sábado, 30 de junio de 2018

A PROPÓSITO DE NIETZSCHE (6) LA HERENCIA GRIEGA 2



“El nacimiento de la tragedia” fue mi primera transvaloración de todos los valores…y yo el “último discípulo de Dionisos, yo, el maestro del eterno retorno…”

Grecia es todo un símbolo y su historia no es la que nos han contado, sobre todo desde Sócrates paseando por las calles de Atenas aleccionando, “educando” a  los jóvenes atenienses.

La historia contada de Grecia, a partir de Sócrates, es una historia racional, que no sólo privilegia a la filosofía, sino incluso a la ciencia y, desde luego, a la moral.
Historia de la que Nietzsche no sólo quiere desvincularse, sino tumbarla.

Suele decirse que Sócrates es el padre de la filosofía, pero no se dice que su filosofía es una filosofía anti-vital, que él mismo prefirió tener “razón” a seguir “vivo”.

“Si su estado de salud hubiese sido mejor –afirma Lou – hubiera podido desarrollar, merced a trabajos científicos posteriores,  el cuadro que había esbozado de la civilización griega, hasta convertirlo en imagen integral del devenir humano”

Al meterse a fondo con la cultura griega despierta en él la intuición, que desarrolla en “El Nacimiento de la tragedia”: que los griegos habían alcanzado una de las síntesis más poderosas de las dos tendencias fundamentales de la vida, y lo expresaron en su arte, específicamente en la tragedia, que se convirtió en el arte supremos de los antiguos.

Recordemos a los grandes trágicos, muy superiores a los comediógrafos.

¿Qué significa la tragedia?: el encuentro entre Apolo y Dionisos, las dos divinidades que simbolizan la mesura, la prudencia, el límite, lo luminoso de la existencia, el “principium individuationis” y, del otro lado, la desmesura, la exuberancia de la vida, la inconsciencia, la pérdida del “principium individuationis” en el Uno primordial, en el ser de todas las cosas.

El excesivo racionalismo heredado de Sócrates y la deificación que la razón ha sufrido a lo largo de los siglos nos han ocultado lo que Nietzsche nos descubre.

Entre la Razón griega, el Dios cristiano que daba razón de todo lo que existe y la Diosa Razón han intentado ocultar la realidad, que es la Vida.
Así se puede morir por Dios o por tener razón, cuando la vida nunca puede estar supeditada a nada, ella es la realidad fundamental.

Los filósofos griegos y el platonismo posterior (yo decía en mis clases que el cristianismo no era sino “un platonismo bautizado”, con el mundo celestial sustituyendo al mundo de las ideas y este mundo material, malo, pecaminoso, del que hay que renunciar para salvarse y llegar al cielo) entre ambos nos ocultaron aquel mundo tan rico de la Grecia arcaica donde floreció un culto y una concepción de la vida más aristocrática y más cercana a lo que debe ser la existencia: un juego eterno entre el sueño y la embriaguez, entre la conciencia y la inconsciencia, entre la claridad y la oscuridad, entre la ilusión del individuo y la terrible verdad que subyace a todos los seres.

Teniendo en cuenta que la existencia nada vale “solo hay dos caminos: el del santo y el del artista trágico”.
“La náusea que causa el seguir viviendo es sentido como medio para crear, ya se trate de un crear santificador, ya de un crear artístico. Lo espantoso o lo absurdo resulta sublimador, pues sólo en apariencia es espantoso o absurdo”

Nietzsche se sumerge en los antiguos misterios y extrae para el siglo XIX el elixir que permita salvar la existencia del hombre en este planeta amenazado por el optimismo científico heredado de Sócrates, el racionalismo extremo que impide penetrar las profundas esferas de la voluntad.

El hombre no es un “animal racional que piensa” sino un “animal voluntarioso que quiere y, por lo tanto, puede”.
No lo “verdadero” sino lo “bueno”.

