de toda la cultura occidental consistente en la defensa de los valores contrarios a la vida y en la creencia en un Mundo Objetivo, Verdadero, Inmutable y Racional como fundamento de dichos valores.
     
RELATO DE LA DECADENCIA OCCIDENTAL Y DE SU SUPERACIÓN
tiempo
rasgos
Mundo griego hasta el siglo de Pericles (s. V a.C.)
armonía entre lo dionisíaco y lo apolíneo
con Eurípides, Sócrates y Platón
inicio de la decadencia: triunfo de lo apolíneo sobre lo dionisíaco; comienza el platonismo
presencia del cristianismo
“platonismo para el pueblo”; triunfo de la moral de esclavos y del resentimiento hacia la vida
Edad Moderna
comienza la crisis de lo metafísico y la “muerte de Dios
actualidad
muerte de Dios; posibilidad de superación del platonismo y de la aparición del superhombre

      Para entender la crítica de Nietzsche a la cultura occidental es preciso fijarse en varios momentos de su historia:

1.- . Mundo griego hasta el siglo de Pericles (s. V a. C.)

Ya en su escrito de juventud “El nacimiento de la tragedia”, Nietzsche señala que la época de esplendor del mundo griego era la época anterior a la aparición de la filosofía.

La razón por la que Nietzsche hace esta valoración estriba en que cree que en este momento histórico no se ocultan dimensiones fundamentales y trágicas de la vida (lo irracional, el caos, la temporalidad, la enfermedad y la muerte).

Las dos grandes construcciones espirituales de la época, el arte trágico y la religión politeísta, junto con la moral de la excelencia y del valor, la moral heroica, no eran contrarias a la vida sino su afirmación, y en el caso del arte y de la religión, su expresión simbólica, expresión que adquiere su máxima densidad en la reivindicación de lo dionisíaco.

2. Inicio de la decadencia: Eurípides, Sócrates y Platón. 

Decimos de algo que es decadente cuando manifiesta una perdida de valor, fuerza o vigor respecto del “tono” vital anterior.
Y esto es precisamente lo que ocurre con estos autores, pues, según Nietzsche, con ellos comienza la cultura occidental y la decadencia respecto del tono vital anterior; dan lugar al “platonismo”, o creencia en la existencia de un Mundo Verdadero, Objetivo, Bueno, Eterno, Racional, Inmutable, y el desprecio de las categorías de la vida (el cuerpo, la sexualidad, la temporalidad, el cambio, la multiplicidad e individualidad,...). 

Con ellos comienza la Ciencia y la Metafísica y ellos crean el marco adecuado para la aparición de la Religión y la Moral.

martes, 21 de agosto de 2018

NIETZSCHE 12 CONCEPTOS NIETZSCHEANOS. POLITEÍSMO FRENTE A MONOTEÍSMO




5.-“POLITEÍSMO FRENTE A MONOTEÍSMO 

Para Nietzsche, aunque todas las religiones son falsas, unas son más adecuadas que otras. 

El politeísmo es falso pero expresa mejor la riqueza de la realidad que el monoteísmo; el politeísmo no se ha separado radicalmente de la vida: en el mundo de los filósofos presocráticos, por ejemplo, se refleja la pluralidad y riqueza de la realidad, tanto sus aspectos luminosos, ordenados y positivos como los aspectos oscuros, caóticos y negativos; el monoteísmo (el "monótonoteísmo") representa el extravío de los sentidos, el invento de un transmundo, la desvalorización del verdadero mundo y la máxima hostilidad a la naturaleza y a la voluntad de vida.

El concepto de Dios sirve para objetivar los valores en los que cree una cultura, así el Dios cristiano representa los valores negativos y contrarios a la vida, los valores de la impotencia, mientras que el mundo divino propuesto por el politeísmo representa los valores afirmativos, la fidelidad a la Naturaleza.

“El concepto cristiano de Dios –Dios como Dios de los enfermos, Dios como araña, Dios como espíritu – es uno de los conceptos de Dios más corruptos a que se ha llegado en la tierra; tal vez representa incluso el nivel más bajo en la evolución descendente del tipo de dioses.

¡Dios, degenerado a ser la contradicción de la vida, en lugar de ser su transfiguración y su eterno sí! ¡En Dios, está declarada la hostilidad a la vida, a la naturaleza, a la voluntad de vida! ¡Dios, fórmula de toda calumnia del “más acá”, de toda mentira del “más allá”!

¡En Dios, divinizada la nada, canonizada la voluntad de nada!...” (“El Anticristo”).

La superación del cristianismo (y la consiguiente “muerte de Dios”), ya iniciada por la Ilustración, es fundamental para la transmutación de todos los valores, para la recuperación de los valores de la antigüedad perdidos tras la aparición de esta religión y de la filosofía.

lunes, 20 de agosto de 2018

NIETZSCHE 12. CONCEPTOS NIETZSCHEANOS:CRÍTICA A LA RELIGIÓN CRISTIANA


Crítica A La RELIGIÓN CRISTIANA.

Nietzsche considera que la religión cristiana lleva hasta el final el desprecio por la vida, característico de la cultura occidental desde Sócrates y Platón.
Su superación radical es necesaria para la aparición del hombre nuevo, del superhombre.

Para entender su crítica al cristianismo debe recordarse que, según este autor, la religión no es una experiencia verdadera pues no es experiencia de una entidad real, de una entidad que realmente exista; dicho de otro modo, Nietzsche considera verdadero el ateísmo y falsa toda creencia en lo sobrenatural.

