martes, 31 de enero de 2012

FILOSOFÍA (B7)


A la INMORTALIDAD por el AMOR.

SABIDURÍA: Una doctrina de Salvación a través del amor y que nos prometa la inmortalidad personal.

Al encarnarse el Logos, lo divino, en una persona, la providencia deja de ser un destino anónimo y ciego y se convierte en una atención personalizada y benevolente, como la de un padre hacia sus hijos.
Si cumplimos los mandamientos se nos promete una inmortalidad personal y no una eternidad armónica, anónima y cósmica.
El giro crucial es el que anuncia San Justino, primer Padre de la Iglesia, año 160 (siglo II de C).
Narra su paso por todas las filosofías y sus salvaciones para terminar haciéndose cristiano.
Él era un apologista/apologeta de su creencia, tanto contra los judíos como contra el Emperador, por las barbaridades (incesto, canibalismo, Dios con cabeza de asno…) que se propalaban contra el cristianismo y que, una vez puesta la opinión pública en contra, terminará en persecuciones.
Exponía cuál era la práctica real, en contra de lo que se decía.
Aunque era legal que el cristianismo no fuera molestado, por sus creencias, a no ser que alguien lo denunciase, un cínico (quizá celoso del éxito de San Justino) lo denuncia y será, por ello, decapitado, junto a seis discípulos, en la época del estoico Marco Aurelio.
Su defensa fue exponer cómo la salvación cristiana está más allá y es superior a la estoica, y que el yo, salvado, personal, es distinto y superior al todo cósmico eterno.
Nos ama y amamos a la Persona Encarnada y en sus manos está nuestro destino.

El AMOR es más fuerte que la muerte.
Pero hay distintas clases de Amor.

a.- El AMOR-APEGO. Amor al próximo, al cercano, al amigo, al familiar, al enamorado,… El exponente máximo, hipertrofiado, de este amor es el AMOR-PASIÓN, que es celoso, acaparador, posesivo y que no permite ni que cambie ni cambiar a la persona amada (¿qué es la violencia machista sino un amor-apego exacerbado?).

b.- El AMOR AL PRÓJIMO o COMPASIÓN, que nos lleva a preocuparnos y a ocuparnos de los no próximos, de aquellos que vemos que no son felices, que están necesitados, aunque no los conozcamos.
Es la CARIDAD, hoy llamada “humanitarismo”, “solidaridad”.

Mientras el Amor-Apego supone “afecto” y va encaminado y tiene como objeto al “próximo”, la Caridad, el Amor al Otro, el Humanitarismo, la Solidaridad, van encaminados al “prójimo”, al lejano, al desconocido, a Todos los no “próximos”.

c.- El AMOR EN (DE) DIOS, equidistante entre ambos y que va a ser la fuente de salvación.

El Amor-Apego y la Muerte son irreconciliables. Amar a las personas/cosas perecederas es insensato. El Amor-Pasión te lleva hasta matar al otro. No es de sabios estos tipos de amor.

Incluso la palabra “monje” viene de “monos”: “uno solo”. Lo sabio es vivir solo, en soledad. Nada de mujer, hijos, padres, amigos,….Sólo así puede superarse la muerte, sin estar apegado a nada, a nadie.
Es la condición ideal para morir, el desapego de todo (la pobreza) y de todos (la soledad). Sólo así, cuando llegue el momento de partir, no sientes envidia, deseo, pérdida,… porque de nada ni de nadie tienes que despegarte (bienes, amigos, familia,…).
Pero conseguir este “desapego” no es cuestión de un momento, hay que prepararse durante toda la vida, para cuando ésta esté a punto de irse.
Para no estar “embarazados” lo mejor es estar “desembarazado” de todo y de todos.
Más que el “ligero de equipaje” machadiano, es el “sin equipaje”, “desnudo de todo”.

“¿Buscáis la vida feliz en la región de la muerte (lo mortal y perecedero, lo que pasa, lo que tiene que ver con la carne)?. No está allí” (San Agustín?.
La vida feliz se encuentra en el campo del espíritu.

No ya apegarse a otro (mortal, finito), sino dejarse apegar, dejar que alguien se apegue a nosotros, es de insensatos (Pascal). ¿Acaso no estoy, también yo, condenado a morir?. ¿Por qué permitir que alguien se apegue a mí?. Sería yo, en gran medida, el culpable si me dejara amar (Pascal).

“Mi aflicción (ante la muerte de un amigo) por haber amado a una persona mortal, como si fuera inmortal” (San Agustín).
Infelicidad a la que están condenados todos los amores humanos. Se convertirá en amargura lo que antes fue dulzura. Por lo tanto, hay que saber resistirse a los afectos humanos, nuestros a otros y de los otros a nosotros.
El “desapego”. Por eso se dice que puede tenerse mucho dinero pero no estar apegado a él.

Pero ¿y si el otro es inmortal, (aunque con una inmortalidad distinta a la de estoicos y budistas)?. ¿Por qué no apegarse con él y dejarse apegar por él?.
¿Si nosotros y ellos hemos estado apegados en esta vida y creemos que podemos seguir apegados después de la muerte, porque resucitaremos?.

Entre el Amor-Apego a una persona (próxima) y el Amor-Compasión-Caridad universal al prójimo, a los prójimos, a todos los no próximos, está el Amor-en-Dios.
Amarlos-en-Dios, que es amarlos en lo que en ellos hay de divino y eterno.

Una Promesa Tentadora. Un alma inmortal y la resurrección de los cuerpos. ¿Alguien da más?.
Inmortalidad no del alma, no del cuerpo, sino de la persona, el alma encarnada o la carne animada, del yo, del tú, concretos (muy distinto a las doctrinas estoica y budista). Los mismos que en vida, los mismos eternamente, tras la muerte.

Ya no apego a lo mortal, que es causa de sufrimiento.
Ya no compasión vaga y general a todo el mundo.
Sino amor-apegado, carnal y personal, hacia seres concretos, pero amándolos-en-Dios, por la fe en la resurrección. Queda superado no sólo el miedo a la muerte, sino la misma muerte.

Salvación por el Amor-en/de-Dios. Esta resurrección que es el alfa y el omega de la soteriología cristiana.
“Si Cristo no resucitó, tampoco nosotros resucitaremos…. Vana es nuestra fe” (San Pablo).

¿Con qué cuerpo resucitaremos?, ¿a qué edad?, ¿cuerpo espiritual y glorioso?. ¿Y eso qué es?.
MISTERIOS.

Por lo tanto no hay una lucha contra la carne, contra el cuerpo, la materia como algo malo,… todo esto es inexacto. Esto son cosas de la Iglesia, no de la doctrina cristiana.
La carne no es despreciable, ¿cómo iba a serlo si el mismo Dios se encarnó?.


La pregunta es por qué decayó esta doctrina soteriológica en el Renacimiento y por qué la Filosofía se situaría, de nuevo, por encima de la Religión, ya a partir del siglo XVII.

lunes, 30 de enero de 2012

Un CÁNCER es un CÁNCER.


Sea “cáncer de mama”, “cáncer de piel”, “cáncer de próstata”, “cáncer de útero”,…. “el cáncer es el cáncer” y “decirlo, pronunciarlo” no es “provocarlo” sino una ayuda para superarlo.

Pero nos da miedo usar la palabra “cáncer”. Nuestro inconsciente, colectivo jungiano, parece convencernos de que si la pronunciamos, aunque no lo tengamos, podemos producírnoslo. Por eso decimos: “estoy en tratamiento” (sin pronunciar la palabra), “estoy haciéndome pruebas” (pero sin pronunciar la maldita palabra). Nos da miedo enfrentarnos al lenguaje. Seguimos, inconscientemente, creyendo en el “tabú de la palabra”. Como si “pronunciar la palabra” condujera a “ejecutarse, a provocar, la acción”.

La palabra y la realidad. Los “significantes” y los “significados”

Enfrentarse a la palabra, usarla, pronunciarla, ayuda a remover un obstáculo para enfrentarse a la realidad.

Hay que “llamar a las cosas por su nombre”, sea “la muerte”, sea “la guerra”, sea “la menstruación”, sea “la polución o enuresis nocturnas”, sea “el cáncer”

En blogdetomasmorales, correspondiente al 23 de Marzo del 2.011, colgué una reflexión con el título “El tabú de la palabra”.

Viene a propósito de que, con motivo del cercano “Día mundial contra el cáncer”, el 4 de Febrero, ahora mismo, en España, está desarrollándose la campaña “Podemos vencerlo”.

En las principales estaciones en la red de metro de Madrid ya aparecen 9 famosos, presentadores y artistas, acompañados de/acompañando a 9 personas anónimas, pacientes, que lo han superado y “pueden contarlo”.

El cáncer es superable, es un accidente, no es un destino. Con un diagnóstico precoz, con el desarrollo tecnológico de que disponemos para poder “cogerlo a tiempo”, con la actitud positiva (que es el tratamiento más eficaz para superarlo), eliminando tabúes y mitos, “puede contarse, porque puede vencerse”.

Si, además, ponemos de nuestra parte el abandono del tabaco, hacer ejercicio regularmente, una dieta saludable, confianza en la investigación oncológica,…Todos “podremos contarlo”.

domingo, 29 de enero de 2012

FILOSOFÍA (B6)

¿CUMPLIMIENTO?. ¿CUMPLO Y MIENTO?. NO

2.- El ESPÍRITU, la CONCIENCIA, como prioritario, en el ámbito moral, a la letra. El fuero interno, la intención (algo interno) con que algo se hace es más importante que lo que se hace (la observancia literal de la ley, algo externo).

El episodio de la mujer adúltera (un hecho) y la respuesta judía, la lapidación (cumplimiento de la ley, de la letra de la ley).
Lo que Jesús pregunta a los que quieren cumplir, estrictamente, la ley es: “Pensad, internamente, ¿estáis seguros de lo que vais a hacer?, ¿os consideráis mejores que ella?. ¿Nunca lo habéis, vosotros, internamente, deseado (porque también se puede pecar “de pensamiento”, no sólo “de acción”)?. ¿Y si hubiera sido adúltera por amor y no por dinero o por engaño?. “Quien de vosotros, internamente, en vuestro fuero interno, esté totalmente seguro de lo que va a hacer, que empiece y le tire la primera piedra”.
Y, es curioso, “comenzaron a alejarse, empezando por los más viejos”. No vaya a ser que este hombre descubra que yo…

El Cristianismo es una doctrina/teoría innovadora respecto al mundo griego y judío (no digo nada del mundo musulmán porque está a años luz), al poner en un lugar de honor a la conciencia, al espíritu de la ley más que a la letra del mismo en el hacer de la vida diaria.

Lo de “no comer carne ningún viernes del año, bajo pecado, a no ser que “saques” (pagues) la bula que te exima de ello; el confesar y comulgar al menos una vez al año, (“por Pascua florida”), pagar diezmos y primicias a la Iglesia de Dios,….. todo esto, y más, son cosas de la Iglesia, que nada tiene que ver con el Evangelio y la Doctrina de Jesús.

La Iglesia, no el evangelio, fue la que impuso ciertos comportamientos externos, infinitamente menos e inferiores a los que propusieron y proponen las otras dos religiones monoteístas o del libro.

El evangelio es ajeno a los rituales, al cumplimiento (cumplo-y-miento), no así judaísmo e islamismo.

El cristianismo, así, facilitará el paso a la democracia y a las sociedades laicas, no religiosas.

3.- Idea Moderna de HUMANIDAD.
Al ser “todos los hombres iguales” en dignidad, moralmente iguales (no por naturaleza, donde lo que reina es la desigualdad, variada y variopinta, sin importancia ética alguna), por ser todos creados, criaturas de Dios y ser, por lo tanto, hermanos, se impone la Fraternidad.
Ya no habrá, pues, bárbaros, todos están dotados de la misma capacidad para elegir libremente, una SOLA HUMANIDAD.
El Cristianismo será la Primera Moral Universal o Universalista.

Resumiendo. Mientras para los estoicos la muerte era un tránsito de un estadio Personal a otro Impersonal. Un tránsito de un individuo consciente a un fragmento cósmico inconsciente, el Cristianismo predica y promete la Inmortalidad Personal, y esto va a tener mucho tirón.

sábado, 28 de enero de 2012

FILOSOFÍA (B5)


¿Cómo va a ser igual “morir por ellos” que “matarlos”, como condición de Salvación?.

De las tres religiones del libro o monoteístas, la superioridad del mensaje universalista cristiano, no discriminatorio, es, para mí, muy superior al mensaje judío, solipsista, endogámico, tradicional, involucionista, esperando, aún, la llegada del Mesías, e infinitamente superior al mensaje islámico, belicoso, antifeminista, discriminatorio.

No es igual el mensaje de que “TODOS los hombres somos iguales, sin discriminación de raza, sexo, religión, cultura,.., todos igualmente hijos del mismo Dios y que entre todos ellos debe reinar la justicia, la fraternidad, la ayuda mutua,….”, que el mensaje de uno de sus mandamientos, de “guerra santa al infiel, que es todo aquel no islámico (por ejemplo, tú y yo)”, fanático, exclusivista, machista, proselitista, aprovechando las posibilidades que les brindan nuestros sistemas democráticos pero incapaces, en sus países de origen, de permitir el más mínimo derecho a quien no sea islámico y/o islamista.

¿Cómo van a ser igual de respetables si una habla y propone no sólo perdonar, sino “amar a tus enemigos”, hasta dar la vida por ellos, como condición fundamental para “entrar en el cielo” y la otra habla y propone “odiarlos, perseguirlos, matarlos” y si mueres, en el intento, irás al paraíso para estrenar (desvirgar) a no sé cuántas vírgenes?

¿Son posibles las democracias, tipo occidental, en estos países islamistas?. Me lo he preguntado y sobre ello he reflexionado en otros lugares. ¿Qué tipos de libertades son posibles cuando su Libro Sagrado es la base de su Constitución?.
¿Son posibles, en ella, los Derechos Humanos?.
Hoy mismo, Egipto, con la mayoría de los “Hermanos musulmanes” en el parlamento y el mismo Túnez.

