Al hombre le cuesta llegar al
tercer y último estadio, el de la
Felicidad.
1.- Desde el principio el
hombre fue un HOMO SAPIENS cuyo objetivo era “saber”, “conocer” cómo son las
cosas, cómo funciona la naturaleza para salir bien parado en su relación con
ella.
Si era hostil, para
esquivarla. Si era beneficiosa, para aprovecharse de ella.
Naturalmente comenzó con un
“saber vulgar” y a base de experiencia y memoria comenzó a sospechar, por la
regularidad de los fenómenos, que pudiera haber una ley por la que se regían,
Al principio, y por la
experiencia, “sabían” que iba a ocurrir el fenómeno B tras el fenómeno A, pero
no sabían el “porqué” de lo mismo.
Era un saber práctico, al
servicio del vivir, no por el placer de saber.
“Saber-sabor-saborear-sabiduría”.
El “saber sabe bien”. El
“sabor del saber”. El que “busca-ama el saber”. “Sólo el sabio es feliz”
instalado en el saber o el filósofo buscando esa instalación, en el caminar
hacia ella.
Pero es que, en realidad, como
sólo Dios es Sabio, sólo Dios es Feliz, mientras los humanos participamos de lo
divino al buscar y perseguir la sabiduría, siendo conscientes de que nunca
residiremos, definitivamente, en ella.
El filó-sofo es el caminante
que morirá caminando pero que es/debe ser feliz en el camino y mientras camina.
2.- EL HOMO FABER.
Sería el hombre que no se
conforma con saber sino que aplica sus saberes, sus conocimientos. El que
“hace-fabrica-produce” cosas, artefactos, máquinas que interpone entre su
cuerpo y la naturaleza, potenciando el poder de sus manos.
Son los productos de la
civilización.
Su meta es agrandar la
cantidad y la calidad de los bienes necesarios y no necesarios, ya no para
sobrevivir, sino para vivir bien, para el bienvivir.
Este Homo Faber, desde la
elementalidad, llegará al HOMO TECHNOLOGICUS.
Y dará lugar al mundo del
“haber, del tener”.
3.- EL HOMO LUDENS.
El que disfruta de lo
conocido y de lo producido.
En el mundo actual muy pocos
lo practican porque no consiste tanto en la cantidad de cosas a tu disposición
como de la posición ante ellas.
Es aquello de “el más rico no
es el que más tiene, sino el que menos necesita”.
Cuantas menos necesidades,
más fácil es satisfacerlas.
El Hombre que Piensa era/es
un colectivo muy reducido, compuesto, en un principio, por aquellos que no tenían
que trabajar para vivir y que, actualmente, son los que no podrían vivir si no
trabajasen.
El Hombre que Trabaja es el
que para sobrevivir no tiene más remedio que trabajar, por lo que apenas
dispone de tiempo libre para dedicarlo a pensar.
El Hombre que Juega es el que
disfruta tanto valorando el conocimiento como en el uso de los objetos
producidos.
El pensador (aunque ya sea un
abuelo jubilado), el padre en su madurez y el niño nietzscheano serían los
representantes de estas tras categorías de “Homo”
El hombre, con sus
conocimientos aplicados (la tecnología) se enfrenta a la naturaleza, que se le
resiste, para dominarla, o crea una naturaleza artificial nueva.
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