Aceptado este principio, la tarea que se propone Nietzsche es comprender cómo es posible que durante tanto tiempo se haya creído en esta ilusión. Y la solución que presenta es la misma que le sirve para explicar la aparición de las construcciones metafísicas que con tanta dureza ha criticado (la ciencia, la metafísica,...): el estado de ánimo que promueve el éxito de las creencias religiosas, de la invención de un mundo religioso, es el de resentimiento, el de no sentirse cómodo en la vida, el afán de ocultar la dimensión trágica de la existencia.

Nietzsche se enfrenta a los siguientes elementos de la religión cristiana: 

1. La “Metafísica Cristiana”: 

Nietzsche resume la concepción del mundo propia del cristianismo indicando que esta religión es “platonismo para el pueblo”: el espíritu que anima al cristianismo es exactamente el mismo que animó a Platón, la incapacidad vital para aceptar todas las dimensiones de la existencia y el afán de encontrar un consuelo fuera de este mundo.

El cristianismo no añade nada esencialmente nuevo a la filosofía platónica; como ya hizo Platón, el cristianismo presenta una escisión en la realidad: por un lado el mundo verdadero, eterno, inmutable, en donde se realiza el Bien, la Verdad y la Belleza, y por otro el mundo aparente, cambiante, abocado a la muerte e imperfecto; por un lado el mundo del espíritu, por otro el mundo de la materia, de la corporeidad.

El cristianismo traduce la filosofía platónica en términos comprensibles para todo el mundo.
Por esta razón las críticas al platonismo valen también para el cristianismo.

2. La “Moral Cristiana”: 

Con el cristianismo triunfa una moral que reivindica valores propios de lo que llama Nietzsche “moral de esclavos”, los valores de la humildad, el sometimiento, la pobreza, la debilidad, la mediocridad.

El cristianismo, dice Nietzsche, solo fomenta los valores mezquinos: la obediencia, el sacrificio, la compasión, los sentimientos propios del rebaño; es la moral vulgar, la del esclavo, la moral de resentimiento contra todo lo elevado, lo noble, lo singular y sobresaliente; es la destrucción de los valores del mundo antiguo, la peor inversión de todos los valores nobles de Grecia y Roma, la rebelión de los esclavos contra sus señores; el cristianismo es el "enemigo mortal del tipo superior del hombre".

Con el cristianismo se presenta también una de las ideas más enfermizas de nuestra cultura, la idea de culpabilidad, de pecado, de la que sólo se puede huir con la afirmación de la “inocencia del devenir” o comprensión de la realidad y de nosotros mismos como no sometidos a legalidad alguna, a ningún orden que venga de fuera, con la reivindicación de la conducta situada “más allá del bien y del mal”. 

3. “Influencia “perversa” del Cristianismo: 

Con el triunfo de esta religión, todo el pensamiento occidental queda viciado por su punto de vista, es el corruptor de la filosofía europea, ésta “lleva en sus venas sangre de teólogos”.

4. Valoración de Jesús: 

Sin embargo, Nietzsche no valora tan negativamente la figura de Jesús ni del cristianismo primitivo: haciendo una lectura muy distinta a la tradicional, considera que lo que ahora entendemos por cristianismo debe mucho más a San Pablo que a Jesús.

Para Nietzsche Jesús se presenta como un revolucionario, un anarquista contrario a todas las manifestaciones del orden, fundamentalmente del poder religioso tradicional, como uno de los más destacados defensores de la renuncia a la violencia y a los brillos mundanos de sus contemporáneos; y por esta actitud subversiva fue crucificado: “El cristianismo es aún posible en todo momento... No está ligado a ninguno de los dogmas impúdicos que se han engalanado con su nombre; no tiene necesidad ni de la doctrina de un dios personal, ni de la del pecado, ni de la inmortalidad, ni de la redención, ni de la fe; puede prescindir en absoluto de la metafísica, y todavía más del ascetismo y de una ciencia natural cristiana...

El que hoy dijera “Yo no quiero ser soldado”, “yo no me ocupo de los tribunales”, “yo no reclamo el auxilio de la policía”, “yo no quiero hacer nada que perturbe mi paz interior; y si debo sufrir por esto, nada conservará mi paz mejor que el sufrimiento”... ése sería cristiano” (“La voluntad de poder”).


domingo, 19 de agosto de 2018

NIETZSCHE 12. CONCEPTOS NIEZSCHEANOS. CRÍTICA A LA MORAL TRADICIONAL



Crítica a la MORAL TRADICINAL

Nietzsche critica, de la moral tradicional: 1.- Su dogmatismo moral y 2.- Su carácter antivital.

1)     EL DOGMATISMO MORAL.

El dogmatismo moral presenta las dos características siguientes: consideración de los valores morales como valores objetivos y universalidad de los valores morales:

Crítica a la consideración objetiva de la moral.

Platón situó los valores en el mundo eterno e inmutable de las Ideas, el cristianismo los sitúa en el ámbito eterno e inmutable de la mente de Dios. Pero la moral tradicional, dice Nietzsche, se equivoca totalmente: los valores morales no tienen una existencia objetiva, no existe un ámbito en el que se encuentren los valores como realidades independientes de las personas, no existen los valores como una de las dimensiones de las cosas, ni como realidades que estén más allá de éstas, en un supuesto mundo objetivo. 

Los valores los crean las personas, son proyecciones de nuestra subjetividad, de nuestras pasiones, sentimientos e intereses, los inventamos, existen porque nosotros los hemos creado.

