lunes, 23 de abril de 2012
EL LIBRO Y LA ROSA
En el Día del Libro, debido a mi incapacidad informática, remito al lector a www.tomasmorales.es, Descargas, pág 1, título Euromujer
jueves, 19 de abril de 2012
5.- SIGLO XX. REFLEXIONES (5)
LAS NUEVAS FILOSOFÍAS.
La filosofía, como un bloque de filosofemas, tal como ha sido impartida, hasta hoy, en el bachillerato, está condenada a desaparecer.
Las nuevas Filosofías tienen que ver con:
1.- La pasión por la ciencia y la tecnología, que están haciendo surgir Filosofías de las Ciencias (de la Biología, de la Física, de la Técnica, de la Astronomía,…).Una lista interminable de Filosofías Especializadas.
2.- La pasión por comprender la sociedad y los fenómenos sociales, cuyo objetivo es fomentar la sensatez y la repercusión, en la sociedad, de los avances científico-tecnológicos. La bioética y la ecología, orientando qué conviene hacer y qué no. Fenómenos como la clonación, la fecundación artificial, la ingeniería genética, la eutanasia,…
3.- La Vida Buena, el sentido, el amor a la sabiduría, la salvación, los fundamentos de una Moral Racional y Universal, válida para todos los hombres de todas las culturas y lugares, el establecimiento de los Derechos Humanos como están establecidas, a nivel general, las verdades científicas y los logros tecnológicos.
No habría que repetir, pero sí repensar, para el presente, los temas clásicos de la filosofía, con un espíritu crítico, esclarecedor.
Esto no sólo es posible, sino deseable.
Tras la deconstrucción del edificio antiguo en que nos albergábamos ¿debemos conformarnos con “vivir a la intemperie” o debemos construir un nuevo cobijo sobre cimientos racionales, universales, en el que todos quepamos?.
¿MATERIALISMO O HUMANISMO?
La esperanza de que la solución nos venga dada, regalada, desde fuera, siempre es un consuelo, pero es una pseudo esperanza.
“Esperar es desear, sin gozar, sin saber y sin poder” – dice Comte-Sponville, filósofo francés, materialista, racionalista y humanista, autor de “La felicidad desesperadamente”.
El materialismo puro y duro opta por el Carpe Diem, por la reconciliación con el presente.
Para el filósofo francés, los dos grandes males son: la añoranza de un pasado (que ya no es) y la esperanza de un futuro (que todavía no es).
Apuntarse al “no ser” es un camino equivocado.
El materialismo es una filosofía del presente, para los nuevos tiempos, pero con la razón como guía. Por eso, cuando se levanta la tormenta y llega el aguacero, el materialismo se convierte en un humanismo, ante algo urgente.
En nombre de Dios, de la Raza, de la Nación, o de lo que sea, se han realizado actuaciones humanas cabronas (violar, torturar, despedazar, por diversión, antes de matar a alguien, por ejemplo).
Un materialista duro nos dirá (no sé si como justificación), que si el determinismo familiar, social, educativo, económico, histórico, genético,…
Pero, ¿de verdad que no somos, al menos un poquito, libres respecto a la naturaleza y a la historia, y esos determinismo no son sino sólo condicionamientos que pueden ser obviados y superados, vencidos?.
Ocurre igual con los valores.
Afirmar, de manera absoluta, que “todo es relativo” es una “contraditio in terminis”, porque, entonces, ya hay algo absoluto, el que “todo es relativo”.
La ausencia de educación estética, para que, al “mirar”, poder “ver” la belleza, no implica la ausencia de valores estéticos, como ser un “cabrón” no implica la ausencia de valores morales.
Hay valores objetivos, que están ahí, desde el poder del amor a la belleza de un paisaje, desde el mar en calma o el mar bravío hasta la noche estrellada o la benignidad de un clima (por ejemplo el de nuestra Málaga).
Necesitamos valores objetivos para poder valorar subjetivamente.
Aunque la necesidad de algo no convierte a este algo en real, en existente.
Muchas veces es al revés. Tendemos a inventar lo que necesitamos. Y, peor aún, tras inventarlo pasamos a defenderlo a capa y espada, como si fuera real.
Quizá esa “necesidad de Dios”, que proclaman algunos, no sólo no sea una prueba de su existencia sino su mayor objeción a que exista, retratando al que eso afirma.
Cuando un materialista afirma, taxativamente, que “no somos libres” lo dice convencido de que es libre para pensarlo y decirlo, lo que supone una “contraditio”.
Si la Historia, si la Sociedad,…. nos determina ¿cómo y por qué intentar cambiarlas?.
El materialista, al ser amigo de lo que “es”, el presente, defiende el “Carpe diem”, pero no dudará, ni un instante, en que cuando su “diem” se presente oneroso, negro,…. intentará cambiarlo, con la esperanza de lograr un mundo mejor (que todavía “no es”).
La libertad nos define. Los valores nos atraen, nos solicitan.
Todo humanismo no materialista necesita la trascendencia, aunque no necesariamente la trascendencia divina (como luego veremos), pero sí otra trascendencia. De esta forma no volvemos al pre-nietzscheanismo, sino al post-nietzscheanismo.
martes, 17 de abril de 2012
5.- SIGLO XX. REFLEXIONES (4)
Al darwinismo biológico ha seguido el darwinismo social y ahora estamos asistiendo al darwinismo tecnológico.
Además, no sólo somos “tecnológicos”, sino que también somos “competitivos”. Aquello satisface, esto cansa y frustra, porque los cajones de los ganadores premiados son sólo tres y dos de ellos felicitan al realmente ganador. Desde el cuarto hasta el último, aunque se autoengañen proclamando haber sido “participantes”, en realidad, en una competición, son “perdedores”.
¿Qué otra cosa es la “globalización” sino la “competitividad generalizada”?.
Ya no se persiguen ideales trascendentales sino que el objetivo es no quedarse atrás e ir más de prisa que los demás, en una carrera desaforada de competitividad.
En esta carrera ya no se mira tanto al frente como a ambos lados, para ver el ritmo de los otros y controlar la carrera.
¿No funciona la economía moderna de modo parecido al principio de la selección natural de Darwin?.
Ninguna empresa, ningún centro de investigación, como ninguna especie, quieren llegar a tener que extinguirse.
Todos y cada uno de ellos aspira, en primer lugar, a no ser descalificado y eliminado, teniendo que abandonar la carrera, por cierre y, en segundo lugar, poder subir al podio.
Este proceso se ha convertido en algo automático, incontrolable, incluso ciego, con juego sucio, porque el mismo proceso está más allá de todas las voluntades conscientes de los competidores.
Pero esta enloquecida carrera tecnológica, por ver quién llega antes y más lejos, no tiene otro objetivo más allá que correr y correr.
El recién fallecido, Steve Jobs, el creador de Apple, con, entre otros, su iPod, su iPhon, su iPad, y demás ¿cuál era su objetivo?
Es el dominio por el dominio mismo. Progresar o morir por inanición.
Siempre en un movimiento incesante y que no descansa en ningún tipo de proyecto común, con la vista puesta en engullir al contrincante.
Por primera vez, en la historia de la vida una especie viva, la humana, dispone de una capacidad tecnológica para destruir su propia casa, el planeta entero, sin ser consciente (o sí) del peligro que conlleva y sin tener ni idea de a dónde quiere ir.
No sólo poder de “transformación” (algo loable), sino poder de destrucción (algo censurable).
¿Es el hombre, con su pasión tecnológica, un gigante con el cerebro de un mosquito?
¿Puede estar garantizada la supervivencia de la especie?
¿Quién puede tomar las riendas?.
¿Sirve para algo el Protocolo de Kioto y otras reuniones por el estilo además de para parlotear con un discurso moralizador de prometer, todos, que van a ser buenos y no van a hacer sufrir más al planeta tierra?.
¿Podemos ser optimistas o debemos ser temerosos, no siendo que cualquier temerario…?
La amenaza, siempre presente, hace que estemos instalados en la inquietud.
¿Puede interpretarse esta loca carrera tecnológica como otra manifestación de la voluntad de poder?
¿Nos llevará al borde del precipicio o a una llanura tranquila de paz y felicidad, como querían los ilustrados?
El control de la tecnología de poder destructivo nunca estará en manos seguras, ni siquiera de quienes son conscientes de la tragedia a venir,
Y lo malo no es el poder (que también lo es) sino la ausencia de poder, que sería peor para todos (en contra de los grupos de antiglobalización).
La única solución que se me ocurre sería tomar o retomar las riendas. Pero ¿pueden hacerlo las democracias, cuya estrategia, como método, puede producir mayorías, muchas veces nefastas?. ¿Lo haría mejor una dictadura?. Así lo creyó Heidegger, con Hitler.