J. A. Marina, sin ser nietzscheano, lo expresa de otra manera: “la meta, la finalidad, el objetivo, de la inteligencia no es “conocer la verdad” sino “conseguir la felicidad”.

Las fiestas dionisíacas hay que vivirlas no pensarlas.

“Cantando y bailando se manifiesta el ser humano como miembro de una comunidad superior” que llega a perder la conciencia con el vino, con el canto, con el baile, perdido en el juego común lúdico de la fiesta.
Tan distintos al filósofo aislado en su mesa, solitario, ensimismado en sus pensamientos.

¿Cómo expresar en palabras o en conceptos aquello que sólo puede ser revivido en el sentimiento profundo, en el que el hombre sólo puede “echarse a volar por los aires bailando”?

Era la pregunta de los sofistas: ¿Cómo “echar-expresar” vivencias, sentimientos, fenómenos psíquicos en moldes como palabras o conceptos?
El sentimiento escapa de las palabras como el agua escapa de la cesta que quiere e intenta cogerlo.

¿Cómo poner en discurso lo inefable?
Es necesario el símbolo, el mito.

A PROPÓSITO DE NIETZSCHE (5) LA HERENCIA GRIEGA (1)



LA HERENCIA GRIEGA. UN ANÁLISIS CRÍTICO.

Aquí comenzó todo, con los griegos.
Ellos inauguraron una forma racional de ver el mundo y el hombre, la fisis, una visión integral del hombre y de la naturaleza, frente a la concepción mítica, lo que se conoce, generalmente, como el “paso o salto del “mito” al “logos”
Y ahí comenzó a fraguarse Nietzsche, en contacto con el mundo griego.

1.- La formación del alumno Nietzsche en la Escuela de Pforta, responde a unas exigencias académicas (imposibles hoy) en la que el estudio de los Griegos y de los Latinos aparece como prioritario.
Fueron 6 años en Pforta, donde consiguió tal conocimiento y comprensión filológica que sólo faltaba complementarlos en la Universidad.
Sin embargo, en idiomas modernos apenas se exigía, todo quedaba a la voluntad y al esfuerzo voluntario.

Su pasión por los griegos y por lo griego se acrecentará con el contacto con su maestro en Leipzig, Ritschl, posteriormente en la Universidad de Basilea y en el Pedagógico de la misma ciudad, proponiendo temas de autores latinos y griegos, desde Homero a Salustio, o desde Hesíodo hasta Horacio.

Leyó con los alumnos, en el Pedagógico, las Euménides de Esquilo, el Protágoras de Platón, el libro X de la Ilíada, el Edipo Rey de Sófocles, la Primera y Segunda filípica de Demóstenes, sobre retórica griega y romana.

Este interés por la antigüedad clásica ya nunca desparecería y la citaría muy a menudo.

En Basilea participa en la polémica generada por su libro “El nacimiento de la tragedia”, que produjo una gran conmoción en el mundo académico, sobre todo en el mundo filológico alemán.
Uno de los ataques más fuertes a esta obra fue la de Wilamowitz, arremetiendo contra el joven profesor con la obra “!Filología del futuro¡ una réplica al Nacimiento de la Tragedia de F. Nietzsche”.
“…que baje de su cátedra donde debe enseñar ciencia; que reúna tigres y panteras a sus pies, pero no a la juventud filológica alemana…”

Naturalmente la cosa no paró aquí, porque respondieron a la obra de Wilamowitz el amigo de Nietzsche, Rhode, incluso Wagner.

También el poeta Hölderlin alababa el mundo griego.
“La grandeza de los antiguos, como una tempestad, me hizo doblegar la cerviz, eliminó la sangre de mi rostro…(y hacía de mí) como un abeto derribado que yace junto al arroyo y esconde en la corriente su copa marchita”.

