martes, 18 de febrero de 2020

LA POBREZA EN LA SOCIEDAD DE LA ABUNDANCIA ( 2 )



Aunque la pobreza siempre es “relativa” suele especificársela como “severa”, “moderada” e “intermedia”, también como “pobreza material e inmaterial”, “pobreza urbana y rural”, “persistente y transitoria”, “objetiva y subjetiva” (ser pobre y creer ser pobre).

A averiguar las causas de la pobreza se han dedicado los teólogos, los filósofos, los sociólogos y los antropólogos...

En la Edad Antigua y Media las justificaciones de la pobreza son morales o religiosas y los empobrecidos son dignos de ayuda, respeto, caridad y piedad, basándose en principios evangélicos y cristianos.
Y si, además, se les sermoneaba lo de “bienaventurados los pobres porque… siendo los más amado de Dios,…destinados en la otra vida a…

En la Edad Moderna e Industrial los pobres son considerados como un producto inevitable del desarrollo capitalista y del progreso social, justificándose así su existencia y aumento y evitando cualquier intervención política a su favor.

Y como, para la burguesía la Ley de la Oferta y de la Demanda no es una ley histórica y social sino “una ley natural” y si ahora hay pocos puestos de trabajo, y muchos queriendo trabajar, pocos serán los trabajadores escogidos y muy disminuidos sus salarios (siempre individuales, no familiares o sociales) pero, si el día de mañana no existe ese ejército de parados que quieren trabajar y son muchos los empresarios que necesitan obreros, éstos pondrán sus condiciones y los salarios serán altos, el trabajo menos gravoso, de menor jornada,…

Las cosas vienen, hoy así, pero mañana, cuando cambien…

Los factores de este empobrecimiento serán la baja cualificación profesional, el paro, la salud precaria, el bajo nivel cultural…

(En otro espacio he expuesto las “condiciones laborales en las primeras industrias textiles inglesas según el sindicalista inglés Fernando Lasalle”, condiciones horribles que, aunque hoy nos lleven a la indignación, eran coherentes con la mentalidad capitalista)

Pero, si somos realistas críticos, habría que decir que era la consideración de la persona como una “no persona”, sino de un “útil bípedo”, de los trabajadores (concepto utilitarista de la persona) y una Filosofía de la Desigualdad, con la consiguiente explotación de los más débiles y la marginación de los menos útiles, como la verdadera explicación causal del empobrecimiento.

Bien sabemos cómo la misma Iglesia elogiaba la labor caritativa de los empresarios creadores de comedores donde distribuir la “sopa boba” o los hospitales en que poder morir, en vez de hacerlo en la calle como un perro más.

Según el Paradigma Conservador, ser pobre es ser un mendigo y la causa del empobrecimiento es individual de manera que no existe el empobrecimiento sino el pobre, con sus vicios, sus circunstancias,…

¿Qué hacer, entonces?

Crear un sistema de medidas asistenciales, potenciar las instituciones filantrópicas,… para que reduzcan sus efectos.
En este caso, la política social es marginal, no afecta a la política general, es sólo un fragmento más en la preocupación por el bienestar.
Resulta, pues, desvinculada del crecimiento económico proponiendo, primero crecer y luego atender los gastos sociales que exige tal crecimiento.

Hay que garantizar las rentas mínimas, es lo único que podemos hacer, lo que constituye, en este Paradigma Conservador, el Modelo Residual de lucha contra la pobreza: asistencialismo, paternalismo, graciabilidad, familia y voluntariado, reparación,…

Sin embargo, el Paradigma Progresista identifica el empobrecimiento con un modelo concéntrico, según el cual intervienen en él lo económico, lo político y lo cultural, siendo el empobrecimiento un fenómeno de masas (no individual) que no tiene unos perfiles definidos.
Su origen está vinculado al sistema mismo: es su Estructural (no algo Residual)

¿Qué hacer, entonces?
Abordar el empobrecimiento antes de su advenimiento.
Prevenir y reconducir el proceso a través de una garantía de protección básica mediante la cobertura pública de las necesidades básicas cuya garantía constituye la finalidad última del sistema de protección.

Debe estar en conexión el crecimiento económico y la acción distribuidora y deben concebirse como complementarias las políticas sociales y las políticas económicas, porque el gasto social, en última instancia, es causa de la crisis económica y no forma parte de su solución.

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