La duda se ha quedado a vivir con nosotros.
lunes, 16 de abril de 2012
5.- SIGLO XX. REFLEXIONES (3)
En la vida cotidiana, lo civil se ha impuesto a lo religioso, los hospitales y centros de salud a los santuarios y a las iglesias, las aspirinas a las oraciones, los cirujanos a los obispos,….
Pero, como dice Heidegger: “el advenimiento del mundo de la tecnología ha dejado en suspenso la pregunta por el “sentido”.
Los ideales de la Modernidad, la Razón Ilustrada, que nos haría más libres, más autónomos, con la idea de Progreso y para Toda la Humanidad, ¿qué ha sido de todo ello?.
¿Dónde está ese mundo entero democratizado, en el que todos seríamos “ciudadanos”, con los Derechos Humanos permeando todas las facetas de la vida?
¿Nos encamina hacia él tánta y tan sofisticada tecnología?
¿Sigue vigente el ideal ilustrado de conocer y dominar la naturaleza, para ser señores y no esclavos de ella, con la ciencia y la técnica como los nuevos bálsamos de Fierabrás, los dos nuevos dioses, si no omnipotentes, sí muy poderosos, como medios para el fin: la libertad, la autonomía, la libertad?
¿Sigue siendo éste el ideal? ¿Nos encamina hacia él la idea de progreso que vertebra nuestra civilización occidental?. ¿Estamos en ello?.
Es verdad que la ciencia y sus descubrimientos están deshaciendo y resolviendo los “misterios”, tan arraigados en las mentes de nuestros antecesores.
Es verdad que hemos descubierto el truco de la naturaleza: su funcionamiento de manera racional; y es verdad que nosotros, con nuestra razón la hemos usado de llave que nos abre la puerta de su actuar. Así la vencemos, no oponiéndonos a ella, sino obedeciéndola, acompañándola, yendo de su mano.
Ya no tenemos que “soportarla”, la hemos usado como medio para nuestra vida feliz.
La naturaleza, así, ha dejado de ser “sagrada” (y tener que adorarla) y ha dejado de ser “misteriosa” (y tener que temerla) y la hemos convertido en ese gran e inagotable almacén de objetos de los que podemos usar a discreción.
La ciencia, con sus conocimientos, descubre el secreto de la naturaleza, la tecnología es la encargada de domeñarla, poniendo en práctica esos conocimientos.
El tándem perfecto.
¿Siguen siendo sus objetivos la Libertad y la Felicidad de la Humanidad?
¿Son mis nietos más libres y más felices al disponer de tántos y tan sofisticados juegos, que yo cuando usaba el mango de la escoba que, entre las piernas, se convertía en un caballo?.
El Mundo del SER y el Mundo del TENER.
¿Tenemos Más, pero Somos más?. ¿Satisfacen, llenan, los objetos de la tecnología?.
Poco o nada tiene que ver la tecnología de aquella revolución industrial que llevó a los pensadores a soñar con el paraíso terrestre, ya no dado por Dios, como regalo, sino construido por nosotros, como meta, con las nuevas tecnologías de la última mitad del siglo XX y la del siglo XXI.
Aquellos inventos mecánicos eran sustitutos potenciadores y superadores del pesado y fatigoso trabajo manual, nada que ver con la actual tecnología, global, instantánea y capaz de llevarnos de visita a otros planetas y viajar por el espacio.
Aquel optimismo y aquella fe de los Ilustrados están, cada vez, más en cuestión.
Es verdad que se propusieron, y en parte consiguieron, desterrar la superstición y el obscurantismo medievales, pero nosotros, “homines technologici”, hemos creado nuestros propios fantasmas: el miedo a que todo esto se nos escape de las manos o que un loco de atar lo ponga en funcionamiento con propósitos aviesos, sea en nombre de la raza o de la religión.
En nuestra mente están instalados el nombre de un alemán y el de varias organizaciones terroristas, propias y ajenas.
Creíamos haber superado y dejado atrás el Argumento de Autoridad y nunca tanto como ahora creemos en lo que nos dicen los científicos y tecnólogos.
NO lo sabemos. NOS lo creemos.
Es verdad que hemos superado aquel concepto religioso y moral de la vida, que los traspasaba todo, pero hemos creado nuestros propios ídolos, de los que dependemos y nos sentimos a la intemperie con el primer apagón de la luz, o la ausencia de combustible.
Nuestra ufanía de dominio de la naturaleza, de cuando en cuando se nos cae por los suelos, cuando la naturaleza se despereza y nos recuerda, en su idioma, con un tsunami o una riada, que no todo está controlado, que pueden ganarse batallas pero puede perderse la guerra.
Esa era el camino, “savoir”, para la meta, “prevoir y pouvoir”. Y a tanto no hemos llegado. Lo último de Japón y del sudeste asiático son la firma de la naturaleza, que nos zamarrea y nos recuerda que….
Si el Progreso es Libertad y Felicidad, ¿estamos “progresando”, realmente?
Sólo con esta Razón Instrumental y Tecnológica, evidentemente, NO.
¿Estamos usando, adecuadamente, las otras Razones: la Ética, la Social, la Comunicativa,…?.
domingo, 15 de abril de 2012
EPÍLOGO A M.M.M. DE MUJER
Aún en los años cincuenta, un chavalín (yo) cantaba, machadianamente, para prepararme a la primera comunión, el catecismo del Padre Astete, “el Astete”.
A los jóvenes de hoy, lo que voy a contar le sonará a prehistoria. Pero en los años cincuenta, en España, se imponía, obligatoriamente, “el Astete”, a menos en mi pueblo.
El Padre Gaspar Astete murió en 1.601 (la cifra está bien puesta y no está equivocada, 1.601).
Su “Catecismo de la Doctrina Cristiana”, del siglo XVI, sirvió para la expansión de la Contrarreforma y para la Evangelización del Nuevo Mundo.
Pero en mi pueblo, en pleno siglo XX, con D. Isidro y con D. Eduardo, estaba vigente el Astete del siglo XVI (que llegó hasta las 1.000 ediciones).
El Catecismo estaba redactado en Preguntas y Respuestas.
Pregunta.-……..
Respuesta: Jesucristo no fue concebido ni nació como los demás hombres.
Pregunta.- Pues, ¿cómo se obró el misterio de su Concepción?.
Respuesta.- En las entrañas de la Virgen María formó el Espíritu Santo, de la PURÍSIMA SANGRE DE ESTA SEÑORA, un Cuerpo perfectísimo; creó de la nada un Alma y la unió a aquel Cuerpo, y en el mismo instante a este Cuerpo y Alma se unió el Hijo de Dios y, de esta suerte, el que antes era sólo Dios, sin dejar de serlo. Quedó hecho hombre.
Pregunta.- Y ¿cómo nació milagrosamente?.
Respuesta.- Saliendo del vientre de María Santísima, sin detrimento de su virginidad, a la manera como el rayo del sol sale por un cristal sin romperlo y sin mancharlo.
“Y todo el coro infantil / íbamos cantando la lección / mil veces ciento, cien mil / mil veces mil, un millón”
Teniendo presente las tres entradas anteriores, sobre el tema de “La Mujer y la Sangre”, mi duda y mi pregunta es si los curas, en 1.950, seguían creyendo que el feto, el nasciturus, se formaba por la “Sangre Vital de la Mujer”
Porque si lo sabían y nos enseñaban estas cosas, Malo. Pero, si no lo sabían, Peor.
Teniendo, también, en cuenta, las varias entradas en el blog sobre Nietzsche, y su Anticristo y sus invectivas contra el Cristianismo, quiero bajar un texto de la que iba a ser su obra principal y que no llegó, en vida, a publicar, “La Voluntad de Poder” (párrafo 409):
“He declarado la guerra al ideal anémico del Cristianismo (al igual que a todo lo que lo circunda), no con la intención de acabar con él sino para poner fin a su tiranía (….) La continuación del ideal cristiano forma parte de las cosas más deseables, pues el ideal que se quiere hacer valer a su costa (y puede que encima de él), precisa adversarios, adversarios fuertes para hacerse vigoroso. Ésta es la forma en que nosotros, los inmoralistas, utilizamos la fuerza de la moral: nuestro instinto de conservación desea que nuestros adversarios conserven sus fuerzas, pues lo único que se persigue es dominar a las adversarios”
(Sentía la necesidad de decirlo)
A los jóvenes de hoy, lo que voy a contar le sonará a prehistoria. Pero en los años cincuenta, en España, se imponía, obligatoriamente, “el Astete”, a menos en mi pueblo.
El Padre Gaspar Astete murió en 1.601 (la cifra está bien puesta y no está equivocada, 1.601).