El Idealismo parece invadir toda la filosofía alemana del XIX (Fichte, Schelling, Hegel) y toda la filosofía en general.
Fue tanta la fascinación por lo griego, y sobre todo por Platón, que hasta Alfred North Whitehead, matemático y filósofo inglés dijo que "toda la filosofía occidental no es más que una serie de notas a pie de página de la filosofía platónica".

Todo el idealismo alemán estaba obsesionado por lo griego y por los griegos, también Nietzsche, pero éste, leyendo lo mismo, lo leía, lo interpretaba, de otra manera: “Yo fui el primero que, para conocer el instinto helénico más antiguo, todavía rico, incluso desbordante, tomé en serio aquel maravilloso fenómeno que lleva el nombre de Dioniso: el cual sólo es explicable por una demasía de fuerza….juzgar a los griegos por sus filósofos, a la manera alemana, utilizar, por ejemplo, la mojigatería de las escuelas socráticas para explicar qué es, en el fondo helénico…los filósofos son, en efecto, los decadentes del mundo griego, el movimiento de oposición al gusto antiguo, aristocrático…”( “Lo que debo a los antiguos”.

Los tres grandes faros de la filosofía griega, Sócrates, Platón y Aristóteles, considerados el culmen de la filosofía griega son, para Nietzsche los grandes corruptores del espíritu griego.
Para los tres Apolo (la Razón) no sólo ha debilitado, sino matado y enterrado al otro dios, a Dioniso (la Vida)

Según Nietzsche la sangre que corre por la Filosofía griega es la lucha entre estos dos dioses, Apolo y Dioniso, el Razonar y el Vivir, lo serio y lo festivo,…y con Sócrates y su racionalismo comienza a desvirtuarse el espíritu griego.

La gran y auténtica Filosofía griega es la anterior a Sócrates, la de los presocráticos (la de algunos presocráticos, entre los que no está, ni puede estar, Parménides)

La Aristocracia, en todos los órdenes, ha cedido a la Democracia, en todos los órdenes.

La mediocridad se ha impuesto a la excelencia.

¿A quien se le puede ocurrir, sino a Sócrates, preferir la muerte (la No Vida) por tener Razón?.
¿Subordinar la Vida (lo fundamental) a la Razón (lo accesorio?

Y todo arranca, en Nietzsche, en Pforta, que es la que le da la clave para leer, y leer bien, a los griegos y a los latinos.

Combinando sus estudios de la lengua con el estudio del latín y del griego será reconocida, hasta por los profesores, la brillantez de un joven estudiante.

Su increíble autodisciplina, incluso superior a la de la escuela, a pesar de la enfermedad que ya empezaba a manifestarse con los dolores de cabeza, las jaquecas, la fiebre y la gripe, que ya no lo abandonarían a lo largo de su vida, sus lecturas no se detienen, ni sus ejercicios, siempre con el pequeño círculo de amigos a los que se mantendrá fiel, sobre todo a Paul Deussen y Erwin Rhode y durante su no dilatada experiencia docente universitaria en Basilea.
Aunque, como sabemos, irá descendiendo, cuesta abajo, hacia la soledad y la locura.

Mucho tema tanto griego como latino.

¿Pero qué busca Nietzsche en los antiguos?
La primera respuesta es “El nacimiento de la tragedia en el espíritu de la música”.
Lo dionisíaco en la cultura griega (frente a lo sólo apolíneo que han visto toda la filosofía hasta su tiempo), el simbolismo de Dionisos en la Tragedia antigua y la Música como elemento sustancial en los trágicos.

“El decir SÍ a la vida incluso en sus problemas más extraños y duros; la voluntad de vida, regocijándose de su propia inagotabilidad al sacrificar a sus tipos más altos, eso fue a lo que yo llamé “dionisíaco”, eso fue lo que yo adiviné como puente que lleva a la psicología del poeta trágico. No para desembarazarse del espanto y la compasión (Aristóteles), sino para, más allá del espanto y la compasión, ser nosotros mismo el eterno placer del devenir, ese placer que incluye en sí también el placer de destruir…”

Lo que Nietzsche estaba buscando lo encuentra en los griegos, que justifican la visión que él tenía del mundo: la transformación de la cultura y de la civilización, la salida del nihilismo y el nuevo sol que ilumine un mundo sin Dios.

