miércoles, 30 de septiembre de 2020

EL HOMBRE: PSICOLOGÍA (7)

 PSICOLOGÍA.

 

Los dos enfoques de la Psicología son (como ya hemos indicado): 1.- La Psicología Científica (cuyos fenómenos de los que trata y, al menos en parte, cuantificados, más antes que después, terminarán reduciéndose a Neurofisiología y, en última instancia, a Bioquímica). 2.- La Psicología Metafísica o Antropología, no reducible a Biología porque no sigue el modelo científico y trata el tema, escurridizo, del “espíritu” (la conciencia, la inteligencia creadora y la libertad.

 

Hay “fenómenos físicos” (la lluvia, la caída de un rayo), inanimados, sin alma, que ocupan espacio y tiempo, que son intersubjetivos u objetivos, que son cualitativos y cuantitativos, indeterminados y ciegos, y muchos de ellos repetibles.

 

Hay “fenómenos psíquicos” (la alegría, el recuerdo), son íntimos, animados, con alma, que sólo ocupan tiempo, son subjetivos, intencionales (si se odia, se odia algo o a alguien) sólo son cualitativos (no cuantitativos, no pueden medirse, no hay metros ni kilos de pesadumbre), irrepetibles, originales, personales,…

 

Hay “fenómenos fisiológicos” (la digestión o la circulación de la sangre) que son interiores y exteriores.

Pero la “emoción” (fenómeno psíquico) y la actividad cardiaca (fenómeno fisiológico) van a la par, forman un todo, como ocurre con la irrigación cerebral y el pensamiento.

 

Los hechos psíquicos pueden ser Conscientes o Inconscientes si uno se da cuenta de ellos o no.

 

También hay diversos grados de conciencia (“crepuscular” (la que tenemos poco antes de dormirnos), la conciencia en “estado de vigilia” (plenamente despiertos), “marginal” (la temperatura que hace ahora mismo), la “focal” (la que dirige plenamente a un objeto).

 

Y el “preconsciente” (hechos psíquicos que no están en la conciencia pero a los que les resulta fácil llegar a ella)

 

El Inconsciente puede ser “personal” (Freud), “colectivo” (Yung), el “familiar” (¿).

 

Freud distingue entre el “Yo” (consciente), el “Ello” (inconsciente reprimido) y el Super-yo” (inconsciente represor) y, entre ambos, el “Preconsciente”.

 

Los Hechos Psíquicos también pueden ser “normales” o “anormales”

 

Según sea la constitución psíquica de un ser así es su mundo, su manera de ver el  mundo, su cosmovisión.

Imagínate como será el mundo de una pulga, de un perro, tu mundo o mi mundo, el de un hambriento y parado y el de un rico.

Cada mundo está condicionado por una pique determinada.

También están el “mundo del normal” y el “mundo del anormal”.

 

Hablamos de “salud mental”, de “mentes perturbadas” aunque sea difícil trazar la frontera exacta que deslinda el campo de la normalidad del de la anormalidad.

 

Y por “normal” no debemos entender “la mayoría” sino al que goza de capacidad de discernimiento y no queda sometido completamente a “los otro o a los otros”.

 

El normal no queda aferrado en un punto concreto de su tiempo biográfico, sino que sigue el ritmo temporal.

 

Lo contrario es el “anormal”.

 

Resulta más fácil establecer una división de los hechos psíquicos anormales:

 

SITUACIONES DE LA PSIQUE HUMANA:

 

1.- NORMAL O SANA.

 

2.- PATOLÓGICA O ENFERMA:

         .- Oligofrénicos/deficientes/débiles mentales/sub-normales:

                            .- Leve (cretino)

                            .- Medio (imbécil)

                            .- Profundo (idiota)

         .- Psicópatas (algunos delincuentes)

         .- Neuróticos (conscientes de su morbo):

-         Histéricos.

-         Obsesivos.

-         Depresivos

-         De carácter o comportamiento

 

.- Psicóticos (inconscientes de su enfermedad):

         .- Paranoicos (funciona el raciocinio, pero está alterado lo emotivo: el que odia pero se siente odiado)

         .- Esquizofrénicos (pérdida del sentido de la realidad, disgregación del pensamiento).

 

La curación podría provenir de la cirugía, la farmacoterapia, el electroshock, la terapia dirigida, la centrada en el cliente, la de en grupo, el psicoanálisis (asociaciones libres, interpretación de los sueños, vida infantil, los lapsus), el psicodrama (representaciones teatrales)

 

Otra clasificación puede ser:

 

         .- Hechos de conocimiento (al saber que millones de niños mueren a diario, de hambre, mientras tus hijos están bien alimentados)

         .- Hechos de tendencia o deseos (el que intenta, por ejemplo. obtener o realizar el mundo de los bienes sensibles, de modo activo)

         .- Hechos de sentimiento (la tristeza que me invade al conocer una injusticia y la animosidad que me asalta al intentar aminorarla.

 

COROLARIO.

 

HISTORIA DE UN LIBRO.

martes, 29 de septiembre de 2020

EL HOMBRE: FACTOR ESPIRITUAL (CUERPO-ALMA-ESPÍRITU) (6)

 

 FACTOR ESPIRITUAL DEL HOMBRE.

 

Nadie pone en duda los factores psicobiológico y socio-cultural (pues sus enunciados son sometibles a prueba, a verificación) pero el factor espiritual, su creatividad, su iniciativa, su estatuto de sujeto, se pone en tela de juicio, pues no ha lugar a prueba.

Nos hallamos en el ámbito de la metafísica, en el terreno de los enunciados no verificables.

 

Este factor espiritual se le ha denominado, a lo largo de la historia, de muchas formas: espíritu, sujeto, yo, conciencia, persona, libertad, alma,…un tipo de realidad no reducible a objeto o materia de estudio científico, a necesidad, a naturaleza.

 

Mejor es llamarlo “espíritu” que “alma”, pues este termino viene de “anima”, latina, emparentada con “anemos”, griego, (soplo de la respiración) y posteriormente vino a indicar el principio  que “anima a los seres vivos”, por haberse observado que la vida desaparecía juntamente con el soplo (se recurría a poner un espejo en la boca para observar si echaba aliento, si se empañaba (estaría vivo) o no y, entonces, estaría muerto.

 

También “anima” dará lugar a “alma” mientras “animus” dará lugar a “espíritu”, de “spirare”.

 

El “espíritu”, entonces, significa lo opuesto a animal, siendo el principio  de la actividad intelectual.

 

La planta y el animal poseen “alma” (principio de la vida, bien vegetativa, bien sensitiva (Aristóteles) que equivaldrá a la “Psike”, mientras al hombre le corresponde el “espíritu” (pneuma) principio de la “vida intelectual”

 

 

GRIEGO            LATÍN      CASTELLANO.