El judaísmo, en cambio, que sí permite la democracia en su sistema, está a la defensiva, allí donde esté, como una isla, rodeado de islámicos por todas partes que ni le han perdonado ni le perdonarán que, al mando de Jehová, ocuparan sus tierras, milenios atrás.

2.- LA MORAL CRISTIANA

La Práctica = la Moral, rompe con el mundo griego, casi, de forma definitiva. Tras la Razón griega, sí hubo una Moral cristiana.
Además, la moral cristiana introdujo conceptos como Igualdad, Libertad, Fraternidad. Ideas que pasarán a la Modernidad.

El mundo griego era aristocrático, jerarquizado, desde los mejores (“aristós”) hasta los inferiores.
Por Naturaleza (no por convención social), había ciudadanos que ya nacían y permanecían Arriba, eran los mejores, y todos los demás iban repartiéndose y ubicándose en los distintos escalones sociales, más o menos buenos, hasta los inferiores, los esclavos, que eran hombres pero no personas, no sujetos ni de Derechos ni de Deberes. Eran como los animales o las cosas, propiedad total de sus dueños, con los que pueden hacer lo que hacen con sus animales y cosas, desde usarlos como instrumentos laborales hasta venderlos, cambiarlos o matarlos, si así les apetecía.
Si las polis griegas funcionaban era por la esclavitud.

Para los cristianos, en cambio, TODOS los hombres son Iguales en dignidad, si no socialmente, sí por naturaleza, al haber sido creados, como todos los demás, por Dios. Iguales ante Dios (que es lo que cuenta).


1.- La LIBRE ELECCIÓN, el “libre albedrío”, como fundamento de la moral.
Para los griegos las normas fundamentales provenían de la Naturaleza, y ésta jerarquizaba a los individuos desde el nacimiento, por lo tanto no existía la Igualdad, sino la desigualdad, desde los primeros, superiores, arriba de la escala, hasta los últimos, los de abajo, los inferiores.
Desde la Naturaleza los hombres nacemos y tenemos cualidades distintas (en fuerza, rapidez, belleza, inteligencia…). Los dones de la Naturaleza vienen desigualmente repartidos.
La Virtud (dominio de una actividad, desde el sastre virtuoso al deportista virtuoso) nos viene heredada, por naturaleza, no por mérito ni conquista a base de esfuerzo.
Jerarquía natural humana, como hay jerarquía, natural, entre los animales, las plantas, los minerales,….Mejores o peores.

Todos conocemos el proverbio (de mentalidad griega): “quod natura non dat, Salmantica non prestat”. Si se tiene, se tiene y si no, no puede adquirirse, ni siquiera en Salamanca, referente cultural por excelencia.

Unos, por naturaleza, destinados a mandar. Otros, por naturaleza, destinados a obedecer (mujeres, comerciantes, ilotas, esclavos,….).
La esclavitud, pues, es algo totalmente natural, socialmente aceptada.

Para el Cristianismo los dones naturales o por naturaleza, que existen (belleza, salud,…) no importan para la moral, porque lo que cuenta es el uso que de ellos se haga, no las cualidades en sí. La salud puede emplearse para reírse de los enfermos (o la belleza para reírse de los feos) o para ayudarlos.
Lo que sea moral o inmoral tiene que ver con la Libertad de Elección o Libre Albedrío.

El mundo entero, pues, se tambaleó, al salir del universo aristocrático griego e ingresar en un mundo igualitario en el que lo que cuenta son los méritos, la Meritocracia, que proviene del uso de las cualidades naturales heredadas y no de éstas, en sí.
Y el mérito es la consecuencia, para bien o para mal, de la elección, lo que conlleva la Responsabilidad.
Somos Responsables de lo que hemos Libremente elegido y de las Consecuencias de dicha elección.

Salimos, pues, del mundo natural de la desigualdad (pues, nunca, la naturaleza es igualitaria) y entramos en un mundo igualitario.
Debemos amarnos todos los hombres porque somos Igualmente creados por Dios, por lo tanto Hermanos. De aquí la Fraternidad.

Lo que importa es la Libertad y no los talentos naturales. Este argumento cristiano será tomado y hecho suyo por la Modernidad.
Lo heredado son cualidades fácticas, pero no importan moralidad, ya que pueden usarse Bien o Mal, y esto es lo que importa en el universo cristiano.

Esto es lo que quiere decir la “Parábola de los talentos”. El dueño sólo se lo recrimina a quien no los ha usado, ni para bien ni para mal. (Lo que no sabemos es qué le hubiera dicho al que hubiera perdido, al usarlos).

La moral no proviene de los hechos naturales sino de lo que, con ellos, hagamos.

La Declaración de los Derechos del Hombre y del Ciudadano, de 1.789, es de raíces cristianas. El hombre es libre para….. luego es responsables de su elección y de las consecuencias de la misma.

Igualdad Moral (no física, ni intelectual, si de salud….) de todos los seres humanos.

El Cristianismo está detrás, o debajo, de los orígenes de la democracia moderna.
Estamos hablando del Cristianismo, de la Doctrina Cristiana, no de la Iglesia como organización jerárquica y lo que del Cristianismo ha hecho.
No diferenciar a ambos, Cristianismo e Iglesia como institución, hacerlos equivalentes, es la causa de muchísimos malentendidos. Quienes no los identificaron romperían con la Iglesia, pero no con el Cristianismo.

Hoy, incluso, constatamos que hay naciones que no han conocido el cristianismo y tienen dificultades enormes para, o no pueden, crear regímenes democráticos, pues la idea de Igualdad, al ser típicamente cristiana, no es evidente para ellos.

jueves, 26 de enero de 2012

FILOSOFIA (B4)


Si no distinguimos y diferenciamos “Cristianismo” de “Iglesia” y a “Jesús” de “Cristo” nos metemos en un laberinto y damos palos de ciego en una noche en la que todos los gatos son pardos, atacando a uno pero pegándole a otro.

El “Cristianismo” es una Religión, una Doctrina Religiosa, que ha ido aquilatándose a través de los siglos y posee unas verdades reveladas en las que creer y unas conductas a ejercitar. No ha sido dado de una vez por todas, sino que sigue rectificando, soltando lastre, incorporando tareas,…. cambiando. No es una doctrina cerrada, sino abierta.

La “Iglesia” es una “organización jerárquica, piramidal, estructurada, anquilosada, discriminatoria y antidemocrática, que quiere e intenta monopolizar al Cristianismo.

“Jesús” es un personaje histórico, que vivió hace 2.000 años, políticamente nacionalista judío y antiimperialista romano, religiosamente antisistema, moralmente renovador, predicador, como otros muchos en aquellos tiempos, con discursos valientes y comprometidos.

“Cristo” es “el Jesús de la fe”, es el Dios encarnado en una persona.

Por lo tanto, se puede ser “antipapa y antiiglesia” y ser un “admirador y seguidor de cristianos como Vicente Ferrer, Teresa de Calcuta, misioneros o Teólogos de la Liberación, que se dejan la piel y la vida en ayudar a los necesitados y que, tampoco ellos, son “papistas y/o eclesiásticos”.

Por lo tanto, se puede ser un admirador de Jesús que, en su vida pública, es un contestatario que se lía a latigazos con los banqueros y negociantes que profanan el Templo (jodiéndole el negocio a los rabinos) o que sale por los cerros de Úbeda ante las preguntas envenenadas sobre si debe lapidarse a una mujer pillada en adulterio o si hay que pagar los impuestos a Roma, y sin embargo no creer en “Cristo” como Dios encarnado en una persona, nacido de una virgen, por intervención del Espíritu Santo,…..

Para los griegos ese Dios hecho hombre es una encarnación mediocre, es lo más opuesto a un Logos cósmico, lo divino.

Pero “la locura divina es más sabia que la sabiduría de los filósofos”.
Y “la debilidad divina será más fuerte que la fortaleza de los hombres”.

El Dios cristiano no es el dios judío, omnipotente, aterrador, colérico, celoso, vengativo, guerrero, sino débil y misericordioso, padre y juez (lo que no combina bien).
Ni es el dios griego de los estoicos, sublime, cósmico, la estructura del mundo.

Precisamente ese “escándalo” (judío) y esa “locura” (griega) lo harán querido y portavoz y defensor de los débiles, de los pobres, de los pequeños, de los desubicados, de los perseguidos, de los enfermos, de los hambrientos….

Extraña fuerza, que emana de esa debilidad y que se hace y se deja querer más que temer.

Todo esto es lo que los filósofos no saben ni pueden, desde sus esquemas racionales, aceptar.
La “humildad religiosa” vs la “arrogancia” filosófica, las “cabezas altaneras” de San Agustín, quien más arremete contra ellos.

Doble humildad:
.-La de un Dios que se rebaja a hacerse hombre, para salvar a los hombres.
.-La de los cristianos, que renuncian al uso de la Razón para depositar su Confianza en la Palabra de Jesús y, así, hacer sitio a la fe.

El “theos”, el Dios-Hombre, nada tiene que ver con lo divino que es la estructura ordenada del mundo. Es un nuevo Dios.
El “orao”, la Fe, nada tiene que ver con el saber, con la razón, con la inteligencia. Es una nueva actitud.

Por la elección, por la opción, de “pensar a través de otro”, de “dejarse guiar por otro” en vez de “pensar por sí mismo” y “ser su propio guía”, es por lo que la Filosofía se convertirá en “sirvienta o esclava” de la Religión (“Philosophia ancilla Theologiae” en expresión de San Pedro Damiano, Teólogo cristiano, medieval.

La Razón, ahora, es la que debe ajustarse a la Fe, que es la guía, la que marca el camino a la verdad.

Si las auténticas Verdades son las Verdades Reveladas, entonces no ha lugar para la Filosofía, pues todo lo esencial se decide por la Fe. Por lo tanto la “salvación” nos viene a través de otro, y no depende de nuestras propias fuerzas.
“No nos salvamos, nos salva”

¿Puede la Filosofía tener sitio, cabida, en el Cristianismo, aunque sea de subalterna, pero importante?.
Sí, interpretando las parábolas, descifrándolas, buscando su significado profundo, como hermenéutica o interpretación. Porque lo “revelado” no es “antinatural”, sino “sobrenatural” y la “naturaleza humana, racional” puede ayudar, aunque ella sola nunca pueda conseguirlo.

También “descifrando la naturaleza “creada”, para llegar a demostrar la existencia y la esencia de Dios (las vías tomistas, por ejemplo).

Siendo el mundo que nos rodea, realmente existente, (“es evidente y consta al sentido”), el punto de partida de las vías tomistas hasta llegar a la conclusión de un Dios, también existente y acorde con el punto de partida.

Va más allá que los griegos (incluso en la 5ª vía), que no se quedan en el mundo ordenado, sino en la necesidad de que exista un Dios Ordenador.

Debe decirse que la Razón debe estar presente, pero sólo como “sirvienta o esclava”, tanto al interpretar las parábolas y las Escrituras como al descifrar la naturaleza.

La filosofía ha dejado de ser “soteriológica” y ha comenzado a ser “escolástica” (disciplina escolar), ni forma de sabiduría ni disciplina de vida.

Hoy día son muchos los que eso creen, que la Filosofía ni sirve para salvarse ni es una forma de sabiduría.
Para éstos la Filosofía será, sólo, una Historia de la Ideas.
La Filosofía sería, sólo, una disciplina crítica, discursiva, reflexiva, argumentativa, (escolástica), pero no soteriológica. Nada tiene que ver con las finalidades últimas de la vida humana.

La Filosofía habla de realidades externas a ella (de la Ciencia, del Derecho, del Lenguaje, de las Artes,….), pero “ya no es amor a la Sabiduría”.
Hoy, pues, sigue siendo “sierva o esclava” si ya no de la Teología (medieval) sí de otras disciplinas, sobre todo de las ciencias.

miércoles, 25 de enero de 2012

FILOSOFÍA (B3)

1.- LA (TEORÍA) DOCTRINA CRISTIANA.

Toda religión se asienta en tres pilares: Verdades (que creer), Conducta (que hacer), Organización (que obedecer) – Bertrand Russell dixit

Las Verdades o Dogmas que hay que creer constituyen el CREDO (¿recuerdan el “creo en Dios, Padre….creador….en Jesucristo….que nació de ….resucitó al tercer día….. ha de venir a juzgar……en la resurrección de la carne…. en la vida eterna….?).

Las obras que debemos practicar (las obligaciones, lo mandado) o que debemos evitar (las prohibiciones, lo prohibido). Los MANDAMIENTOS de la Ley de Dios. No cumplirlos es pecado, merecedor de castigo eterno (¿recuerdan los Mandamientos: amarás… no jurarás…honrarás a tu padre…no matarás…. no robarás….?).

La Iglesia, la jerarquía eclesiástica, la autoridad, totalmente piramidal, desde el Papa hasta el último cura, la encargada de organizar, vigilar, aconsejar, castigar, perdonar,… y a la que hay que OBEDECER, bajo pecado, por ser “representantes de Dios en la tierra”, por lo que “desobedecer a un representante” era “desobedecer a su Representado, Dios”.
Iglesia que, incluso, tenía sus propios Mandamientos, “Los Mandamientos de la Santa Madre Iglesia” (¿los recuerdan?.

Orden Teórico, Orden Práctico, Orden Organizativo.

Así el creyente se evita “la pesada y engorrosa tarea de pensar”. Otros piensan por él. Él sólo tiene que “creer”, “obrar” y “obedecer”.

Estos ingredientes de la Religión tienen un “enorme valor psicológico” (más que “valor de verdad”, siempre “incomprobable”) a sus seguidores, proporcionándoles tranquilidad y seguridad ante la adversidad, con la esperanza puesta en Dios.

