miércoles, 26 de febrero de 2020

ANDRÉS LOMEÑA CANTOS: UN ALUMNO “NORMAL” Y “LA FILOSOFÍA, A SORBOS”.




Considero “normal” al alumno que en:

1.- En una primera fase sigue a su profesor, no se pierde una clase, la sigue con interés, admira su asignatura, atiende mucho y pregunta más, no quiere perderse nada, … hasta lo llama de “Ud” (Don Tomás).

2.- En una segunda fase, pasados ya unos años, el alumno se pone a su lado, a su altura, lo tutea, lo considera un “colega y amigo”, “qué tal, Tomás, cómo va la vida” “ya en quinto curso de universidad”, “me alegro de verlo”...

3.- En una tercera fase, pasados varios años más, el alumno ha superado a su profesor, ha tomado un camino paralelo o diferente, pero siempre divergente. Mira por el espejo retrovisor y lo ve ya alejado, susurra un “gracias por todo” y sigue caminando y ascendiendo. No pe reprocha nada pero no está de acuerdo con lo que de acuerdo estaba anteriormente.

Así ha sido ANDRÉS LOMEÑA CANTOS, un alumno “normal” que ya, hasta ha superado la tercera fase, y está en la cuarta o en la quinta.

Ayer asistí, en el Ateneo de Málaga, a la presentación de su último, y aún caliente, libro: “LA FILOSOFÍA A SORBOS”

Andrés Lomeña Cantos (Málaga, 1982) hizo el Bachillerato en el Salvador Rueda.
Es un alumno “normal”.

Actualmente es profesor de Filosofía.

Es Licenciado en Periodismo por la Universidad de Málaga.
Licenciado en Teoría de la Literatura y Literatura Comparada por la Universidad Autónoma de Barcelona.
Y Doctor en Sociología por la Universidad Complutense de Madrid (2015).

Ya ha publicado varios libros: “Empacho Intelectual” (2008), “Alienación Animal” (2010), “Crónicas del Cyberespacio” (2013), “En los Confines de la Fantasía” (2015),  Ensayo Ficcionología (2016),  El Periodista de Partículas (2017), Rescoldos Mentales (2018) y “La Filosofía a Sorbos” (que presentó ayer).


Entre sus otras creaciones destaca el guión del multipremiado y multivisualizado cortometraje “Psicópolis” (“la construcción social de la realidad” y cuya presentación (a la que asistí) se hizo en el cine Albéniz.

La Construcción social de la realidad” es el título de la obra de los sociólogos Peter L. Berger, austriaco, y Thomas Luckmann, alemán.

El protagonista del cortometraje es un Profesor de Psicología Social que lleva a cabo un experimento social en una clase con sus alumnos, y se llama (¿os lo imagináis?) Tomás Morales (por lo que se me subió el ego en lo más alto, sin saber exactamente el porqué)

“Filosofía a Sorbos” es un libro de Filosofía.

Filosofía distinta, pero Filosofía.
No es una filosofía al uso, sino una nueva filosofía.
Distinta –repito- pero filosofía.

Buena parte de mis artículos –afirma Andrés - son entrevistas a personas mucho más interesantes e ilustres que yo, pero, como diría Umbral, hoy he venido a hablar de mi libro: presento  Filosofía a Sorbos, un compendio de artículos breves sobre filosofía y cultura popular especialmente pensado para estudiantes, cinéfilos y seriéfilos.

Son tres  sus partes:

.- Sorbos fríos: hay artículos irreverentes como la filosofía de la mierda, la filosofía de los gilipollas o los calvos y la filosofía.

.- Sorbos templados: encontrarás análisis de películas como Aquaman, It, El juego de Gerald o Black Panther.

.- Sorbos calientes: tienes análisis de animes y dibujos animados como Hora de aventuras, Death Note, Bola de Dragón o películas como La habitación, Negación o El castor.

Hay mucho más: verás que el índice es casi más extenso que los textos del libro.
Mi intención no es abrumar con una avalancha de análisis, sino todo lo contrario: intentar divulgar la filosofía desde la humildad, a sorbitos, o en pequeños trozos, sin que uno se atragante ni aturulle, sin que uno escupa o vomite ideas por su densidad o extensión.

Puedes leer los artículos en el orden que prefieras y te animo a evitar los que no te atraigan.

Anarquía lectora: o respetamos los derechos del lector porque, de lo contrario, la lectura será un infierno.

2

Sinopsis de FILOSOFIA A SORBOS.

Un libro de filosofía para la “generación Instagram”
Filosofar a sorbos siempre será mejor que hacerlo a escupitajos.

La filosofía está en ruinas y los bienpensantes claman por volver a levantar la vieja fortaleza de las ideas.

Recordemos que Alejandro Magno quiso conocer a Crates de Tebas, un filósofo cínico, y le preguntó si deseaba que reconstruyera su ciudad natal. Crates respondió: ¿Para qué, para que venga otro Alejandro y vuelva a destruirla?

He aquí la tragedia de la filosofía: ¿para qué reconstruirla otra vez? ¿Para volver a dejar a la mayoría de la población fuera de sus murallas?

Aunque Nietzsche nos enseñó a filosofar a martillazos, buena parte de la tradición occidental parece haber filosofado a base de somníferos para el lector medio.
Si la filosofía quiere salir a las calles, no puede limitarse a tratar los asuntos de la Academia.

Los filósofos tendrán que bajarse los pantalones (como hizo, literalmente, Diógenes de Sínope) y hablar de la realidad más cercana hasta en la contraportada [las solapas] de los libros, reflexionando sobre los bostezos, los pies, la sangre, los excrementos o los gilipollas que pueblan el mundo.

Hay sorbos filosóficos en los móviles, en el fútbol, en el sexo, en las drogas e, incluso, en los cubos de Rubik.

Y aún quedarían los sorbos más importantes del individuo contemporáneo: las películas y series de televisión que consumimos.

Todo es “filosofable”

Filosofía a sorbos vierte breves análisis sobre numerosas películas...

No es vulgarizar la Filosofía sino ponerla al alcance del vulgo, del pueblo, de la gente normal y corriente.

No es una filosofía para élites, sino para todos, de ahí la conexión de la filosofía con los problemas que se viven en la calle y no en los despachos de los electos.

Andrés rompe con la denominada “filosofía sería” pero no haciendo una “filosofía no seria” sino para hacer una “filosofía viva” que conecte inmediatamente con su alumnado adolescente-joven.