Sin embargo, es frecuente olvidar este hecho, de ahí que habitualmente los vivamos como objetivos y los sintamos como mandatos, como exigencias que vienen de fuera (de la ley de Dios, de la Naturaleza o de la conciencia moral). 

El dogmatismo moral consiste precisamente en olvidar que los valores dependen de noso­tros, consiste en mantener que tienen una existencia objetiva.

 Crítica a la Universalidad de los valores.

Como consecuencia de la creencia en el carácter independiente de los valores, la moral tradicional creyó también que las leyes morales valen para todos los hombres: si algo es bueno es bueno para todos, si algo no debe hacerse no es correcto que lo haga nadie.

Esto es, precisamente, lo que indicaba el imperativo categórico kantiano y la conclusión a la que se podía llegar también a partir de la consideración tomista de la ley moral como consecuencia de la ley natural, y ésta de la ley eterna.

Nietzsche niega este segundo rasgo del dogmatismo moral: si realmente los valores existiesen en un Mundo Verdadero y Objetivo podríamos pensar en su universidad, pero no existe dicho Mundo, por lo que en realidad los valores se crean, y por ello cambian y son distintos a lo largo del tiempo y en cada cultura.

Una vez criticado el fundamento absoluto que sirve de soporte a la validez de la moral, no se puede pensar en su universalidad.


2)     LA MORAL TRADICINAL ES ANTIVITAL.

Podría parecer que con la descripción anterior Nietzsche está justificando toda apreciación moral, sea cual sea, ya que todas, en el fondo. valen lo mismo: nada.

Pero esto no es así: aunque la defensa de un criterio de verdad moral puede parecer algo paradójico desde su punto de vista, Nietzsche nos propone uno, pues todas las tablas de valores son inventadas, pero hay algunas mejores que otras;  el criterio utilizado para esta apreciación es el de la fidelidad a la vida: los valores de la moral tradicional son valores contrarios a la vida, contrarios a la categorías básicas que parecen estar involucradas en la vida. 

La moral tradicional (la moral cristiana) es “antinatural” pues presenta leyes que van en contra de las tendencias primordiales de la vida, es una moral de resentimiento contra los instintos y contra el mundo biológico y natural. 

Esto se ve claramente en la obsesión de la moral occidental por limitar, hasta casi prohibir, el papel del cuerpo y la sexualidad.

     El dogmatismo moral tiene varias implicaciones (para Nietzsche “patológicas”): la idea de pecado y de culpa, y la idea de la libertad. 

La idea de pecado es una de las ideas más enfermizas inventadas por la cultura occidental: con ella el sujeto sufre y se aniquila a partir, sin embargo, de algo ficticio, pues no existe ningún Dios al que tengamos que rendir cuentas por nuestra conducta, sin embargo el cristiano se siente culpable ante los ojos de Dios, se siente observado, cuestionado, valorado por un Dios inexistente, del que incluso espera un castigo.
Situación paradójica por cuanto este Dios y los propios valores morales son una creación de él mismo.

El cristianismo (y todo el moralismo occidental) tiene necesidad de la noción de libertad: para poder hacer culpables a las personas es necesario antes hacerlas responsables de sus acciones. 

El cristianismo cree en la libertad de las personas para poder castigarlas. “No puede negarse que el error más grave, más pertinaz  y peligroso, que jamás fue cometido, ha sido un error dogmático, es decir, la invención de un espíritu puro y del bien en sí de parte de Platón” (“Más allá del bien y del mal”).

Los valores tradicionales son los de la moral de esclavos y frente a ellos Nietzsche propone la moral de los señores, los valores del superhombre y de afirmación de la vida.

sábado, 18 de agosto de 2018

NIETZSCHE 12 CONCEPTOS NIETZSCHEANOS. CRÍTICA A LA METAFÍSICA TRADICIONAL ( y 2)





1.- Origen psicológico de la metafísica.

La metafísica es un signo de determinadas tendencias antivitales, de tendencias guiadas por un instinto de vida decadente y contrario al espíritu griego anterior.
Sólo la falta de instinto, el tono vital disminuido, permitió la exageración del papel de la razón, de la vida consciente, y la aparición de las fantasías metafísicas consecuencia de esta hipertrofia de la razón: el Mundo Verdadero, Eterno, Inmutable propuesto por los primeros filósofos, particularmente a partir de Sócrates y Platón.

La raíz moral (inmoral, dirá Nietzsche) que motivó la aparición de la filosofía platónica fue el temor a la mutación, a la muerte y a la vejez, lo que le condujo a inventarse un mundo en donde no estén presentes dichas categorías. 

Las categorías metafísicas como substancia, ser, esencia, unidad, son puras invenciones para en ellas encontrar el reposo, la regularidad y calma que realmente no sugiere el único mundo existente, el que se ofrece a los sentidos. 

La metafísica platónica –y en el fondo, toda la metafísica occidental – es un síntoma de resentimiento ante el único mundo existente, miedo al caos.

2.- Influencia de la gramática para Nietzsche porque el lenguaje da lugar a una visión errónea de la realidad:

La mayoría de las frases de nuestro lenguaje tienen la estructura sujeto-predicado, estructura que da pie a una interpretación substancialista de la realidad: en el mundo existen cosas, unidades definidas por características que le son propias y que las hacen distintas de las demás.

En nuestro lenguaje son fundamentales las frases con el verbo “ser”, verbo  que favorece la idea de la existencia de entidades dotadas de rasgos permanentes, de substancias.