Su “Catecismo de la Doctrina Cristiana”, del siglo XVI, sirvió para la expansión de la Contrarreforma y para la Evangelización del Nuevo Mundo.
Pero en mi pueblo, en pleno siglo XX, con D. Isidro y con D. Eduardo, estaba vigente el Astete del siglo XVI (que llegó hasta las 1.000 ediciones).
El Catecismo estaba redactado en Preguntas y Respuestas.
Pregunta.-……..
Respuesta: Jesucristo no fue concebido ni nació como los demás hombres.
Pregunta.- Pues, ¿cómo se obró el misterio de su Concepción?.
Respuesta.- En las entrañas de la Virgen María formó el Espíritu Santo, de la PURÍSIMA SANGRE DE ESTA SEÑORA, un Cuerpo perfectísimo; creó de la nada un Alma y la unió a aquel Cuerpo, y en el mismo instante a este Cuerpo y Alma se unió el Hijo de Dios y, de esta suerte, el que antes era sólo Dios, sin dejar de serlo. Quedó hecho hombre.
Pregunta.- Y ¿cómo nació milagrosamente?.
Respuesta.- Saliendo del vientre de María Santísima, sin detrimento de su virginidad, a la manera como el rayo del sol sale por un cristal sin romperlo y sin mancharlo.
“Y todo el coro infantil / íbamos cantando la lección / mil veces ciento, cien mil / mil veces mil, un millón”
Teniendo presente las tres entradas anteriores, sobre el tema de “La Mujer y la Sangre”, mi duda y mi pregunta es si los curas, en 1.950, seguían creyendo que el feto, el nasciturus, se formaba por la “Sangre Vital de la Mujer”
Porque si lo sabían y nos enseñaban estas cosas, Malo. Pero, si no lo sabían, Peor.
Teniendo, también, en cuenta, las varias entradas en el blog sobre Nietzsche, y su Anticristo y sus invectivas contra el Cristianismo, quiero bajar un texto de la que iba a ser su obra principal y que no llegó, en vida, a publicar, “La Voluntad de Poder” (párrafo 409):
“He declarado la guerra al ideal anémico del Cristianismo (al igual que a todo lo que lo circunda), no con la intención de acabar con él sino para poner fin a su tiranía (….) La continuación del ideal cristiano forma parte de las cosas más deseables, pues el ideal que se quiere hacer valer a su costa (y puede que encima de él), precisa adversarios, adversarios fuertes para hacerse vigoroso. Ésta es la forma en que nosotros, los inmoralistas, utilizamos la fuerza de la moral: nuestro instinto de conservación desea que nuestros adversarios conserven sus fuerzas, pues lo único que se persigue es dominar a las adversarios”
(Sentía la necesidad de decirlo)
viernes, 13 de abril de 2012
5.- SIGLO XX. REFLEXIONES (2)
Y los habrá que afirmen que “esto es lo que hay” y que hay que ser realista y adaptarse a ello.
Y lo que hay es la Globalización Capitalista y la Tecnificación Omnipresente, hija del Capitalismo y del Liberalismo, acusados de acrecentar las desigualdades, de devastar, de arrasar, las culturas e identidades regionales, de reducir la diversidad biológica, de enriquecer a los ricos (cada vez menos pero cada vez más ricos) y empobrecer a los pobres (cada vez más y cada vez más pobres).
Y, contra este frente ofensivo, están los grupos ecologistas (más bien ecólatras) y los antiglobalización (aunque se desplacen en avión).
Lo cierto es que la tecnificación globalizada nos permite hacer una historia común y una democracia global, en la que todos puedan participar.
La tecnología no sólo cambia, año a año, (el móvil, Internet, el IPad 2, 3,….). Es que tiene que cambiar, para sobrevivir y no ser engullida por la competencia.
Cada año nuestro móvil pesa menos, la pantalla es más grande, tiene más capacidad, las funciones se multiplican…. Cada año…. Cada mes…. Y los coches, y los enseres del hogar, y los ordenadores (que antes de dominarlos del todo ya se quedan anticuados) y….. y….. y….
Pero toda esta carrera desbocada, en que los codazos y las zancadillas, el pisar la linde, es habitual, que nos facilita cada vez más cosas ¿Nos hace más felices?.
Así como una peonza o una bicicleta, si se paran se caen, así es el mundo en el que estamos ubicados y nos envuelve por doquier, un mundo globalizado que porta en sus venas la tecnología.
Podemos observar a cualquier inmigrante de patera, del que suponemos su calamitosa situación económica, con su móvil de última generación pegado a la oreja y hablando con… o cualquier niño de primaria que no puede desprenderse del suyo.
La pregunta es: ¿hacia dónde nos lleva esta acelerada tecnificación omnipresente?, ¿cuál es su proyecto?, ¿hacia qué fin se dirige?, ¿o todo es “correr por correr” porque “hay que correr” porque si no, como la bicicleta, se cae?.
¡Qué duda cabe de la utilidad de la bicicleta como un medio “para” (desplazarte, hacer ejercicio, ganar una competición,….). Pero ¿”correr por correr”, en espiral, sólo para no caerte?.
¿Mira la tecnología hacia adelante o hacia ambos lados, controlando a los rivales, para no quedar eliminada?.
¿No es todo esto un sinsentido y una ausencia total de proyecto?.
¿Cuál es la finalidad de la tecnología? (y no me refiero a los empresarios que la crean y nos la vende para….)
¿Nos hace más felices poder descargar la última actualización del último programa mientras, quizá, desatendemos a la familia?.
Bienvenida sea la tecnología, pero como medio “para”, pero ¿cuál es su fin último? (porque su fin inmediato es no perecer y enriquecer a sus dueños). ¿Hacernos más felices?.
¿Y a nivel global?.
Y lo que hay es la Globalización Capitalista y la Tecnificación Omnipresente, hija del Capitalismo y del Liberalismo, acusados de acrecentar las desigualdades, de devastar, de arrasar, las culturas e identidades regionales, de reducir la diversidad biológica, de enriquecer a los ricos (cada vez menos pero cada vez más ricos) y empobrecer a los pobres (cada vez más y cada vez más pobres).
Y, contra este frente ofensivo, están los grupos ecologistas (más bien ecólatras) y los antiglobalización (aunque se desplacen en avión).
Lo cierto es que la tecnificación globalizada nos permite hacer una historia común y una democracia global, en la que todos puedan participar.
La tecnología no sólo cambia, año a año, (el móvil, Internet, el IPad 2, 3,….). Es que tiene que cambiar, para sobrevivir y no ser engullida por la competencia.
Cada año nuestro móvil pesa menos, la pantalla es más grande, tiene más capacidad, las funciones se multiplican…. Cada año…. Cada mes…. Y los coches, y los enseres del hogar, y los ordenadores (que antes de dominarlos del todo ya se quedan anticuados) y….. y….. y….
Pero toda esta carrera desbocada, en que los codazos y las zancadillas, el pisar la linde, es habitual, que nos facilita cada vez más cosas ¿Nos hace más felices?.
Así como una peonza o una bicicleta, si se paran se caen, así es el mundo en el que estamos ubicados y nos envuelve por doquier, un mundo globalizado que porta en sus venas la tecnología.
Podemos observar a cualquier inmigrante de patera, del que suponemos su calamitosa situación económica, con su móvil de última generación pegado a la oreja y hablando con… o cualquier niño de primaria que no puede desprenderse del suyo.
La pregunta es: ¿hacia dónde nos lleva esta acelerada tecnificación omnipresente?, ¿cuál es su proyecto?, ¿hacia qué fin se dirige?, ¿o todo es “correr por correr” porque “hay que correr” porque si no, como la bicicleta, se cae?.
¡Qué duda cabe de la utilidad de la bicicleta como un medio “para” (desplazarte, hacer ejercicio, ganar una competición,….). Pero ¿”correr por correr”, en espiral, sólo para no caerte?.
¿Mira la tecnología hacia adelante o hacia ambos lados, controlando a los rivales, para no quedar eliminada?.
¿No es todo esto un sinsentido y una ausencia total de proyecto?.
¿Cuál es la finalidad de la tecnología? (y no me refiero a los empresarios que la crean y nos la vende para….)
¿Nos hace más felices poder descargar la última actualización del último programa mientras, quizá, desatendemos a la familia?.
Bienvenida sea la tecnología, pero como medio “para”, pero ¿cuál es su fin último? (porque su fin inmediato es no perecer y enriquecer a sus dueños). ¿Hacernos más felices?.
¿Y a nivel global?.
jueves, 12 de abril de 2012
5.- SIGLO XX. REFLEXIONES (1)
DECONSTRUCCIÓN.
¿Qué puede decirse después de NIETZSCHE?.