 

Pneuma               Animus     Espíritu

 

Psyké                  Anima       Alma (parte de “Espíritu” sumergido en el “cuerpo”)

 

Soma                   Corpus      Cuerpo.

 

La idea de “alma” como una “entidad desterrada” entra en Grecia por influencias chamanísticas procedentes de Tracia y Escitia y que cree que hay en cada hombre una realidad de orden divino que ha existido antes del cuerpo y que existirá cuando éste desaparezca (Pitágoras, Empédocles, Platón (sobre todo) y Plotino)

 

(Obvio extenderme en el Fedón y demás obras de Platón referentes al tema).

 

El “espíritu” será esta “alma” pero en su puridad, sin ingerencias somáticas.

 

Ni hay, ni puede haber experiencia del “espíritu” o del “yo” pero sí existen un conjunto de fenómenos específicamente humanos que nos remiten hacia una realidad no objetivable, no comprobable, por lo tanto, una realidad que nos ayudaría a hacernos cargo de forma cabal del complejo fenómeno humano.

 

Fenómenos humanos que nos lleva a admitir algo como causa de esos fenómenos, tales como: Sustituir las “cosas” por “símbolos de las cosas” (palabras, lenguaje, arte,…), el pensamiento abstracto, con la distancia que supone respecto al mundo concreto material, ideas además de imágenes, capacidad de decidirse por realidades no materiales (poesía, crucigramas, chistes), poder dudar, la conciencia refleja (autosaberse) distinta a la conciencia directa, preguntarse por causas teleológicas, persistencia del yo en fenómenos psíquicos distintos (reír, llorar, leer, escribir, pensar, dormir,…) conciencia de un yo-sujeto frente a un yo-objeto, sentirse obligados a preceptos morales, ir, incluso contra leyes biológicas (la técnica, hacerse cargo del otro vs egoísmo animal, preferir la muerte o soportar un castigo antes que aceptar determinadas cosas,…

 

Y, aunque Watson y su “behaviorismo”, Skinner y su “neo-behaviorismo”, nieguen todo tipo de realidad humana no empírica, Chomsky y su Gramática Generativa lleva a pensar lo contrario, a una “imaginación creadora”.

 

La diferencia entre la Respuesta del Animal a un estímulo vs las posibles Respuestas, o no Respuesta, ante el mismo Estímulo, en el hombre, en ese hiato o salto está la llamada “libertad”, estar “libre de tener que responder necesariamente” de una manera determinada.

 

Podemos aceptar la dimensión espiritual del hombre, aunque no podemos probarla, porque no pertenece al ámbito científico.

 

La misma duda resulta posible porque hay un salto entre voluntad y razón.

lunes, 28 de septiembre de 2020

EL HOMBRE: EL FACTOR SOCIO-CULTUAL DEL HOMBRE (5)

 

 


 

1.- MECANISMOS GENERALES.

 

No sólo el organismo BIOLÓGICO produce al hombre, como individuo (biografía) y como colectividad (historia), sino que también lo causa la sociedad con sus estructuras y dinamismos.

 

Un recién nacido (ß padres biológicos) en un tiempo determinado queda, inmediatamente, inserto en un contexto social –Imperio Romano, época medieval, clase social elevada o depauperada- contexto que modela las posibilidades neurofisiológicas del pequeño.

 

Es el amplio y variado proceso socializador, culturizador o educativo del ente humano.

Las posibilidades encerradas en el código genético se concretan en contacto con una sociedad determinada, sea una u otra distinta.

 

Resumiendo lo que ya hemos escrito:

 

.- La nomenclatura metafísica del individuo es: cuerpo – alma – espíritu o persona.

.- La nomenclatura científica del individuos es: paleocórtex (herencia) – mesocórtex (cultura) y neocórtex (creatividad).

 

Sobre este individuo influyen y lo modelan las Instituciones (familia, escuela, iglesia, Estado, partidos políticos, los “mass media”…) y la cultura (hermenéutica de la realidad o modelos de conocimiento, más modelos de conducta.

Entre ambos forman la llamada: Superestructura.

 

Pero, tanto las Instituciones, como la Cultura, vienen condicionadas por: la creatividad o espíritu, la psicobiología (incluido el psicoanálisis), la geografía, la historia social de la producción, la historia de la cultura, el hecho nacional,… (Es decir: la infraestructura social) y según sea ésta así serán las Instituciones y la Cultura.

 

Toda cultura es una interpretación del entorno-contorno, interpretación que conoce dos grandes inflexiones: los modelos de conocimientos (à cultos o ignorantes) y los modelos de conducta (àeducados o sinvergüenzas) así como las interpretaciones globales que se han dado del ser humano (“las antropologías filosóficas”).

 

Son, pues, varios y variados los factores de cultura (àconocimientos y comportamientos)

 

Los socializadores o educadores, insertos en alguna Institución Social, actúan sobre los educandos desde las antropologías filosóficas o desde los modelos culturales que les tienen a ellos.

 

En los individuos socializados pueden distinguirse TRES niveles, anteriormente expuestos: en su vertiente neurológica son: el paleocórtex o cerebro antiguo, el mesocórtex o cerebro medio y el neocórtex o cerebro nuevo y que, en la vertiente metafísica hemos denominado: cuerpo o “soma”, alma o “Psike” y espíritu o “pneuma”.

 

Los agentes socializadores, mediante los reflejos condicionados, principalmente, intentan inculcar en los individuos recién llegados al grupo los “modelos de hombre” (antropologías filosóficas) y demás modelos que les dominan a ellos proporcionando, de este modo, forma a la plasticidad cerebral de los sujetos a culturizar.

Y si, a todo esto, le añadimos el espíritu o iniciativa no será sólo una copia de sus socializadores sino convertirse en creadores originarios de cultura y de antropologías filosóficas, puede convertirse en señor de su historia y no simple copia.

 

TROQUELADO.

 

El recién nacido se halla sometido, desde el primer momento, tanto al medio físico natural (frío, calor, alimento,…) como al medio humano (afecto, cultura vigente,…)

 

El hombre, pues, es el resultado de una herencia (genotipo) y de un ambiente (fenotipo) o de su “trama” (herencia) y su “urdimbre” (cultura), en palabras de Rof Carballo.

 

La herencia fija límites, pero que desconocemos, y el medio ambiente, sobre todo el social, hace el resto.

 

Si a dos niños gemelos univitelinos, a uno le queman el pene a los 17 meses –por accidente- cuando se circuncidaba a ambos, y lo educan como una niña, a los 9 años se comportará como una niña, hasta en los más mínimos detalles de conducta.