La grey (rebaño) del Señor y sus Pastores en la tierra, que la conducen a “tierras feraces y aguas límpidas” y la defienden “de los enemigos”.

La “salvación eterna” queda garantizada, porque viene “avalada por la Palabra de Dios”

Todo ha cambiado.

Lo divino ha dejado de ser el orden cósmico estoico y se encarna en una persona. Esto es una concepción radicalmente distinta de la divinidad.
Así como la Filosofía Estoica nada quiere saber de Religiones, la Religión Cristiana invita a limitar el uso de la Razón para dejar sitio a la Fe.

El Logos de los estoicos, que era la estructura impersonal, armónica y divina del cosmos, pasa a identificarse con una persona.
Y esto es como caerse del caballo, algo inconcebible, un absurdo. Que lo divino, del mundo, se encarne en una persona humana.

“En el principio era la Palabra (el Logos), y la Palabra estaba junto a Dios, y la Palabra era Dios. Y la Palabra se hizo carne y habitó entre nosotros”. Esto supera a la Razón.
Porque Logos es Razón, pero también es Palabra. Cristo sería la Palabra Encarnada. Dios hecho hombre. Dios (inmaterial) hecho hombre (material), un absurdo para una mente griega.

El 4º Evangelio, el de San Juan, nada tiene que ver con los otros tres sinópticos, es, más bien gnóstico (de “gnosis”), no agnóstico (de agnosticismo)

Del “salvarnos, estoicamente, (salvación interna) armonizándonos con nosotros mismos, con los otros y con el otro (con el cosmos), justicia cósmica, se pasa a ser salvados por una persona, Cristo, (una salvación externa).

La salvación deja de ser ANÓNIMA y CIEGA y pasa a ser una salvación PERSONAL.
Es la cara y el envés en la visión del mundo. Dos cosmovisiones incompatibles. Supone una ruptura con el estoicismo.

¿Dar carácter divino a una “persona”, cuando lo divino era el “cosmos”?

Durante los dos primeros siglos el Cristianismo estuvo mal visto, como una secta judía, desviada y peligrosa, que sólo admitía la autoridad de su Dios, que había sido, además, condenado y crucificado, por lo que sería perseguida y martirizados y muertos muchos de sus seguidores, por el simple hecho de ser creyentes de esa religión, al ser considerados “peligrosos para la sociedad”.

Parecía el delirio total. El Logos ahora es Cristo, que es Dios, pero es Hijo de Dios Padre.
“Lo divino” ha cambiado su concepto. De “estructura impersonal” a “persona concreta”, Jesús, el Dios-Hombre, el Cristo. Los estoicos lo consideraban una burla.

¡Adiós a la visión griega del mundo”.

El Emperador estoico, Marco Aurelio, incluso mandaría matar a San Justino (antiguo estoico y, luego, primer Padre de la Iglesia y primer filósofo cristiano).

“Teoría” es “theos” (Dios, lo divino) y “orao” (ver, mirar, la mirada, comprender). ¿Cómo se ve, cómo es comprendido, lo “divino”.
La “Theoria” estoica era: “La Razón ve/comprende lo divino del mundo”.
La “Theoria” cristiana va a ser: “La Fe ve a Dios”.

Y no sólo que la Fe ocupe el lugar de la Razón, sino que se alzará, muchas veces, contra ella.
Ya no será la Razón, sino la Fe. Ya no será la Inteligencia, sino la Confianza depositada en la palabra del Hombre-Dios, el Hijo de Dios, el Dios, la Palabra, el Logos encarnado.

Se cree en Él y se confía en él, porque es digno de fe y de confianza, y los milagros lo confirman.

Nos “salvamos por la Fe”, no por las “obras” (que es el eje del protestantismo), porque las obras siempre son humanas.
“Confiar en el otro” (aunque sea un dios) prima sobre “pensar por sí mismo”. Quizá ésta sea la gran diferencia entre Religión y Filosofía.

Los bienaventurados, los premiados o merecedores del premio, van a ser los “que creen”, mientras que los que saben/dicen saber, los filósofos, los inteligentes, son los “soberbios”, (el primer pecado “capital”), los “orgullosos”, los “arrogantes”, (que serán castigados o merecedores de castigo) (lo opuesto a los humildes; primera virtud). “Contra Soberbia, Humildad”.

Los Filósofos, que “buscando la Verdad sólo con la Razón, pasan junto a ella sin verla, por no tener Fe”.
Esto no cabe en las estructuras mentales de un filósofo.

La Humildad de la gente simple, sencilla, que cree ser superior (se consideran “bienaventurados” y no “desafortunados”) a la Soberbia de los filósofos, que saben o dicen saber.

“Creer” es superior a “pensar”

Son clásicas las invectivas de S. Agustín, Santo Tomás de Aquino y de Pascal contra los vanidosos, orgullosos y soberbios filósofos

Ni el “theos” ni el “orao” son iguales, sino opuestos, en estoicos y cristianos.

Quizá el que mejor se exprese, en este asunto, sea el que, realmente, se cayó del caballo, camino de Tarso, persiguiendo a los cristianos, San Pablo: “Mientras los judíos piden signos (milagros) y los griegos sabiduría, nosotros predicamos a un Cristo crucificado, escándalo para los judíos y locura para los gentiles”.

Es un cambio de modelo, de perspectiva, de cosmovisión, al reconocer, en Corintios, que el que un Dios se haya hecho hombre será inaceptable, tanto para judíos como para griegos.

Para los judíos, porque ellos adoran a un Dios Todopoderoso, fuerte, iracundo, celoso, batallador, guerrero, que ha tenido y tiene una predilección especial por un pueblo concreto, el judío (el “pueblo elegido”), que es Rey de los Ejércitos, que matará o hará matar a sus enemigos, adoradores de ídolos (otros dioses distintos a Él), que expulsará de la tierra prometida a su pueblo a los entonces ocupantes/habitantes de la misma, mientras que el Dios cristiano es un dios débil, que no se defiende, que se deja apresar, martirizar y crucificar.

Lo más ajeno al concepto de lo que debe ser un Dios es el Dios Cristiano.

martes, 24 de enero de 2012

FILOSOFÍA (B2)


El Cristianismo no es una Filosofía. El mensaje de Cristo no tuvo como finalidad resolver los problemas planteados por los filósofos griegos y romanos. Su finalidad fue la de enseñar a los hombres el camino para la salvación. El Cristianismo es una Religión.

Pero si, como hemos tratado en el tema 1º, la misión de la filosofía estoica era la Teoría de la Salvación, sobre Salvación era mucho lo que el Cristianismo ofertaba o proponía.

Pero es que el Cristianismo no es sólo una religión, es que se presenta como una “religión revelada”, cuyas verdades poco o nada tienen que ver con la especulación racional, sino que se basan en que “Dios ha hablado”, en la “palabra de Dios”, nada que ver con la filosofía, en la que quien “habla” es la Razón Humana.

¿Puede un creyente cristiano ser filósofo o un filósofo ser creyente cristiano?. Sí, pero con la condición de no mezclar las cosas.
Lo que no puede un cristiano es afirmar que Dios existe porque lo dice la Biblia, que es “palabra de Dios”, como un anatomista no puede afirmar que en el varón hay costillas porque en la Biblia dice que Dios, de una de ellas, formó a la mujer.

Cristianismo y Filosofía son sistemas distintos, lo que no implica que no haya relación entre ellos, sobre todo en el tema de “la salvación” del hombre sobre la limitación temporal y espacial, sobre la muerte, que es “cierta” aunque sea “incierta” la hora. Porque “nadie quiere morir y desaparecer” y ya hemos visto cómo vencer a la muerte desde la filosofía estoica.

¿Cómo la vence el Cristianismo?

A los primeros pensadores cristianos, los del siglo I, se los conoce como Padres Apostólicos, por ser contemporáneos de algún Apóstol, vivo aún. Su pensamiento tiene de poco de Filosofía, pues su preocupación y ocupación fundamentales estaban orientadas a cuestiones teológicas, litúrgicas, organizativas de la comunidad,…
Sólo a partir del siglo II, y hasta el siglo VI, varios pensadores cristianos, los Padres de la Iglesia o Patrística, desarrollaron concepciones propiamente filosóficas, basadas en la aceptación de la filosofía grecorromana.
Desde el VII en adelante son conocidos como Filósofos Escoláticos.

Es de notar el carácter fragmentario de la Filosofía de los Padres de la Iglesia (a excepción de San Agustín, sobre el que hice mi Tesina de Licenciatura, y que desarrolla un sistema filosófico completo).
La fragmentariedad viene impuesta tanto porque tienen que defender el dogma cristiano de los ataques de los pensadores paganos como para defenderlo frente a las herejías o desviaciones.

Para ellos, pues, la Filosofía es sólo un instrumento útil para la Apologética o defensa de su Religión.
Fueron pasando, de la primera repulsa total, o casi total, de la Filosofía hasta la aceptación del pensamiento filosófico greco-romano.

Pero, la verdad, no puede haber tranquilidad de ánimo, para filosofar, cuando, por una parte, son atacados en sus ideas y, por otra parte, son perseguidos, físicamente, por las autoridades romanas con las varias persecuciones, siendo martirizados y/o contemplando el martirio de muchos de los hermanos en la fe, por el “enorme delito” de no reconocer, como dios, al Emperador de turno.

No hay, pues, en estos Padres de la Iglesia una nítida separación entre Teología y Filosofía, entre Fe y Razón, entre su actividad intelectual como creyentes y su actividad intelectual como filósofos.

El mismo SAN AGUSTÍN sentenciará: “Nostra vera Philosophia est nostra vera Religio”, o, “crede ut intelligas et intellige ut credas” (“cree para entender y entiende para creer”).

¿Qué decir, por ejemplo, de un TERTULIANO, para el que la Filosofía no sólo es inútil para el cristiano, sino perjudicial, porque, para él, la razón aleja de la fe y es causa de las herejías?.
A él se le atribuye la frase “credo quia absurdum est”. ¿Es que no es absurdo que Dios sea Uno y Trino, a la vez (Uno y Tres), el misterio de la Trinidad?. “Pues por eso lo creo, porque es absurdo para la razón”.

“El Hijo de Dios fue crucificado; no nos avergüenza, porque es radicalmente vergonzoso. Y el Hijo de Dios murió; totalmente creíble, porque es ridículo. Y, sepultado, resucitó; cierto, porque es imposible”.

Esto sí que es “fe” y no lo que algunos piensan.

Otros no serán tan tajantes e intentarán separar el “trigo de la cizaña” entre los distintos filósofos paganos. “en el pensamiento platónico hay mucho de aprovechable para un cristiano; menos en el estoicismo, aún menos en Aristóteles y nada en Epicuro” – es la posición del alejandrino SAN CLEMENTE.

El más grande pensador entre los Padres de la Iglesia (exceptuado San Agustín) fue el también alejandrino ORÍGENES, consejero de obispos y papas, torturado durante la persecución de Decio, sin renegar de su fe, y que se autocastró, interpretando, literalmente, la frase bíblica “si tu ojo o tu mano o tus…. arráncatelos. Mejor es entrar tuerto, ciego, manco,castrado… en el cielo, que no….”.

En su filosofía hay mucha doctrina platónica y estoica.

Pero también hay diferencias con lo que sería doctrina oficial de la Iglesia (transmigración y reencarnación de las almas, hasta su purificación; se salvarán “todas” las almas, antes o después, y ninguna irá, eternamente, al Infierno; la preexistencia de las almas (aunque previamente creadas) y no tener, Dios, que crearlas a medida que un varón y una mujer engendren una criatura,…

Toda esta doctrina cristiana iría aquilatándose según el paso del tiempo.

Pero este Cristianismo es ya, y cada vez más, el envés del estoicismo.

lunes, 23 de enero de 2012

FILOSOFÍA (B1)


El Cristianismo triunfa sobre la filosofía porque su promesa, su oferta, es más atractiva, muy superior a la de la Filosofía. Ésta sería una de las causas (no la única).

Tuve la suerte o la desgracia (nunca se sabe) de que me ocurriera, en mis estudios, lo contrario de lo que se estilaba en España.

Mientras en muchas Facultades de Filosofía, tras la entrada por la Filosofía Presocrática y la parada en la Filosofía Sofística y Socrática, se llegaba a la ancha y larga estancia en Platón y Aristóteles. Y cuando se salía de aquí, por el rápido pasillo, se miraba a ambos lados donde habitaban las Filosofías Helenísticas (entre ellas el Estoicismo) y un cartel con la Filosofía Romana.
Se daba un salto volador de 1.000 años invitando a los pasajeros a que divisaran, desde las alturas, la Escolástica Medieval y, mientras se aterrizaba con la ruptura ockhamista, se pasaba por las Filosofías Renacentistas para, definitivamente, salir y, así, entrar en la Filosofía Moderna.
Generalmente, coincidía el fin de curso con la Filosofía Ilustrada, así que las Filosofías del XIX y del XX quedaban como tareas propias.

A mí me ocurrió lo contrario. No sólo no volé sobre la Filosofía Medieval (y no digo Filosofías, porque apenas entramos en Maimónides y en Averroes) sino que hicimos parada y fonda e hicimos de Santo Tomás de Aquino y de toda la Filosofía Tomista casi el Monotema.
Mi profesor de Historia de la Filosofía, el Padre Guillermo Fraile, era un fraile dominico, un erudito, más tomista que Santo Tomás mismo, así que desayunábamos, comíamos y cenábamos con mi tocayo. Pareciera que mi profesor llevaba comisión.
Eso sí. Hasta Kant. Todo lo que hubiera detrás tendríamos que descubrirlo nosotros, llámense Idealistas, Vitalistas, Marxistas, Existencialistas.

Ni me enorgullezco de ello ni me lamento. Eso fue lo que hubo.
Lo que me maravilla, ahora, es ver la facilidad con que se critica una doctrina sin conocerla.
Aunque sólo sea para poder criticarlas, las religiones deben ser conocidas, al menos para no hacer el ridículo y aparecer, ante los demás, como un intelectual desinformado.