ANÉCDOTA (de la que, seguramente, Andrés no se acuerda).

Fue en los primeros días de curso cuando un alumno, tímido y moreno, se me acerca y pregunta:

.- ¿Qué puede decirme de Chomsky?
(Lo que me extrañó sobremanera, porque sobre Chomsky yo lo explicaba en clase todos los cursos pero cuando, en Psicología, tratábamos el problema del lenguaje)

(((Aquello de cómo un niño de 4 años construye frases perfectas: con sujeto, verbo, adjetivos, pronombres, complementos…y sin saber que lo son.
Como mi chiquitina cuando dice: “abuelo, dame un euro para comprar, ahora, gusanitos en la tienda de Merche” (sin saber que “abuelo” es un substantivo, “dame” un imperativo con un pronombre personal enclítico, “un euro” un complemento directo, “ahora” un adverbio de tiempo, “en la tienda…”)
Que mi chiquitina construiría, igualmente, frases idénticas, perfectas, en chino, en japonés, en ruso, en inglés,…si hubiera nacido y crecido en China, en Rusia,… porque existe en los hombres unas “estructuras innatas” en las que y con las que…)))

A lo que le respondí a la gallega (con otra pregunta):

.- ¿A qué Chomsky te refieres?
.- ¿Es que hay dos o más Chomskys? – me preguntó.
.- Sí. Uno es el Chomsky crítico del capitalismo y, sobre todo, del capitalismo americano y otro es el Chomsky de la Teoría del Lenguaje y las “estructuras mentales innatas del aprendizaje”.

Ahí quedó todo.

Hoy, irremediablemente, le tendría yo que preguntar: ¿Por qué no me hablas de Chomsky, Andrés?

Porque hoy, Andrés, posee tal y tan amplio acervo de cultura, debido a sus lecturas y reflexiones, conocedor tanto de autoridades a nivel mundial especialistas en ciertas ramas de la cultura como de sus doctrinas que lo convierten en un intelectual (siendo tan joven) de un amplio campo del saber en el que se mueve, no como pez en un charco sino como un cetáceo en el ancho mar y del que se disfruta escuchándolo.

Es un pozo sin fondo a la vista y su meta es impredecible.

¡Orgullo de profesor!


sábado, 22 de febrero de 2020

: MORALES Y ÉTICA: EL LIBERTINO, EL PURITANO y EL MODERADO O ECUÁNIME.


Suele tomarse como sinónimos los conceptos “moral” y “ética”.
Y no son sinónimos.

Hay muchas morales.
Tantas como culturas, como religiones, como ideologías,….
Pero sólo hay UNA Ética, que reflexiona sobre las morales.

Este trozo de pan, este tenedor, este bolígrafo y esta manzana son objetos físicos muy distintos, pero todos ellos son objeto de estudio de una misma ciencia, la Física.

No existe “el placer”, en abstracto.
Sólo existen placeres, concretos y muy distintos.

A las siete y media de la mañana, en mis paseos matinales por La Carihuela, voy disfrutando de un placer muy distinto al que, a esa misma hora, en ese mismo sitio, terminado el botellón, disfrutan tantos jóvenes, bañándose desnudos, apurando el último porro, acabando el último vaso de plástico de no sé qué combinado, o haciendo el amor entre dos tumbonas.

Placeres.

¿Qué dice la Ética del placer?

Podríamos distinguir tres posturas, ante el mismo: La del LIBERTINO, la del PURITANO y la del MODERADO O ECUÁNIME.

El LIBERTINO, pone en práctica y se guía sólo por la Ética de las consecuencias.
Él no se atiene a principios.
Si algo produce placer (lo que sea) eso es bueno y hay que hacerlo, y si no, hay que evitarlo.
Lo que a él le importa es el resultado.
Su meta es “optimizar” resultados, cuanto más y más intensos mejor.
Mira el “después” inmediato para exprimirlo en presente.
Su pro-yecto es sólo un “yecto”.
Ni el pasado ni el futuro a largo plazo están en su agenda.
Y si tuviera que elegir entre el “después” y el “ahora”, se quedaría con éste, AHORA.

¿Su Lema?: “Oveja que bala, bocado que pierde”. “Carpe diem”. “Comamos y bebamos, que mañana moriremos”.

El PURITANO, por el contrario, mira al pasado.
Es esclavo del pasado.
Todo lo que vaya a hacer tiene que estar acorde o derivado de sus “principios”.
Principios que ya tiene, y muy arraigados, y respecto a los cuales vive.
Su meta es el “deber”.
Hacer lo que debe hacerse, obrar como debe obrarse.
En ello reside su placer.
El placer del deber cumplido.

Mientras el Libertino no sabe qué es eso de “remordimiento de conciencia”, el Puritano lo sufre intensamente, sólo con pensar si estará removiendo, lo más mínimo, sus principios o apartándose de ellos.

Aristóteles decía (pero, en griego) que “virtus est in medio extremorum”.
Es su Teoría Ética del “Término Medio”.
Ahí reside la virtud, entre dos extremos, igualmente  viciosos, uno vicioso por exceso y el otro vicioso por defecto, uno se pasa y el otro no llega.

La Valentía –dice él- es una virtud, porque está en medio de la Temeridad (vicio por exceso) y de la Cobardía (vicio por defecto).

El MODERADO, el ECUÁNIME, no mira sólo a los Fines  (como el Libertino) ni sólo a los Principios (como el Puritano).
Él juega con los tres tiempos del verbo: pasado, presente y futuro.

Aprende del pasado, no le tiene miedo a la memoria, y tiene en cuenta el futuro, pero sin obsesionarse con él.
Sabe que, al final, “todos calvos”, porque al final, está la muerte, que ni la desea ni la teme, ni se desespera por ello.

Sin obsesión por los principios busca los medios adecuados que lo lleven al fin deseado.
Disfruta del presente pero sin renunciar ni despotricar contra pasado y futuro.

El Ecuánime está alejado tanto del sádico como del masoquista.

Dice sí al placer, pero no a toda costa y a cualquier precio.

(Relean el Tetrafarmacon epicúreo.

¡Y que haya gente que hable mal de Epicuro¡).

¿Disfrutar?.
Por supuesto que sí, pero con inteligencia.

El seso es la piedra de toque (he dicho “seso”, no “sexo”).
Recuerden que hacer el amor, sí, pero con cabeza,

¿Con cuál de estos tres tipos te identificas?
       