Volver atrás, a posiciones anteriores, siempre será/sería un atraso, porque si hubiesen sido lo suficientemente fuertes, vigorosas, potentes, no habrían sucumbido y hubieran aguantado todas las críticas.
Si perecieron fue porque no podían seguir vivas.
Querer restaurar paraísos perdidos es/sería no tener sentido histórico y desandar lo ya andado.
Los problemas con que tienen que enfrentarse las democracias modernas no son las de etapas pasadas.
Hoy están los parados, los jóvenes, las mujeres, la crisis económica, los mercados, la deuda, la globalización,…Todo ello no aparecía en etapas anteriores.
La nueva misión a conseguir no puede ser recuperar el pasado sino encauzar el futuro con el duro presente en el que nos encontramos.
Los paraísos perdidos no fueron auténticos paraísos, además, para nosotros se han volatilizado.
Si es verdad que no puede irse “contra la Razón”, dejar la Razón a su aire, libre y alegremente, es tanto o más peligroso (y la historia ha sido testigo).
Como no se puede correr con el freno echado, pero correr sin freno, a toda máquina, es mucho peor.
Ni añorar poner la marcha atrás ni exponerte al accidente.
“Los sueños de la Razón crean monstruos” – Goya dixit con pinceles.
Trágico es intentar ser Ícaros, tanto por el peligro de la cercanía al sol como por la exposición a caer en picado, por agotarse el combustible y no contar con la gravedad.
Es un ideal meterle mano a la realidad, para transformarla, a mejor, pero existe el peligro de acabar metiendo la pata y cambiarla a peor.
Los otros dos deconstructores, genealogistas, destructores de ídolos, son MARX y FREUD.
No podemos obviar a estos tres pensadores, para readaptarlos, matizados, al presente, o para seguirlos, o para acabar con ellos. Los necesitamos vivos o muertos, porque sus esquemas ideológicos están, perennemente, desafiándonos.
Los tres conforman el denominado grupo de “Filósofos de la sospecha”, materialistas y antitrascendentalistas.
Los tres “sospechan” que hemos sido engañados con unos metarrelatos que considerábamos ideales a conseguir, metas a las que llegar, objetivos a conquistar.
Pero no sólo estos tres materialistas, también las Ciencias Humanas han continuado la labor de deconstrucción.
Por ejemplo, los sociólogos, que afirman el determinismo familiar y social y nuestra no libertad ni autonomía, como afirmaban, en voz alta, los ilustrados.
¿Y los antropólogos?, ¿que afirman que los ídolos en que creíamos no eran más que “adaptaciones al medio”?
Defender la Democracia y los Derechos Humanos ¿son acciones inteligentes, libres, desinteresadas….?, ¿o son egoísmo disfrazado para que no desaparezca la especie humana y para ella (para la especie) son más útiles la cooperación y la armonía que el individualismo y la guerra?.
Pero no toda la filosofía del siglo XX es deconstructiva.
Hay una extraordinaria filosofía analítica, además de filósofos seguidores y que sintonizan con la onda de Kant y que nos hablan de “Sociedad Justa” y de “Principios Éticos”, tales como Popper, Habermas. Appel o Rawls.
Aunque, sobre todo en Francia, haya un elenco de seguidores modernos de la “sospecha”, que tratan de demostrar la lógica oculta e inconsciente, que nos determina, sin ser, naturalmente, conscientes de ella.
¿Qué puede decirse después de NIETZSCHE?.
Volver atrás, a posiciones anteriores, siempre será/sería un atraso, porque si hubiesen sido lo suficientemente fuertes, vigorosas, potentes, no habrían sucumbido y hubieran aguantado todas las críticas.
Si perecieron fue porque no podían seguir vivas.
Querer restaurar paraísos perdidos es/sería no tener sentido histórico y desandar lo ya andado.
Los problemas con que tienen que enfrentarse las democracias modernas no son las de etapas pasadas.
Hoy están los parados, los jóvenes, las mujeres, la crisis económica, los mercados, la deuda, la globalización,…Todo ello no aparecía en etapas anteriores.
La nueva misión a conseguir no puede ser recuperar el pasado sino encauzar el futuro con el duro presente en el que nos encontramos.
Los paraísos perdidos no fueron auténticos paraísos, además, para nosotros se han volatilizado.
Si es verdad que no puede irse “contra la Razón”, dejar la Razón a su aire, libre y alegremente, es tanto o más peligroso (y la historia ha sido testigo).
Como no se puede correr con el freno echado, pero correr sin freno, a toda máquina, es mucho peor.
Ni añorar poner la marcha atrás ni exponerte al accidente.
“Los sueños de la Razón crean monstruos” – Goya dixit con pinceles.
Trágico es intentar ser Ícaros, tanto por el peligro de la cercanía al sol como por la exposición a caer en picado, por agotarse el combustible y no contar con la gravedad.
Es un ideal meterle mano a la realidad, para transformarla, a mejor, pero existe el peligro de acabar metiendo la pata y cambiarla a peor.
Los otros dos deconstructores, genealogistas, destructores de ídolos, son MARX y FREUD.
No podemos obviar a estos tres pensadores, para readaptarlos, matizados, al presente, o para seguirlos, o para acabar con ellos. Los necesitamos vivos o muertos, porque sus esquemas ideológicos están, perennemente, desafiándonos.
Los tres conforman el denominado grupo de “Filósofos de la sospecha”, materialistas y antitrascendentalistas.
Los tres “sospechan” que hemos sido engañados con unos metarrelatos que considerábamos ideales a conseguir, metas a las que llegar, objetivos a conquistar.
Pero no sólo estos tres materialistas, también las Ciencias Humanas han continuado la labor de deconstrucción.
Por ejemplo, los sociólogos, que afirman el determinismo familiar y social y nuestra no libertad ni autonomía, como afirmaban, en voz alta, los ilustrados.
¿Y los antropólogos?, ¿que afirman que los ídolos en que creíamos no eran más que “adaptaciones al medio”?
Defender la Democracia y los Derechos Humanos ¿son acciones inteligentes, libres, desinteresadas….?, ¿o son egoísmo disfrazado para que no desaparezca la especie humana y para ella (para la especie) son más útiles la cooperación y la armonía que el individualismo y la guerra?.
Pero no toda la filosofía del siglo XX es deconstructiva.
Hay una extraordinaria filosofía analítica, además de filósofos seguidores y que sintonizan con la onda de Kant y que nos hablan de “Sociedad Justa” y de “Principios Éticos”, tales como Popper, Habermas. Appel o Rawls.
Aunque, sobre todo en Francia, haya un elenco de seguidores modernos de la “sospecha”, que tratan de demostrar la lógica oculta e inconsciente, que nos determina, sin ser, naturalmente, conscientes de ella.
miércoles, 11 de abril de 2012
M.M.M. de Mujer (y 3).
¿Por qué se le llama a Jesús “Hijo del hombre”?. ¿Es que María no era su madre?. ¿Es que San José no era, sólo, P.P. (Padre putativo) pero no padre biológico?. ¿De qué “hombre” es hijo Jesús de Nazaret?.
El llamar “misterio” a lo incomprensible ha sido causa, por miedo y por respeto al misterio mismo, para no “contaminarlo con nuestra humana razón”, de no querer intentar su explicación, su conocimiento, sus causas.
Así fue durante toda la prehistoria y casi toda la historia, con el “misterio de la fecundación”, en manos de Dios, al que deberíamos pedírselo.
Así, pues, por simple experiencia y/o constatación, la Menarquía era la “salida de la infancia y la entrada en el círculo de las mujeres fértiles”, mientras la Menstruación era la confirmación de que se seguía en el “círculo de las mujeres fértiles”, mientras que la Menopausia, era la entrada en “la posada de la Sabiduría”, siendo las consejeras y asesoras, tras su experiencia vital.
Con la llegada de la Menarquía la joven pasa a ser considerada no sólo objeto de deseo masculino, sino moneda de cambio para una descendencia legítima, pasando del dominio del padre (varón) al dominio del marido (varón).
Como durante el embarazo no hay pérdida de sangre es porque ésta, la sangre, alimenta, nutre al feto, y, tras nacer éste, la “sangre vital” se convierte en “leche” (sangre nutricia) que sigue alimentando al ya nacido, hasta que llega el momento en que el padre se hace cargo del niño y es él el encargado de alimentarlo.
Para nosotros los antiguos “misterios de la menstruación y de la fecundación” se han volatilizado. Los hemos convertido en Conocimientos. Sabemos todo el proceso. Incluso podemos provocarlo, de manera artificial, sin esperar a que la naturaleza actúe, a su ritmo.
Hoy día sabemos que el óvulo de la mujer, que se encuentra en una de las trompas de Falopio, si no es fecundado por espermatozoide alguno, el endometrio (que se había preparado para recibir al óvulo fecundado), ya no es necesario, y se desprende.