Ya “nada” de o anterior nos vale porque todo había estado ligado a la presencia de Dios, que todo lo coloreaba, pero “Dios ha muerto” y hay que salir de ese nihilismo, consecuencia de “la muerte de Dios” y poner un nuevo sol que ilumine el nuevo panorama que se nos presenta, “un mundo sin Dios”.
Dios, bajo distintas advocaciones, lo había iluminado todo, pero como ese Dios ha muerto, tenemos que seguir viviendo con otro faro que ilumine el nuevo mundo sin Dios.

Lo dionisíaco simboliza la nueva vida que aparece.

viernes, 29 de junio de 2018

A PROPÓSITO DE NIETZSCHE (4)



Pero lo que no debe afectar esta tesis es a la valoración de su filosofía.
También los pecadores no sólo piensan sino que sus pensamientos no desmerecen ante los de los creyentes puros.

Y así como el animal lucha, instintivamente, no para ser feliz sino para conquistar el poder, así también el hombre, animal a fin y al cabo, no camina hacia la felicidad sino hacia el poder, hacia la acción, que, muchas veces no sólo no le proporciona felicidad sino lo contrario, la infelicidad.

“Pereat mundus, fiat philosophia, fiat philosophus, fiam”.

Es la tesis de que es un Genio, que pertenece a un tipo de seres cuya aparición en el devenir histórico de la humanidad escasea, se da, casi, por casualidad y responde a necesidades profundas de la especie.

Y ¿cómo puede interpretar un no-genio los pensamientos de un genio?

“El genio del corazón” (un texto precioso en Más allá del Bien y del Mal. ¿Qué es aristocrático?)

“La filosofía, tal como yo la he entendido y vivido hasta ahora, es vida voluntaria en el hielo y en las altas montañas, es búsqueda de todo lo problemático y extraño en el existir, de todo lo proscrito hasta ahora por la moral…”

“Nos lanzamos hacia lo prohibido: bajo este signo vencerá un día mi filosofía, pues hasta ahora lo único que se ha prohibido siempre, por principio, ha sido la verdad”

“El error (creer en el ideal) no es ceguera, el error es cobardía”…sólo los valientes pueden enfrentarse a él y vencerlo, instituyendo el reino de la verdad.
“Toda conquista, todo paso adelante en el conocimiento, es consecuencia del valor, de la dureza consigo mismo…”

Él no filosofa a la antigua usanza, con la razón, él vive la filosofía en sí misma y en sí mismo.
No es su filosofía racional, algo externo, que no roza las esferas íntimas de su ser ni modifica substancialmente sus vidas, sino que es una filosofía vivida o una vida filosófica.

Crítica a los filósofos (“De los doctos” y “De los sabios famosos”, en el Zaratustra)

“Durante demasiado tiempo mi alma estuvo sentada hambrienta a su mesa; yo no estoy adiestrado en el conocer como ellos, que lo consideran un cascar nueces…”

“Yo soy demasiado ardiente y estoy demasiado quemado por pensamientos propios”.

Ellos, los filósofos, “se parecen a los que se paran en la calle y miran boquiabiertos a la gente que pasa: así aguardan también ellos y miran boquiabiertos a los pensamientos que otros han pensado…son hábiles, tienen dedos expertos. De hilar, de anudar y de tejer entienden sus dedos. Así hacen los calcetines del espíritu”.

No se trata de hacer filosofía con otros o contra otros sino consigo mismo.
Filosofar no es una actividad racional sino una pasión, no es un concepto, es una vivencia y ¿cómo traducir eso al discurso? ¿Cómo encajonar el agua que fluye?