Llegado a la maduración sexual le administrarían estrógenos, con lo que el experimento perdería valor, en vistas a determinar contrastadamente el peso del ambiente social y el peso biológico, en la psicología femenina.

 

Lo indiscutible es que la herencia está potenciada o reprimida por el medio ambiente.

 

Al nacer un niño le incorporamos un “mundo perceptivo” (una manera de ver el mundo) y no nos limitamos a proporcionarle sólo contenidos culturales.

 

La particular inmadurez anatómico-fisiológica del niño, al ser totalmente vulnerable, irá posibilitando la formación de mecanismos que edificarán la futura psicología del individuo.

 

La cultura o interpretación de la realidad actúa poderosamente, desde las distintas instituciones sociales (familia, escuela, amigos, iglesia, Estado,…) encima del futuro de los individuos, de tal suerte que puede sostenerse que éstos son también el resultado inesquivable de la socio-cultura.

domingo, 27 de septiembre de 2020

EL HOMBRE: ENDOCRINOLOGÍA Y NEUROLOGÍA (4)

ENDOCRINOLOGÍA.

 Estamos refiriéndonos a las “hormonas”, esas substancias químicas segregadas por glándulas endocrinas que cumplen diversas funciones: estimular órganos, excitar ritmos funcionales, conmover la vida instintiva, inclinar la vida mental,…

Así, por ejemplo, la cortisona aumenta el entusiasmo del hipotónico.

 

Un feto de cobaya hembra, sometido a la acción de los andrógenos, se convierte en un individuo casi totalmente masculinizado.

 

Los productos de las glándulas endocrinas influyen sobre la conducta humana y animal hasta tal punto que ello permite hablar de relación de causa a efecto entre variaciones hormonales y ciertos comportamientos.

 

El nexo entre el compuesto químico que es una hormona y la conducta del individuo no está totalmente claro aunque algo sí se haya descubierto.

Las ratas a las que previamente se les ha extirpado la “hipófisis” –glándula de secreción interna situada en el cerebro, no aprenden determinadas respuestas y se ha comprobado que se restablecía tal capacidad inyectando la hormona ACTH, una de las hormonas fabricadas por la hipófisis.

Esta glándula relaciona el sistema nervioso y el sistema hormonal.

 

Las drogas psicotropas, que son substancias químicas de origen natural o artificial, si se introducen en el organismo humano son capaces de modificar hasta la actividad mental del sujeto.

 

Unas estimulan, como el tabaco, otras producen depresión, como el alcohol y unas terceras causan delirios como acontece con la mescalina y el LSD 25.

 

La bioquímica provocada, o la espontánea del cuerpo humano –se la ha calificado a ésta de “sana” o “enferma”- intervienen poderosamente en la psicología del hombre.

 

NEUROLOGÍA.

 

Es imposible comprender al ser humano si se prescinde  de su sistema nervioso.

 

Éste es un tejido animal encargado de adaptar el organismo al medio ambiente; tal adaptación se lleva a termino según el esquema: Estímulo à integración à respuesta.

 

Clasificación A del sistema nervioso:

 

1.- Central (encargado de la integración (médula + encéfalo) y

2.- Periférico (encargado de conducir estímulos y respuestas (nervios periféricos).

 

Clasificación B del sistema nervioso:

 

1.- Vegetativo (regula actividades automáticas (medular y diencefálico), sea: a.- Simpático (funciona en estado de rendimiento (o adrenérgico) o b.- Parasimpático (funciona en estado de reposo (o colinérgico) y

2.- Voluntario (regula actividades  controladas (encefálico) que se influyen mutuamente.

 

El cerebro es la parte más interesante de todo el sistema nervioso en vistas a obtener una adecuada comprensión del fenómeno humano.

 

El cerebro del hombre está formado por una cantidad de neuronas que oscila entre los 10.000 millones y los 14.000 millones, hallándose cada neurona conectada con otras 10.000.

Todas las neuronas son idénticas: lo que sucede es que el chimpancé, pongamos por caso, posee cuatro veces menos, aunque sean de la misma constitución.

 

A partir de los 25 ó 30 años, el individuo humano empieza a perder  miles de neuronas diariamente.

 

Tenemos como TRES cerebros:

 

A.- PALEOCÓRTEX (200 millones de años) – (presente)- o Cerebro Reptiliano (primitivo) –zona hipotalámica – lugar donde se instalan las estructuras  instintivas o heredada.

 

B.- MESOCÓRTEX (100 millones de años) – (pretérito + presente) o Cerebro Límbico (superior) – zona del hipocambo – lugar donde se instalan los comportamientos adquiridos.

 

C.- NEOCÓRTEX (llegada de los primates) – (pretérito + presente + futuro) – Zona (Lóbulo  órbito-frontal) –lugar donde se instalan: la conciencia, la imaginación creadota y la libertad.

 

Con estas modalidades cerebrales se obtiene una más correcta explicación de la psicología humana.

 

El cerebro funciona a base de fenómenos bioeléctricos y bioquímicos en constante sucesión alternante.

Las neuronas reciben, elaboran y transmiten informaciones gracias a su potencial eléctrico, registrable a través de electroencefalogramas.

 

Al cerebro sólo llegan señales nerviosas, es decir, variaciones eléctricas de unas decenas de milivoltios, señales que producen fenómenos bioquímicos en la sinapsis, o punto de contacto entre las neuronas.

 

El cerebro es el resultado de la evolución filogenética.

 

El cerebro del hombre se ha obtenido por la adicción de nuevas poblaciones de neuronas al grupo preexistente y gracias al perfeccionamiento de las estructuras cerebrales.

 

Hará unos 100.000 años que no ha sufrido modificación apreciable la estructura cerebral del hombre..

 

Tanto la anatomía como la fisiología del sistema nervioso condicionan tremendamente las funciones psíquicas del ser humano.

 

Los deficientes mentales, por ejemplo, tienen aquí una explicación.

 

El simple estado de fiebre alta transtorna el conocimiento.

 

Rodríguez Delgado, al que conocí personalmente y del que aprendí enseñanzas extraordinarias (con videos incluidos de desconexión y conexión de nervios cerebrales en el cerebro de un toro estimulando su bravura o su domesticación frenando sus acometidas, exponiendo las posibilidades del control físico de la mente a base de introducir electrodos en el cerebro y estimulándolo eléctricamente), lo explica perfectamente.

 

Los “niños-lobos” o el hallado en Nairobi en 1.976 y criado por monos en la selva manifiestan, la imposibilidad de aprendizaje humano si desde muy pequeño han vivido únicamente con animales.

 

El cerebro sólo es maleable hasta cierta edad. 

sábado, 26 de septiembre de 2020

EL HOMBRE: FACTORES DEL ENTE HUMANO (3)

 

FACTORES DEL ENTE HUMANO.