Háganme el favor de ser felices o, al menos, inténtenlo.



viernes, 21 de febrero de 2020

LOS DERECHOS HUMANOS ( y 2 )



Ir contra los Derechos de 1ª Generación es lo que se llama, hoy día, “Crímenes contra la humanidad” (esclavitud, genocidio, apartheid, tortura, desaparición forzada, ejecuciones sumarias…).

La Declaración de Viena añadiría el Racismo, la Xenofobia, el Terrorismo, el Tráfico de Drogas, la Discriminación de la mujer, la Explotación Sexual

Siempre serán Derechos Fundamentales, el Derecho a la Vida, a la Libertad, a la Seguridad, al Procesamiento legal con garantías, a la No Discriminación por motivos raciales, religiosos,…., a la Familia, a la Salud, al no trato vejatorio, a la No tortura, a Emigrar de forma reglada por razones políticas o de subsistencia…

Atención a los Discapacitados, los niños, los refugiados,…

A los Derechos  de 1ª Generación se les denominan, también, Derechos Verticales.
A los de 2ª y 3ª  Generación se les denominan Derechos Horizontales.

Siempre quedarán en el aire las preguntas o las sospechas:

¿Serán los Derechos Humanos un nuevo tipo de Dominación Cultural y Axiológica, una imposición taimada de los valores occidentales?
¿Serán un instrumento camuflado de dominación capitalista?
¿Será, el intento de universalizar los Derechos Humanos, una forma de  Fundamentalismo Democrático?

Lo cierto es que, como vulgarmente se dice, “la democracia es el peor de los sistemas políticos, excluidos todos los demás”.
O, si queréis, la democracia no garantiza, inexorablemente, la aplicación de los Derechos Humanos (existen, como todos sabemos, democracias corruptas o simulacros de democracia) pero, lo cierto es que, sin ella, el cumplimiento de los Derechos es imposible.

Claro que, podemos preguntarnos, ¿qué tipo de democracia es la que se desarrolla en la O.N.U.? ¿Y en el Consejo de Seguridad?

Hoy, para la mayor parte de la humanidad, por desgracia, el objetivo de la Supervivencia prima sobre el objetivo de la Democracia.
Como Vivir prima sobre el modo político de convivencia.

Hoy nadie defenderá, coherentemente, el Neoliberalismo Salvaje.

¡Adiós a Adam Smith¡ El Santo Mercado está y vive en pecado permanente.
Pero… ¿y esto de Privatizar las Ganancias y Socializar las Pérdidas?, que es lo que está ocurriendo, ahora mismo, ante la enfermedad económica occidental, esta pandemia extensiva…

¿Cómo va a repercutir en el tercer mundo y en el cuarto mundo?.
¿Cómo va, todo esto, a repercutir en la humanidad hambrienta, en la infancia explotada, en la mujer comercializada?

¡Dios¡. ¡Dios¡. ¡Dios¡


jueves, 20 de febrero de 2020

LOS DERECHOS HUMANOS ( 1 )



Los Derechos humanos no pueden tomarse como un bloque.

Hay que distinguir entre ellos.

Por otra parte, los Derechos Humanos tienen/pueden ser vistos desde TRES dimensiones distintas: a) Moral, b) Política y c) Jurídica.

Existen, por una parte, los llamados Derechos de 1ª Generación: Son los derechos civiles y políticos. Se basan en la dignidad de la persona. Constituyen el Núcleo Duro de los Derechos Humanos. Supuso/supone el triunfo del Individuo frente al Estado. Es el triunfo del Liberalismo político sobre el Absolutismo.

Precisamente, para atenuar esa individualización, a veces salvaje, es por lo que surgieron los Derechos de 2ª Generación, los Derechos Económicos, Sociales y Culturales.

La Declaración de los Derechos humanos del 1.948, recoge ambos tipos de Derechos.

Los Derechos de  3ª Generación son posteriores, a raíz de las declaraciones de independencia de los pueblos, sobre todo africanos, respecto a sus metrópolis respectivas.
Son los Derechos Colectivos (Derecho a la Paz, al Desarrollo, al Medio Ambiente, a la Autodeterminación de los pueblos…).
Son Derechos de los pueblos (ya no del individuo).

Pero para que surgiera el reconocimiento de estos Derechos hubo que esperar a la Declaración de Viena, en 1993.

Hoy ya se habla de los Derechos de 4ª Generación (Herencia genética, eutanasia, clonación, fecundación in vitro….).

Siempre está patente y latente un problema: ¿Cómo compaginar la Universalización de los Derechos Humanos con la Soberanía de cada Estado?.
Es la llamada “Intromisión en los asuntos internos de un estado”.

Por eso hoy se habla de la Universalización Diferenciada (no monolítica), teniendo en cuenta la diversidad histórica, religiosa y cultural… de cada pueblo.

Por lo tanto NI Universalización Occidentalizante, NI Relativismo Axiológico o Multiculturalismo.

Los que contemplan los Derechos Humanos desde el punto de vista Ético los ven como la Nueva Moral Universal (como una Ética aplicable a todos los hombres por el hecho de serlo).

Los que sólo los ven desde el punto de vista Político los ven como una estrategia para la Globalización, como un modo de imponer la visión y el interés del mundo occidental sobre el resto de la humanidad.
Son vistos como una intromisión en la cultura y en la mentalidad de pueblos no occidentales ni occidentalizados.

Los que los ven desde el punto de vista Jurídico consideran necesarios los Tratados Vinculantes, para poder ser exigidos.

Lo que no está legislado no puede ser obligatorio ni exigible.
De lo contrario todo queda muy bonito, es maravilloso, pero todo queda en Ideología y Literatura.

Son los dos primeros puntos de vista.

Para que puedan ser Universalizados y exigidos su cumplimiento tiene que ser por la Vía Jurídica (Leyes y Tratados).

Si los Derechos Humanos no aparecen reflejados en las Constituciones de los Estados….

miércoles, 19 de febrero de 2020

LA POBREZA EN LA SOCIEDAD DE LA ABUNDANCIA ( y 3 )



El empobrecimiento tiene un componente tridimensional: económico, existencial y cultural, como si en él existieran tres principios vitales: exclusión social (y negación de derechos sociales), vulnerabilidad existencial (derecho de subsistencia) y precariedad cultural (derecho de ciudadanía).

En los países desarrollados el espacio social se divide en dos mundos contrapuestos: integrado, privilegiado y seguro uno y marginado e inseguro el otro, agrandándose la brecha entre ambos a medida que el tiempo avanza.