El desprendimiento de este tejido, junto con una pequeña cantidad de sangre, origina el “flujo menstrual”, más comúnmente conocido como “regla” o “período”.
Y el secreto de la “concepción” queda al descubierto al comprobar cómo el óvulo queda fecundado por el espermatozoide y, fruto de lo cual, se engendra el feto y posteriormente bebé.
Pero durante toda la prehistoria y gran parte de la historia fue visto así.
Ya desde Esquilo y Aristóteles, siguiendo por San Agustín, San Alberto y Santo Tomás, el varón era el “progenitor exclusivo” del niño.
El padre “procrea”, la mujer sólo “conserva y nutre” el retoño paterno, de ahí que sea menos punible el asesinato de la mujer que el del varón.
Hay un principio filosófico que afirma que: “Todo principio activo produce algo semejante a él”.
Pero, según este principio, y teniendo en cuenta lo anterior, todos deberían nacer “varones”.
Y así debería ser. Lo que ocurre es que, por circunstancias “desfavorables”, nacen mujeres, que son “varones fallidos”, “varones mutilados”, algo “no querido en sí” y que dimana de un defecto.
La mujer, pues, es “un fracaso varonil”, un “producto secundario de la naturaleza”, que sólo se da cuando fracasa la primera intención de la naturaleza, que apunta a los varones.
(Hoy, sabemos, que “es, todo, exactamente, al revés”. “La primera intención” de la naturaleza se encamina a ser mujer, y sólo “sale” varón cuando ocurre que…)
La mujer es “un fallo”, aunque Dios cuenta con él (con ella) para la procreación.
A la mujer, pues, casi debería darle vergüenza existir.
Dios creó a la mujer “para” Adán y sólo para la procreación, pues para las demás actividades un varón es mejor ayuda para otro varón.
Santo Tomás, (nada menos que Santo Tomás), afirmará que “hay que querer al padre más que a la madre”, lo que, lógicamente se deduce de lo anteriormente expuesto, al ser el único progenitor.
La mujer es la que “pare” al hijo, pero “educarlo” es responsabilidad exclusiva del padre.
La defensa, a ultranza, de la indisolubilidad del matrimonio es porque la mujer, que es la que pare, es incapaz de educar a su hijo. El padre es absolutamente necesario. Él sólo se basta y se sobra, únicamente que no puede parirlo.
Si Eva fue hecha “para” Adán, y tiene la única finalidad de dar a luz, ¿qué decir de las mujeres que juran/prometen el voto de castidad y renuncian, voluntariamente, a ser madres?. ¿No va contra el mandato bíblico?.
Lo de llevar la alianza y decir que están “casadas con Dios” son, sólo, salidas terminológicas tangenciales.
Que a la Directora de una comunidad se la llame “Madre” es otra salida terminológica.
Decir que alguien es “padre o madre espirituales” otra salida más.
martes, 10 de abril de 2012
M.M.M. de Mujer (2).
“Mens-trual”, viene de “mensis-is” (latín, 3ª declinación) = “mes” (pero “mes lunar”, “mes natural”, (nada que ver con los meses artificiales (Mayo, Junio, Julio, Agosto (meses mitológicos o históricos), ni con Septiembre (7º), Octubre (8º), Noviembre (9º), Diciembre 10º) (meses numéricos) ).
De ahí, también que, según otros, “mensis”, “menstrual” proceda del griego “mene” = “Luna”.
¿Por qué todas las mujeres vertían sangre, cada mes lunar, “por ahí”, por donde se orina, por donde se llega al máximo placer y por donde vienen los niños?. Estarían preguntándoselo, durante el 99% del tiempo que el hombre lleva sobre la tierra, y al “no saberlo” creerían cualquier mito. De ahí el “tabú” de la sangre y la superstición de la “menstruación”, por lo tanto, hay que “ocultar la sangre”, “que se está con la regla”, “que se tiene el período” (un buen negocio, hoy, para los industriales de higiene femenina, con tampones, con compresas desechables…., pero una duda perenne y con tintes maléficos en la mente de los antiguos)
(Ya entonces, pues, a su manera, también, “que no se note”, “que pase desapercibida”).
Pero lo más grave (y estoy imaginándomelo) sería lo de la mujer del Evangelio, la “hemorroísa”, (del latín “haemorrois” = “mujer que, durante 12 años, padecía flujo continuo de sangre, mujer con hemorragia continua, “crónica”).
NOTA:
(No soy ni doctor bíblico ni especialista en Escrituras. Soy una persona normal, que lee e interpreta lo que lee. Y lo que leo es “hemorroísa” y esto tiene relación con “hemorroides” y, como más abajo expongo, las hemorroides tienen que ver con el ano. Si no fuera así, y “hemorroísa” fuese sólo “sangre uterina”, “menstruación irregular crónica”, mi comentario no sería el que es).
Se supone, pues, que la hemorroísa, al ser mujer, era doblemente impura, además sangrando por donde la sangre nunca se convertiría en “sangre vital” y por donde el sexo (si lo hubiera practicado) no sería “reproductivo” (otro pecado a añadir).
(Lo de “12” años (número simbólico, que aparece en los tres Evangelios Sinópticos), puede entenderse en un doble sentido: bien para TODOS los judíos (las 12 tribus), bien como “total” o “plenitud” (“impureza absoluta”).
Lo cierto es que toda mujer “sangrante” (bien por la abertura vaginal (durante la “regla”) bien por el ano (continuamente) ) era excluida de la esfera de lo sagrado (prohibición de entrar en el templo, pues la impureza era un obstáculo para la relación con Dios, tanto en ella como en aquel que entrara en contacto con ella) y transmisora de impureza a todo lo que tocase (personas o cosas). Tanto la silla sobre la que sienta, la ropa con la que se cubre, los cubiertos y el plato que usa,…).
Pero, no sólo entre los judíos, pues en el Concilio de Nicea, en el siglo IV d.C. se aprobó prohibir la entrada de la mujer menstruante en la Iglesia.
La hemorroísa, doblemente impura, doblemente excluida y marginada, se acerca, “por detrás” a Jesús, para tocar su manto, no con el propósito de transmitirle “su impureza” (que así sería interpretado), sino con la esperanza de la acción sanadora de Aquel que, dicen, que hace milagros, que le da vista a los ciegos, pone a andar a los tullidos,… hasta resucita a los muertos.
Sólo así, curada de la enfermedad, dejará de ser “una persona sin familia” y volverá a sentirse y ser tratada como persona, pues, en la situación en que se encuentra, ni puede tener relaciones sexuales, ni casarse, ni poder convivir con sus familiares, ni tocar a sus amigos,… Un cordón sanitario, social, familiar y sagrado en torno a ella.
Está condenada a la soledad. Es maldita, social y religiosamente.
No puede acudir ni a los escribas ni a los sacerdotes para su curación.
Sufre una “cárcel de sangre”, un “rechazo humano”.
La hemorroísa era una mujer casi endemoniada.
Dicen los Evangelios que “se secó la fuente de su sangre”, la fuente de marginación y exclusión judía, y que Jesús le dijo “tu fe te ha salvado”. Es decir, “puedes integrarte en la nueva sociedad de los “cristianos”, (algo impensable en la mentalidad y en el mundo judío).
Cuando, hoy día, sabemos que la hemorroides es un pequeño tumor sanguíneo, que se forma por dilatación varicosa de las venas del final del recto y del ano, y a la que, vulgarmente, se la conoce como “almorrana”.
Y sabemos que nada tiene que ver con religiones ni con mitos, sino que es un simple “mal funcionamiento del circuito sanguíneo, en una parte concreta de nuestro cuerpo”, sin influencia alguna en nada ni en nadie, sino en el mismo paciente, que la sufre.
Las consecuencias de la menstruación eran muy variadas, no sólo religiosas, también sociales y familiares.
Plinio el Viejo, en su Historia Natural, nos relata “los peligros de la mujer menstruante”: “puede convertir el vino en vinagre”, “romper o empañar los espejos”, “estropear el hierro (atacándolo con el orín), “estropear el cuero”, “nublar los cielos”, “volver estériles los campos”, “hacer caer las frutas de los árboles”, “matar las abejas”, “hacerlas huir de las colmenas”, “hacer abortar a los animales”, “marchitarse las flores”, “estropearse la masa del pan”, “producir el mal de ojo”, “rabiar los perros si lamían la sangre”…
Pero no hay que ir tan lejos. ¿Nadie se acuerda, ya, de que “se cortaría la mayonesa”, de que “no podía lavarse la cabeza, porque se cortaría el período y la sangre quedaría dentro del cuerpo”,…..?