Hoy día, querer/intentar entender la Historia del Arte, de la Literatura, de la Política, de la Cultura, de la Moral,… sin conocer el Cristianismo es un vano intento. Un Dante, un Miguel Ángel, un Cervantes, una Catedral, una Nación, muchos de los comportamientos actuales,… suponen tener presente el Cristianismo.

Pero ¿puede un Filosofía (cuyo fundamento es la Razón) ser cristiana (cuando su base es la creencia, la fe)?. ¿No suena a contradictorio, como círculo cuadrado o pentágono triangular?.

Pero si nos decidimos a considerar que el Gran Objetivo humano es la Salvación, entonces sí que hay que tener en cuenta la Religión y, en nuestro caso, la Religión Cristiana, el Cristianismo, que posee una atractiva Teoría Soteriológica.

De esa Debilidad Estoica en su Teoría de la Salvación, el ANONIMATO y la IMPERSONALIDAD, (con la que terminábamos el tema anterior) va a aprovecharse el Cristianismo con su promesa y propuesta de una Salvación NOMINAL y PERSONAL, muy atractiva, muy atrayente, imantada, que arrastraría a las masas.

Debe tenerse en cuenta la distinta consideración del Tiempo en los griegos y en el Cristianismo.
Mientras para los griegos el Tiempo es Cíclico (el Eterno Retorno nietzscheano) para el Cristianismo el Tiempo es Lineal (hubo un Principio y habrá un Final).
Mientras para los griegos tras el día viene la noche, para reaparecer el día y de nuevo la noche y así indefinidamente, como ocurre con las estaciones del año, para los cristianos en el Principio nada había, Dios lo crea todo, también al hombre y tras el Tiempo Presente, la historia, llegará el Fin de los tiempos, y sanseacabó.

¿Qué le pasa al hombre tras la muerte?. Puede ser que nada, puede ser que se reencarne, puede ser que se funda con la naturaleza (como la gota de agua en el mar), puede ser (y ésta es la apuesta y la propuesta cristiana) que RESUCITE para ser ETRNAMENTE FELIZ o ETERNAMENTE DESGRACIADO, todo dependerá de su comportamiento y del cumplimiento de la ley que ese Dios Infinito en todo (poder, saber, amar….) ha revelado a los hombres. La Palabra de Dios.

La muerte, para un cristiano, no es el fin, sino el tránsito, el paso, a una vida infinitamente mejor. Tan buena que merece la pena sacrificar la vida real, la presente, la de aquí, por la vida venidera que nos espera.
A una vida PERSONAL, como la de ahora, e infinitamente MEJOR.

Tanto la Filosofía como el Cristianismo hablan de Salvación y de Sabiduría, pero cada uno las entiende a su manera.
Entre ambos hubo no sólo confrontación, también competitividad, para ver quién se llevaba el gato al agua, quién conseguía más adeptos, más seguidores.

Evidentemente, en un ambiente social intelectualmente bajo, la gente es más propensa a “creer” que a “saber”, a “fiarse de otro” más que a “confiar en sí mismo y sus propias fuerzas”, a aceptar la opinión ajena, más rica y llena de matices, que la propia, más pobre.

Entre Razón y Fe los planteamientos no sólo son diferentes, son, incluso, opuestos, contrarios e incompatibles.
La hegemonía, el triunfo, de la Religión cristiana sobre la Razón Griega y Romana tuvo mucho que ver con las promesas que ambos ofertaban a una muchedumbre sin recursos.
Experimentan, sufriendo, su pobreza vital, su insignificancia social en esta vida, lógicamente, pues, optarán por la mejor oferta, en la otra vida, conscientes de que ni los unos ni los otros, ni los Filósofos ni los Cristianos, los sacarán del pozo en que se encuentran en esta vida.
La respuesta cristiana al interrogante humano sobre la Finitud Temporal es más atractiva y atrayente, más tentadora, que la respuesta filosófica. Además, para salvarse, se les exige lo que ya tienen y sufren: ser pobres, tener hambre y sed, ser insignificantes, ser humildes, ser perseguidos,…. (bienaventurados), lo que ya ellos son y significan, socialmente, en esta vida.

Pero, además, los cristianos de 1ª fila, fueron inteligentes, porque una de las maneras de poder vencer al enemigo es luchar con las propias armas del enemigo, por lo que, para defenderse de los ataques de los filósofos, tuvieron que aprender filosofía y usar su terminología y sus conceptos.
Pero usan la Filosofía como un medio, como un instrumento, al servicio de la Fe, que es la que va a salvarlos.

Primeramente para mostrar que la Fe no es contradictoria con la Razón (de lo que se deduciría que si una es Verdadera la otra tendría que ser Falsa, y viceversa, porque, nunca, dos proposiciones contradictorias pueden ser ni V. ni F. al mismo tiempo) sino que son diferentes o, a lo más, contrarias.

En segundo lugar para terminar mostrando que son complementarias y que allí, donde la Razón no llega, allí está la Fe, que ese es su ámbito.

En tercer lugar para mostrar que la Palabra Revelada por Dios, infalible, siempre debe tener preeminencia sobre la Palabra Humana, siempre cambiante y falible.

El tener Fe, la Con-fianza, engendra más certezas subjetivas y más expectativas que las pocas certezas objetivas que engendra la Razón.

Ninguna de las dos Salvaciones ofertadas es evidente. Ningún filósofo ni ningún cristiano, una vez muertos, han resucitado para venir a confirmar o falsar sus Salvaciones. Por lo que hay una apuesta por la mejor oferta.

La opción por la Religión, desde antes del comienzo de la Edad Media, tiene varios ingredientes a tener en cuenta: el desprestigio, el mal-hacer y los avatares de los emperadores romanos, el clima intelectual de baja intensidad, la pobreza de la mayoría de la gente, la organización y jerarquía religiosa, que consigue, desde la libertad de religión, hasta ser considerada la religión oficial, hasta, casi, llegar a prohibir otras religiones.
Y esta opción por la Salvación Religiosa Cristiana va a suponer una ruptura radical con el mundo griego y su concepción del hombre, del cosmos y de la salvación.

Una nueva y atractiva Teoría de la Salvación, que conlleva una práctica religiosa y moral, donde la solidaridad y la hermandad, el amor, entre los creyentes hará que sea rápida su propagación y asentamiento.

sábado, 14 de enero de 2012

FILOSOFÍA (7)


La Nostalgia y la Esperanza. Los dos grandes males, los dos frenos que nos paralizan, haciéndonos prisioneros, e impidiéndonos vivir intensamente, porque ellas son las causantes de que perdamos el Presente.

La Nostalgia de los paraísos perdidos, reales o imaginados, la infancia gozada o sufrida, el apego al Pasado, nos frena vivir el Presente.
La Esperanza, la preocupación por el Futuro, hace olvidarnos y no vivir el Presente.

Vivir en las dos dimensiones del tiempo que “no son”, el Pasado (que “ya no es” y que fue) y el Futuro (que “todavía no es”, y no sabremos si será) son símbolos de la nada, son dos formas del “sin vivir” que nos tiene prisioneros con las cadenas del recuerdo y de la expectación y de las que debemos desembarazarnos si queremos vivir el Presente, que es la dimensión temporal que “es”.
Vivir plenamente el Presente siendo piadoso con “uno mismo” y siendo justo con “los otros” y con “lo otro”.

El Pasado “ya no” nos concierne, ni lo malo ya sufrido ni lo bueno ya gozado.
El Futuro “todavía no” nos concierne, ni el futuro temido ni el futuro esperado.
El Presente “es” el que realmente debe preocuparnos, pero para poder vivirlo debemos soltar los frenos.

No debemos darle valor a lo que “no es” y ni el Pasado es, ni el Futuro es. Valorar la Nostalgia es perder el tiempo, conceder valor a la Esperanza, (que habita en el orden de la carencia) es una de las causas de las mayores infelicidades.

Ambas crean insatisfacción en el vivir, por lo ya vivido y por lo sin vivir aún.

La Esperanza es el espejismo de una felicidad aplazada. Siempre pensando y actuando en la dimensión del proyecto, siempre inflado, y que, cuando se haga realidad (si se hace) nos decepcionará, porque nunca cumple todas las expectativas, y nos sentiremos fracasados.

La única “realidad real” es la del aquí y del ahora, las otras no son reales, sino recordadas o soñadas. Vivir del recuerdo y vivir del sueño son dos formas del no vivir real.
Jugarlo todo, apostarlo todo, al futuro es una irresponsabilidad. Séneca lo expresa claramente: “mientras se espera vivir, la vida pasa”.

Tanto la “felicidad perdida” como la “felicidad venidera (si viene)” entorpecen el Presente huidizo, el único tiempo real. Huidizo, pero real.

Estar libre de temores y de esperanzas hace que seamos capaces de reconciliarnos con la vida, con lo que es y, así, no tener que ir a buscarla donde no está o buscarla donde no está.

Debemos aceptar la Razón Universal el Logos.
No debemos ni siquiera intentarlo, que suceda o no suceda lo que no está en nuestras manos, nos guste o no nos guste, querámoslo o no. Esto es una locura.

“Cambiar nuestros deseos en vez de querer cambiar el orden del mundo”. Porque el mundo está bien hecho, tal como está, y no va a cambiar porque nosotros deseemos que cambie.
Si alguien se pone gafas no es para cambiar la realidad sino para verla mejor y, así, poder admirarla.

No apegarse, jamás, a lo que pasa, entendamos lo que hay, pero no nos entusiasmemos con ello, cojámoslo, rehuyámoslo, pero no nos apeguemos a lo que es pasajero y perecedero. Nos haría sufrir su pérdida, su ausencia.
El principio estoico es “reconciliarse con lo que es”, sabiendo que es mortal, perecedero, por lo que no debemos apegarnos a ello.

Ni Añoranza ni Esperanza (dimensiones irreales del tiempo) sino contentarse con el Presente.

Y, puesto que todo es perecedero y nosotros somos mortales, vivamos a tope nuestro presente, porque cada momento puede ser el último, vivir como si no hubiera futuro.
“Actuar como si fuera la última vez”.
“Vencer los miedos ligados a la finitud”.

La “eternidad” no es un tiempo infinito, sin principio ni fin sino “un presente continuo”, que no pasa y que no espera.
El hombre debe amar su presente como si “fuera eterno”. Vivirlo intensamente, un continuo presente, un “presente denso, sin fisuras”, sin pensar en que pase y sin nada que esperar.
Sólo así, viviendo el presente, estaré preparado para cuando llegue la “catástrofe” (la muerte, la enfermedad, el abandono, la desgracia,…)
“Ya sabía que, como soy mortal, pasaría lo que está pasando, por lo tanto, no me pilla de improviso, va inscrito en mi naturaleza como hombre”.

Podemos preguntarnos por qué, con esta filosofía estoica de vivir el presente, sin temores, fue desplazado por el Cristianismo, pasando de una visión del mundo y del hombre a otra visión totalmente distinta, porque hipotecar el presente en vistas al futuro eterno es lo más opuesto a vivir el presente, gastándolo, agotándolo, sin temor al futuro..

Y es que el Estoicismo adolece de una Debilidad en su Doctrina o Teoría de la Salvación. Es que ésta es Anónima y es Impersonal.
Afirmar que la gota de agua no muere cuando se diluye en el mar es negar la personalidad y la individualidad de la gota, como esa, y no otra, gota.
A la especie le da igual que sea Juana o que sea su hermana, pero que, al menos una sea, para ella seguir.
A la naturaleza, ni siquiera eso, como si dejan las dos de existir, ella seguirá.
Es a ellas (a nosotros), a quienes nos interesa que ella sea capaz no sólo de acoger vida, sino calidad de vida.
Nosotros debemos mirar por ella y cuidarla, a ella nosotros le importamos un pimiento.

El Estoicismo me promete la Eternidad PERO desde el anonimato, en cuanto fragmento o partícula del cosmos, diluido en él.
Desde un estado personal y consciente (yo) a la fusión con el cosmos, perdiendo la individualidad.
¿Mi yo concreto y personal, cuando se diluye en el todo, sigo siendo “yo” o me “fundo y me confundo” con todos los demás en el anonimato y en la impersonalidad?.

Pero, interpretemos el Antiguo Testamento cuando dice que “venimos del polvo, somos polvo (“pulvis eris”) y volveremos al polvo (“et in pulverem reverteris”).
Pero es que yo, ahora, soy un “polvo vivo”, y cuando muera y vuelva al polvo, seré “polvo inerte”, ya no seré “yo”.
¿No es esto un estoicismo?
El Nuevo Testamento corrige este estoicismo (¿). “Resucitaremos”. ¿Cómo?. “Con el mismo cuerpo y alma que tuvimos”, O sea, que volveremos a ser, de nuevo, nosotros igual que lo fuimos antes
Es lo que va a prometer el Cristianismo, que “resucitaremos, en el cielo, con el mismo cuerpo y alma que tuvimos en la tierra”.
Y esto sí que es un Premio Gordo, una auténtica Salvación, donde “yo” seguiré siendo “yo”, porque “vita mutatur, non tollitur”.
Claro que, -dice San Pablo- con el “cuerpo glorioso”, y me descoloca, porque este cuerpo que tengo/soy es terreno, material, cambiante, defectuoso,…

viernes, 13 de enero de 2012

FILOSOFÍA (6).