En el espacio marginado se encuentran los excluidos por el desarrollo (parados de larga duración, jubilados anticipados, familias monoparentales,…), los excluidos por la falta de desarrollo estructural (analfabetos, mundo rural, mujeres,…) y los inmigrados.

Los excluidos son los empobrecidos que no están donde deberían estar si hubiera otro tipo de organización social (en que el 20% de la población acapara el 80% de los recursos).

Presente está, y en aumento, la precarización del mercado de trabajo, la expansión de la economía sumergida, el aumento acelerado de la contratación temporal en los países industrializados,…factores del empobrecimiento.
La inestabilidad en el trabajo y las condiciones laborales de la economía sumergida influyen grandemente en el empobrecimiento.

Las migraciones o emigrantes económicos, que contribuyen al empobrecimiento urbano y que constituyen ese “cuarto mundo” en el interior de las ciudades), su bajo nivel de renta, su delicada salud y su demanda en el sistema sanitario.

La Vulnerabilidad Vital.

Los pobres y las personas dependientes son “sujetos frágiles” en una sociedad desarrollada como la nuestra en que prima (al menos teóricamente) la meritocracia y el darwinismo social y el alargamiento de la vida en años tiene efectos perversos para ellos cuyos aspectos más significativos son el aislamiento, la soledad y la marginalidad pues los valores dominantes de la sociedad en que viven les son ajenos.

Viven más, pero no mejor.

Viven ajenos al clima cultural por lo que la asfixia va creciendo orillándolos/orillándose viviendo tangencialmente con la sociedad en que están.

Si la Ética empieza allí donde las cosas podrían ser de otra manera, el empobrecimiento es un signo de la calidad moral de nuestro tiempo.
El pobre coexiste con el no pobre, pero no conviven.

Y sabemos que en una sociedad rica nadie debería nacer pobre, al poder disfrutar de posibilidades enriquecedoras pero no es difícil llegar a la pobreza, como si ya se naciera en un terreno resbaladizo hacia el empobrecimiento.

No descubrimos nada nuevo si afirmamos que la pobreza tiene una base material, la penuria de recursos.
Pero su naturaleza es moral, consiste en el reconocimiento de que ciertas situaciones son acreedoras de acciones preventivas o remediadoras.

Las sociedades vienen colocando tradicionalmente el umbral de la pobreza en el punto por debajo del cual está en peligro la subsistencia.

En la rica Unión Europea hay muchos millones de pobres, aunque no lo creamos.

Leo que en Junio del 2.019 la tasa de pobreza severa en España es la segunda más alta de Europa. En concreto, y según los datos de Eurostat, la tasa asciende al 6,9%, dato que sólo supera Rumanía y que duplica la media europea del 3,5%.

(En EEUU es el 12,7 % = más de 40 millones y en la Unión Europea 1 de cada 5 personas ronda la pobreza).

Todos sabemos que para evitar la atomización económica, por las sucesivas divisiones entre los hijos, el patrimonio se le asignaba a un solo heredero, quedando los demás hijos en riesgo de indigencia (los “no millorados”) y condicionados/determinados a alargar la soltería, a ingresar en el ejército o en la jerarquía eclesiástica.

Instituciones de previsión social fueron, en el pasado, los gremios y los Colegios Profesionales en el presente y, sobre todo, la Seguridad Social, garantizada por los poderes públicos (hoy mismo, en España, el vicepresidente segundo del Gobierno y Ministro de Derechos Sociales  y Agenda 2.030 ha asegurado que será de “absoluta prioridad una “prestación pública estatal que garantice el ingreso mínimo vital para todos los hogares).

El reconocimiento de este derecho a recibir ayuda gratuita es el mecanismo por el que la penuria adquiere el carácter de pobreza.

En otros tiempos se recurría al robo o hurto, generalmente nocturno, no tanto para comerciar (aunque también) como medio de evitar el hambre suya y de los suyos.

Y no digamos de quienes, sobre todo mujeres en edad de merecer, vendían su cuerpo por horas, días o por servicio realizado, pero no por vicio sino por necesidad.

Los menesterosos enfermos, los tullidos, los ancianos, los niños, las viudas,…merecerán el reconocimiento de pobreza y, por consiguiente, legitimidad para ser socorridos, como “verdaderos pobres”, muy distintos a los “pobres fingidos” y de cuyo derecho quedaban excluidos los individuos válidos para el trabajo, lo que los llevaba a fingir heridas y enfermedades.

La revolución industrial, con la explotación, la pobreza aparece como un rasgo de la estructura económico-social.

martes, 18 de febrero de 2020

LA POBREZA EN LA SOCIEDAD DE LA ABUNDANCIA ( 2 )



Aunque la pobreza siempre es “relativa” suele especificársela como “severa”, “moderada” e “intermedia”, también como “pobreza material e inmaterial”, “pobreza urbana y rural”, “persistente y transitoria”, “objetiva y subjetiva” (ser pobre y creer ser pobre).

A averiguar las causas de la pobreza se han dedicado los teólogos, los filósofos, los sociólogos y los antropólogos...

En la Edad Antigua y Media las justificaciones de la pobreza son morales o religiosas y los empobrecidos son dignos de ayuda, respeto, caridad y piedad, basándose en principios evangélicos y cristianos.
Y si, además, se les sermoneaba lo de “bienaventurados los pobres porque… siendo los más amado de Dios,…destinados en la otra vida a…

En la Edad Moderna e Industrial los pobres son considerados como un producto inevitable del desarrollo capitalista y del progreso social, justificándose así su existencia y aumento y evitando cualquier intervención política a su favor.

Y como, para la burguesía la Ley de la Oferta y de la Demanda no es una ley histórica y social sino “una ley natural” y si ahora hay pocos puestos de trabajo, y muchos queriendo trabajar, pocos serán los trabajadores escogidos y muy disminuidos sus salarios (siempre individuales, no familiares o sociales) pero, si el día de mañana no existe ese ejército de parados que quieren trabajar y son muchos los empresarios que necesitan obreros, éstos pondrán sus condiciones y los salarios serán altos, el trabajo menos gravoso, de menor jornada,…

Las cosas vienen, hoy así, pero mañana, cuando cambien…

Los factores de este empobrecimiento serán la baja cualificación profesional, el paro, la salud precaria, el bajo nivel cultural…

(En otro espacio he expuesto las “condiciones laborales en las primeras industrias textiles inglesas según el sindicalista inglés Fernando Lasalle”, condiciones horribles que, aunque hoy nos lleven a la indignación, eran coherentes con la mentalidad capitalista)

Pero, si somos realistas críticos, habría que decir que era la consideración de la persona como una “no persona”, sino de un “útil bípedo”, de los trabajadores (concepto utilitarista de la persona) y una Filosofía de la Desigualdad, con la consiguiente explotación de los más débiles y la marginación de los menos útiles, como la verdadera explicación causal del empobrecimiento.