Con el lenguaje hablamos de distintas cosas mediante las mismas palabras, lo cual parece suponer que existen semejanzas entre ellas, cuando no identidad.

Dado que con el lenguaje atribuimos “ser” a las cosas, que mediante los conceptos –las “células” básicas del lenguaje–  creemos posible referirnos a lo universal, el lenguaje favorece también la creencia en la existencia de esencias, de naturalezas universales (recordemos que para el propio Platón la existencia de términos universales como los nombres comunes, los adjetivos o los sustantivos abstractos, lleva necesariamente a creer en la existencia de las naturalezas universales a las que llama Ideas).

Si nuestra gramática fuese distinta, nuestra forma de entender el mundo sería también distinta.

Sólo la superación de la creencia en la gramática puede superar también la concepción típica de la metafísica tradicional:”La razón en el lenguaje: ¡Oh, qué vieja hembra engañadora...! Creo que no vamos a desembarazarnos  de  la idea de "Dios" porque aún  seguimos  creyendo  en  la  gramática" (“El crepúsculo de los ídolos”).

Las críticas presentadas en esta sección y en la anterior muestran la enorme distancia que separa a Nietzsche de todo el pensamiento filosófico precedente.

Nietzsche es contrario a la actitud general más importante y característica de la cultura occidental, la creencia de que el mundo es un cosmos y de que la razón –el logos– puede captar lo real; estas creencias están en la base de la filosofía, de la ciencia y de la cultura occidental en su conjunto. 

La filosofía de Nietzsche tiene una orientación claramente irracional, y hace imposible el lenguaje, el conocimiento y la propia filosofía –al menos entendida con el  espíritu con el que aparece en Grecia en el siglo VI a C.

viernes, 17 de agosto de 2018

NIETZSCHE 12. CONCEPTOS NIETZSCHEANOS. CRÍTICA A LA METAFÍSICA TRADICIONAL (1)


CRÍTICA A LA METAFÍSICA TRADICIONAL

Nietzsche considera que el error fundamental de toda la metafísica, desde Sócrates, está en la invención de un mundo racional y la desvalorización de lo opuesto a ese mundo racional, el que se ofrece a los sentidos, el mundo del devenir.

La crítica de Nietzsche a la metafísica occidental se centra en dos aspectos: 1.- el relativo a la aparición de la metafísica occidental y 2.- el relativo a sus conceptos fundamentales:

1) Conceptos básicos de la metafísica tradicional.

La filosofía presenta una idea del mundo totalmente inadecuada: en primer lugar, y de modo fundamental, por considerar al mundo como un cosmos y no como un caos, por creer en la racionalidad intrínseca de la realidad.

La invención del Mundo Racional trae consigo la invención de los conceptos básicos de toda la metafísica tradicional: entidades “racionales” como esencia, substancia, unidad, alma, Dios, permanencia,...;
Estas entidades son puras ficciones, nada nos garantiza su existencia, como no sea el prejuicio y el poder fascinador del ejercicio de la razón.

Dado que el mundo que se muestra a los sentidos no presenta estas características pues éstos nos ofrecen la corporeidad, lo cambiante, la multiplicidad, el nacimiento y la muerte,… los filósofos acaban postulando la existencia de dos mundos, el mundo de los sentidos, pura apariencia, irrealidad, y el Mundo Verdadero, el Ser, dado a la razón, y horizonte último de nuestra existencia.

Esto es precisamente lo que Nietzsche llama “platonismo”.

Una consecuencia de la invención del Mundo Verdadero es la valoración positiva del mundo del espíritu y la valoración negativa de la corporeidad.

La filosofía tradicional (filosofía que ha dominado todo el mundo occidental, aunque se haya expresado de un modo distinto en distintos autores) comienza con Platón, quien se inventa un mundo perfecto, ideal, absoluto, al que contrapone el desvalorizado mundo que se ofrece a los sentidos.

Platón identifica el Ser con la realidad inmutable, estática, absoluta y relega al mundo de la apariencia lo que se ofrece a los sentidos (lo cambiante, la multiplicidad, lo que nace y muere).

La filosofía posterior acepta este esquema mental básico, aunque lo exprese con distintas palabras.

2)  El nacimiento de la metafísica occidental.

Cuando se explica la aparición de la filosofía en el mundo griego es común señalar que la gran aportación de esta época es el descubrimiento de la racionalidad en el mundo.

Las cosas se describen como si antes del siglo VI a. C. (fecha de la aparición de la filosofía) la realidad  ya fuese racional, circunstancia olvidada por la actitud mítica y, sin embargo, puesta en evidencia por los primeros filósofos griegos.

Es común indicar que los primeros filósofos descubren el mundo como una totalidad ordenada, descubren que es un cosmos y no un caos.

El punto de vista de nuestro autor es radicalmente contrario a esta interpretación: los griegos inventan la racionalidad y el supuesto carácter ordenado del mundo.

Nietzsche considera que en la aparición de la metafísica occidental encontramos dos elementos básicos: uno de índole psicológico, y otro, la fe en el lenguaje



jueves, 16 de agosto de 2018

NIETZSCHE 12 CONCEPTOS NIETZSCHEANOS: OBJETIVIDAD DEL CONOCIMIENTO


. OBJETIVIDAD DEL CONOCIMIENTO. 

Gran parte de la tradición filosófica creyó posible alcanzar un conocimiento verdadero de la realidad, conocimiento que debería ser el mismo para todo aquel que pensase adecuadamente. 