 

Imagínate un triángulo.

 

En uno de sus ángulos, en el Primero, estaría la Psico-biología, el factor biológico, el “soma” o cuerpo, que correspondería al Paleocórtex, y donde veremos: la herencia-el ambiente, la endocrinología y la neurología.

 

En otro ángulo, en el segundo, estaría el factor Socio-cultural, la Psykhé o alma, que correspondería al Mesocórtex, y donde veremos: el troquelado, la socialización y el fenotipo.

 

En el tercer ángulo estaría la Creatividad-espiritual, el “pneuma” o espíritu, lo personal, el factor espiritual y al que le correspondería el Neocórtex.

 

Las corrientes materialistas eliminan, sistemáticamente, el factor número tres, el factor espiritual.

 

El factor número uno es, de alguna manera, lo que los griegos denominaron “bios”, como “zoe” (animal) o como “sarx” (carne).

 

El factor número dos es el “opus operatum” (lo operado por el hombre), lo que el hombre ha hecho a lo largo de la vida, a lo largo de la historia.

 

El factor número tres, el de la esfera del “pneuma” o espíritu, es el ámbito de las acciones personales, es el “opus operans”, la acción en cuanto ejecutada personalmente.

 

1.- EL FACTOR BIOLÓGICO.

 

A.- EL CUERPO.

 

No es que “tengamos” cuerpo, “somos” cuerpo, aunque no sólo cuerpo.

Suele distinguirse entre “cuerpo-objeto”, que es el que analizan las ciencias (el ojo, el páncreas, el cerebro,…).

Es el cuerpo, todos los cuerpos, el mío o el de mi vecino, su corazón o mi corazón (el corazón) y el “cuerpo-propio”, el de cada uno, el tuyo o el mío, que no son iguales, sino desiguales, pero no idénticos, sino distintos.

Ya no es el “cuerpo que tengo”, sino el “cuerpo que soy”, el que lo vivo yo, y sólo yo.

 

Las ciencias (como antes hemos indicado) se ocupan del “cuerpo-objeto”, como lo hace, por ejemplo, la biología, el cuerpo en general, obviando su peso, su talla, su color,…

 

B.- HERENCIA Y EVOLUCIÓN.

 

El ser humano es fruto de “herencia” y de “evolución” o, en palabras ya clásicas, las de Monod, es “el resultado de la necesidad y del azar”.

Mientras la herencia “conserva”, la evolución “selecciona” y modifica el material heredado de los progenitores.

 

El parecido entre hijos y padres tiene su explicación en que cada individuo proviene de un óvulo materno y de un espermatozoide paterno.

 

El código genético viene constituido por el conjunto de genes o unidades y por el orden en que éstos se hallan.

Ese código determina la estructura y las propiedades del nuevo organismo, exactamente igual que el orden de las letras en una palabra puede modificar su sentido (no es igual “Mierda” que “Mérida”, “roce” que “cero),…

 

Una bacteria, por ejemplo, viene constituida por un código de unos 10 millones de unidades o signos, mientras que  el código genético del hombre tiene varios miles de millones de signos o elementos moleculares de ADN.

 

La herencia está dirigida por un mecanismo de copia, representado por la duplicación del ADN.

Dicho mecanismo permite la conservación del código y, a su vez, de los accidentes que sobrevienen a éste.

 

Existen posibilidades de manipular el código o programa genético (así se hace ya con bacterias a las que se modifica su patrimonio hereditario añadiendo, por ejemplo, un gen.

 

Igual que con este ordenador yo puedo “cortar” y “pegar” un texto, igualmente puede hacerse con el código genético, “cortando” un trozo del código “en mal estado” y “pegando” un trozo de código “sano”, por lo que puede eliminarse una malformación genética.

 

Las leyes hereditarias, o de copia, favorecen la estabilidad (Linneo y Cuvier, en el siglo XVIII son, todavía, “fijistas” (defensores del“fixismo”), oponiéndose a la evolución de las especies, lo que defendió Darwin, la “evolución biológica” (teoría evolucionista).

 

Siendo opuestas la “herencia biológica” (“necesidad”) y la “evolución biológica” (“azar”) ¿cómo se dan ambas?.

 

Varias teorías dan cuenta de ello: Lamark, Darwin, Weisman”, Hugo de Vries, Simpson,…han proporcionado diversas respuestas a la pregunta anteriormente planteada.

 

La Evolución, pues, supone unos Mecanismos Intrínsecos (la mutación génica y la recombinación génica (cruce entre individuos mutados) y Mecanismo Extrínsecos  (clima, relieve, ecología,…)

 

Desde el Origen de la tierra (¿4.500 millones de años?) hasta que apareció la vida (elemental) sobre la tierra (¿3.700 millones de años?), los vertebrados (¿500 millones de años?), los mamíferos (¿200 millones de años?), los Prosimios (¿70 millones de años?) pasando por los simios, oligopitecos (àpequeños monos actuales), aelopitecos (àgibbones), aegyptopitecos (àchimpancés, gorilas, orangutanes), propliopitecos (àhombres?), ramapitecos (àtransición hacia la posición erecta, hace 14 millones de años), australopitecos (5 millones de años) homo habilis (4 millones de años), la vida en grupos (3.500.000 años), instrumentos de piedra y hueso (3.000.000 de años), construcción de refugios (1.800.000 años), pitecántropus o “homo erectus” à fuego, 500.000 años), homo sapiens sapiens (50.000 años)

 

(Estas escalas de tiempo, son, naturalmente siempre aproximadas, nunca exactas, y cuanto más va sabiéndose más van cambiando)

 

Los Mecanismo Intrínsecos determinan la aparición de individuos diferentes de sus padres.

Aparece (¿azar?) un cambio en el programa, una mutación génica y se transmite a la descendencia el gen modificado y cuando se produce un cruce entre individuos con mutación se produce la recombinación génica.

 

Los Mecanismo Extrínsecos condicionan la selección de los nuevos grupos y si el carácter adquirido es beneficioso, de cara a adaptarse al medio ambiente, se extiende a toda la especie y si no, muere y desaparece.

 

Y así, de mutación beneficiosa a mutación beneficiosa la especie se transforma, apareciendo una nueva especie.

 

La aparición de la especie humana obtiene explicación biológica (aunque no quede totalmente explicada) con los mecanismos descritos.

 

La Paleontología y la Prehistoria (entre otras ciencias) proporcionan datos interesantes sobre el origen fáctico  del grupo humano.

 

El hombre no sólo se parece al animal sino que, de alguna manera, proviene de él, de suerte que la diferencia actual entre ellos debería explicarse como una rama (secundaria) que, en un principio, está injertada en la rama animal.

