Si uno lo piensa bien, “la
que mata al hombre, la que frena su evolución incrementando la desigualdad,
nunca es la duda (que incita a seguir), sino la certeza (que frena y
paraliza)”.
Nietzsche ha sido el que nos
ha dividido y mostrado la historia como la eterna lucha entre los hombres
nobles-aristocráticos-distinguidos… y los hombres vulgares, los borregos del
rebaño, la plebe.
Él ha sido el que nos ha
hecho ver que, tanto la interpretación moral del mundo como la moral dominante
judeo-cristiana, dominante incluso desde la instauración de los valores
cristianos, dominantes desde la disolución griega y la aparición de Sócrates,
significa para Occidente el dominio de esos valores plebeyos.
Él ha sido el que nos ha
leído, en la Revolución Francesa
y en el orden democrático y socialista, la instauración, en el sentido de la
igualdad, la libertad, la fraternidad,…de los mismos valores morales de la
compasión, la virtud moral del rebaño, la nivelación de la humanidad en ámbitos
cada vez más mediocres y mendaces, plebeyos y ruines.
Él ha sido el que ha leído
nuestra época como expresión del nihilismo para ofrecernos la descomposición de
esos mismos valores en un mundo en el que “todo vale” y “nada vale nada” y la
posibilidad de empezar, desde aquí, desde este hundimiento paulatino en la
nada, en el hundimiento del hombre moderno, la posibilidad de construir un
nuevo mundo, partiendo de la transvaloración y de la instauración de la
desigualdad y las jerarquías de valor entre los hombres.
Los nuevos filósofos son los
de ese mundo elevado que tienen como misión mostrar ese mundo, superior y
distinto, aunque las masas no lo comprendan, pero tienen que seguir, tanto
dando ejemplo, como legislando y ordenando.
Hay que salvarlos a todos, a
pesar de ellos mismos.
Aunque la peor incomprensión
no será la de la masa, sino la de los doctos y eruditos que pretenderán no sólo
no pasar de largo sino destruir permanentemente la obra de los llamados a
instaurar valores nuevos para y sobre la humanidad.
“Para entrar en un mundo
elevado hay que haber nacido o, dicho con más claridad, hay que haber sido
criado para él”.
“Derecho a la filosofía” sólo
se tiene gracias a la ascendencia, también aquí son los antecesores, la sangre,
los que deciden”
“Muchas generaciones tienen
que haber trabajado anticipadamente para que surja el filósofo; cada una de sus
virtudes tiene que haber sido adquirida, cultivada, heredada, apropiada
individualmente.
INCIPIT ZARATHUSTRA, EL
MEDIODÍA, EL INSTANTE DE LA SOMBRA MÁS
CORTA, FINAL DEL ERROR MÁS LARGO, PUNTO CULMINANTE DE LA HUMANIDAD.
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