La filosofía tradicional confiaba en la posibilidad de utilizar la razón desprendida de cualquier motivación personal distinta a la de la propia pasión por la verdad, de cualquier elemento subjetivo que pudiera afectar a su imparcialidad; en definitiva, creyó posible un conocimiento objetivo del mundo.

Nietzsche considera que la confianza en la posibilidad de este tipo de conocimiento descansa en una creencia aún más básica, la creencia en algún tipo de realidad absoluta (el Mundo de las Ideas de Platón o el Dios cristiano); sin embargo si esta realidad absoluta es una construcción de la fantasía humana, si realmente Dios no existe, la confianza en este tipo de conocimiento carece de sentido.

Si aún queremos hablar de conocimiento, concluye Nietzsche, debemos aceptar su carácter relativo, subjetivo; todo el conocimiento humano es mera interpretación del mundo, depende de la perspectiva vital en la que se encuentra el individuo que lo crea. 
     

miércoles, 15 de agosto de 2018

NIETZSCHE 12. CONCEPTOS NIETZSCHEANOS: OBJETIVIDAD DE LA LÓGICA


2. OBJETIVIDAD DE LA LÓGICA

Las leyes de la razón son también leyes del mundo. 

Este principio es también común a toda la filosofía tradicional, aunque interpretado en términos radicales por las corrientes racionalistas y en términos más moderados por las de orientación empirista.

Los principios básicos a los que se somete la razón cuando ésta se utiliza adecuadamente (la lógica), son también los principios básicos de la realidad.
Por ejemplo, si queremos ser racionales, y asegurarnos el conocimiento del mundo, debemos evitar la contradicción, y esto es así porque el principio lógico fundamental (dos proposiciones contradictorias no pueden ser ambas verdaderas) es expresión de un principio que determina la realidad misma: la realidad no es contradictoria, un objeto no puede poseer predicados contradictorios (no podemos aceptar como verdaderas las proposiciones “la mesa es negra” y “la mesa no es negra”, porque la mesa o es negra o no es negra).

Frente a este punto de vista, Nietzsche afirma el carácter irracional del mundo: la lógica, la razón, son invenciones humanas, “no nos es posible afirmar y negar una misma cosa; se trata de un principio de experiencia subjetiva que no expresa una “necesidad”, sino simplemente una incapacidad”.

Las cosas no se someten a regularidad alguna, el mundo es la totalidad de realidades cambiantes, esencialmente distintas unas a otras, y acogen en su interior la contradicción.

De nuevo, la metafísica tradicional pudo defender su punto de vista porque creyó en la existencia de un Mundo Verdadero (explícitamente Platón reconoce que sólo la existencia del mundo de las Ideas, de un mundo eterno y absoluto, garantiza la superación definitiva del relativismo).

Si negamos la existencia de dicho mundo, como nos propone Nietzsche, parece inevitable declarar la irracionalidad de lo existente.


martes, 14 de agosto de 2018

NIETZSCHE 12. CONCEPTOS NIETZSCHEAANOS: CRÍTICA A LA EPISTEMOLOGÍA



CRÍTICA A LA EPISTEMOLOGÍA TRADICIONAL.

La creencia en la validez del uso de la razón para conocer el mundo incluye tres tesis básicas: 1.- La validez de los conceptos, 2.- La legitimidad de la lógica y 3.- La objetividad del conocimiento.

Nietzsche critica las tres tesis citadas.

1.  LA VALIDEZ DE LOS CONCEPTOS. 

El nivel más elemental de la utilización de la razón es el nivel de los conceptos, porque ellos son los depositarios de los significados mediante los que describimos las propiedades de las cosas.

La filosofía ha considerado siempre que la realidad puede representarse correctamente mediante conceptos, que éstos reflejan la realidad, y que las relaciones entre los conceptos son capaces de representar las relaciones entre las cosas.

Para ello, y de modo más o menos explícito, aspiró a la definición precisa de cada término, al rigor en el uso de las palabras y a su aplicación unívoca y no metafórica.

Consideraba que entender una realidad es subsumirla en un concepto, es disponer de un concepto para comprenderla.

Cuando utilizamos la palabra “árbol” en un sentido no metafórico (por ejemplo, para hablar tanto de los pinos como de los manzanos) suponemos que en lo que llamamos “pino” están presentes también las cualidades fundamentales descritas con dicha palabra, y que en lo que llamamos “manzano” están presentes también las mismas cualidades.

Pero si son dos cosas distintas, esto que llamo “manzano” y esto que llamo “pino” ¿cómo es posible que también sean iguales?

La tradición filosófica resolvía este problema indicando que en ambos, el “manzano” y el “pino”, encontramos dos formas de ser: la esencia o conjunto de propiedades básicas, presentes también en otras entidades individuales (en este caso, en todas que reciben el nombre de “árbol”), y los rasgos accidentales que dan lugar a las diferencias entre individuos de un mismo género.

Pero, ¿qué podríamos pensar si considerásemos que no existen las esencias, si creyésemos que en la realidad no hay nada que sea absolutamente idéntico entre dos objetos?.
Y más aún, ¿qué podríamos pensar si considerásemos que ni siquiera un objeto es idéntico a sí mismo puesto que cambia, aunque tal vez de forma imperceptible, a lo largo del tiempo?
Ésta es precisamente la tesis de Nietzsche: en el mundo no existen esencias, no existe un rasgo (o varios rasgos) que se encuentre en todos y cada uno de los individuos; ni siquiera existen los objetos, pues la identidad que nosotros les atribuimos, su “ser los mismos” con el paso del tiempo, es una consecuencia de nuestro modo substancialista de representarnos la realidad.