Si alguien tropieza y cae, lo inmediato es levantarse. Ya habrá tiempo, después, de averiguar con qué ha tropezado uno, para que no vuelva a repetirse.
Ya sabemos que “filo-sofía” es “amor, deseo, ansia de sabiduría”. Filosofar es un medio, un método, para llegar a la sabiduría pero, después, hay que ponerla en práctica, “vivir sabiamente”,
Ya sabemos que “somos limitados en el tiempo”, que no viviremos eternamente, que esto, antes o después, se acaba. “Mors certa, hora incerta” –dice el adagio popular. No sabemos cuándo moriremos, pero moriremos.
Pero no se trata sólo de saberlo, se trata, sobre todo, de vencer a la muerte, de salvarse. La “misión soteriológica”. La que hasta no hace tanto tiempo (y hoy, todavía, para muchos, sigue siéndolo) nos venía desde fuera, desde Dios, desde la fe (“creemos en la resurrección de la carne o de los muertos”), como un don o regalo que Dios concede a los que crean en Él, ahora se trata de saber si hay una “salvación” desde dentro, desde la razón humana. Si nosotros podemos salvarnos de la muerte por nuestras propias fuerzas, sin tener que recurrir a Dios.
Y no se trata tanto de que la “especie humana” siga existiendo, no muera, sino de que no muera yo, como individuo.
Decir que lo importante es la especie y no el individuo es una impostura, un autoengaño. No que no me importe la especie, es que dentro de la especie humana el más importante soy yo.

Para vencer a la muerte, para no morir (al menos del todo), históricamente se han dado varias respuestas:

1.- La PROCREACIÓN. Los padres siguen vivos en los hijos. A través de la herencia no morimos del todo. Nuestro ADN sigue viviendo en ellos aunque nosotros nos hayamos ido. Pero esto, que es verdad, en realidad es la especie la que sigue viva. Pero los que realmente viven son ellos.
Además, esto no es privativo del hombre. También ocurre en los animales. Y en las plantas. Es algo ínsito a todo ser vivo, en general

2.- La FAMA, la GLORIA, que viene adosada a la Heroicidad. Estar presente, estar vivo, en la mente de los demás, que te recuerden, que habites ya no tanto en su cuerpo (un hijo) como en su mente (Cervantes sigue estando vivo, como Séneca, el estoico).
No es, ya, que la especie siga viva, a tu través, es que tú sigas vivo en la mente de la especie.
Salvar el obstáculo del olvido es una manera de seguir estando vivo.

En la Naturaleza todo es actividad, todo cambia constantemente, nada permanece siendo lo mismo, pero sigue siendo, permaneciendo, existiendo. Día y noche, nacen y mueren, y vuelven a nacer y a morir, y continúan haciéndolo constantemente. Hoy “no es” como ayer, pero “es”.
Lo natural es inmortal, porque nunca muere. “Nada se destruye, nada se aniquila, nada desaparece” sino que sigue existiendo, apareciendo, siendo, aunque sea de otra forma de ser. “Todo se transforma”.
A nosotros nos interesa (porque en ello nos va la vida) que la naturaleza esté bien, ajustada. A ella, nosotros le importamos un rábano. Ella siempre seguirá, capaz de acoger vida o no acogerla. Es a los seres vivos a los que les debe importar.
Cuando, en los principios, ella era “in-vivible” (¿), ella era. Cuando, en un principio era el “caldo prebiótico o sopa prebiótica” y la vida no era viable ¿qué le importaba a ella que hubiera o no vida?. Pero cuando surge la vida es misión de los seres vivos mantenerla capaz de acogerla.

El imperio de lo efímero (todo lo humano) se puede combatir con la Gloria, con la Fama, proveniente de gestas, de obras heroicas. Pero es un intento fallido de hacerlo pertenecer al reino de la naturaleza (inmortal) lo que sólo es del reino humano (perecedero).

Gandi (por sus obras), Fleming (por sus acciones, descubrimientos), Cervantes (por sus palabras escritas) son inmortales, siguen vivos en las mentes de cuantos los recordamos.

¿Recuerdan aquello de “tener un hijo, plantar un árbol, escribir un libro”?. Son distintas formas de resistirse a morir, de seguir vivos, de cierta manera.
Morir es dejar de ser como se es, actualmente, pero no dejar de ser del todo mientras el hijo viva, el árbol esté ahí y alguien te lea.

Morirse no es aniquilación, sino un paso de un estado a otro estado, una transformación de una forma de ser en otra forma de ser, diferente. (Lo que ocurre es que a todos nos gustaría seguir siendo de la misma forma).

3.- El ESTOICISMO.
Pensemos estoicamente.
En cuanto miembros, partículas (partes), de un cosmos divino y estable podemos participar de esa divinidad y estabilidad, por lo tanto no se justifica el miedo a la muerte, puesto que somos y siempre seremos fragmentos de ese universo eterno, nunca dejaremos de existir. Es decir, aun siendo mortales en un sentido, somos eternos en otro sentido.
Si, además, hemos sido buenos, seremos tenidos como dioses.

La sabiduría sería, pues, la Teoría de la Salvación, fundamentada en el ejercicio de la Razón. Por lo tanto, pensando estoicamente, debemos vencer nuestro miedo a la muerte.
Una manera de convencerse de esta doctrina estoica es introducirse en las obras de los estoicos. Antes de pensar por uno mismo, y lanzarse al vértigo de las ideas, es conveniente ser humilde y pensar a través de otros que ya han pensado sobre ello. Pensar, desde ellos, con ellos, y gracias a ellos.
Todo aventurero “descubridor”, antes de lanzarse a la aventura debe orientarse y saber qué es lo que ya está descubierto, para, a partir de aquí,…. no sea que, al final crea haber descubierto el Mar Mediterráneo.

Reflexionad sobre las tres formas de escapar, de no temer a la muerte. ¿Os convence alguna?.

Para terminar. Recordar que “filo-sofía” es sólo “filo”, para llegar a la “Sofía” y, a ésta, hay que ponerla en práctica.


jueves, 12 de enero de 2012

FILOSOFÍA (5)


FILOSOFÍA EPICÚREA.

Orden – Armonía – Justicia - Felicidad

En el cosmos, como “orden”, todo está bien hecho. Esto es lo que “descubrimos”. El “orden” no lo inventamos nosotros, ya está ahí, es lo divino, lo “no humano”.
El universo es “divino” porque, tras el aparente caos, él está el orden y se nos muestra ordenado.

Este universo posee una especie de “alma” (“anima”, “animado”, “vivo”), de aquí el “animismo” (todo está vivo, aunque, en la materia inerte, la vida esté dormida), y también el “hilo-zoísmo” (materia-animal), la materia es como un animal, incluso “pan-teísmo” (“todo es dios”, “todo es divino”).

Excepto las “catástrofes” todo es “armonioso”, “justo”, “bueno”, y no sólo en el cosmos, también en la Política, en la Moral, en lo jurídico, en la conducta, en el arte.

La vida, nuestra vida, supone la existencia de “cuerpo”, de “alma” y de “recursos naturales” (el “oikos”).
La vida “justa” es “darle lo “suyo” a cada una de esas partes”. De lo contrario se hará presente la enfermedad (en el cuerpo), la animalidad (en el alma) o el desastre (en la naturaleza).
Para evitar la “enfermedad” y volver a la “salud” (orden, armonía) disponemos de la Biología, de la Medicina, de la Cirugía, de la Dietética…. Para evitar la “animalidad” y volver a la “cultura” disponemos de la Educación, de la Enseñanza; y para evitar los “desastres naturales” tenemos la Eco-logía.

Estética, armonía, orden del cosmos – Estética, armonía, orden del hombre.

Cuando Ortega afirma “yo soy yo y mi circunstancia, y si no la salvo a ella no me salvo yo”, está hablando de “cuerpo”, “alma” y “oikos” (nicho ecológico, en el que se encuentran tanto la naturaleza como la cultura, tanto las cosas como las personas, tanto el aire como el amor,….)
¿Qué es la contaminación sino instaurar la injusticia, la desproporción, entre los elementos (sea el aire, el agua, la tierra o el calor)?

La inundación y la sequía, la riada y la desertización, la morbidez y la delgadez extrema, la bulimia y la anorexia, la locura, la “burricie”,….es el triunfo de la desproporción, de los excesos, en más de la cuenta o en menos de la cuenta, (“vicio” lo llama Aristóteles, lo opuesto a “virtud” = el término medio, ni más ni menos).

Nosotros, los hombres, podemos cometer “in-justicia”, introducir “des-armonía”, en Nosotros (“nos-otros”), en “Los-otros” y en “Lo-otro”.

La In-justicia, en política, son los “privi-legios”, positivos y negativos, las leyes privadas que benefician a unos y que perjudican a otros, porque la “ley justa” va encaminada al “bien común”.
Pero, así como todos somos hombres y todo hombre tiene derecho a tener cubiertas sus necesidades básicas, y sería in-justo que alguien privara de lo necesario a otro para acapararlo como in-necesario, también se comete in-justicia cuando no se tienen en cuenta los merecimientos.
Lo justo es que quien merezca 8 reciba 8, quien merezca 25 debe recibir 25 y a quien merezca 0 nada debe dársele. Lo in-justo sería darles a todos lo mismo. (Como cuando mis alumnos me pedían que fuera “in-justo” y diera “aprobado general”).

La normalidad, la “norma”, la “ley justa” pone a cada uno en su sitio, beneficiando, así, al todo.
Dar a cada cual lo suyo es “colocar a cada uno en su lugar”, es la “felicidad del todo”.

Con la TEORÍA el hombre descubre lo “teórico”, lo divino, lo bello, lo armónico, que hay en el Cosmos, en Uno mismo, en Los Otros y en Lo Otro.
La TEO-LOGÍA, en cambio, es el uso de la Razón en el estudio del Dios personal.
“Logos” es, tanto “razón” como “palabra”.
Lo teórico (visión intelectual, inteligencia) no es lo teológico (razón).
Nuestro conocimiento teórico es lo más divino que los hombres podemos tener.
Los más teóricos son los sabios, los que más saben, los más felices, “Sólo el sabio es feliz”.
El auténtico “sabio” no puede “no saber” (ser ignorante), ni puede no obrar correctamente (ser una mala persona, injusto).

Tanto las “catástrofes” como los “monstruos”, que son “malos”, “feos”, “desproporcionados”,… son, sólo, accidentes transitorios. Por lo que no es coherente descalificar el todo, el conjunto, por lo malo y lo feo de un trozo, de una parte de ese todo.
Como no podemos descalificar el mundo celeste por algo inarmónico en el mundo sensible, sería como descalificar una novela por una errata.
¿Qué es la fiebre sino una desproporción en la temperatura de un cuerpo, el signo de una enfermedad, que desaparecerá cuando la temperatura baje a su “justa proporción, de nuevo?

Mientras el Dios cristiano es Trascendente, está más allá de… fuera de…, lo divino de los estoicos es inmanente, está aquí… dentro del cosmos.

La Teoría se convierte en Ontología.
De ahí que la Teoría no sea una ciencia concreta, como no lo es la Onto-logía (“tratado del ser”, no de seres concretos, “parcelas de la realidad”, sean vegetales, animales,, hombres, astros…)
La Teoría es una Teoría del conocimiento que tiene como objetivo desentrañar la estructura cósmica del mundo mismo.

La Filosofía, pues, que debe tener en cuenta a las ciencias, sus descubrimientos, sus avances, sus resultados,…. no es Una Ciencia. No obtiene datos, porque no busca datos, tiende a dar cuenta del mundo que nos rodea.

Mientras las ciencias, teóricamente, al menos, son neutrales, sólo describen lo que “hay”, son ciencias “descriptivas”, la filosofía, en cambio, dice lo que “debe haber”, es “normativa”.
“Normativa en las varias dimensiones: moral, jurídica, política,…”
No trata de “cómo vivimos” sino de “cómo deberíamos vivir” para ser armónicos con Nosotros, con Los Otros y con Lo Otro.
Sólo así se puede ser feliz.

miércoles, 11 de enero de 2012

FILOSOFÍA (4).


¿Qué tipo de ÉTICA le corresponde a este tipo de TEORÍA?.
Si vemos intelectualmente/si afirmamos que la estructura del cosmos es armónica y nosotros somos cosmos, entonces deberemos ajustarnos al cosmos, para no introducir in-justicia, des-armonía en el cosmos.
El modelo armónico del cosmos debe ser el modelo armónico del hombre. Porque los seres no humanos se armonizan, de manera natural o de manera instintiva, al cosmos. Sólo el hombre puede ser in-justo.

Conocer qué somos (Teoría) conduce a cómo debemos obrar (Ética), de lo que se desprende cómo vamos a ser (Antropología). Es la filosofía de Sócrates. Saber (paso previo a) – Obrar (fin mediato) - Ser feliz (fin último).

Mi amigo Ramón Muñoz-Chápuli tiene un blog con el título de “Desde mi tonel” (el tonel de Diógenes)- Reivindicación del cinismo.
“Cínico” viene de “kinos” = perro. Los cínicos son como los perros. Es decir viven su vida según su naturaleza y no según las convenciones sociales. El comportamiento del perro es un comportamiento “natural”, en el comer, en el beber, en el copular, en el mear y “cagar”, en resguardarse, en buscar abrigo o tumbarse al aire libre, al sol.
Lo que no debe aceptar un cínico es obrar por el “qué dirán”.
Un símil muy significativo es de la “parábola del burro”. ¿La recuerdan?. Cuando un matrimonio y su hijo van caminando, con un burro. Si se monta el niño, la gente critica, si se monta la madre,… si se monta el padre…. si se montan los tres…. si no se monta ninguno…. Por lo tanto “hagamos lo que nos apetezca sin hacerles caso a lo que los demás digan”.
Lo que reivindican los cínicos es el comportamiento natural del hombre: “beber a morro” o con “las manos haciendo de cuenco”, comer con los dedos, tumbarse al sol desnudo (¿recuerdan la anécdota de Alejandro Magno y Diógenes?. “Necesito que te quites de ahí porque estás haciéndome sombra y lo que yo quiero/deseo/necesito es tomar el sol”.
Los cínicos se burlaban, se mofaban, de las convenciones sociales, lo que escandalizaba a los ciudadanos no cínicos. No que ese fuera su objetivo, su objetivo era vivir de manera natural y, así, ser feliz.
Crates (el discípulo más notable de Diógenes de Sínope y maestro de Zenón de Citio fundador del Estoicismo) aconsejaba a sus discípulos que no hicieran caso del “qué dirán”, para vivir acorde con el orden cósmico, con la naturaleza. Él mismo, con su mujer Hiparquia, hacían el amor en público. La gente lo llamaban de todo, pero él, “ni caso”, porque lo que hacía era algo natural. Hacer eso mismo en privado, en casa,… son convenciones sociales.
Si algo apetece, cualquier lugar y cualquier momento son buenos, porque son naturales.