¡Qué bien lo caló Lou¡ “no es un profesional de la filosofía, ni un académico más, ni un profesor de Universidad corriente, ni mucho menos un “filósofo normal”, no es un erudito clásico que repite las ideas de otro¡

La filosofía es un asunto vital, la filosofía se confunde con la vida, filosofía viva y vivida o vida filosóficamente vivida.

Siente aversión por los eruditos, lo que no es de extrañar.

“El ejemplo debe ser dado por la vida y no sólo por los libros, es decir, a la manera como enseñaban los filósofos de Grecia. En el rostro, en la actitud, en la indumentaria, en la alimentación, en las costumbres, más que en las palabras o en los libros”.

La filosofía es un asunto personal, se vive, no se enseña.
Como dos de sus filósofos más queridos, Empédocles y Heráclito, que “sufren” la filosofía, que hacen de ella un “pathos” trágico, que los arrastra irremediablemente y a lo cual no pueden ni oponerse, ni oponer nada.

“Yo no quiero conquistar a nadie para la filosofía. Es necesario, y quizá también deseable, que el filósofo sea una planta rara. Nada es más repugnante que la alabanza catequizante de la filosofía, tal como hacen Séneca y Cicerón. La filosofía tiene poco que ver con la virtud”

Lou dice de él: “Vivía una idea mucho más que la pensaba, pero la vivía con una pasión tan vehemente, con una entrega tan total de sí, que a través de ella se agotaba…”

“Él accedió a la filosofía no por la puerta de las especulaciones metafísicas, sino por la de una concepción profunda de la vida filosófica; y si quisiéramos definir la finalidad suprema que su espíritu se ha forzado en alcanzar, a través de sus combates todos y todas sus metamorfosis, nada mejor podríamos hacer que citar estas palabras suyas: “Era la posibilidad de una nueva forma de la vida filosófica, más elevada de cuantas se han descubierto hasta ahora”.

¡Qué bien lo conocía esta bella e inteligente joven rusa!.

jueves, 28 de junio de 2018

A PROPÓSITO DE NIETZSCHE (3)


3.- 

¿Cómo clasificar (si es que tiene que ser clasificada) su filosofía en el panorama de una Historia de la Filosofía cuando ella no se deja atrapar tan fácilmente, generando problemas hasta a los expertos?

Tras las calabazas, ante la negativa de Lou, Nietzsche, persona extremadamente sensible, se hunde en su propia soledad, una soledad terrible, angustiosa, que lo lleva a deambular y parece que a perder el rumbo de su vida y que puede ser la causa de su filosofía, tan diferente, por tan poco racional frente a la tradición filosófica.

No tiene a nadie a su lado y nadie está frente a él, solo, un luchador solitario.
Con nadie habla y nadie le habla a él y, lo más terrible, nadie le escucha.

Su vida es un “monodrama”

Su enfermedad sigue avanzando, igual que su ceguera, por ese denominado “debilitamiento de su corteza cerebral”, irreversible, condenado a morir como su padre, demasiado joven.

“En Septiembre de 1.848 mi amado padre enfermó repentinamente del ánimo” llegó a escribir Nietzsche aunque su hermana cambiaría el texto: “…mi padre enfermó repentina y gravemente a causa de una caída”.

Su fuerte miopía le produce terribles dolores de cabeza. Está casi ciego y no puede ya ni escribir.
Garrapatea sobre un papel en una modesta pensión de la Alta Engadina donde se ha refugiado escapando de sus contemporáneos y buscando un clima favorable a su extrema sensibilidad y a su débil salud, que percibe los mínimos cambios en el clima y que le afecta en demasía.