Como dice en “Sobre verdad y mentira en sentido extramoral”, formamos los conceptos de las cosas al abandonar las diferencias individuales, las notas distintivas.
Dada esta creencia, que el propio Nietzsche reconoce heracliteana, no es extraño que para este filósofo el pensamiento conceptual no sea un buen recurso para expresar la realidad.
No es posible que la misma palabra sirva para referirnos adecuadamente a dos cosas distintas, porque si cubre adecuadamente la realidad de una de ellas no puede cubrir también la de la segunda, ya que la primera es inevitablemente distinta de la segunda (puesto que no existen las esencias o las realidades universales presentes en varios objetos).

Recordemos las diferencias entre el uso unívoco, equívoco y análogo de una palabra: una palabra se usa de forma unívoca para referirse a dos objetos cuando la utilizamos exactamente con el mismo significado en los dos casos, cuando los significados fundamentales que se incluyen en ella se los atribuimos a los dos objetos, como cuando decimos que la figura que llamamos “isósceles” es un triángulo y la que llamamos “equilátero” es un triángulo.

La usamos de modo equívoco cuando la utilizamos con significados distintos, cuando la predicamos de dos cosas sin que tengan un significado común (“gato” como animal y “gato” como una máquina para levantar pesos a poca altura).

Finalmente, una palabra se usa de un modo análogo o metafórico cuando no la utilizamos con su significado propio sino en parte distinto y en parte igual, como cuando Descartes utiliza la metáfora del “árbol” para referirse a la totalidad de los saberes humanos y a sus relaciones.

Los significados de las palabras describen las propiedades de las cosas; de este modo, el uso unívoco de las palabras supone que dos cosas distintas deben tener las mismas propiedades, el uso análogo o metafórico en parte las mismas y en parte distintas, y el equívoco ninguna propiedad en común.

La idea de la realidad que tiene Nietzsche induce a pensar que no podemos utilizar las palabras de un modo unívoco; lo más que concede Nietzsche es el uso análogo o metafórico del lenguaje: la metáfora es mejor modo de captar la realidad que el concepto preciso pues la metáfora implica desigualdad entre los objetos, no presenta significados sino que los sugiere, deja abierta la posibilidad al oyente o lector de que él mismo complete el significado a partir de su propia experiencia del mundo.

Por esta razón, es perfectamente comprensible el estilo que emplea Nietzsche para expresar sus ideas filosóficas: no demuestra ni argumenta pues no cree en la demostración, no expone sistemáticamente su filosofía pues no cree que el mundo sea un sistema o totalidad ordenada, no emplea con precisión ni rigor los conceptos, emplea la sugerencia, la metáfora, el aforismo.

Para Nietzsche, el arte es un medio más adecuado de expresar el mundo que la filosofía.

lunes, 13 de agosto de 2018

NIETZSCHE 12. CONCEPTOS NIETZSCHEANOS: CRÍTICA A LA CIENCIA


CRÍTICA A LA CIENCIA

Nietzsche rechaza la supuesta objetividad del conocimiento científico, la existencia de leyes naturales,  la racionalidad del mundo y el poder explicativo de las matemáticas.

Nietzsche critica las siguientes creencias básicas que se incluyen en la práctica científica, o que parecen estar vinculadas con ella:

1.  Su objetividad: con la expresión “conocimiento objetivo” nos referimos al que es capaz de describir el mundo independientemente de las peculiaridades o rasgos de la persona o grupo que lo alcanza.

Un conocimiento es objetivo cuando no está influido por los intereses o por los rasgos del sujeto, cuando describe las cosas sin añadirles nada que no les pertenezca realmente.

Filósofos como Platón, Aristóteles, Santo Tomás, Descartes y gran parte de lo mejor de la tradición filosófica creyeron que la filosofía podía alcanzar este conocimiento perfecto, aséptico, imparcial, y con la aparición de la ciencia moderna muchos consideraron que se hacía real el afán por la verdad única y absoluta típico de todo el mundo occidental.

Sin embargo, la posición de Nietzsche es radicalmente contraria a estas afirmaciones y conecta con otra línea filosófica históricamente más desacreditada: el relativismo, escepticismo y subjetivismo.

Nietzsche defiende el perspectivismo: la tesis según la cual todo conocimiento se alcanza desde un punto de vista, punto de vista del que es imposible prescindir: las características del sujeto que conoce (psicológicas, sociales, físicas, la peculiaridad personal, la misma biografía) hacen imposible superar la propia perspectiva; no podemos desprendernos de nuestra subjetividad cuando intentamos conocer la realidad; incluso la creencia en la objetividad es un punto de vista más, pero un punto de vista que esconde la relatividad de su origen, su dependencia de concepciones establecidas y no evaluadas o controladas.

2. La existencia de leyes naturales: en el mundo no existen leyes, las leyes que el científico cree descubrir son invenciones humanas; no existen regularidades en el mundo, no hay leyes de la Naturaleza.