Pero esa diferencia no siempre ha sido como ahora la vemos, como si fueran dos líneas o ramas paralelas.

 

Desde la primera rama o árbol original, según van pasando los años, cientos, miles o millones, van surgiendo ramas y más ramas posteriores hasta llegar a la rama del Homo Sapiens Neandertalensis y de esta rama sale la que llega hasta nosotros el Homo Sapiens Sapiens o de Cromagnon.

 

A medida que va ascendiéndose por las ramas va ascendiendo el peso del cuerpo, la capacidad craneana (mayor en el macho (varón) que en la hembra (mujer), así como la duración máxima estimada de vida.

 

Las pruebas de la evolución son de carácter lógico: de los diversos datos paleontológicos, anatómico-comparativos, embriológicos, citológicos (variabilidad cromosómica) y bioquímicos se infiere la hipótesis evolucionista que, en la actualidad, es ya una teoría, dadas las muchas pruebas coincidentes. 

viernes, 25 de septiembre de 2020

EL HOMBRE. KANT (2)

  

Muchas veces, en mis clases, les decía a mis alumnos: “El hombre” no existe, los que realmente existen son “los hombres”, que se ofrecen con mil rostros distintos”.

 

Tan “hombre” es Diógenes el Cínico, como el pintor de las cuevas de Altamira, el esclavo que acarrea piedras para las pirámides de Egipto, el analfabeto que padece suma ignorancia como el sabio que escribe un libro sobre Metafísica, el santo que recorre el mundo, exponiendo su vida, y predicando el amor como el verdugo que gaseó judíos en los campos de concentración nazi, el multimillonario que gasta un capital en cosas inútiles como el que se muere de hambre por no tener que comer, el que dispara en la guerra y mata como el matado, el hereje que muere en la hoguera por no desdecirse de lo que ha dicho como el Papa que lo condenó, el soldado raso y su general, el homosexual y el heterosexual, el esquizofrénico y el equilibrado mental, el que…

 

Todos son “hombres”.

El “hombre” es complicadísimo.

 

Pero a pesar de la diversidad de situaciones en que los hombres se nos aparecen puede descubrirse en ellos unos rasgos comunes que las palabras griega y latina señalan para designarlos a todos como “hombres”.

 

“Anthropos”, palabra griega, e interpretado, hoy, como “rostro de varón”, en su sentido originario, fue entendido primitivamente como “el que mira hacia arriba”.

Y la palabra latina “homo” significa el “nacido de la tierra” (“homo” viene de “humus” = “tierra”, (de ahí lo de “in-humar”, “en-terrar”)

 

En toda situación humana, por rara y extrema que sea, encontramos un elemento terráqueo, material, orgánico, y otro elemento por encima (o por debajo, o por detrás de éste) que hace referencia a un mundo distinto aunque sea un alienado mental.

 

Ese otro elemento majestuoso, superior al cuerpo, reside en que, siendo el ser humano una de las cosas del cosmos, es aquella “cosa” que “dice lo que son las demás cosas”, sea un asesino, un ladrón, un santo o un ciudadano normal y corriente.

 

Preguntarse por el “hombre” es preguntarse por eso especial que él “es” entre las demás cosas del universo y, también, preguntarse por su felicidad.

 

Si sólo hay “physis” -naturaleza física, si sólo contamos con los ámbitos mineral, vegetal y zoológico, no hay lugar para el hombre como “ente-distinto”.

Pero siempre, en todo tiempo y lugar, el “hombre” se ha autoconsiderado distinto, no ya de las piedras y de los árboles, sino también distinto de los demás animales.

“Animal, si” (pues “animal” es “viviente sensible”) pero distinto, “animal humano” (“anthópinon zoon”).

 

“Anthopos”, en Grecia, se opone a “theos” (dios).

 

El hombre es un animal, pero diferente, es un animal que habla (“zoon logicón” en que “logicon” es tanto “razón” como “palabra”).

Es un animal, además, político y social (“zoon politikon”) pero, de ninguna de las maneras es un “dios”.

 

Incluso el Génesis dice: “hagamos al hombrea a nuestra “imagen y semejanza”, parecido a dios, pero no dios.

Serán “hijos de dios”, un cierto parentesco con dios, aunque sean hijos adoptivos y no hijos naturales.

 

El pensamiento griego alejó al hombre de “lo divino” mientras la reflexión judeo-cristiana puntualizó más la separación entre el ser humano y la animalidad.

 

De esta guisa el hombre queda, como en suspenso, entre lo “zoológico” y lo “teológico”, aunque siempre un poco más pegado a la animalidad, siendo “lo divino” algo adjetivo.

 

Una es por “naturaleza” (animalidad), la otra (dios) es por “adopción”.

 

Kant marcó un corte con todo lo anterior con sus 4 preguntas: 1.- ¿Qué puedo conocer? 2.- ¿Qué debo hacer o, mejor, cómo debo comportarme? 3.- ¿Qué me cabe esperar? y 4.- ¿Qué es el hombre?

 

A responder a la primera pregunta dedicó su primera Crítica, la “Crítica de la Razón Pura.

 

A.- Conocimiento sensitivo, que sería un caos de sensaciones si no se les aplicara o se ajustarán a las Formas a Priori de la Sensibilidad: el Espacio y el Tiempo.

Imaginaos que alguien me dice que ha visto un perro y le pregunto: ¿Dónde? y me responde: “en ninguna parte, en ningún sitio”, entonces le pregunto que cuándo lo ha visto y me responde: “Nunca”.

Hay que deducir que ese alguien no ha visto un perro porque, para que haya sensaciones (vista, oído, gusto,…) tiene que haber un Espacio en el que ver y un Tiempo en el que verlo.

 

El caos de sensaciones (materia) queda informado (formas) por las Formas a Priori (independientes de la experiencia, previas a la experiencia y que las hacen posibles) de la Sensibilidad.

Y sólo así tenemos el “Fenómenon”

 

B.- Conocimiento intelectual que sería los “fenómenos” anteriores (materia del conocimiento), que se ordenan en o según las Formas a Priori del Entendimiento, denominadas Categorías y que son 12, ordenadas de 3 en 3 por la cantidad, cualidad, relación y causalidad y de todo ello puede salir el conocimiento intelectual, al aplicar o al ajustar la “materia” (fenómenos) a las Formas o Categorías.

 

C.- Conocimiento Racional para el que no hay materia sobre la que aplicar las Formas a Priori de la Razón: las TRES ideas de la Razón: Mundo, Alma y Dios...