Lou lo describe así: “…de estatura media, vestido de manera muy sencilla, pero también muy cuidadosa,…el cabello castaño peinado hacia atrás con sencillez, fácilmente podía pasar inadvertido….su gran bigote caído hacia delante,…tenía una risa suave…su forma de caminar…tenía el sello del apartamiento, de la soledad…su deficiente visión….”

Nietzsche aparece, ante sus amigos, cuando lo visitan, como una especie de condenado por la filosofía que está dándose muerte a sí mismo.

Cuando él la llama, cariñosamente, “mi querida y vieja soledad”, este nombre ya no es el adecuado porque se ha convertido en un aislamiento completo, y esto ya no es estar solo, eso es estar completamente abandonado.

Solo y enfermo, abandonado por los suyos, sin amigos incluso, incomprendido por su época, luchando contra sus contemporáneos, sin afectividad, rechazado por la única mujer a la que realmente amó, semiciego y con una afectividad a flor de piel.
Así trascurren sus últimos años hasta su muerte, un 25 de Agosto de 1.900.

A principio de Enero de 1.889 sufrió en Turín un derrumbamiento intelectual (la escena del maltrato a un caballo que se derrumba en plena calle).
Su madre lo había internado en un manicomio de Basilea y tras su muerte, en 1.897 la, para mí, no buena hermana se encargó de cuidarlo.
(En otro lugar de mi blog he escrito sobre “la hermana de Nietzsche”)

El “asesino de Dios”, el que había proclamado la muerte de Dios, no tendría a su lado ni a Dios ni a persona alguna, su vida semeja un desierto.

Tras él, la religión y la filosofía, el arte y la ciencia, la cultura en general, tomaron derroteros distintos.

Nietzsche había rechazado todo lo contemporáneo: la cultura servil, el socialismo, la democracia,…

El desplazamiento tanto de la religión como de la filosofía ya lo presintió.

La imagen que se nos ha transmitido de él –y la que quizá él mismo contribuyó a ello con su Ecce Homo – es la imagen de un hombre aterrorizado por su destino, contradictorio y convulso, incomprendido por su época y por todos, una especie de genio en explosión.

“Yo no soy un hombre, soy dinamita” –dejó escrito en su Ecce Homo.
“Conozco mi suerte: alguna vez irá unido a mi nombre el recuerdo de algo gigantesco, de una crisis como jamás la había habido en la tierra, de la más profunda colisión de conciencias….contra todo lo que hasta ese momento se había creído, exigido, santificado. Yo no soy un hombre, soy dinamita”

Y la dinamita, al estallar, rompe la roca y la convierte en migajas, la roca deja de ser roca.
Tras Nietzsche ya nada volverá a ser igual, todo lo anterior salta por los aires. Dios ha muerto y su muerte se ha llevado consigo la moral, la cultura, la ciencia, el lenguaje, los conceptos, la consideración del hombre y de la vida.
El porvenir nada tiene que ver con lo ya venido, con el pasado.

“Semejantes al jinete que, montado sobre un corcel, se lanza hacia delante, así nosotros dejamos caer las riendas ante lo infinito…”

Ya hemos visto que Nietzsche es un ser con problemas físicos agravados por su hipersensibilidad, propenso, por tanto, a ciertas enfermedades nerviosas.
Padece una grave enfermedad: “reblandecimiento cerebral progresivo”
Y aunque la mayoría de sus biógrafos la consideran como el efecto de un posible contagio de sífilis en los tiempos de estudiante en Leipzig, no queda clara la causa de su enfermedad.

Pero la tesis del contagio por sífilis, por una prostituta india le viene de perlas a la visión moralista para vender la idea de que su locura se debe a una enfermedad infecto-contagiosa, producto de sus excesos de juventud, sus muchos y graves pecados.
Así se lanza la tesis de que “el asesino de Dios es asesinado por Dios”, a causa de sus pecados.

sábado, 23 de junio de 2018

A PROPÓSITO DE NIETZSCHE (2)



 2

Desde que irrumpió Nietzsche en la tradición filosófica de Occidente son muchas las cosas que han cambiado de sitio y, por ello, tenemos que hablar –querámoslo o no- de un “antes” y de un “después” de Nietzsche y reconocer un cambio de marcha en el pensamiento que comprende no sólo a los estudios filosóficos sino incluso a la forma de hacer ciencia, política, poesía,… en el panorama contemporáneo.