Lo Primero es “Conocer los Principios”, de “cómo se rige la naturaleza” (todos los seres naturales, animados o inanimados, la Física, la Química, la Biología….), es la Teoría. Lo Segundo es “cómo debe regirse” el hombre respecto a sí mismo, respecto a los otros y respecto a lo otro.
Todos los seres no humanos no se comportan éticamente, porque no tienen libertad para hacerlo o no hacerlo. Lo hacen de manera “necesaria”, según leyes, sean físicas, químicas, biológicas,…o instintivas. Todos ellos habitan en el ámbito de la “necesidad”. Lo hacen así necesariamente y no pueden no hacerlo. De ahí que al no disponer de “libertad” son ajenos a la “responsabilidad”. Ni la piedra ni el burro son “responsables”, por lo tanto ni “culpables”, de su comportamiento (cayendo o comiendo o cagando en público).
No ocurre así con el comportamiento humano. El hombre, ante un estímulo “puede” responder, no responder, responder así o de otra manera; incluso puede responder sin estímulo presente. Porque “puede” hacer todo eso es por lo que es “responsable” de la opción por la que se decida, lo que lo lleva a ser “culpable” o a ser “merecedor”, porque podía haberse decidido por otra opción.

La Ética estoica es una Ética cosmológica. “Debe adecuar su “naturaleza” con la “naturaleza cósmica”, de la que forma parte. Todos los demás seres no humanos ya se adecuan, el hombre, al ser “libre”, “debe” adecuarse, porque “puede” hacerlo y no hacerlo.
No sólo “debe adecuar” su naturaleza humana, “debe respetar” la naturaleza cósmica.

“La Naturaleza es la más bella de las normas” –dice Cicerón (a través del que conocemos casi todo lo que sabemos del estoicismo).

¿Qué diría un estoico de la Moral y de la Política vigentes, cuyo origen es “la voluntad mayoritaria” de los hombres?. No las entenderían. Porque si la naturaleza se rige según un orden natural, la mayoría “puede” imponer normas/leyes no naturales o, incluso, antinaturales.

¿Coincide “la mayoría” con la “naturaleza”?. No necesariamente y, generalmente, no.
Una “mayoría de imbéciles” legislará y propondrá “normas imbéciles”, que estarían justificadas por provenir de la mayoría.
Por lo general, los mejores son unos pocos, una minoría, que, políticamente, serían los “perdedores” respecto a la “mayoría imbécil”, “ganadora” y legisladora.

Sentenciar que “lo bueno y lo justo” son algo “natural” y que “su bondad y su justicia” provienen del “orden natural” es lo opuesto a que “lo bueno y lo justo” tengan su origen en la “mayoría social”, expresada en las leyes.

Lo “bueno” es lo que “encaja”, se “ajusta” al “orden cósmico”, lo queramos o no, uno o todos. Y lo “malo”, por el contrario, “desencaja”, no “se ajusta” a dicho orden.
Lo Esencial y Necesario es, pues, “ajustarse”, mediante la práctica, a la armonía del mundo, a fin de encontrar el sitio justo que el todo nos ha asignado a cada cual.
El gran pecado, del que seremos culpables, será desentonar en la melodía del conjunto. Ni sobreactuar, levantando la voz, (sería desencaje, desentono), ni infraactuar, bajando la voz (sería desencaje, desentono). El barítono debe actuar/cantar como barítono y no como tenor. Igualmente deben hacer el tenor, el soprano, el bajo,…

Si quieres otros símiles para la Ética Estoica piensa en la Ecología, en los Ecosistemas, en la Biosfera = la esfera de la vida (Litosfera, Hidrosfera, Atmósfera, Ozonosfera) = todo lo que tiene que ver con la vida.
A los hombres les “interesa” respetar la naturaleza, porque en ello “les va la vida”. Tanto la contaminación, de cualquier tipo, como la agresión, van contra la vida.

Hans Jonas, el gran teórico de la Ecología contemporánea, afirma que “los fines que debe perseguir el hombre residen en la naturaleza, en el orden del mundo”.

El “deber ser” (ético, político, económico, industrial,….) humano nunca debe estar “al margen de la naturaleza”.
“¿Cómo debemos obrar” para que ella, la naturaleza, sea y siga siendo “buena”, “justa”, “equilibrada”,…sabiendo que nosotros “podemos”, está en nuestras manos, en nuestras decisiones, desequilibrarla?.

No son nuestros “juicios sobre lo real”, sino “lo real en sí”, en tanto que “divino” (no humano) lo que se nos revela como el fundamento de los valores éticos (personales, interpersonales, sociales) y jurídicos.

“Podemos obrar” inadecuadamente. “Debemos obrar” adecuadamente. “Podemos desentonar”. “Debemos no desentonar”.

Pero, volvamos al principio y recordemos: “la auténtica sabiduría consiste en perder el “miedo”, el “temor”, ligados a la “finitud”, al “tiempo que pasa” y a “la muerte”.

martes, 10 de enero de 2012

FILOSOFÍA (3)


“Una filosofía que no cure las heridas del alma no tiene ningún valor”.
Estamos tan acostumbrados a que, cuando hablamos de Filosofía Griega, tratemos a Sócrates, a Platón y a Aristóteles, que nos olvidamos que hubo, entre otras, dos escuelas postaristotélicas, el Epicureísmo y el Estoicismo, que defienden otro tipo de filosofía.

Para ambas Escuelas la filosofía ya no es tanto “saber”, como tener un papel soteriológico, de salvación. La filosofía debe salvar al hombre. ¿De qué?, del dolor, de la desgracia, de la miseria en que vive.
El fin último de la actividad filosófica debe ser la felicidad, dentro de lo posible, del ser humano.
Y todo saber que no conduzca a esta felicidad debe ser desterrado. “No hay que reprochar a nadie que no sepa si Héctor era griego o era troyano” –dice Epicuro. ¿Qué importancia puede ello tener para ser o no ser feliz?.

Las cuatro causas de la Infelicidad del hombre son:
.- El TEMOR al Destino.
.- El TEMOR a los Dioses.
.- El TEMOR a la Muerte.
.- El TEMOR al DOLOR.

Si superamos, si vencemos, esos temores, si removemos esos obstáculos, estaremos en condiciones de ser felices.
.- ¿El destino? – No existe (Temor superado).
-. ¿Los dioses?. Aunque existen, viven muy lejos de nosotros, y no se preocupan por lo que les pase o les deje de pasar a los hombres (Temor superado).
.- ¿La muerte?. La muerte es como un sueño continuado, del que ya no despiertas, pero detrás de ella no hay nada, sanseacabó, nada de premios ni castigos en otra vida posterior a ésta.
.- ¿El dolor?. Éste sí que existe. “Debemos, pues, rehuir el dolor y buscar el placer”, pero “prudentemente, racionalmente”. Además, más allá y por encima del placer de los sentidos, está el “placer espiritual” o “gozo” (jará), como escuchar música, charlar con los amigos, contemplar las estrellas,….

También para los estoicos la salvación (soteriología) es el fin de la filosofía.
Las causas de la infelicidad de los hombres es el influjo de las pasiones. Por lo tanto, no hay que dejar influenciarse por ellas, hay que “arrancarlas de sí”, “hay que vivir conforma a la naturaleza, y como nuestra naturaleza es racional, debemos vivir conforme a la razón”.

Es, un poco, mi propósito, hacer ver que la filosofía debe ayudarnos a vivir mejor.

Cuando le preguntaban a Aristóteles “para qué” servía la filosofía, solía responder que “para nada”. Que la filosofía no tiene “utilidad”, porque la “utilidad es un valor relativo e inferior a aquello para lo que sirve.
El bolígrafo tiene un “valor de utilidad”, no es valioso en sí mismo, sino en cuanto “me sirve para” escribir. La filosofía no es como el bolígrafo, ella “es valiosa en sí misma” y no está subordinada a nada.

Yo, como los epicúreos y los estoicos, creo lo contrario. Que la filosofía es como una llave inglesa o un martillo, que tiene un valor instrumental, es una herramienta, Y si una sirve para enroscar o desenroscar tuercas y el otro para clavar puntas, la filosofía “sirve para buscar y encontrar la felicidad”.

J.A. Marina lo repite muchas veces en sus libros: “el fin de la inteligencia no es “saber” sino “ser feliz”.

Decir que la filosofía es “reflexión” y “argumentación” es afirmar que los periodistas, los políticos (éstos, así así), los economistas, los comerciantes, los novelistas, los escritores, los artistas, las madres de familia,… “no reflexionan” y “no argumentan”.
Todo el mundo lo hace y no se consideran filósofos.
No puede definirse, pues, la filosofía, como “reflexión y argumentación”.

La filo-sofía es la “búsqueda de la sabiduría”, la “capacidad de vencer los miedos, todo tipo de miedos, que nos impiden vivir, que nos restringen la vida.
El sabio es el que triunfa en la tarea de no sentir miedo, el que ha logrado remontarlo.
Cuando uno ha vencido el miedo, se ha salvado y es, entonces, cuando puede acceder a la “vida buena”.

Y es que el miedo quita LIBERTAD, porque, al estar preocupado por él, te encierra en ti mismo y te hace egocéntrico, lo que te impide la GENEROSIDAD.
El miedo es perjudicial para uno y para los demás.
El sabio es LIBRE porque ha perdido el miedo y puede ser GENEROSO, amar a los otros.

Pero para salvarse del miedo, para vencerlo, hay dos vías: 1.- Por nosotros mismos, por la Razón, con nuestras propias fuerzas, por la Filosofía y 2.- Por Otro, por Dios, por la Fe.

El creyente no tiene necesidad de filosofía para salvarse, para vencer los miedos, ya tiene a su Dios, que lo salva. Pero los no creyentes sí que necesitan de la filosofía para superar esos temores.

A lo lago de la historia se han sucedido varias doctrinas soteriológicas, salvadoras: el estoicismo, el cristianismo, el humanismo, el vitalismo, el postmodernismo,… que iremos viéndolas, sin prisa.

Para ayudarnos a remontar nuestros miedos hay, al menos: tres materias:
1.- La Religión (el Cristianismo, entre otras).
2.- La Filosofía (por la Razón. ¿Cómo vivir, sabiendo que vamos a morir?
3.- La Psicología (el Psicoanálisis como método terapéutico para remontar la angustia).

Cuando nos referimos a “la muerte”, no sólo nos referimos a la muerte biológica (aunque también y que, sin duda, es la más importante) sino a otras muertes:
.- La ruptura traumática de una separación o divorcio de los padres y el temor al futuro (muerte de la seguridad).
.- La pérdida de un amigo y el temor de que no pueda ser ocupado ese sitio, vacío; temor a la soledad (muerte de la amistad).
.- El cambio de colegio y el temor a cómo van a ser las nuevas amistades, (muerte de la situación, hasta ahora, controlada).
.- Una ruptura sentimental con la novia y el temor consecuente de que el mundo se viene abajo (muerte del amor).
.- El final de unas vacaciones fantásticas y el temor de que no se repitan (muerte de un sueño vivido).
.- La muerte de un familiar y el temor consecuente.
.- La propia enfermedad (muerte de la perspectiva).

lunes, 9 de enero de 2012

INTRODUCCIÓN.

Imaginaos que alguien entra en una frutería y le pide al frutero 2 kilos de fruta.
-. ¿De qué los quiere Ud.? – será la pregunta del frutero.
.- De fruta. ¿No pone en el letrero, ahí arriba, “frutería”?.
.- Sí.
.-Pues déme dos kilos de fruta.
.- Verá Ud. señor, es que “la fruta” no existe, lo que existen son frutas: naranjas, melones, brevas, plátanos,….

Lo mismo ocurre con la Filosofía. No existe, Lo que existen son “filosofías”.
Cuando algún alumno, al comienzo de curso, me decía: “hábleme Ud. de “la filosofía”, siempre le preguntaba lo mismo: “de qué filosofía?, de la de Platón, de la de los estoicos, de la de Descartes, de la de Kant,…?

Esto, que para algunos es “una pena”, “una frustración”, (“el escándalo de las filosofías”), el que haya tantas, es como si a alguien “le diera pena” y “se sintiera frustrado” porque haya distintos tipos de frutas.

Las personas entre las que me muevo y me codeo, a diario, no son filósofos, ni por profesión ni por vocación. Las circunstancias de la vida los llevaron por otros derroteros, desde economistas y directores de empresa hasta maestros y empresarios, desde Jefes de Telégrafos y empleados de R.E.N.F.E. hasta administrativos o bancarios, o simplemente madres que tuvieron que sacar adelante a toda la familia.
Pero como, una vez abandonada mi incursión en la Guerra Civil en Málaga y anejos correspondientes, vuelvo a mi hábitat natural, que es la filosofía, quiero filosofar y seguir contando con su compañía, sin espantarlos, lo que me obliga a ser orteguiano que, en su “Qué es filosofía”, dice: “Siempre he creído que el filósofo, cuando investiga y persigue verdades, debe extremar el rigor metódico, pero cuando emite sus pensamientos, cuando los expone, debe huir de ostentar ante el público los bíceps de su tecnicismo. “LA CLARIDAD ES LA CORTESÍA DEL FILÓSOFO”.

Eso es lo que voy a intentar hacer durante las próximas etapas. Filosofar y exponer mis pensamientos de la manera más clara posible, siendo consciente de que van dirigidos a principiantes en filosofía o público no especializado, aunque sean mayores de 55 años (como yo).