Si entendemos por leyes de la naturaleza supuestos comportamientos regulares de las cosas, Nietzsche rechazará la existencia de dichos supuestos comportamientos regulares y necesarios: ¿por qué las cosas iban a comportarse regularmente?, ¿en virtud de qué necesidad?
Siguiendo un planteamiento ya conocido en la historia de la filosofía, el planteamiento de Hume,  Nietzsche considera que las relaciones entre las cosas no son necesarias (para emplear un término clásico, son contingentes), son así pero perfectamente podrían ser de otro modo. Las cosas se comportarían siguiendo leyes o necesariamente si hubiese un ser que les obligase a ello (Dios), pero Dios no existe; las leyes y la supuesta necesidad de las cosas son invenciones de los científicos.

Si creemos en las leyes naturales es porque nos interesa creerlo, no porque realmente existan; el orden en el mundo es una creencia infundada, nosotros creemos en ese orden para hacer más soportable la existencia, para sentirnos más cómodos ante el entorno hostil.

“Las cosas no se comportan regularmente conforme a una regla; no hay cosas (se trata de una ficción); tampoco se comportan bajo necesidad.
En este mundo no se obedece; pues el ser algo tal cual es, de tal fuerza, de tal debilidad, no es el resultado de obediencia, regla ni necesidad” (“La voluntad de poder”).

3. La validez del ejercicio de la razón: en este punto la crítica a la ciencia se incluye en la crítica más general de toda actitud (incluida la filosófica) que considera a la razón como el instrumento legítimo para el conocimiento. La razón no se puede justificar a sí misma: ¿por qué creer en ella?; la razón es una dimensión de la vida humana, aparece de forma tardía en el mundo y muy probablemente, dice Nietzsche, desaparecerá del Universo; y nada habrá cambiado con dicha desaparición.

Junto con la razón, en el hombre encontramos otras dimensiones básicas (la imaginación, la capacidad de apreciación estética, los sentimientos, el instinto,...) y todas ellas pueden mover nuestro juicio, todas ellas son capaces de motivar nuestras creencias.

La razón no es mejor que otros medios para alcanzar un conocimiento de la realidad (en todo caso es peor puesto que el mundo no es racional). La ciencia se equivoca al destacar exageradamente la importancia de la razón como instrumento para comprender la realidad.

4. Legitimidad de las matemáticas: la ciencia actual considera que la matemática es un instrumento adecuado para expresar con precisión el comportamiento de las cosas.

Para Nietzsche, sin embargo, esta forma de entender el mundo es aún más errónea que otras formas de cientificidad. 

Las matemáticas puras no describen nada real, son invenciones humanas; en el mundo no existen líneas rectas, ni triángulos, ni ninguna de las perfectas figuras a las que se refiere la geometría.

En el mundo no existen números, ni siquiera propiamente unidades.

Cuando decimos que algo es una cosa (una mesa, un árbol,...), lo que hacemos es simplificar la realidad que se nos ofrece a los sentidos, someterla a un concepto, esconder su pluralidad y variación constante. 

Las matemáticas prescinden de la dimensión cualitativa del mundo, de su riqueza y pluralidad. 

Podemos entender la valoración que Nietzsche hace de la matemática comparándola con la platónica: para Platón el matemático descubre entidades reales y objetivas que están más allá del mundo físico, en el Mundo Absoluto de las Ideas.
Nietzsche considera, sin embargo, que no existen tales entidades, ni realizándose en el mundo físico ni, mucho menos, en un mundo independiente y eterno: para Platón, Pitágoras descubre el teorema que lleva su nombre, para Nietzsche, lo inventa.

En cuanto al origen de la ciencia, Nietzsche señala dos motivos:
1.- Su utilidad: la ciencia nos permite un mayor control de la realidad, la previsión y dominio del mundo natural; pero, recuerda frecuentemente, la
2.- La Eficacia, que no es necesariamente un signo de verdad sino que es consecuencia de un sentimiento decadente: la ciencia sirve también para ocultar un aspecto de la naturaleza que sólo los espíritus fuertes consiguen aceptar: el caos originario del mundo, la dimensión dionisíaca de la existencia.

La ciencia nos instala cómodamente en un mundo previsible, ordenado, racional.


domingo, 12 de agosto de 2018

NIETZSCHE 12 CONCEPTOS NIETZSCHEANOS: DIONISÍACO

DIONISÍACO.

Concepción del mundo típica del mundo griego ARCAICO, anterior a la aparición de la filosofía racional, anterior al mundo griego CLÁSICO O ILUSTRADO.

Representa el “espíritu de la tierra” o valores característicos de la vida.

El dios griego Dionisos (Baco para los romanos) era el dios de la vida vegetal y del vino, fue muy importante para este pueblo, y a él rindieron culto las bacantes.

Nietzsche hace una interpretación de este dios que va más allá de su significado ordinario, considerando que con esta figura mítica los griegos representaban una dimensión fundamental de la existencia, que expresaron en la tragedia y que quedó relegado en la cultura occidental: la vida en sus aspectos oscuros, instintivos, irracionales, biológicos.

Aunque Nietzsche explica este término en su obra juvenil “El nacimiento de la tragedia”, nunca lo abandonó, y lo podemos utilizar como metáfora de lo que más tarde llamó “voluntad de poder

sábado, 11 de agosto de 2018

NIETZSCHE 12. CONCEPTOS NIETZSCHEANOS. APOLÍNEO.



(EXTRAIDOS DE "TORRE DE BABEL") 


2.- APOLÍNEO.


“Relativo a la consideración del mundo como una totalidad ordenada, luminosa y racional.
Los griegos expresaron esta dimensión de la realidad con la figura del dios Apolo.
Se opone a lo dionisíaco.