 

El sólo Entendimiento no conoce, únicamente pone las condiciones de inteligibilidad de la cosa, las 12 categorías, que constituyen los supuestos para que algo sea, para un yo, objeto inteligible (“objeto substante”, “objeto causal”,…

 

Conocer es hacerse cargo de un objeto DADO bajo un concepto del entendimiento –lo “puesto” por éste.

 

La misión del entendimiento es hacer posible la experiencia convirtiendo lo “dado” en “objeto” de saber.

 

Cuando falta la intuición sensible, cuando no hay nada dado a los sentidos, entonces la actividad de la Razón se vuelve inane.

Desaparece el conocimiento propiamente científico porque no hay intuición a la que aplicar los conceptos racionales.

 

En esta circunstancia no es posible hablar de algo científicamente verdadero.

 

Entonces la pregunta 4, el interrogante antropológico: ¿qué es el hombre”, ¿qué cosa es el ente humano? Permite pluralidad de respuestas fuertemente diferenciadas las unas de las otras.

 

No hay/no puede haber UNA Antropología sino varias/muchas Antropologías.

 

No es lo mismo contar del hombre que es “cuerpo más alma” que asegurar de él que posee 12.000 millones de neuronas cerebrales.

No hay “intuición sensible del alma humana” por lo que el aserto sobre su existencia deja de ser científico para convertirse en afirmación metafísica o del conocimiento racional.

 

Por el contrario, cuando se sostiene que el cerebro humano está compuesto de 12.000 millones de neuronas se formula un enunciado científico pues, en tal caso, hay “lo dado” al entendimiento, hay experiencia sensorial, organizada por las categorías intelectuales.

 

No es posible hablar de UNA sola Antropología.

 

Aparecen DOS tipos de discurso en torno al ser humano completamente distintos: el discurso Científico y el discurso Metafísico.

 

No es cuestión, de entrada, de privilegiar uno sobre el otro, pero sí resulta imprescindible diferenciarlos radicalmente desde el principio a fin de obviar confusiones.

 

Antropología Científica y Antropología Metafísica.

 

La Antropología Científico-Natural presenta dos modalidades principales:

 

1.- La Científico-Natural, que estudia el hombre en cuanto es una entidad biológica, un ser más de la naturaleza

 

2.- La Científico-Cultural, que estudia al hombre en sus productos culturales: en el lenguaje, en el arte, en los símbolos, en las creencias, en las técnicas,…

 

En estas Antropologías Científicas sus enunciados son sometibles a prueba.

 

Frente a esta Antropología Científica está la Antropología Metafísica o Filosófica, que estudia al hombre en lo que es, en su esencia, 1.- En su “qué”, 2.-  en su “por qué” (¿cómo es que hay hombre?) y 3.- en su “para qué” o finalidad.

 

Si la Antropología Científico-Natural hablará del “cuerpo” humano, la Antropología Metafísica se interrogará sobre qué significa “tener cuerpo”.

 

Ha habido una tercera vía antropológica, entre la Científica y la Metafísica, como la de Bergson y Teilhard de Chardin o como la fenomenológica, inspirada en Husserl, y que es la de Paul Ricoeur y su “personalismo”.

jueves, 24 de septiembre de 2020

EL HOMBRE Y SU MUNDO. LA ESTRUCTURA HUMANA (1)


1.

La típica, clásica y aristotélica definición del hombre domo “animal racional” “definición por el “género próximo” (“animal=viviente sensible”) y la “diferencia específica” (“racional” = dotado de razón, que razona”) define al hombre, porque sólo a él, entre todos los animales, le corresponde, pero también sólo a él le corresponde la definición de “bípedo” (dos pies) “implume” (sin plumas, sin alas) aunque ésta definición sea más “descriptiva” que “esencial”

 

Cuando Platón dio la definición de “hombre”, que daba Sócrates  como “bípedo implume”, por lo cual había sido bastante elogiado, Diógenes el Cínico, otro discípulo de Sócrates, desplumó un gallo y, ante el asombro de los discípulos y del mismo Platón, lo soltó en la Academia diciendo: “¡Te he traído un hombre!” y partió entre risas y doblándose sobre sí mismo.

Entre la sorpresa y risas de sus discípulos salió Platón al frente respondiendo: "no te preocupes, le agregaremos algo a la definición" y gritó a Diógenes: "El hombre es el bípedo implume con uñas anchas".

 

(Y, ya que estamos con Diógenes, me permito una “digresión”.

Decir de él que este “Sócrates delirante”, como lo llamaba Platón, caminaba descalzo durante todas las estaciones del año, dormía en los pórticos de los templos, envuelto únicamente en su manto y tenía por vivienda una tinaja.

Cierta vez pensó que le sobraban cosas entre todas sus pertenencias: tenía su bastón, que necesitaba para caminar; tenía su manto, que le cubría y su zurrón, que contenía una escudilla y un cuenco para comer y beber, respectivamente.

Un día, en uno de sus paseos por la ciudad, vio cómo un niño comía lentejas en un trozo de pan y cuando al terminar sus lentejas bebió agua con las manos en una fuente, Diógenes pensó y dijo: “Este muchacho me ha enseñado que todavía tengo cosas superfluas porque si come sus lentejas con un trozo de pan y cuando termina con ellas bebe agua con sus manos, no necesito ni mi escudilla ni mi cuenco" y acto seguido arrojó contra el suelo ambos y siguió caminando. 

 

(Son muchas las anécdotas que se cuentan de él: cuando se masturbaba en público, cuando escupió a la cara a quien lo había invitado a comer, con el candil encendido en pleno día “buscando un hombre”, cuando decía ver “mesas” y “tazas” y no la “mesidad” ni la “tacidad” (contra la Teoría de las “ideas de Platón.

 

Aunque la anécdota más famosa fue cuando, en Corinto, se topó con Alejandro Magno, nada menos que con Alejandro Magno.

Se dice que una mañana, mientras Diógenes se hallaba absorto en sus pensamientos y tomando el sol fuera del gimnasio que estaba a las afueras de Corinto había mucho ajetreo, se decía que el rey, Alejandro Magno, había llegado, y tal era la fama que tenía Diógenes que el propio Alejandro estaba interesado en conocer al famoso filósofo, y antes de que pudiera saber Diógenes qué ocurría, se vio rodeado por un montón de ciudadanos de Corinto y se produjo el encuentro.

Llegó Alejandro Magno acompañado de su escolta y de muchos hombres más.

Alejandro Magno se puso frente a él y dijo: "Soy Alejandro", a lo que respondió Diógenes: "Y yo Diógenes el perro" (“cínico” significa “perro”). Hubo murmullos de asombro ante la sorprendente respuesta del filósofo, pues nadie se atrevía a hablarle así al rey.