Éste va a ser un “Curso de iniciación”, voluntaria, por supuesto, para aquellos que quieran acompañarme.

Soy consciente de que la Filosofía ha dejado de pertenecer al núcleo duro de lo que se denomina “Cultura General”. Hoy, para considerarse y ser considerado medianamente culto, basta conocer la Historia, la Geografía, la Literatura, las Artes, y algo de ciencias (Matemáticas, Biología, Astronomía, Física,…) pero no será considerado poco culto por no saber quiénes eran los estoicos, Spinoza, Kant, Nietzsche, Sartre, Ortega,….,
Si la cultura sigue considerándose, sobre todo, como información, nada de extraño es que no sea “pecado cultural” no saber filosofía, porque ésta ha sido, es será, más formativa que informativa.

Además como los filósofos estamos medio locos y vivimos en otro mundo, donde esté la Televisión y Belén Esteban que se quiten Descartes y Hume.

Mientras los científicos antiguos sólo son estudiados por Historiadores de la Ciencia y a ningún astrónomo actual se le ocurriría apelar a Ptolomeo, total y absolutamente sobrepasado, no ocurre igual con los filósofos antiguos, que siguen hablándonos de nuestros mismos problemas: cómo superar los miedos a nuestra limitación temporal (porque moriremos y desearíamos no morir y seguir vivos), el saber vivir para ser feliz (problema humano desde siempre y para siempre), qué sentido tiene vivir (si es que tiene sentido o es un sinsentido)….

Mientras las teorías científicas se baten en la arena, darwinianamente, y la vencedora arrincona a las perdedoras, que quedan como reliquias históricas y ella se impone, triunfa y reina hasta que otra entre en competencia con ella y la desbanque porque explica más cosas, mejor las cosas y de forma más sencilla, no ocurre igual con las filosofías, que siempre están ahí, invitándonos a conocerlas para disfrutarlas, para imitarlas y ponerlas en práctica, para matizarlas, para superarlas (llámese el estoicismo, el humanismo, el modernismo, el postmodernismo,…)

Por eso la Filosofía (a la que yo no la considero una Ciencia) está muy cerca del Arte, no del Arte de Hacer sino del Arte de Pensar.

Si a todos nos impacta el Arte Griego (arquitectónico, escultórico, pictórico,…) y nos gusta conocerlo, comprenderlo, disfrutarlo ¿por qué no la Filosofía a lo largo de la Historia, con sus diversas propuestas de vida, del “bien vivir”, de cómo obrar para “ser felices”?.

¿Es que hay otro objetivo más atractivo que “la felicidad”?.

(Con la entrada anterior, en el blog, (“Teoría + Práctica = Felicidad”) y con ésta, inicio mis reflexiones filosóficas, teniendo abierto un libro, “Aprender a vivir”, de un filósofo contemporáneo, francés, ministro de educación hasta hace muy poco, Luc Ferry).

TEORÍA + PRÁCTICA = FELICIDAD

Todo lo vivo muere, ha muerto o morirá. Todo es mortal. También nosotros. Lo deducimos de la experiencia. Pero “desearíamos” no morir, ser “inmortales”,
Igualmente todo lo real es finito, tiene unos límites, en el tiempo y en el espacio. También nosotros, estamos aquí, (y no allí, no somos “ubicuos”) y ahora (no estuvimos antes ni estaremos después). Somos “finitos, limitados” y nos gustaría no serlo.

La finitud en el tiempo, la “temporalidad”, la “mortalidad”, produce en nosotros miedo. Miedo que debemos vencer si no queremos vivir atenazados.
La victoria sobre ese miedo nos ha sido ofrecida y prometida por la religión, por todas las religiones.
Una de las dimensiones de toda religión es la “soteriológica”, “la de salvación”. Hemos invocado a los dioses y ellos han acudido para “salvarnos”, para “rescatarnos de la “finitud”. Hemos creído, durante casi toda la vida del hombre sobre la tierra, en ellos y, a cambio de la confianza (fe) y de conductas determinadas, se nos ha prometido la salvación “eterna” (“el tiempo ilimitado, sin fin, para siempre”).

Pero siempre, relacionados con los dioses, están las “peanas o altares” y los “púlpitos”. En ninguno de los dos se da la “horizontalidad”, “el diálogo”, el “tú a tú”. A los dioses, elevados en los altares, se les invoca, verticalmente, hacia arriba, para “pedirles mercedes” o para “que nos evite males”. Creemos en su omnipotencia, en que en sus manos está concedérnoslo.
Desde los púlpitos, sus representantes, los “sacer-dotes” (personas “sagradas”), verticalmente, hacia abajo, nos recriminan las malas prácticas y nos invitan u obligan a cumplir los mandamientos que, según ellos, son “palabra de Dios”, siendo, ellos, los únicos intermediarios autorizados, entre los dioses y los hombres, los que interceden por nosotros, comunicándoles a los dioses nuestros deseos y nuestros temores.
Todo lo que ocurre, bueno o malo, es porque los dioses quieren o lo permiten.
En palabras de San Agustín: “Dios hace lo que quiere, como quiere, cuando quiere, donde quiere,….” y lo que nosotros intentamos, rezándole, es que “quiera lo nuestro”.

Los “sacerdotes”, como intérpretes únicos autorizados de los “libros sagrados”, en que se ha manifestado la “palabra de Dios”, han regido las vidas de los hombres durante gran parte de la historia.
La moral y la política han estado, en exclusiva, en sus manos.

Pero en Grecia, sin casta sacerdotal y sin libros sagrados (porque ni la Ilíada, ni la Odisea, ni la Teogonía de los dioses, lo son, como tampoco han sido sacerdotes ni Homero ni Hesíodo), en las colonias griegas del Asia Menor, apareció una nueva forma de gobernarse los hombres. Se le llamó “democracia”.
En esta forma de gobernarse no entran los dioses sino los hombres, no la fe, sino la razón. Se discute, se argumenta, en público, se “dan razones” de lo que se dice y de lo que se quiere. Hay, en las asambleas, libertad para exponer y replicar. Son autónomas. En ellas hay horizontalidad. Los hombres son ciudadanos, con los derechos y deberes que ellos mismos se dan y manifiestan en las “leyes”, conclusiones de las Asambleas.

No es que sobren los dioses, es que no hacen falta para gobernar nuestras vidas. Se consideran “autó-nomos” y “aut-árquicos”, y el ideal de su polis es ser, también, “auto-suficiente”.

La obsesión de Sócrates por SABER.

.- Maestro, ¿“SABER” para qué? –pregunta el discípulo.
.- SABER para OBRAR bien.
.- Maestro, ¿y OBRAR bien, para qué?.
.- Para SER FELIZ.

Sólo se puede SER FELIZ si se OBRA BIEN. Y sólo se OBRA BIEN si se SABE qué es el BIEN.

Igual que sólo el TÉCNICO sabe qué es lo que hay que HACER, sólo el FILÓSOFO sabe cómo debemos OBRAR. Si el primero conoce los mecanismos de los utensilios que usamos, para que FUNCIONEN, el segundo sabe las conductas adecuadas que debemos poner en práctica, en nuestras vidas, para SER FELICES.

Toda PRÁCTICA, pues, necesita una TEORÍA.

La Teoría (Theos = dios y “orao” = ver) “visión divina”, “conocimiento perfecto” por parte del hombre.
La meta de la Teoría es el conocimiento del mundo que nos rodea para poder encontrar nuestro lugar en él, para, así, poder obrar adecuadamente y aprender a vivir felizmente.

Para los griegos el mundo se les presentaba como un “cosmos” (“orden”), como un “todo ordenado y animado”. El cosmos es igual que un ser vivo, como nosotros, por ejemplo, que estamos compuestos de muchos y distintos órganos, pero sin que cada uno vaya por un lado, sino ordenados, cada uno con una función distinta (corazón, pulmones, hígado, cerebro,..) pero actuando “en orden al todo”, para bien del conjunto, el cuerpo humano.
Los griegos miraban los cielos y se extasiaban del “orden” que existía entre las “estrellas”, siempre moviéndose entre la tierra y la esfera de las estrellas fijas, pero de una manera regular, “ordenada”, sin salirse de sus órbitas.
Igualmente el “orden en la naturaleza”, la sucesión de las estaciones, del día y de la noche, de la siembra y de la cosecha, de la aparición de las flores en primavera y del frío en invierno, del mismo fruto que sale de las mismas semillas, de los animales depredadores que a su vez son presas,… todo “ordenado”, un “cosmos”, tanto en el mundo sublunar como en el mundo translunar.

Ese “orden”, ese cosmos, es “divino” (en el sentido de que “no es humano”, que no depende de nosotros). No que el causante de ello sea un dios, es el orden el que es divino.
Los estoicos no creen en dioses personales causantes del orden. “Lo divino es el orden”.

domingo, 8 de enero de 2012

ANALFABETO


Peret cantaba aquello de….”borriquito como tú,…. que no sabes ni la u…..”
El “an-alfa-beto” es el que no sabe “ni la “a” (alfa), ni la “b” (beta), que son las primeras letras del “alfabeto” o “abecedario”, y si no sabe las primeras, se da por supuesto que no sabe las siguientes.

Pero hay muchos tipos de analfabetos, por ejemplo, “el analfabeto informático”, o sea yo, Tomás Morales, que no sabe la “beta informática” y de la “alfa informática”, sólo sabe la “a” minúscula, porque a la mayúscula no llego.

Me maravilla ver a antiguos alumnos hacer auténticas virguerías. Yo, inútil. Pero no siento envidia. Sí fascinación. No necesito tanto.

A base de hacerle caso a algún amigo ya no escribo, como al principio, directamente, sino que escribo el texto, lo “corto” y luego lo “pego” en el blog. Sé esto y poco más.
No os riáis, pero es verdad.

Cuando, por casualidad, siguiendo los pasos, logré crear mi correo y mi blog, eso, para mí, fue como un milagro.
Se lo cuento a un antiguo alumno y me asegura que eso lo hace fácilmente un niño de primaria.
No me desilusioné, porque eso era lo que yo necesitaba, y lo había conseguido.

Ahora hago lo que más me gusta (además de pasear por la playa y saborear los boquerones en mi Carihuela), leer, escribir, enviar mis reflexiones por correo y colgar, lo escrito, en mi blog.
La web que tengo me la regaló mi yerno. Soy incapaz de colgar nada. Cuando algo aparece en ella es porque él me lo hace.

Con el correo y el blog entro en contacto con mi alumnos actuales, mi antiguos alumnos, mis compañeros, …. Y otras personas que entran y comentan lo escrito, unos me ponen a parir y otros están de acuerdo. A ambos, siempre, les doy las gracias mientras esgriman razones y no descalificaciones.

No es que esté orgulloso de mi analfabetismo informático, es que esa apenas “a minúscula” me facilita leer una enorme cantidad de revistas de filosofía, a las que estoy suscrito, escribir mis reflexiones y enviarlas o colgarlas en el blog.

Esa apenas “a minúscula” me hace feliz.

¿Hay, acaso, otro objetivo mejor en la vida?

jueves, 5 de enero de 2012

¿CÓMO SOY YO?

.- ¿Qué soy yo?. Soy un hombre, un ejemplar de la especie humana, un animal racional, una persona que tiene unos derechos y unos deberes.
.- ¿Quién soy yo?. Yo soy Tomás Morales Cañedo, mayor de 55 años, casado, padre y abuelo, alumno unos días y profesor otros.
.- ¿Cómo soy yo?.

Yo soy:
- Agnóstico en Religión.
- Escéptico en Filosofía.
- Aficionado a la Historia.
- Lego en el Arte Contemporáneo.
- Matemático frustrado.
- Filósofo al cuadrado, porque “amo” la Filosofía (amor a la sabiduría).
- Doblemente “bien nacido” pues mis padres son Eu-genio y Eu-genia.
- Usuario de Internet.
- Analfabeto informático.
- Aficionado al deporte desde el sofá.
- “Pato apeado” en su práctica.
- Amigo de mis amigos.
- Enemigo de nadie.
- “Leedor” impenitente.
- “Escribidor” mediocre al exponer lo que piensa y usando palabras de boca sucia, malsonantes.
- Respetuoso con TODAS las personas.
- Intolerante con cierto tipo de ideas.
- Francotirador crítico, disparando contra todo lo que se menea.
- Comentarista ocasional de imposturas, dichos y hechos estrafalarios.
- Amante de paseos por la playa.
- Desconfiado con los banqueros.
- Confiado de los maestros.
- “Pasota” con la Jerarquía eclesiástica.
- Ingenuo vital.
- Abuelo empedernido.
- Trasnochador laboral.
- Defensor de la siesta como un Deber Natural Obligatorio.
- Rutinario en las labores domésticas diarias.
- Puntual en las citas.
-
-
-

¿Puedes, aún, fiarte de un tipo como yo?

miércoles, 4 de enero de 2012

(3). Ortega y la 2ª República.


Es relativamente fácil la unidad y la unanimidad para oponerse a algo o a alguien. Lo que es más difícil, y a veces imposible, es la unanimidad en qué hacer y cómo hacerlo, tras haber dejado el campo libre de ese obstáculo, sea una persona o sea una institución.
Es lo que le pasaba a la oposición política prerrepublicana.

Los intelectuales, como hemos expuesto en la entrada anterior, no formaron un grupo homogéneo “para”, aunque sí lo fuera en su lucha “contra” la Monarquía y, sobre todo, contra Primo de Rivera, que lo que consiguió, persiguiéndolos, fue convertirlos, a todos, en sus opositores y, luego, en republicanos, a cuya llegada se consideraban haber contribuido.
Ortega se siente protagonista desde su lejana Liga de Educación Política, de 1.914, en el seno del Partido Reformista, su posterior grito, en Noviembre de 1.930, “Delenda est monarchia” (“La Monarquía debe ser destruida”) y hasta su reciente A.S.R.

