El Capitalismo fue, a la vez,
una doctrina descriptiva, una radiografía, de cómo funcionaba, cómo actuaba, la
economía, y una doctrina prescriptiva (cómo debe actuar el capitalista), la
reinversión de los beneficios en actividades productivas para incrementar ese
pastel total del que todos puedan comer.
Es como una nueva religión,
adaptable a las situaciones y que, si cree que una actividad tiene futuro de
productividad, allí estará él, participando en ese proyecto de investigación
con la productividad prevista a medio, incluso a largo plazo.
La obsesión de la inmediatez
de la ganancia cede a la mayor ganancia no inmediata. Recoger mucho más, aunque
no sea recoger enseguida.
El capitalismo invierte en
perspectivas, estudiadas, pero no del todo aseguradas.
El filtro, obligatorio, que
siempre pone el capitalista inversor, para el préstamo, es la perspectiva
favorable.
Pero no sólo van de la mano,
como en sus inicios, capital e industria.
Hoy, y cada vez más, la
ciencia y la tecnología están siendo las hermanas siamesas, inseparables, del
capital. Sin éste, aquellas son imposibles.
No sólo los individuos,
también los gobiernos comenzaron a ser más fuertes cuando se sirvieron de los
“créditos” más que de los “impuestos” para sus ansias expansionistas.
Serían los Banqueros y los
Grandes Comerciantes los que tendrían cogidos por los huevos a Reyes y
Aristócratas.
Colón buscaba patrocinadores
(“sponsors”) para su nueva aventura y nadie, ningún Rey le hizo caso ante la
inseguridad de los viajes y que, además, aunque más larga y peligrosa, ya
existía una ruta hacia las Indias Orientales, aunque ahora fuera abordándolas
por Occidente, hasta que dio con Isabel de Castilla que, tras la toma de
Granada, se implicó en el proyecto.
Pero la Reina no disponía de capital
y tuvo que solucionar el problema (del querer y no poder) pidiendo créditos
siendo los bancos prestamistas los que, junto a los Reyes, se beneficiaran de
las riquezas americanas.
El círculo mágico se cerraba
sobre sí mismo: el Crédito financiaba los nuevos Descubrimientos, éstos
condujeron a la creación de Colonias, de las tierras descubiertas y
conquistadas, las Colonias proporcionaban Beneficios, éstos generaban Confianza
y ésta se traducía en nuevos y más cuantiosos Créditos.
Créditos – Descubrimientos –
Colonias – Beneficios – Confianza – Créditos.
Como ningún inversor privado
quería exponerse a perder todo el préstamo, si la expedición fracasara por
cualquier circunstancia, se crearon las Compañías por Acciones en las que
varios o muchos aportaban algo, no lo exponían todo, y se beneficiaban, si todo
salía bien, en proporción a lo prestado.
Es curioso: la Psicología en la base
de la Actividad Económica.
De todas las maneras, así es
como funciona la Bolsa ,
en la que se venden y se compran expectativas, no realidades.
Cuando la Bolsa se hunde ¿qué es lo
que se hunde?
Pero el capitalista
quiere/pide/exige a los gobiernos la libertad absoluta, total.
Que el poder político mire
para otro lado ante el desarrollo económico y la libertad de actuación tanto en
el movimiento de capitales como de personas.
Todos recordáis el “laissez
faire, laissez passer”, la expresión francesa que significa “dejen (déjennos)
hacer, dejen (déjennos) pasar”, refiriéndose a una completa libertad en la
economía: libre mercado, libre manufactura, bajos o nulos impuestos, libre
mercado laboral, mínima intervención de los gobiernos,…
A mayor demanda de un
producto será mayor el precio (independientemente del coste) y a menor demanda
menor precio.
Pero esto mismo también debe
ocurrir en la Oferta
y Demanda en la contratación de la mano de obra.
Esta ley del Capitalismo,
así, sería una injusticia manifiesta y un abuso tanto en los precios como en
los salarios.
Pueden controlarse la salida
de productos al mercado (los stocks), para no inundarlo y puede matar de hambre
a la población que quiere trabajar.
El capitalista sabe que
ganará más cuantos más productos venda y con un costo de producción más barato,
pero también podría enriquecerse pagándole menos a los empleados y aumentando
las horas de trabajo, con lo que repercutiría en el menor costo.
El Estado, pues, deberá negar
al Capital esa libertad total deseada o exigida.
La supervisión es necesaria
para que los beneficios que se obtengan provengan de manera justa
Pocas personas querían
trabajar en los campos americanos del algodón o de la caña de azúcar, con ese
sol tropical sobre sus cabezas, por lo que se recurrió a la esclavitud (hasta
10 millones de africanos) aunque hubo que esperar mucho tiempo en considerar la
esclavitud como algo inmoral porque, en un principio, el esclavo y el burro,
laboralmente hablando, sólo tenían una diferencia, ser bípedo o cuadrúpedo.
Si con uno ojo sólo se mira a
la producción y con el otro la ganancia o beneficio se pierde la perspectiva de
la justicia.
No nos gusta, a nadie, el “capitalismo
salvaje”, a muchos ni siquiera le gusta el “capitalismo moderado o domesticado”
pero la pregunta surge: ¿podemos vivir sin él?