Alejandro preguntó: "¿Por qué te llaman Diógenes el perro?", a lo que le respondió Diógenes: "Porque alabo a los que me dan, ladro a los que no me dan y a los malos les muerdo".

De nuevo, más murmullos, pero Alejandro no se dejó inmutar por esas respuestas y le dijo: "Pídeme lo que quieras", por lo que, sin inmutarse Diógenes, le contestó: "Quítate de donde estás que me tapas el sol".

Se hizo una exclamación generalizada de todos los presentes ante una petición tan pobre a un hombre que todo lo podía dar.

Alejandro, sorprendido, le preguntó: "¿No me temes?", a lo que Diógenes le contestó, con gran aplomo, con otra pregunta: "Gran Alejandro, ¿te consideras un buen o un mal hombre?", a lo que Alejandro le respondió: "Me considero un buen hombre", por lo que Diógenes le dijo: "Entonces... ¿por qué habría de temerte?".

Toda la gente se escandalizó, Alejandro pidió silencio y dijo: "Silencio... ¿Sabéis qué os digo a todos? Que si no fuera Alejandro, me gustaría ser Diógenes".

 

(Fin de la digresión sobre este hombre)

miércoles, 23 de septiembre de 2020

Y 8: COROLARIO

COROLARIO.

 

Pero enlazando con lo que dejamos atrás (tras este recuento), de los cuatro modelos de saberes indicados, sólo Dos han quedado etiquetados como CIENCIAS, reservando para los otros Dos el vocablo menos riguroso de SABERES.

 

Los griegos, a la Ciencia la denominaron “Episteme”, saber absolutamente necesario y que, para ellos, presentaba TRES características principales: la Objetividad (que se oponía a la “poiesis” o producción de cosas artificiales), la Sistematización (que se encaraba con la historia, la cual ellos entendían como una mera “acumulación”) y la Totalidad (estudio de la cosa-en-sí, substancia o noúmeno, y no sólo de sus manifestaciones, y que se enfrentaba con un tipo de saber fragmentario o parcial.

 

Con Galileo sufre mudanza el concepto de ciencia, aunque sigan admitiéndose las dos primera características anteriores (Objetividad y Sistematización), pero se desecha la tercera (totalidad) porque, en adelante, las Ciencias (las Naturales) dejarán de construir un saber acerca de la “cosa” para limitarse a saber en torno a los “fenómenos-de-la-cosa).

 

Pero si se suprime la Tercera, se añade otra nueva: no habrá Ciencia sin PRUEBA, o “criterio de decibilidad o de fiabilidad.

 

Los entendidos en cada ciencia se pondrán de acuerdo aplicando el criterio correspondiente (a no ser que alguno apueste por salirse de la norma).

 

El esquema de las Ciencias va a quedar como antes hemos indicado:

 

1.- CIENCIAS FORMALES (Ciencias de Deducción o de Coherencia): LÓGICA(S) Y MATEMÁTICA(S)

 

2.- CIENCIAS EMPÍRICAS (Ciencias de la realidad o existencia), que pueden ser NATURALES (Física, Química, Biología, Geología) y HUMANAS (Sociología, Economía, Psicología, Historia), en parte Ciencias y en parte Ideologías.

 

La Prueba para las Ciencias Formales será el sometimiento al principio de “no contradicción” y para las Ciencias Empíricas el sometimiento a la Comprobación o Verificación y, tras Popper, a la “falsificación”

 

Vemos que no está, como Ciencia, el Saber Filosófico al sostener que el mismo no es un conocimiento científico, sometible a la deducción o coherencia ni a la verificación o falsificación

 

 

 


martes, 22 de septiembre de 2020

7.- CLASES DE SABERES

 CLASES DE SABERES.

 

Desde el mismo momento que me encontré con la filosofía, desde la primera clase, me enseñaron que, sobre cualquier hecho o acontecimiento podemos tener conocimiento en diverso grado.

Así, por ejemplo, la salida y la puesta del sol la percibimos hoy como las ha percibido siempre, desde que el hombre es hombre.

Pero durante miles y miles de año se creyço, por ello, que el sol giraba alrededor de la tierra ya que así lo percibimos, el movimiento del sol y la tierra estática, hasta que, ayer mismo, se tuvo conocimiento de la estructura del sistema solar y que era el sol el que estaba en el centro y los dos movimientos de la tierra alrededor de él, dando lugar, uno, el de rotación, a los días y las noches y el otro, el de traslación, a las 4 estaciones, por lo que pudo explicarse estos fenómenos de un modo científico.

 

El primer modo de saber, que se basa en las inmediatas apariencias sensibles y en la experiencia, pero que no formula leyes, constituye lo que se llama: SABER VULGAR.

 

El otro modo de saber, el SABER CIENTÍFICO, por el contrario, pretende conocer los hechos por “sus causas” y, en la ciencia moderna, trata de formular leyes en las que se expresa la regularidad con que esos fenómenos acaecen.

 

Ya había dicho Aristóteles sus diferencias pero, además, distinguía, dentro del “saber vulgar” (del pueblo, de la gente, del vulgo) la mera “opinión particular” de la “experiencia”.

Ésta última supone la memoria y el establecimiento de algunas analogías entre los hechos.

Así, por ejemplo, un curandero que ha observado que ciertos remedios surten buen efecto en algunas enfermedades, los aplica cuando encuentra a un enfermo que presenta síntomas análogos a los otros enfermos a los que ya ha tratado por el mismo procedimiento, aunque no sepa por qué razón estos remedios son eficaces, es decir, aunque no conozca las verdaderas causas de esas enfermedades, ni, por tanto, pueda justificar científicamente qué remedios serán los adecuados y por qué razones.

 

El conocimiento del curandero no es una mera opinión arbitraria, sino que se basa en la experiencia que ya tiene.

Pero ese saber empírico es, todavía, un SABER VULGAR porque, aunque sabe, no da razón suficiente de lo que sabe.

Sabe que va a ocurrir, porque siempre que se ha dado el primer hecho, a continuación, se ha dado el segundo, pero no sabe la causa por la que ese ocurre.

 

Un buen médico, que sepa las causas de las enfermedades y sepa con qué remedios ha de combatirlas posee un saber superior, un “saber por causa”, sabe por qué va a ocurrir (no sólo que ocurra), sabe su “porqué”, y su saber es un SABER CIENTÍFICO.

 

Lo mismo dice Aristóteles que ocurre entre el saber de un albañil y el de un arquitecto.

Sólo éste conoce las leyes de la construcción y, como sabe de la resistencia de los materiales, sabe “por qué” ha de construirse así.