“Pongámonos a pensar en serio” – decía.

Será Azorín el que acuñe la expresión “República de los intelectuales”, a la que se apuntaron todos, por considerarse autorizados, debido a su lucha contra la Monarquía y la Dictadura y porque consideraron que era la hora de poner en práctica sus ideas políticas teóricas y que podían contribuir a un buen fin de la República.
Todos ellos son de la opinión de que la cuestión escolar es prioritaria.
“Somos trabajadores intelectuales –dice Ortega- que vamos a la educación política del pueblo”.
Se considera con poca vocación para el ejercicio de Gobierno, pero sí para ser mentor de gobernantes.
“Seré, siempre, sólo un Jefe de Negociado en el Ministerio de la Verdad”.
“Hemos venido, no por gusto, sino por deber, porque habíamos contribuido a…..”

Los Intelectuales se consideran “Padres de la patria”.
Pero los militantes comunistas reprochan a los intelectuales ser unos advenedizos a la República, cuando pretenden encarnar la conciencia nacional.
“Querámoslo o no, desde el 14 de Abril, todos vamos a ser otra cosa de lo que éramos”.

Pero los problemas políticos escapan a la oratoria de los intelectuales (crear un estado moderno y hacerlo funcionar, emprender reformas estructurales, redactar una Constitución y, mientras tanto, gobernar sin ella y con leyes de excepción).

Ortega, siguiendo, en esto, a Lenin y a Gramsci, afirma que a España no hace falta que la representen intelectuales.
“El ideal de un pueblo es que no sea necesaria la intervención de intelectuales en su vida política”.

Azaña sería más concreto. No cree que un intelectual esté mejor cualificado que otro para dirigir a un país.
El día 14 de Julio de 1.931 (como el día y mes de la Revolución Francesa) se abren las Cortes Constituyentes, y aquí están 64 catedráticos, profesores o maestros y 47 periodistas.
Prieto habla de “masa encefálica” y Unamuno dice que hay demasiados catedráticos.
Algunos son ministros (De los Ríos, Albornoz, Domingo) y uno de ellos, Azaña, es Jefe del Ejecutivo.
De los 115 diputados socialistas, 50 tienen título universitario. Besteiro es Presidente de las Cortes, De los Ríos será, por tres veces, ministro (de Justicia, de Instrucción Pública y de Estado). A él le toca ocuparse de la Constitución y de la Reforma agraria, entre otras.

A los intelectuales elegidos diputados, el sufragio universal les otorgó una legitimidad, pero los transformó en políticos.

Los intelectuales habían estado unidos en la repulsa a las formas pasadas de gobierno, pero, entre ellos, no había unidad de doctrina republicana.
Si la Constitución debía ser escueta o extensiva sería una de las primeras discusiones.
Ortega lo tiene claro: “en una Constitución no deben quedar sino aquellas normas permanentes de la existencia civil, y no decisiones fungibles, que se consumen al primer uso”, como por ejemplo, la disolución de las órdenes religiosas (que se hará o no se hará, pero que no debe constar en la Constitución).

Unamuno se ríe de la candidez de algunos diputados, que piensan sembrar para la eternidad y que aparezca como un acto de agresión a la República la apología del régimen monárquico. (¿No fue esto lo que hizo Franco con todo lo que oliese a República y a Democracia, considerarlo como una agresión al régimen?).

La proclamación de la República Catalana obligaba al gobierno a transigir.
¿Entonces, Federalismo?. Pero “federar es reunir” y nadie duda de la Unidad de España.
“Federarnos es algo parecido a divorciarnos” –afirma el Presidente de la Real Academia. “No cabe reunir lo que no está separado” = “no debe separarse lo que está unido”.

Unamuno considera irracionales los particularismos. La soberanía no puede dividirse.

Ortega condena “una división de España en dos Españas diferentes: una compuesta de 2 ó 3 regiones ariscas y la otra integrada por el resto, más dócil al poder central” (¿no tenemos hoy Autonomías de 1ª (las históricas) y de 2ª (todas las demás)?.

Ortega, incluso, propone destruir la base provincial tradicional y fomentar una descentralización regional, bajo la autoridad del poder central.
El debilitamiento del Estado era temido por Ortega más que la pérdida de la identidad nacional.
“La democracia es el pueblo organizado, no el pueblo suelto”.
No podía satisfacerle la fórmula adoptada por el gobierno, bajo la presión catalanista.
El Senado era calificado, por Ortega, como una “cámara castrada”.
El Congreso debería tener sólo 200 diputados, y no 400.
Defendía, a ultranza, el Tribunal de Garantía Constitucional, un 4º poder moderador.

La República se convierte en algo místico, en algo sagrado, que no permite ser criticada, lo que molesta enormemente a Unamuno, que lo considera una religión republicana, cuando la República ha prohibido la religión.

Poco a poco, casi todos los intelectuales consideraban la Constitución como un peligro para España, como si España estuviera supeditada a la República, y no la República a España (¿cómo una forma de gobernarse una nación debe primar sobre la nación misma que opta por esa forma de gobernarse?)

La Constitución, adoptada el 9 de Diciembre, es criticada por Alcalá Zamora.

¿Objetivo de los intelectuales?: la educación y la secularización de la sociedad.
La resistencia, tanto a la secularización como a la democratización, viene del mundo rural. Pero es que la cuestión escolar pasa por la cuestión religiosa.
Además, también está la cuestión económica, estancada.

La prioridad de Azaña, desde Diciembre del 31, está en varias reformas: la del ejército, la agraria, la escolar y las demandas autonomistas de catalanes, vascos y, aunque menos, de los gallegos.
Para estas reformas Azaña se apoya en los socialistas, rompiendo la unidad del Frente Republicano.
De los Ríos (sobrino del filósofo Giner de los Ríos, krausista), prosigue la construcción de 10.000 escuelas, programadas por su antecesor en el cargo, Marcelino Domingo. Pero el proyecto no pudo llevarse a cabo por causas presupuestarias, pero se mejoró la situación de los profesores así como la reforma de programas.
Azaña reformó el ejército, pero hubo división de opiniones en la reforma agraria. ¿Indemnización o mera expropiación?.
El balance de esta reforma fue muy negativo (sólo se beneficiaron de ella 4.300 campesinos, de los 70.000 previstos. Además, tampoco creció la productividad.
Fueron muchos los defraudados.
Azaña, además, estaba enojado por haber sacado de contexto su sentencia “España ha dejado de ser católica”, porque lo que anunciaba era, según él, la separación Iglesia-Estado y no que, por decreto, dejaba de ser católica. Ortega diría que España había dejado de serlo no el 14 de Abril, sino muchísimo antes.
Mantener a la Iglesia era mantener un Estado dentro de otro Estado.
Sí había, sin embargo, unanimidad en la disolución de la Compañía de Jesús, pero no la hubo respecto a las demás congregaciones.
Los jesuitas ejercían el predominio en la enseñanza, también influían, enormemente, en el comercio y la industria, además de que estaban sometidos, por sus votos, a otra autoridad distinta a la del Estado.

¿Y la Iglesia?: no estaba por la labor, ni en la laicidad, ni en la separación Iglesia-Estado, ni en el divorcio.
Muchos intelectuales, desde el comienzo, no tragaban la alianza Trono-Altar, como lo había sido durante la Monarquía.
El 24 de Enero del 32, siendo Ministro de Justicia, ya no De los Ríos, sino Albornoz, se llevó a cabo la disolución de la Compañía de Jesús, la ley del divorcio y la supresión de los presupuestos del culto y del clero.
Si a todo esto le añadimos la quema de iglesias y conventos y otras muchas formas de violencia anticlerical, es imaginable el primer desacuerdo de Unamuno, defensor de la España clásica.
Ortega no se inmutó, su ideario era laico.
El problema de los intelectuales es que comenzaron a ser políticos y les costaba someterse a la disciplina de partido, consideraban una pérdida de tiempo tanta discusión.
No congeniaron en sus relaciones con los poderosos (Iglesia, Ejército y Patronatos), ellos sólo atendían a su razón y a sus proyectos, y la política no era así.
La omnipresencia de los intelectuales en la prensa los hizo verse importantes en esa “República de los Intelectuales”, de la que se consideraban parte esencial en su advenimiento.
Unamuno estaba desilusionado por los derroteros que estaba tomando la República, con su constante recurso a la violencia. Es lo que hizo que se hiciera intimista e individualista, pero que no se callaba, criticando fuertemente a Azaña y buscando la aprobación de Ortega y de Marañón.
Pensaba que su papel era luchar contra el Poder y liberar a la República de los fanáticos.
En las elecciones del 33 votará a los “agrarios” (“los enemigos de la República”). Su objetivo era “defender al individuo de las garras del Estado”.
También Ortega critica al gobierno de Azaña.
Pero ambos se sienten como predicadores en el desierto, porque apelan a la Inteligencia y a la Voluntad, más que al pragmatismo político.
Azorín se va, directamente, a la oposición.

Los políticos decían ser como lo médicos, que deben curar al enfermo, de cuya enfermedad ellos, los políticos, no son los culpables.
Unamuno se opone a las Autonomías regionales y defiende el “castellano” como hegemónico.
Ortega aboga por la descentralización.
Albornoz es un anticlericalista declarado, lo que irrita a muchos intelectuales, denominados, despectivamente, “advenedizos” por los militantes comunistas.
En el núcleo del P.S.O.E., Besteiro y Largo Caballero andan a la gresca, a lo que se une la decepción de la U.G.T. por la lentitud de las reformas, mientras que los anarquistas y las juventudes socialistas están, constantemente, presionando.
Bolchevización del P.S.O.E., que rompe la alianza con los demás partidos republicanos.
La línea dura de Largo Caballero se impone y vence a Besteiro, en la dirección de la U.G.T.
Araquistain, el socialista más duro, en su revista Leviatán, intenta convencer al proletariado de que nada puede esperar de la República. Critica a Ortega, a Besteiro y a Azaña, que “cree que puede hacerse una revolución por medio de una Constitución Republicana”.
“Dictadura capitalista o dictadura socialista” –proclaman Largo Caballero y Araquistain desde Leviatán, que denuncian el peligro fascista.
Los socialistas están radicalizándose así que los intelectuales lo tienen crudo: o toman partido y dejan de ser meros intelectuales y ser activistas o volver a ser estetas en su torre de marfil.
Los jóvenes pasan, de una vanguardia estética, a una vanguardia revolucionaria, pero los viejos sólo reaccionan en función de principios éticos y no según criterios políticos.
Los sucesos de Octubre del 34 llevan a Unamuno a un mayor, si cabe, solipsismo, a Azorín a ser aún más antiparlamentarista, a Ortega a reclamar una Nueva República.
Los intelectuales dejan la política y ya son, o militantes o poetas, ya no es intelectual-político sino intelectual-revolucionario o, simplemente, intelectual

Las elecciones de Febrero del 36, con la victoria del Frente Popular es interpretada por Araquistain y los suyos como un plebiscito sobre la revolución y posterior represión de Octubre del 34.

Ortega critica el halago a las masas y ve en la actualidad revolucionaria su convicción del desgarro de la Patria.
Radicalización de unos y distanciamiento de otros ante el fracaso de la experiencia reformadora en España.
La República, amenazada o amenazadora, nada que ver con la República soñada.
Si en el 31 Marañón decía: “ni Monarquía ni Anarquía”, en el 34 Madariaga dirá: “Anarquía o jerarquía”. En el ambiente estaba instaurar un poder fuerte.
Muchos fueron los que no se decidieron y se inhibieron, los intelectuales de la “3ª España”, los que se habían negado a elegir ante la exclusiva y tomaron el camino del exilio. En ellos se cumpliría el adagio: “ni contigo ni sin ti…”.
Entre el poder y la calle, la exclusiva, no encontraban el sitio adecuado, de ahí la frustración y las esperanzas truncadas.
Ellos pensaban en términos normativos ideales, en su mente, más que en función de la calle, la realidad.
Sí fueron eficientes culturalmente, no tanto políticamente. No todos estaban dispuestos a ensuciarse las manos.
Razonaban como educadores, cuando lo que se necesitaban eras reformadores estructurales.
Contribuyeron al advenimiento de la República, participaron en la redacción de la Constitución, muchos fueron diputados, algunos ejecutivos pero, en general, en todos ellos, la desilusión.
El triunfo de la idea republicana del 31, frente a la agonía del 36. Malos tiempos para ellos. Y los jóvenes militantes revolucionarios desconfiando de ellos.

En el 37, Azaña, en sus Memorias, los criticará, despectivamente: “republicanos para ser ministros y embajadores en tiempos de paz, republicanos para emigrar en tiempos de guerra”.

La República no había nacido en el mejor momento: desarreglo económico, fractura social, cuestionamiento de los modelos políticos liberales, aspiraciones nacionalistas,… Todo un mal rollo para los intelectuales.
Fracaso de la Razón, fracaso de una República que nació en un entorno internacional poco favorable, mientras, dentro, las arcas del erario estaban vacías, la hostilidad de los patronos, así como de gran parte del ejército y de todo el clero.

Como, después, reconocería Azaña, España había pasado, sin transición, del Antiguo Régimen a la Revolución Social. Y eso tiene un coste que hay que pagar.

La crisis europea de los años 30 desembocó en una crítica al liberalismo, así que, para nuestra República, el único modelo a seguir (mal modelo) era la U.R.S.S.

Los intelectuales se vieron desbordados por las masas, que son más, No importa tanto la Razón y tener razón como el instinto de las masas.

Ortega se refugiará en el silencio político. Se exilió fuera y, después, lo exiliaron, le hicieron el vacío, dentro.

En Europa Mussolini repetía que “la acción tiene que vencer a la palabra”, mientras Hitler se negaba a presentar un programa, Franco estaba entre los descontentos.

Tristemente, primero sería la guerra civil española, luego la 2ª guerra mundial.