Bien sabemos cómo la misma Iglesia elogiaba la labor caritativa de los empresarios creadores de comedores donde distribuir la “sopa boba” o los hospitales en que poder morir, en vez de hacerlo en la calle como un perro más.

Según el Paradigma Conservador, ser pobre es ser un mendigo y la causa del empobrecimiento es individual de manera que no existe el empobrecimiento sino el pobre, con sus vicios, sus circunstancias,…

¿Qué hacer, entonces?

Crear un sistema de medidas asistenciales, potenciar las instituciones filantrópicas,… para que reduzcan sus efectos.
En este caso, la política social es marginal, no afecta a la política general, es sólo un fragmento más en la preocupación por el bienestar.
Resulta, pues, desvinculada del crecimiento económico proponiendo, primero crecer y luego atender los gastos sociales que exige tal crecimiento.

Hay que garantizar las rentas mínimas, es lo único que podemos hacer, lo que constituye, en este Paradigma Conservador, el Modelo Residual de lucha contra la pobreza: asistencialismo, paternalismo, graciabilidad, familia y voluntariado, reparación,…

Sin embargo, el Paradigma Progresista identifica el empobrecimiento con un modelo concéntrico, según el cual intervienen en él lo económico, lo político y lo cultural, siendo el empobrecimiento un fenómeno de masas (no individual) que no tiene unos perfiles definidos.
Su origen está vinculado al sistema mismo: es su Estructural (no algo Residual)

¿Qué hacer, entonces?
Abordar el empobrecimiento antes de su advenimiento.
Prevenir y reconducir el proceso a través de una garantía de protección básica mediante la cobertura pública de las necesidades básicas cuya garantía constituye la finalidad última del sistema de protección.

Debe estar en conexión el crecimiento económico y la acción distribuidora y deben concebirse como complementarias las políticas sociales y las políticas económicas, porque el gasto social, en última instancia, es causa de la crisis económica y no forma parte de su solución.

lunes, 17 de febrero de 2020

EL PROFESOR Y SU ALUMNO


 
Somos, mientras vivimos, seres “perdedizos”, no necesariamente “perdedores”, excepto en la jugada final, donde la guadaña “nos gana y nos pierde”.
 
Hace unos días colgué, en Facebook, unas reflexiones sobre las “Pérdidas”.

Escribía sobre tres pérdidas que nos afectan sobremanera, a todos.

1.- La Pérdida de la Riqueza. No digo de la sobreabundancia ni de la ostentación, sino de la capacidad de satisfacer las necesidades vitales, tanto propias como las de lo que rodean a uno. Y es que la riqueza, aunque no dé la felicidad –como generalmente se dice- tampoco es un obstáculo para ella. Porque con ella, con la riqueza, pueden adquirirse muchas cosas que alegran la vida, desde un viaje de placer hasta un regalo amoroso. Y esa riqueza o solvencia económica puede perderse por una mala gestión, por una previsión equivocada, por una precipitación, por azar, por un E.R.E. de la empresa que te manda al paro, por….

2.- Pérdida de la Salud. Que ya no es una pérdida de algo externo, sino que afecta a lo interno, tanto fisiológica como psicológicamente, afecta a uno mismo, que sufre, y a los que le rodean, que sufren contigo. Y sobre todo cuando la enfermedad es grave, suponiendo un deterioro orgánico o una posible muerte. Tener que depender y tener que agarrarte a la medicina, a la analítica, a la cirugía, a los tratamientos agresivos (quimio, radio,…). Pierdes vida y, sobre todo, calidad de vida. A goteo, temporalmente o a largo plazo.

3.- La Pérdida de Sí Mismo. Vaciarse por dentro, crear el vacío interno, perder la personalidad, la vida interior e íntima, ser un deambulante. Perderse como persona. Quedarse en nada de sí. ¿Y para qué sirve la nada? Para nada. Ya no es que pierdas cosas, ya no es que pierdas calidad de vida, es que te pierdes como persona, te “nadificas”

Apenas colgada esta reflexión, un antiguo alumno, de hace muchos años, matiza mis “pèrdidas”.

“Estimado Tomás, si bien todas estas pérdidas son dolosas (unas más que otras), también hay que decir que cabe dentro de lo posible el volver a encontrar (al menos en parte) la riqueza, restablecer la salud (aunque fuere parcialmente), y recuperar la paz interior/la intimidad/la personalidad. Lo importante es, cuando uno se caiga, tener la capacidad de remontar y levantarse de nuevo... Y en relación a las pérdidas, hay una dimensión de pérdida que no ha reflejado, y que para mí también resulta muy significativa: Perder el "tiempo", ya que tiempo pasado no vuelve (sólo en nuestro recuerdo), con el coste de oportunidad que conlleva no aprovechar las ocasiones/eventos favorables.

!Chapeau¡ Cristóbal.

Yo, con mis negatividades, mis pérdidas, y tú con tu espíritu positivo de que “todo eso tiene arreglo” y terminas con la Pérdida irrecuperable, la Pérdida de Tiempo.

 Yo, con mis temores, con mis prevenciones de adulto/jubilado/viejo y tú con la energía juvenil de disponer de todo el tiempo del mundo por delante.

A tu edad (estoy seguro que) sin problemas de salud (por la vitalidad juvenil), sin problemas de vaciamiento (porque lo llenas con personas y proyectos a corto y largo plazo) y sospecho que sin la obsesión de la riqueza contada en euros, sino preocupado por esa otra mayor y mejor riqueza, como lo es El Tiempo, es una de tus preocupaciones: el no perderlo, el invertirlo bien, el hacerlo formativo y productivo,..

Gracias por recordarme que somos, además de “perdedizos”, “elevadizos”.

A mis tres “P” (Pérdidas, negativas), tus tres “R” (Recuperaciones, positivas).

La Riqueza puede volver a ser Recuperada (otro puesto de trabajo, otra inversión positiva, la suerte,…..) y volver a tener satisfechas las necesidades.

La Salud puede volver a ser Restablecida y volver a estar sano.