Nietzsche presenta este concepto en su primer escrito importante, "El Nacimiento de la Tragedia", obra que será superada posteriormente en algunos aspectos, pero no en lo que se refiere a una de sus tesis centrales: el papel de la filosofía griega clásica (particularmente Sócrates y Platón) en el triunfo de la concepción apolínea de la vida y el olvido de la dionisíaca.

En "El nacimiento de la tragedia" el joven Nietzsche trataba, aparentemente, cuestiones de historia de la cultura griega y reflexiones de estética.

La obra escandalizó a sus contemporáneos pues cuestionaba la valoración tradicional y dominante del mundo griego, valoración según la cual la GRECIA CLÁSICA, la Grecia Ilustrada, la Grecia del siglo V, la Grecia y el Siglo de Pericles era el momento de esplendor de la cultura griega, y Sócrates y Platón los iniciadores de lo mejor de la tradición occidental, la racionalidad.

Frente a esta interpretación, Nietzsche da más importancia a la GRECIA ARCAICA, la Grecia del tiempo de Homero, y sitúa en el siglo V a. C. el inicio de la crisis vital del espíritu griego.

Nietzsche defiende una concepción metafísica del arte: el valor del arte no está en la mera complacencia subjetiva que provoca en el espectador, no atañe solo a la esfera del gusto; es algo más profundo, puesto que con él una cultura expresa toda una concepción del mundo y de la existencia.

El sentido del mundo se puede describir racionalmente, en conceptos precisos y argumentaciones rigurosas, pero también mediante la metáfora y los recursos estéticos que permiten la depuración de la sensibilidad para aprehender intuitivamente la realidad y trasladarla a los demás mediante la sugerencia, la belleza y el símbolo.

Esta apreciación nunca le abandonó, y se manifiesta en varios aspectos de su filosofía, particularmente en su estilo expresivo, más próximo a la literatura (incluso a la poesía, como en “Así habló Zaratustra”) que a las formas precisas y objetivas de la filosofía tradicional.

Pues bien, dice Nietzsche,  que el pueblo griego antiguo supo captar las dos dimensiones fundamentales de la realidad sin ocultarse ninguna de ellas, dimensiones que este pueblo expresó de forma mítica con los cultos a Apolo y a Dionisos.

La auténtica grandeza griega culmina en la tragedia ática, género artístico con el que consiguieron representar de modo armónico lo apolíneo y lo dionisíaco de la existencia.

Apolo era uno de los dioses más venerados por los griegos, le erigieron muchos templos y a su oráculo acudían cuando deseaban conocer el futuro o aspectos oscuros de su existencia.
Los griegos lo consideraron como el dios de la juventud, de la luz, de la belleza, de  la poesía,  y de las artes en general.
Pero, según Nietzsche, expresaba para ellos  mucho más, un modo de estar ante el mundo: era el dios de la luz, la claridad y la armonía, frente al mundo de las fuerzas primarias e instintivas.

Representaba también la individuación, el equilibrio, la medida y la forma, la racionalidad. 

Para la interpretación tradicional toda la cultura griega era apolínea, y el pueblo griego el primero en presentar una visión luminosa, bella y racional de la realidad.
Nietzsche es contrario a esta interpretación, pues afirma que es correcta para el mundo griego a partir de Sócrates, pero no para el mundo griego anterior, considerado por nuestro filósofo como el momento más característico del espíritu griego.

Frente a lo apolíneo los griegos opusieron lo dionisíaco, representado con la figura del dios Dionisos, dios del vino y las cosechas, de las fiestas báquicas presididas por el exceso, la embriaguez, la música y la pasión; pero, según Nietzsche, con este dios representaban también el mundo de la confusión, la deformidad, el caos, la noche, el mundo instintivo, la disolución de la individualidad y, en definitiva, la irracionalidad.

La auténtica grandeza del mundo griego arcaico estribaba en no ocultar esta dimensión de la realidad, en armonizar ambos principios, en considerar incluso que lo dionisíaco era la auténtica verdad.

Sólo con el inicio de la decadencia occidental, ya con Sócrates y Platón, los griegos intentan ocultar esta faceta inventándose un mundo de legalidad y racionalidad (un mundo puramente apolíneo, como el que fomenta el platonismo).

Sócrates inaugura el desprecio al mundo de lo corporal y la fe en la razón, identificando lo dionisíaco con el no ser, con la irrealidad.

En sus obras posteriores, Nietzsche recoge y desarrolla esta idea del inicio de la decadencia occidental en la Grecia clásica: Sócrates lo inició y Platón instauró el error dogmático más duradero y peligroso: "el espíritu puro", el "bien en sí", el platonismo o creencia en la escisión de la realidad en dos mundos (el "Mundo Sensible" y el "Mundo Inteligible o Mundo Racional"). 

Este dogmatismo es síntoma de decadencia pues se opone a los valores del existir instintivo y biológico del hombre. 

La degeneración de la cultura en virtud de la filosofía griega triunfó en la cultura occidental con el ascenso de la moral judeocristiana y del monoteísmo, pervirtiendo desde la raíz el mundo occidental. 

Así, la crítica de Nietzsche a la cultura occidental se refiere a todos los ámbitos, pues "Filosofía, religión y moral son síntomas de decadencia" ("La voluntad de poder"), la filosofía por inventar un mundo racional, la religión un mundo religioso y la moral un mundo moral; en definitiva, la decadencia del espíritu griego antiguo supuso el triunfo de lo apolíneo sobre lo único real, según Nietzsche, lo dionisíaco.