Naturalmente nosotros, ombligófilos, apostamos por el Norte y por Occidente, porque es el nuestro, que es el mejor del mundo mundial. Pero del Sur procedemos. África tiene nuestra fe de nacimiento. Allí surgió
Cuando Europa estaba cubierta de sombras prehistóricas, los Imperios Orientales, marítimos o fluviales, ya estaban en las cimas de la civilización. De China, desde el (
De
De Egipto nos vino la majestuosidad arquitectónica, escultórica y pictórica; el papel (procedente del papiro), las ciencias prácticas (
De Asiria y Caldea, sus templos y palacios, su original escritura cuneiforme, el primer código escrito, el de Hammurabi, los ladrillos, el urbanismo de Babilonia y sus jardines colgantes. Los palacios y tumbas Persas, con sus relieves, su escultura decorativa; el maniqueísmo.
Los Imperios, como las personas, nacen, crecen, llegan a la cima, se reproducen y mueren, dando paso a otros imperios.
De los Hebreos nos perdura el monoteísmo y la revelación bíblica, el día de descanso consagrado a Dios. De Fenicios y sus colonias, el mercado como fuente de riqueza, la púrpura y el vidrio, la salazón de pescado, el alfabeto (una escritura resumida en la combinación de unas cuantas vocales y algunas más consonantes, no significativas que, tras su combinación, al formar palabras ya se hacen significativas).
Todo empezó por el Este y fue desplazándose hacia el Oeste, como la salida del sol, como la rotación de la tierra.
De los Árabes, las especias, la transmisión de las ciencias orientales, vocabulario variado, técnicas de regadío y agricultura horto-fructífera, la repostería. De Griegos, Romanos y Cristianismo ¿Qué decir, si son la sangre que, aún hoy, corre por nuestras venas?.
Es verdad que Occidente ha construido un enorme y magnífico edificio científico-tecnológico (¡qué lástima que no haya sido ni sea, al mismo tiempo, también ético y moral¡), pero los cimientos de este edificio nos lo han ido construyendo, históricamente, las civilizaciones de Oriente.
Y esta Europa, Occidente del Oriente histórico, ha pasado a ser el Oriente del nuevo Occidente, Estados Unidos, Canadá, las economías sudamericanas emergentes. Y sigue la civilización, como el sol, desde el Este, hasta el Occidente, y ahí está Japón, el Imperio del Sol naciente, de nuevo, con dominio absoluto en todo lo que tenga que ver con la tecnología de la vista, el oído y la velocidad. Riqueza tecnológica en expansión.
Y ahí está China, de nuevo, con la enormidad múltiple, demográfica y económica, cuyo jefe acaba de hacernos una visita y, sin decir “buenos días”, nos compra deuda. Europa, a la defensiva, se ha unido (“Europa unida, jamás será vencida”) pero está siendo invadida, económicamente, por “tiendas de todo a
Invasión pacífica, económica y social, de mercancías baratas y de mano de obra poco exigente, como queriendo cobrar, con intereses, los favores hechos a lo largo de la historia. Y, además, quieren, incluso, hacernos volver a
¡Que
Y aquí, unos presumiendo y poniendo su identidad en la raza no
contaminada, o en la cultura propia y original, o en la historia pionera,
o…cuando somos, todos, un “totum revolutum” de todo.
“Señor, perdónalos, que no saben lo que dicen”
“Palabra de agnóstico”
No hay comentarios:
Publicar un comentario