El Vacío puede llegar a ser Rellenado y volver a ser uno mismo.

Pero remata, Cristóbal, con su P, su Pérdida, la Pérdida de Tiempo, para la que ya no hay R, porque es “irrecuperable”.

Yo no voy a decir que “todo tiempo pasado fue mejor” (porque puede serlo, o ser igual o parecido, o ser (lo más seguro) peor). Pero nuestra memoria selectiva juega sus cartas, apartando los recuerdos de situaciones incómodas y sólo guarda lo positivo.

Lo cierto y verdad es que “todo tiempo pasado fue anterior”

Decía San Agustín que, a pesar de que decimos que existen tres tiempos: el pasado, el presente y el futuro, el pasado “ya no es”, el futuro “todavía no es” y que el único que, realmente, “es” es el presente, pero que éste puede ser: 1.- El presente de las cosas pasadas que se llama Recuerdo (que no es fotografía exacta de lo ocurrido, sino pasado por el colador del interés). 2.- El presente de las cosas presentes, que se llama Visión, Atención, Actualidad; y el presente de las cosas futuras, que se denomina Espera, Esperanza, Expectación.

Pasar de un “todavía no ser” (futuro) a otro “ya no ser” (pasado), ese es el presente, el límite entre ambos, el instante, un ser instantáneo que, realmente, es otro “no ser” porque no se deja atrapar. Llega y, sin pararse, se va.

Menos más que el alma retiene el pasado, no dejándolo ir del todo, adelanta el futuro, anticipándolo y dilata, estira, el presente, no el presente cronológico, sino el presente psicológico, que es en el que nos movemos.

Ya hemos perdido el tiempo pasado, que “ya no es”, por lo tanto, irrecuperable. No podemos perder el tiempo futuro, porque “todavía no es”. ¿Podemos perder el “tiempo presente”, que lo estiramos para que no deje de ser ya?.

Hemos oído muchas veces que somos el efecto de nuestro pasado y la causa de nuestro futuro.

Y cuando uno (yo mismo)  mira hacia atrás y recuerda a aquellos alumnos que te llamaban de Ud. por respeto a la autoridad del profesor (no del autoritarismo), una especie de autoridad moral que representaba el profesor, pero que infundía proximidad y confianza, y que, en su andar de madurez, te seguían, no solo en los conocimientos, también en el comportamiento….

Y compruebas que, a los pocos años, se han puesto a tu altura en la escalera del saber y, amablemente, te dicen “hola”, “qué tal profesor”,…

Y que, unos años más que pasan y ves cómo te sobrepasan, y se alejan, pero que, con la mirada atrás, te dicen: “hasta luego”, “adiós, profesor” y “gracias por todo”.

Es cuando el alma se te llena de gozo y (a mí, al menos) se me saltan las lágrimas.

Ese tardío “gracias” es una compensación, es la mejor y mayor paga extraordinaria que puede recibir un maestro/profesor/enseñante, porque es una paga valorativa, no pecuniaria.

!DIOS¡

 ¡Qué orgullo de haber sido profesor, pero sobre todo enseñante¡ Ver en ellos tu impulso materializado. Algo tuyo hay en ellos.

No creo que haya otra actividad laboral más gratificante, cuando van de la mano “vocación” y “profesión”,

Mientras estás allí (presente), después de haber estado allí (pasado), porque seguirás estando allí (futuro)

ORGULLO DE HABER SIDO PROFESOR/ENSEÑANTE.

domingo, 16 de febrero de 2020

LA POBREZA EN LA SOCIEDAD DE LA ABUNDANCIA.( 1 )




Parece algo contradictorio que “haya pobreza en una sociedad de la abundancia”, pero es la pura realidad.
Y nos escandalizamos, porque no es normal y, “no debiendo ser”, es.
Y nos preguntamos cuáles son las causas, sus consecuencias y qué medios deberíamos utilizar para que lo que no debería ser no lo fuera.

La pobreza se define como: “la situación de no poder satisfacer las necesidades físicas y psicológicas básicas de una persona o lo que se relaciona dentro de la vida del mismo,​ por falta de recursos como la alimentación, la vivienda, la educación, la asistencia sanitaria, el agua potable o la electricidad”.

Y, generalmente, los tipos de pobreza que existen son:

Pobreza material (la que se da en los países que presentan el índice de exclusión social más bajo)
Pobreza rural.
Pobreza urbana.
Pobreza social.
Pobreza infantil.
Pobreza relativa.
Pobreza estructural.

Sólo una filosofía de la desigualdad puede dar cuenta de esa anormal normalidad, “pobreza en la sociedad de la abundancia”, que, sobrando, por abundancia, haga falta, que se desperdicie comida al tiempo que mucha gente muera de hambre.

La solución al problema de la pobreza pasa por el cambio de mentalidad, a lo que no están de acuerdo los que nadan en la abundancia al tiempo que los pobres se ahogan en la miseria.

Esta contradicción (la simultaneidad de pobreza y abundancia) ha acompañado a los hombres desde siempre.

Es paradójico que nuestra época, tan potente para producir bienes materiales y culturales, cohabite con la pobreza, lo que deslegitima a esta nuestra sociedad.

¿Morir de sed habiendo tanta agua?, ¿Morir de hambre sobrando alimentos?
Pero no sólo en sociedades distintas y alejadas (que también) sino en el seno mismo de la misma sociedad.

¿Cuántos españoles, hoy, ahora, sobreviven por debajo del umbral de la pobreza al tiempo que muchos españoles, constantemente, sobrepasan e ingresan en el club de los millonarios, siendo cada vez mayor la distancia entre ambos mundos?

La presencia de la pobreza revela la injusticia del sistema y la irracionalidad de la organización social.

A la típica división de “países subdesarrollados”, “países en vías de desarrollo” y “países desarrollados” ha aparecido, hoy, los “nuevos empobrecidos” en el seno mismo de los países ricos, al tener franqueadas las puertas de entrada.

Por una parte el crecimiento del nivel de vida y la solidez económica y, por otra, bolsas de población excluidas del bienestar y con graves dificultades de integración.

Un “tercer mundo” coexistiendo-cohabitando con el “primer mundo”, sin salir del mismo país.

¿Cuántos millones de personas padecen, hoy, una pobreza absoluta en nuestra Europa de la abundancia?

Y si damos un salto y pasamos de la “pobreza europea” a la “pobreza mundial” nos encontramos con una escandalosa mortalidad por hambre y sed.