¿Qué de extrañar que las civilizaciones antiguas construyeran casas o cabañas especiales, denominadas “casas de la sangre” o “casas de maldición”, lejos de las aldeas en las que se recluían a las mujeres desde el mismo momento en que empezaban a menstruar?
7 días allí recluidas, sin contacto con el mundo exterior, como monjas de clausura obligada y temporal, recibiendo el alimento por una especie de tubo, considerándolas y tratándolas como “enfermas contagiosas”.
Pero es que la Biblia tampoco se queda atrás, incluso tras el parto.
“Si la mujer da a luz un niño será 7 días inmunda”. “Si la mujer da a luz una niña será 14 días inmunda” (sexismo brutal en la Biblia).
Pero tampoco hay que ir tan lejos.
El que esto escribe, o sea yo, Tomás, con 5 añitos, monaguillo en mi pueblo (éramos 8 niños y todos éramos monaguillos), tengo grabada la escena de la “salida a la Iglesia”, de mi madre, a los 40 días de dar a luz a mi hermano. Como la Virgen María acudió al templo, día de la Candelaria, para presentar al primogénito a Dios y para purificarse. María, según costumbre, ofreció en sacrificio un par de tórtolas o dos pichones, mi madre un limosna en dinero.
El cura con los hábitos de misa y yo con el calderillo de agua bendita, recibimos a mi madre, a la entrada de la Iglesia, cubierta con el velo de rigor y con una vela (candela) encendida en su mano derecha y el cura rezando no sé qué, en latín, de purificación de sus pecados (supongo que sería por haber parido, fruto de una unión conyugal con mi padre). Asistir a la misa, en un reclinatorio, en primera fila, en la parte central, y el cura purificándola una y otra vez…. Eran los años 50, 1.950, ayer mismo.
Decíamos, antes, de la “sangre de la luna”.
Lo ideal, el ciclo perfecto, era que las cuatro fases de la “regla” (ovulación, presmenstruación, menstruación y preovulación) coincidieran con las cuatro fases de la luna, coincidiendo la “ovulación” con la “luna nueva” y la “menstruación” con la “luna llena”.
lunes, 9 de abril de 2012
M.M.M. de Mujer (1)
La historia de la mujer está ligada a la “sangre inmunda, a la sangre vital y a la sangre sabia”, sangre que sale por la misma abertura por donde sale el hijo y por la que experimenta el más intenso placer, el orgasmo.
“El tabú de la sangre”.
Estamos hablando de Menarquía, de Maternidad y de Menopausia.
Antiguamente la vida de la mujer se dividía en: doncella, madre y vetusta y estaban relacionadas con la sangre: 1.- La Menarquía (primera regla), 2.- La maternidad (tanto la sangre de la regla como la del parto) y 3.- La Menopausia (retirada de la regla)
Actualmente se hila más fino: Infancia, niñez, pubertad-preadolescencia, adolescencia, madurez, vejez y ancianidad.
Durante la infancia y la niñez la sangre es “munda” (limpia, clara) y puede provenir de una herida, de un diente,…
Ya en la pubertad-preadolescencia (hasta los 14 años) comienza la primera menstruación o “menarquía”, denominada de muchas maneras (generalmente eufemismos), como siendo tabú, “el período”, “la maldición”, “la indisposición”, “la tía”, “la prima (vera)” o “la regla”, que es el término más usado.
La sangre de “la regla” (también llamada “sangre de luna”), como se desconocía el por qué cada cierto período de tiempo aparecía por el sexo femenino, sin herida y sin enfermedad, se la consideraba “inmunda” (sucia, asquerosa, repugnante). Después, la ciencia ha ido aclarándonos todo a todos.
Es el aviso de la maternidad posible, que la naturaleza le recuerda a la mujer que es mujer.
Pero la duda persistía: “por qué el “lugar sangrante” era, a la vez, el “lugar más placentero”.
El desconocimiento del mecanismo corporal lo convierte en tabú, lo que obligará a llevarlo siempre tapado, disimulado, escondido, callado
La mujer menstruante era, en los tiempos antiguos, presentada en sociedad, como “ya casadera”, pues ya podía ser madre. Eran las doncellas que, en las altas esferas sociales, se “las vestía de largo” (“presentada en sociedad”, “puesta de largo”) y a cuya fiesta acudían varones, posibles interesados en “adquirirla” para madre legítima de sus hijos.
La sangre menstrual de la preadolescente, adolescente y joven era inmunda y se guardaba en secreto.
La cosa cambia con la “madurez-adultez” en que la sangre de la madre, es “sangre de nutrición” porque alimenta al “nasciturus” (el feto que lleva dentro) y ya no es inmunda, sino “sangre de vida” que, como firma, aparece en el momento del parto.
La sangre de la madre se ha transformado en vida, ella es donante de vida, es “sangre vital”.
Pero la naturaleza, defendiéndose, llega un momento en que la sangre de la mujer “se queda dentro”, deja de ser “maternal” y la convierte en “sabia”. Es la menopausia. La mujer deja de “darse” a los hijos y puede o quiere o debe querer entregarse a sí misma.
He conocido a personas del Aula de Mayores que, en el diálogo tras la conferencia, me aseguraban que estaban, en su menopausia, disfrutando a tope de la sexualidad ahora que había desaparecido el temor al embarazo, porque ahora el sexo era “recreativo”, mientras antes era sólo “reproductivo”.
De la “sangre inmunda” de la adolescencia-juventud, que para nada vale, a la “sangre vital” de la madurez-esbeltez para que el niño se desarrolle en la etapa de feto y nazca como bebé, para desde aquí, subir a “sangre sabia”, sangre ya no desparramada sino concentrada interiormente.
La SOCIEDAD obliga a los VARONES, moral y jurídicamente, a dar, si es necesario, alguna vez, la sangre por la PATRIA,
La NATURALEZA, en cambio, obliga, necesariamente, a las MUJERES, a dar su sangre, cada mes, incluso su vida, cada nueve meses, por la MATRIA.
Sin saber absolutamente nada, durante casi toda la historia de la humanidad, se creyó que el recién nacido era 100% fruto del padre. La madre era sólo la tierra en la que cae la simiente del falo sembrador.
Hasta casi finales del siglo XVII (1.679) no se descubrió el espermatozoide, y el del óvulo tuvo que esperar 150 años (1.827), pero no fue hasta 1.880 cuando se descubrió el mecanismo de la fecundación humana.
Hasta entonces la sangre de las doncellas vírgenes, de las monjas y de las viudas, condenada a ser “inmunda” hasta que el semen no la pusiera en funcionamiento y la convirtiera en vida, por el voto de castidad o por la presión social, era causa de vergüenza.
La Biblia, libro revelado por Dios, según dicen los creyentes, y cuya “palabra es eterna”, tampoco es que ayudara mucho al estigma de la menstruación.
Levítico15:19-24
Cuando la mujer tuviere flujo de sangre, y su flujo fuere en su cuerpo, siete días estará apartada; y cualquiera que la tocare será inmundo hasta la noche. 20 Todo aquello sobre que ella se acostare mientras estuviere separada, será inmundo; también todo aquello sobre que se sentare será inmundo. 21 Y cualquiera que tocare su cama, lavará sus vestidos, y después de lavarse con agua, será inmundo hasta la noche. 22 También cualquiera que tocare cualquier mueble sobre que ella se hubiere sentado, lavará sus vestidos; se lavará luego a sí mismo con agua, y será inmundo hasta la noche. 23 Y lo que estuviere sobre la cama, o sobre la silla en que ella se hubiere sentado, el que lo tocare será inmundo hasta la noche. 24 Si alguno durmiere con ella, y su menstruo fuere sobre él, será inmundo por siete días; y toda cama sobre que durmiere, será inmunda.
(continuará)
“El tabú de la sangre”.
Estamos hablando de Menarquía, de Maternidad y de Menopausia.
Antiguamente la vida de la mujer se dividía en: doncella, madre y vetusta y estaban relacionadas con la sangre: 1.- La Menarquía (primera regla), 2.- La maternidad (tanto la sangre de la regla como la del parto) y 3.- La Menopausia (retirada de la regla)
Actualmente se hila más fino: Infancia, niñez, pubertad-preadolescencia, adolescencia, madurez, vejez y ancianidad.
Durante la infancia y la niñez la sangre es “munda” (limpia, clara) y puede provenir de una herida, de un diente,…
Ya en la pubertad-preadolescencia (hasta los 14 años) comienza la primera menstruación o “menarquía”, denominada de muchas maneras (generalmente eufemismos), como siendo tabú, “el período”, “la maldición”, “la indisposición”, “la tía”, “la prima (vera)” o “la regla”, que es el término más usado.