 

Puede ocurrir que, en la práctica, el hombre “experimentado” (un buen albañil) aventaje, en ocasiones, al que conoce la teoría y no tiene todavía experiencia, pero el “saber científico” no es por esto inferior al “saber vulgar”, ya que está mejor y más profundamente fundamentado, y pueda añadir la experiencia que permita su mejor aplicación a la realidad.

 

En las ciencias muchas veces no se llega a enunciar las causas de los fenómenos y se limitan a establecer las leyes que expresan la regularidad del acaecer de los fenómenos.

 

Aunque, actualmente, las ciencias han avanzado tanto que al conocer los componentes de un medicamento y el funcionamiento del organismo “sabe por qué ese medicamento cura esa irregularidad en el funcionamiento normal del cuerpo”.

 

Pero, aunque su saber no es un saber que va a las causas, el conocimiento de las leyes puede permitir mejor elevarse a un conocimiento causal.

 

“Saber que ocurre” (como el vulgo sabe que a tal hora aparecerá el sol por aquel lugar, elevándose) es un saber inferior a “saber por qué ocurre” (porque al girar la tierra, sin luz, llega el momento de ponerse en contacto con la luz, a través de su rotación).

 

Otra cosa es el SABER FILOSÓFICO.

 

Si el saber científico se queda en conocer las leyes y alcanza sólo las causas próximas o más inmediatas explicativas de los hechos, estas causas son sólo “causas próximas”.

 

Pero por el proceso de la “abstracción de primer grado” llevada a cabo por el entendimiento, prescindiendo de las particularidades o determinaciones cualitativas, y quedándose sólo en lo común que tienen una silla, una maceta, una pala, unos zapatos,…que es que todas ellas son “materia”, las Ciencias de tipo Físico estudian la materia común a objetos distintos (sea la física, la química o la biología). Ciencias Materiales.

Y, en una “abstracción de segundo grado” en la que se prescinde también de las cualidades y se quedan sólo con la “cantidad”, surge la Ciencia Formal de la Matemática).

 

Así, si decimos que en una clase hay 50 alumnos, y cada uno es como es, cada alumno representa una unidad igual a cualquier otro, aunque, en realidad, cada alumno sea una persona co caracteres muy diferentes, pero a la Matemática no les afecta cómo sean sino que son un número, 50, en este caso.

 

Pero el saber humano puede intentar penetrar más profundamente en los seres, tratando de alcanzar causas más hondas y generales, que suelen llamarse “causas últimas” y realizando, para esto, una abstracción más radical, “abstracción de tercer grado”, en la que se prescinde de todas las diferencias que singularizan los seres, para alcanzar su “esencia” “qué son”.

 

El saber así obtenido es el SABER FILOSÓFICO.

 

No se trata simplemente de un saber más general o que abarque un mayor número de objetos, sino un saber que se alcanza en un plano diferente y más profundo que el del saber científico.

 

Por esto las ciencias tienen sus objetos definidos, mientras que el saber filosófico puede referirse a todos y a cada uno de los objetos, pero tratando de averiguar siempre lo esencial en ellos.

 

Para quedarnos con lo “esencial” de los objetos debemos prescindir, abstraer, de lo “accidental”, las determinaciones cualitativas y cuantitativas que singularizan a cada uno de los objetos, sean los que sean.

 

Cuando hayamos alcanzado este saber estaremos en la esfera del SABER FILOSÓFICO.

 

El cuarto tipo de saber es el SABER TEOLÓGICO, que intenta remontarse a la Causa Primera o Principio Primero de todas las cosas (ya no Causas Próximas ni Causas Remotas) sino a la Causa Primera, a la que llamamos Dios.

 

Pero este Saber Teológico, para acercarnos a la existencia y a la esencia de Dios podemos intentarlo sólo con la capacidad natural de la Razón, sin recurrir a medios sobrenaturales, y tendremos un Saber Teológico Natural, o Teología Natural, llamada, después, también, Teodicea.

Ésta permanece en el terreno del saber filosófico en cuanto apela sólo a la razón.

 

Si recurrimos a medios sobrenaturales (como la Revelación) tendremos la Teología, lo que podemos saber sobre la Causa Primera y fin último de todas las cosas, utilizando la doble vía, la natural y la sobrenatural.

 

Si por vía natural podemos llegar a saber algo sobre la existencia y los atributos de Dios (las 5 vías tomistas para llegar a la existencia de Dios y las 3 vías para determinar sus atributos) esto significa que el Saber Filosófico y el Saber Teológico se complementan y se armonizan entre sí.

 

En realidad, todos los saberes se armonizan entre sí, pues todos se dirigen a un mismo fin: el conocimiento de la verdad y, como la verdad es una, no puede haber contradicción entre los diversos modos de saber, sino sólo aparente.

 

Y cuando ha ocurrido que un saber científico parecía oponerse a alguna verdad revelada, conociéndolo mejor, más profundamente, han terminado armonizándose.

 

El Saber Científico, el Saber Filosófico y el Saber Teológico se desarrollan en planos distintos, pero todos convergen al mismo fin.

 

¿Y lo sencilla o simple que era la División de la Filosofía?

 

1.- FILOSOFÍA DEL SER (Tanto del “ser posible” como del “ser real”):

        

         .- Referente al Ser en general: ONTOLOGÍA,

         .- Referente al Ser Físico: COSMOLOGÍA RACIONAL.

         .- Referente al Ser Humano: ANTROPOLOGÍA.

         .- Referente al Ser Divino: TEOLOGÍA.

 

2.- FILOSOFÍA DEL CONOCIMIENTO:

 

         .- Estructura del Pensamiento: LÓGICA.

         .- Valor y límites del Conocimiento: CRÍTICA, EPISTEMOLOGÍA O TEORÍA DEL CONOCIMIENTO.

 

3.- FILOSOFÍA DE LACONDUCTA:

 

         .- Moral Individual.

         .- Moral Social.

 

Y si se considera el obrar humano, en general, tendremos, además: la Filosofía del Derecho, la Estética (Teoría de la Belleza), Filosofía de la creación Poética y Artística, la Filosofía Política o Teoría del Estado y la Filosofía de la Historia.

Además la Sociología que ya se ha constituido como Ciencia aparte.

 

(ASÍ ERA COMO ME LO ENSEÑARON EN EL INSTITUTO, COMO ALUMNO, EN AQUELLOS TIEMPOS DEL FRANQUISMO EN QUE LA ÚNICA FILOSOFÍA QUE PODÍA Y DEBÍA ENSEÑARSE ERA LA “FILOSOFÍA ESCOLÁSTICA” O “TOMISTA”, LA FILOSOFÍA OFICIAL DE LA IGLESIA CATÓLICA, UNA, SANTA, CATÓLICA, APOSTÓLICA Y ROMANA. Y QUE, SI LO HE RECORDADO, ES PARA CONTRASTARLA CON