1.- Origen psicológico de la
metafísica.
La metafísica es un signo de
determinadas tendencias antivitales, de tendencias guiadas por un instinto de
vida decadente y contrario al espíritu griego anterior.
Sólo la falta de instinto, el
tono vital disminuido, permitió la exageración del papel de la razón, de la
vida consciente, y la aparición de las fantasías metafísicas consecuencia de
esta hipertrofia de la razón: el Mundo Verdadero, Eterno, Inmutable propuesto
por los primeros filósofos, particularmente a partir de Sócrates y Platón.
La raíz moral (inmoral, dirá
Nietzsche) que motivó la aparición de la filosofía platónica fue el temor a la
mutación, a la muerte y a la vejez, lo que le condujo a inventarse un mundo en
donde no estén presentes dichas categorías.
Las categorías
metafísicas como substancia, ser, esencia, unidad, son puras
invenciones para en ellas encontrar el reposo, la regularidad y calma que
realmente no sugiere el único mundo existente, el que se ofrece a los
sentidos.
La metafísica platónica –y en
el fondo, toda la metafísica occidental – es un síntoma de resentimiento ante
el único mundo existente, miedo al caos.
2.- Influencia de la
gramática para Nietzsche porque el lenguaje da lugar a una visión errónea
de la realidad:
La mayoría de las frases de
nuestro lenguaje tienen la estructura sujeto-predicado, estructura que da pie a
una interpretación substancialista de la realidad: en el mundo existen
cosas, unidades definidas por características que le son propias y que las
hacen distintas de las demás.
En nuestro lenguaje son
fundamentales las frases con el verbo “ser”, verbo que favorece la
idea de la existencia de entidades dotadas de rasgos permanentes, de
substancias.
Con el lenguaje hablamos de
distintas cosas mediante las mismas palabras, lo cual parece suponer que
existen semejanzas entre ellas, cuando no identidad.
Dado que con el lenguaje
atribuimos “ser” a las cosas, que mediante los conceptos –las “células” básicas
del lenguaje– creemos posible referirnos a lo universal, el
lenguaje favorece también la creencia en la existencia de
esencias, de naturalezas universales (recordemos que para el propio Platón
la existencia de términos universales como los nombres comunes, los adjetivos o
los sustantivos abstractos, lleva necesariamente a creer en la existencia de
las naturalezas universales a las que llama Ideas).
Si nuestra gramática fuese
distinta, nuestra forma de entender el mundo sería también distinta.
Sólo la superación de la
creencia en la gramática puede superar también la concepción típica de la
metafísica tradicional:”La razón en el lenguaje: ¡Oh, qué vieja hembra
engañadora...! Creo que no vamos a desembarazarnos de la idea de
"Dios" porque aún seguimos creyendo en
la gramática" (“El crepúsculo de los ídolos”).
Las críticas presentadas en
esta sección y en la anterior muestran la enorme distancia que separa a
Nietzsche de todo el pensamiento filosófico precedente.
Nietzsche es contrario a la
actitud general más importante y característica de la cultura occidental, la
creencia de que el mundo es un cosmos y de que la razón –el logos– puede captar
lo real; estas creencias están en la base de la filosofía, de la ciencia y de
la cultura occidental en su conjunto.
La filosofía de Nietzsche
tiene una orientación claramente irracional, y hace imposible el lenguaje, el
conocimiento y la propia filosofía –al menos entendida con el espíritu
con el que aparece en Grecia en el siglo VI a C.
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