En Europa han aparecido grupos de gran riesgo: familias monoparentales (sobre todo cuando el progenitor es mujer), familias numerosas (con cinco o más hijos), las personas sin hogar (los “sin techo”), los emigrantes económicos, los disminuidos físicos y psíquicos, los exiliados, los refugiados políticos, los parados de larga duración, los ancianos, los jóvenes sin un primer empleo, los jubilados anticipadamente, los enfermos crónicos, los trabajadores en precariedad de empleo (economía sumergida),…

El rostro de la pobreza está cambiando y hoy la vemos en otros grupos, en otras familias, en otras personas,… (La “Nueva Pobreza”, los “Nuevos Empobrecidos”)

La “antigua pobreza” se definía con el concepto de “umbral”: ingresos familiares necesarios para cubrir el coste de una adecuada dieta nutricional para los hogares de un determinado tamaño y equipamiento, multiplicado por tres”.

Pero los “nuevos empobrecidos” constituyen una nueva forma de pobreza que afecta a los marginados, a las familias frágiles, debido a su tendencia consumista mantenida por un alto nivel de endeudamiento, que no pueden ser definidos por el nivel de sus ingresos, porque arrastran una deuda progresiva.

Personas pobres son los individuos o familias cuyos recursos son tan débiles que resultan excluidos de los modos de vida mínimos que se consideran aceptables en el Estado en que viven (entendiendo por “recursos” no sólo los bienes, las rentas en dinero, sino también los servicios disponibles de tipo público y privado).

“Pobres” son aquellos individuos cuyos recursos (materiales, culturales, sociales) son tan bajos que quedan excluidos de los modos de vida mínimos aceptables en el Estado en que viven y no teniendo en cuenta sólo lo meramente económico (alimento, vivienda, sanidad,…)

viernes, 14 de febrero de 2020

LA CRISIS DE LOS VALORES RELIGIOSOS ( y 5) RELIGIÓN Y POSTMODERNIDAD


RELIGIÓN Y POSTMODERNIDAD.

El carácter privado de lo religioso en la cultura actual, unido al antiautoritarismo, al antiinstitucionalismo y a la mentalidad consumista arroja luz sobre la religión en los jóvenes.

Los jóvenes aceptan ciertas verdades religiosas pero pasan olímpicamente de otras, no confían en la Iglesia y menos en los curas (y más con lo que está cayendo últimamente, que es lo que se sabe, no todo lo que hay) y no aceptan que quienes son célibes (voluntariamente prometido) pero no pobres (a pesar de su voto de pobreza) vengan a darles lecciones de cómo tienen que vivir la sexualidad, precisamente ellos, que no deberían practicarla.

Practican (si lo hacen) una religión a la carta en cuyo menú, y a voluntad, ponen nuevos platos o prescinden de otros, una “religión light” en la que las creencias no se traducen en acciones, en comportamientos y cuyos ritos (si los hay) son más sociales que religiosos.

Una religión a la carta en que no existen los compromisos.

Es el típico “creo en Dios pero no en los curas” (creo que son sinceros en lo segundo, lo que no sé es qué entienden y cómo conciben a Dios)

La postmodernidad (creencia en las potencialidades liberadoras de la técnica y de la democracia representativa, con esa mentalidad pragmática, con esa visión fragmentaria de la realidad, con ese antropocentrismo relativizador, con ese atomismo social, con ese hedonismo, con esa renuncia al compromiso, con ese desenganche institucional (político, religioso, familiar,…) es el fiel testigo de la crisis de los valores y de la actitud religiosa.

Es la consecuencia de la derrota del ideal iluminista y científico-positivista del proyecto moderno.

El saber, el poder, el trabajo, el ejército, la familia, la Iglesia, los partidos, los sindicatos,…ya han dejado de funcionar como principios absolutos e intangibles y, en distintos grados, ya nadie cree en ellos.

Han entrados en crisis las “narrativas maestras” que cantaban las esperanzas y la fe en la liberación de la humanidad.
Crisis, pues, de las concepciones omniabarcantes y totalizadoras.
Y, frente a ellas, pluralismo, eclecticismo, relativismo,…

La postmodernidad se caracteriza por una “producción excesiva de artefactos y una inflación de la teoría” al tiempo que un rechazo a la reducción instrumental de la razón y el olvido del poder de la imaginación y de los símbolos.

La postmodernidad es, también la oposición a un burdo pragmatismo y el despertar de nuevas fórmulas de espiritualidad que tienen sus orígenes en los movimientos contraculturales de los años 50 y 60, cuando ellos fueron la “conciencia desmodernizante” como reacción crítica a las contradicciones de la modernidad: destrucción de la naturaleza, empobrecimiento del hombre al que se le amputa su libertad, bolsas de pobreza y delincuencia, crisis de identidad, política de bloques, colonialismo,…

Frente a ese “desorden establecido” la contracultura postuló sus “contradefiniciones”: gratificación inmediata y no diferida, la irracionalidad (formas de conocimiento más allá de las palabras, del análisis y de la explicación), comunalismo frente a individualismo competitivo, liberación sexual, cooperación espontánea (organización social filoanarquizante),…

Esta contracultura fue caldo de cultivo de un neomisticismo y el descubrimiento de la filosofía y espiritualidad orientales.

Y si es cierto que la contracultura acabó manipulada y fagocitada por el propio sistema capitalista que la engendró como reacción, también lo es que las inquietudes espirituales han subsistido hasta nuestros días, incluso reverdecen.

Es, la llamada “venganza de lo reprimido”, un reencantamiento del mundo por la vía de una “trivialización de lo religioso” que la sitúa en los horóscopos, ufología, búsqueda de experiencias místicas por los caminos de Oriente.
Un pulular de prácticas encaminadas a alcanzar el éxtasis y el encuentro con uno mismo.

Son, sobre todo en USA, las sectas, los movimientos, cultos y terapias que componen la oferta espiritual, donde se mezcla la magia con la sugestión, con la búsqueda de lo novedoso y anómalo y, quizá, autenticas inquietudes religiosas, pero fuera de la tradición.

Y es que el consumo y la opulencia no son sinónimos de autorrealización auténtica.

Se da, pues, un rechazo de esa hegemonía de la razón instrumental y de la sociedad organizada y consumista y que no proporciona una identidad satisfactoria.

Por otro lado, los nuevos movimientos sociales juveniles (pacifismo, ecologísmo,…) presentan aspectos filo-religiosos, traspasados de un utopismo para-religioso de armonía y solidaridad mundial con los hombres y la naturaleza.