La sangre de “la regla” (también llamada “sangre de luna”), como se desconocía el por qué cada cierto período de tiempo aparecía por el sexo femenino, sin herida y sin enfermedad, se la consideraba “inmunda” (sucia, asquerosa, repugnante). Después, la ciencia ha ido aclarándonos todo a todos.
Es el aviso de la maternidad posible, que la naturaleza le recuerda a la mujer que es mujer.
Pero la duda persistía: “por qué el “lugar sangrante” era, a la vez, el “lugar más placentero”.
El desconocimiento del mecanismo corporal lo convierte en tabú, lo que obligará a llevarlo siempre tapado, disimulado, escondido, callado
La mujer menstruante era, en los tiempos antiguos, presentada en sociedad, como “ya casadera”, pues ya podía ser madre. Eran las doncellas que, en las altas esferas sociales, se “las vestía de largo” (“presentada en sociedad”, “puesta de largo”) y a cuya fiesta acudían varones, posibles interesados en “adquirirla” para madre legítima de sus hijos.
La sangre menstrual de la preadolescente, adolescente y joven era inmunda y se guardaba en secreto.
La cosa cambia con la “madurez-adultez” en que la sangre de la madre, es “sangre de nutrición” porque alimenta al “nasciturus” (el feto que lleva dentro) y ya no es inmunda, sino “sangre de vida” que, como firma, aparece en el momento del parto.
La sangre de la madre se ha transformado en vida, ella es donante de vida, es “sangre vital”.
Pero la naturaleza, defendiéndose, llega un momento en que la sangre de la mujer “se queda dentro”, deja de ser “maternal” y la convierte en “sabia”. Es la menopausia. La mujer deja de “darse” a los hijos y puede o quiere o debe querer entregarse a sí misma.
He conocido a personas del Aula de Mayores que, en el diálogo tras la conferencia, me aseguraban que estaban, en su menopausia, disfrutando a tope de la sexualidad ahora que había desaparecido el temor al embarazo, porque ahora el sexo era “recreativo”, mientras antes era sólo “reproductivo”.
De la “sangre inmunda” de la adolescencia-juventud, que para nada vale, a la “sangre vital” de la madurez-esbeltez para que el niño se desarrolle en la etapa de feto y nazca como bebé, para desde aquí, subir a “sangre sabia”, sangre ya no desparramada sino concentrada interiormente.
La SOCIEDAD obliga a los VARONES, moral y jurídicamente, a dar, si es necesario, alguna vez, la sangre por la PATRIA,
La NATURALEZA, en cambio, obliga, necesariamente, a las MUJERES, a dar su sangre, cada mes, incluso su vida, cada nueve meses, por la MATRIA.
Sin saber absolutamente nada, durante casi toda la historia de la humanidad, se creyó que el recién nacido era 100% fruto del padre. La madre era sólo la tierra en la que cae la simiente del falo sembrador.
Hasta casi finales del siglo XVII (1.679) no se descubrió el espermatozoide, y el del óvulo tuvo que esperar 150 años (1.827), pero no fue hasta 1.880 cuando se descubrió el mecanismo de la fecundación humana.
Hasta entonces la sangre de las doncellas vírgenes, de las monjas y de las viudas, condenada a ser “inmunda” hasta que el semen no la pusiera en funcionamiento y la convirtiera en vida, por el voto de castidad o por la presión social, era causa de vergüenza.
La Biblia, libro revelado por Dios, según dicen los creyentes, y cuya “palabra es eterna”, tampoco es que ayudara mucho al estigma de la menstruación.
Levítico15:19-24
Cuando la mujer tuviere flujo de sangre, y su flujo fuere en su cuerpo, siete días estará apartada; y cualquiera que la tocare será inmundo hasta la noche. 20 Todo aquello sobre que ella se acostare mientras estuviere separada, será inmundo; también todo aquello sobre que se sentare será inmundo. 21 Y cualquiera que tocare su cama, lavará sus vestidos, y después de lavarse con agua, será inmundo hasta la noche. 22 También cualquiera que tocare cualquier mueble sobre que ella se hubiere sentado, lavará sus vestidos; se lavará luego a sí mismo con agua, y será inmundo hasta la noche. 23 Y lo que estuviere sobre la cama, o sobre la silla en que ella se hubiere sentado, el que lo tocare será inmundo hasta la noche. 24 Si alguno durmiere con ella, y su menstruo fuere sobre él, será inmundo por siete días; y toda cama sobre que durmiere, será inmunda.
(continuará)
miércoles, 4 de abril de 2012
ARRIBA-ABAJO, DENTRO-FUERA.
Son los dos grandes esquemas mentales y vitales que han guiado a la humanidad, desde sus orígenes.
ARRIBA se encontraba la Verdad, la Belleza, la Justicia, la Felicidad,…(es Platón y las religiones = platonismos religiosos). El ARRIBA era el reino de los dioses, de los que todo lo podían y a quienes debíamos acudir ante cualquier temor a…. o ante cualquier deseo de….
Todo dependía del Arriba. La lluvia y la sequía, el nacimiento y la muerte, el placer y el dolor, la pobreza y la riqueza,…
El hombre debía “rezar” y “ofrecer sacrificios” a los dioses para que éstos se dignaran ser benefactores.
ABAJO era el reino de la Opinión, del Error y de la Mentira, de la Fealdad, de la Imitación, de la Copia defectuosa, de la Injusticia, de la Desgracia,…
Aquí estábamos nosotros, desterrados de los cielos por el pecado de desobediencia cometido por nuestros primeros padres.
ARRIBA los Dioses y todos los Seres Espirituales, así como los salvados tras una vida ejemplar en la tierra.
ABAJO nosotros, haciendo méritos para volver a nuestro lugar de origen.
ARRIBA el Cosmos, el Orden, las estrellas, compuestas del quinto elemento, purísimo, el Éter
ABAJO el Caos, el desorden, los cuatro elementos imperfectos (Fuego, Aire, Agua y Tierra), en una u otra proporción.
ARRIBA el movimiento circular uniforme, sin principio ni fin, y sin acelerones ni frenazos.
ABAJO los múltiples y variados movimientos y cambios.
ARRIBA lo eterno.
ABAJO lo temporal.
ARRIBA la fe, la religión.
ABAJO la filosofía, la ciencia,
También estaba jerarquizado el ARRIBA, como lo estaba el ABAJO, no todos eran iguales, ni en el mundo translunar ni en el mundo sublunar.
No todos los hombres eran iguales, los había superiores, civiles y eclesiásticos (“aristos”) y los había inferiores (plebe, mujeres, esclavos).
Este esquema ARRIBA-ABAJO, cayó gracias a la CIENCIA y a la BURGUESIA. Pero ya muy recientemente.
Las antiguas civilizaciones se movían con aquel esquema.
La ASTRONOMÍA se cargó el ARRIBA-ABAJO cosmológico. La Ley de la Gravitación Universal es su acta de defunción.
La BURGUESÍA se cargó el ARRIBA-ABAJO social. Lo que prima es el mérito personal y no la clase social heredada, en la que se nace, en la que Dios te ha puesto.
El Burgués construye la escalera social por la que cada uno puede subir, por méritos propios, o bajar, por deméritos.
El que vale, vale. El individualismo se impone. No es pecado contra Dios querer salir (y conseguirlo) de la clase social en que se ha nacido. El dinero prima sobre la sangre azul. La ciudad se impone al campo. El palacio al castillo. La poesía a la oración. La ciencia a la fe.
Derrumbado el esquema ARRIBA-ABAJO, los dos grandes poderes (el Estado y la Iglesia) intentarán hacerse dueños del nuevo esquema.
El FUERA-DENTRO, la conducta exterior y la conciencia, la vida pública y la vida privada, el tribunal y el confesonario.
El hombre, desembarazado de Dios, de los dioses y del Destino, va a encontrarse con la Iglesia, que quiere apoderarse de su conciencia, y con el Estado, que, a base de leyes obligatorias o prohibitivas, va a regular su conducta.
La Iglesia introducirá el concepto de PECADO, por el que puedes condenarte eternamente, en la otra vida, mientras el Estado impone el concepto de DELITO, por incumplimiento de la ley, y podrás ser condenado a multa, a prisión, a destierro, incluso a la pena de muerte.
Antes esclavos de los dioses y ahora esclavos de otros hombres.
El estado natural de la humanidad no parece ser la libertad, sino la esclavitud.
PERO ¿y ahora?. Cuando la mayoría ha dejado de ser creyente ¿qué pasa con su conciencia y con el concepto de “pecado”?
Y ahora, cuando infringir la norma se considera un mérito, y el que no roba es porque no puede, ¿qué pasa con el concepto de “delito”, si sólo puede serlo si es detectado, no si ha sido cometido?.