En algunos de ellos se manifiesta una sensibilidad que reivindica planteamientos éticos con pretensiones de universalidad, que implican  una “visión del mundo, de la sociedad y del hombre que rompen con el presente dominante y la cerrazón ante las preguntas metafísicas”.

Está siendo la Filosofía de la Ciencia la que está consiguiendo que la Ciencia Empírica deje de ser el paradigma de la racionalidad y del conocimiento objetivo.
Lo intra-atómico, por ejemplo, está más allá del sentido común.
Las partículas atómicas pueden ser quantos de energías, vibraciones,… constructos teóricos.
Así, el científico, como el hombre de la calle siguen estando ante el misterio de la realidad, lo que favorece la apertura de la conciencia hacia otras dimensiones de la realidad y hacia las cuestiones últimas.

Pero no debemos olvidar que el sujeto humano, como persona, es un valor supremo y la postmodernidad, como la estamos viendo, no parece un proyecto viable, al prescindir del sujeto.

El hombre –como nos recordaba Ortega- se nos muestra como algo inconcluso, por terminar, inacabado, haciéndose, en su pensamiento y en su acción.
Y, aunque se nos aparezca todo como algo relativo, hay en el hombre una capacidad de querer, una voluntad de desarrollo y de realización total, que se concreta en una aspiración radical y originaria, a ser, a conocer, a amar absolutos que no satisface ninguna de sus realizaciones particulares.

Hay una inadecuación entre su “causa eficiente” y su “causa final”

Las clásicas pruebas de la existencia de Dios de la Teología Natural, más que asegurar la existencia de Dios, lo que muestran es la finitud del hombre.

La respuesta religiosa ha sido, a lo largo de la historia, la forma más frecuente de intentar satisfacer esa necesidad de superar y encontrar significado a las experiencias que amenazan con el caos y el sinsentido: el error, la injusticia, el sufrimiento y la muerte.

Nos consideramos agentes imposibles de terminar con esos males con nuestras propias fuerzas.

Eso es por lo que el hombre es el único animal religioso, porque es el único que experimenta su indigencia ante los retos de la vida de los hombres.

La postmodernidad muestra una huida ante las cuestiones últimas pero éstas son insoslayables a la condición humana.
Si el hombre quiere vivir humanamente tendrá que enfrentarse a ellas.

¿Se puede tener esperanza sin fe?

Una Ética Universal tiene que tener en cuenta a los muertos.
El sentido integral de la vida humana tiene que incluir el destino de los muertos, lo que implica no poder concebir la Historia ateológicamente.
Por eso, para Horckheimer, la teología es la “esperanza de que lo injusto no sea la última palabra”, “la expresión de un anhelo, de una nostalgia de que el asesino no pueda triunfar sobre la víctima”

Y si la “inmortalidad es indemostrable, la muerte es necesaria e incomprensible”

jueves, 13 de febrero de 2020

LA CRISIS DE LOS VALORES RELIGIOSOS (4) LA CULTURA DEL CONSUMO.


El individuo actual vibra sobre un transfondo nihilista y una búsqueda inútil de significado.
Sobrevive en un mundo social gaseoso en el que los otros no existen y él sólo procura respirar y vivir, sin ataduras ni compromisos, sólo mirando y actuando desde su ombligo, el centro de un mundo sin centro.

Adiós, pues, al proceso de ser persona para lo que es indispensable, necesario, la relación interpersonal para coactuar con ellas.

Adiós al sacrificio, al ascetismo, al autocontrol, a la valoración positiva del trabajo, al ascenso personal,… ocupado en la búsqueda y conquista de gratificaciones inmediatas, renuncia al aplazamiento de los mismos.

El sistema tiene necesidad de hombres así, trabajadores para tener un salario, ahorradores y contribuyentes para mantener el sistema, consumidores y ciudadanos hipotecados.

Hipotecar su vida futura por el consumo del presente y sin ya poder deshipotecarse.

¿Cómo armonizar la “eficacia” del orden económico con la “igualdad” del orden político y el “hedonismo” del orden cultural?

El pluralismo político le permite al individuo el autoservicio, tan legítima su opción, como quien opta por otro producto de la estantería del supermercado y, además, tenemos conciencia de coincidir (y no cuestionárselo) en ser igualmente consumista.

Este individualismo narcisista no aspira a una sociedad auténtica sino a una sociedad polimorfa, a un mundo abigarrado que ponga todas las formas de vida a disposición de cada individuo para que cada uno elija lo que más le apetezca sin pararse a reflexionar si es bueno o malo, bello o feo, justo o injusto,…aquello por lo que opta.
Lo que hay en la estantería social es una serie infinita de placeres diferentes e iguales que le gritan al individuo “cógeme a mí”.

Además de que, elija lo que elija, es consciente de que puede dar marcha atrás y cancelar su anterior opción sintiéndose “libre” al hacerlo, porque sabe que puede hacerlo.

La pregunta es si puede haber auténtica libertad sin obedecer a la razón y sin autonomía de juicio para orientarse correctamente.

La sociedad de consumo, pues, fomenta la existencia de individuos sin referencias propias (impresionado por lo más llamativo), sin voluntad (sólo con el capricho del momento).

Es el “yo débil”, desubstancializado, zombi,…

Este hedonismo renuncia (es incapaz de) recuperar nada del pasado, sin compromiso con el futuro, obsesionado con vivir a tope el presente que considera perpetuo.

El “aquí y el ahora”, sin cuestionarse cómo fue antes o cómo puede ser después.

“Mañana” es “hoy”, “luego-después” es “ahora”.
El tiempo ha desaparecido como tiempo y ha pasado a ser eternidad (sin un antes ni un después), sin historia y sin proyecto.

Es lo típico de la juventud, y todos queremos ser y mantenernos jóvenes, como el estilo ideal de vida.

El proceso de conversión al hedonismo del consumo, emprendido por las sociedades industriales occidentales, llenando las estanterías de la vida de productos atractivos y atrayentes, sabiendo que, una vez probados, pueden ser devueltos a la estantería o tirados a la basura siendo sustituidos por otros, sin reflexión, es lo que se lleva, es lo que hacen los jóvenes en sus fines de semana, es la “idolatría de los valores juveniles” a lo que aspiran los que ya no son jóvenes y los que aún no lo son.

Todo esto, y más, resulta incompatible con las exigencias de conversión y autenticidad religiosas, que implican un vivir responsable, comprometido y fiel a un proyecto de sentido.