El agnosticismo y la anomia habitan entre nosotros.
martes, 3 de abril de 2012
EPÍLOGO (CONOCIMIENTO Y LENGUAJE EN NIETZSCHE)
Nietzsche analiza y, posteriormente, se enfrenta a la teoría del conocimiento de Kant.
Según Kant el conocimiento no es un espejo en el cual se refleje la realidad, exactamente, tal como ella es, sino que el elemento “espejo” también entra a formar parte de lo en él reflejado.
En la “cosa conocida” o “fenomenon” entran dos elementos: el que pone el sujeto cognoscente (las formas de conocer) y el que viene de la cosa a conocer (la materia del conocimiento).
El conocimiento, siempre es una “síntesis”.
La misma cosa a conocer, ante distintos sujetos cognoscentes, da una “cosa conocida distinta”.
¿Cómo va a ser una “rata” igual para un ratón, que para un gato, que para un elefante, que para un hombre….?.
La forma de conocer de los cognoscentes nos darán “cosas conocidas” de la misma cosa a conocer (la “rata”).
Pero es que, además, entre el sujeto cognoscente “hombre” y la cosa conocida se interpone el “lenguaje”.
Y el objetivo del lenguaje, su meta, no es conocer ni buscar la verdad, sino que es una herramienta útil para la supervivencia.
El objetivo principal y fundamental del lenguaje no es hacerse con la “verdad”, sino “vivir”.
“Lo que llamamos “verdad” no es sino un conjunto de errores vitalmente útiles”.
“La verdad es la modalidad de error sin la cual una determinada especie de seres vivos no podría existir”.
El valor para la vida es lo que, en última instancia, decide.
Nietzsche pasó por una etapa positivista, en su teoría del conocimiento e, igual que el padre de ese movimiento, Comte, afirmaba que la humanidad, en su evolución, había pasado por cuatro etapas cognoscitivas o estadios culturales (en vez de los tres estadios de Comte): el religioso, el metafísico, el artístico y el científico.
Durante el primero, como no sabe, CREE, usa la creencia como utensilio para ordenar y entender el mundo.
Durante el segundo obvia recurrir a los dioses y usa su propia ABSTRACCIÓN, ubicando los particulares (por ejemplo, los hombres concretos) en un Concepto Universal (el “hombre”) abstraído de su color, raza, religión, cultura, sexo,… Todos los hombres concretos quedan englobados en el concepto universal “hombre”.
Durante el tercero considera que es a través del ARTE como se puede llegar a la esencia de las cosas.
Durante el cuarto va a ser la Razón y la Experiencia las que ordenen la naturaleza, para conocerla y poder dominarla. Es la CIENCIA.
Todo fue un paréntesis, un lugar de paso, porque, después, dirá que “hay que demostrar la verdad de otro modo que la veracidad”.
También afirmará que “carecemos de órgano para el conocimiento, para la verdad”.
Porque la realidad siempre está cambiando, está en constante movimiento, y lo que hacen, tanto el lenguaje como la ciencia, es paralizarla, fotografiarla como lo haría un fotógrafo sentado en un puente al río, que discurre bajo él.
¿Cómo va a ser el “río fotografiado, estático, paralizado” igual que el río real, dinámico, corriente de agua, cuyas gotas nunca están paradas?.
lunes, 2 de abril de 2012
LA SALVACIÓN EN NIETZSCHE (y 16)
¿Hay en, tiene, Nietzsche, una doctrina de SALVACIÓN?.
Buscar la salvación en un dios o en cualquier cosa trascendente es declarar la guerra a la vida, a la voluntad de vivir.
“La calumnia del más acá y la mentira del más allá”. ¡Qué expresividad¡
¿Sacrificar la vida, real, por un “ideal”?
Todo tiene que ser en esta vida. La salvación tiene que ser solamente terrenal, en “el aquí” y en “el ahora”, no en “el allá” y en “el después”.
Aunque hay que aprender a diferenciar lo que vale la pena conquistar y lo que merece perecer, pero en esta vida, de la que estamos seguros,
Cuando oigo decir “si no hay un ideal, al que llegar, la vida no tiene sentido”, sólo estoy de acuerdo con la última parte.
Yo también afirmo que “la vida” no tiene “sentido”, porque somos “cada uno de nosotros” el que debe darle sentido a “su vida”.
Hay que decir NO tanto a los ídolos externos (la ciencia, la patria, el socialismo,…) como a los ídolos trascendentes (Dios, la vida eterna,…), que nos exigen que les entreguemos, en sacrificio, nuestras vidas.
“Permaneced fieles a la tierra y no creáis a quienes os hablan de esperanzas sobrenaturales. Son envenenadores, lo sepan o no. Son despreciadores de la vida”.
“En otro tiempo la blasfemia contra Dios era el peor de los delitos, pero “Dios ha muerto”….(véase “Dios ha muerto” en www.tomasmorales.es). Ahora lo más horrible es delinquir contra la tierra”.
Piensa ¿qué te gustaría que se repitiera eternamente?.
La “vida buena” es la que nos invita a vivir el instante, sin referencias al pasado (añoranza, nostalgia, lamentación o remordimiento, que empañan el presente) y sin referencias al futuro (espera y esperanza, que distraen del instante).
Aprovecha el instante (“Carpe diem”) y piensa si crees que debería repetirse eternamente.
Porque la eternidad no es un tiempo sin principio ni fin. Si lo propio del tiempo es pasar del futuro, que aún no es, y que, al llegar, pasa al pasado, que ya no es. Si lo propio del tiempo es ser pasado o ser futuro, porque el instante es el punto en que ambos convergen, y que es “instantáneo”, porque el presente, realmente no existe, la eternidad, al revés que el tiempo, es un presente continuo, que permanece, que no pasa.
La noria da vueltas sin parar, pero cada vuelta debe ser distinta, más lúdica. Todo depende de ti.
La felicidad consiste en eso, en sentirse tan a gusto que no quieras que nada cambie. Amar dionisíacamente el presente.
No querer más que lo que es (el instante presente) y no lo que no es (lo que todavía no es o lo que ya no es). CARPE DIEM.
Buscar la salvación en un dios o en cualquier cosa trascendente es declarar la guerra a la vida, a la voluntad de vivir.
“La calumnia del más acá y la mentira del más allá”. ¡Qué expresividad¡
¿Sacrificar la vida, real, por un “ideal”?
Todo tiene que ser en esta vida. La salvación tiene que ser solamente terrenal, en “el aquí” y en “el ahora”, no en “el allá” y en “el después”.
Aunque hay que aprender a diferenciar lo que vale la pena conquistar y lo que merece perecer, pero en esta vida, de la que estamos seguros,
Cuando oigo decir “si no hay un ideal, al que llegar, la vida no tiene sentido”, sólo estoy de acuerdo con la última parte.
Yo también afirmo que “la vida” no tiene “sentido”, porque somos “cada uno de nosotros” el que debe darle sentido a “su vida”.
Hay que decir NO tanto a los ídolos externos (la ciencia, la patria, el socialismo,…) como a los ídolos trascendentes (Dios, la vida eterna,…), que nos exigen que les entreguemos, en sacrificio, nuestras vidas.
“Permaneced fieles a la tierra y no creáis a quienes os hablan de esperanzas sobrenaturales. Son envenenadores, lo sepan o no. Son despreciadores de la vida”.
“En otro tiempo la blasfemia contra Dios era el peor de los delitos, pero “Dios ha muerto”….(véase “Dios ha muerto” en www.tomasmorales.es). Ahora lo más horrible es delinquir contra la tierra”.
Piensa ¿qué te gustaría que se repitiera eternamente?.
La “vida buena” es la que nos invita a vivir el instante, sin referencias al pasado (añoranza, nostalgia, lamentación o remordimiento, que empañan el presente) y sin referencias al futuro (espera y esperanza, que distraen del instante).
Aprovecha el instante (“Carpe diem”) y piensa si crees que debería repetirse eternamente.
Porque la eternidad no es un tiempo sin principio ni fin. Si lo propio del tiempo es pasar del futuro, que aún no es, y que, al llegar, pasa al pasado, que ya no es. Si lo propio del tiempo es ser pasado o ser futuro, porque el instante es el punto en que ambos convergen, y que es “instantáneo”, porque el presente, realmente no existe, la eternidad, al revés que el tiempo, es un presente continuo, que permanece, que no pasa.
La noria da vueltas sin parar, pero cada vuelta debe ser distinta, más lúdica. Todo depende de ti.
La felicidad consiste en eso, en sentirse tan a gusto que no quieras que nada cambie. Amar dionisíacamente el presente.
No querer más que lo que es (el instante presente) y no lo que no es (lo que todavía no es o lo que ya no es). CARPE DIEM.
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