Su método es fácil de entender pero no tan fácil de llevarlo a la práctica: “rumiar las ideas” una y mil veces para poder llegar a consensos  en todos los investigadores que, desde diferentes sitios del planeta, desarrollan esa labor solitaria de “la comprensión multisemántica de sus textos”.

La RAE da, al menos, dos acepciones de “rumiar”:
1.- Masticar por segunda vez, devolviéndolo a la boca, el alimento que ya estuvo en el estómago (e interpretémoslo intelectualmente).
2.- Considerar despacio y pensar con reflexión.

Así hay que enfrentarse a la Filosofía de Nietzsche, “rumiándola”.

Todos sabemos el significado de “rumiar”, que no es un simple ingerir, sino darle vueltas y más vueltas, pero en este caso a los pensamientos, hasta ponerlos en situación de alimento.

Su nuevo método filosófico, asistemático, supone una destrucción de los cánones tradicionales de hacer filosofía y supone, en el pensamiento contemporáneo, un choque contra las formas tradicionales de hacer filosofía, inaugurando una verdadera filosofía del porvenir que nos libre de las ataduras del racionalismo y del nihilismo platónico, para acceder a una era dionisíaca con todo lo que ello significa para un Occidente platonizado y cristianizado.

La filosofía de Nietzsche nos introduce por unos verdaderos laberintos lingüísticos casi imposibles de seguir para desentrañar todo un mundo de metáforas y de símbolos en los que cuelga su pensamiento.

Desde Occidente siempre ha sido considerado un pensador polémico, ambiguo y muchas veces contradictorio, por ser ajeno a plantear sus ideas en las formas tradicionales de expresarlas.

Su ruptura con el racionalismo nos introduce en un mundo a mitad de camino entre la filosofía y la poesía, ensayando metáforas y símbolos cuando los conceptos clásicos se hacen repelentes a acoger su espíritu.

Ello hace que en este “filósofo poeta” o “poeta filósofo” sea, a veces, difícil encontrar el límite de separación de lo lógico y de lo estético.

¿Podemos, somos capaces de comprender, realmente, lo que escribió cuando, en su Zaratustra afirma, tajantemente, que es un “libro para todos y para nadie”?

¿Qué oculta, pues, en el fondo de su pensamiento?
¿Qué es lo que realmente dice cuando de esa manera lo dice?

Y, si ya es difícil encontrar el límite entre la filosofía y la poesía, más difícil es lo que quiso decir con tal o cual expresión (en otro lugar he abundado en lo que significa “Dios ha muerto” (preguntarle a Google, que lo sabe todo de mí), lo que hace que su hermenéutica sea una de las más complejas de los filósofos contemporáneos.

Pensamiento rico, pero polémico y, si ello no fuera bastante, de difícil interpretación.

Nietzsche pertenece a una época histórica (el siglo XIX) y a una situación cultural concreta, la Alemania de mitad de siglo, época convulsa para su espíritu, escenario de guerras, de cambios drásticos, de movimientos nacionales, enmarcados en una Europa que busca su identidad con afán casi científico.

Perseguido por su débil salud y tratando de paliar su enfermedad se convertirá en un filósofo errante, aprovechando las condiciones climáticas de Alemania, Suiza e Italia, por donde irá elaborando lo que será su legado histórico: los libros, las notas, la correspondencia,…donde irá dejando impresas sus vivencias, a veces con tal fuerza que desubican al hombre actual.

Nietzsche no es un ángel ni un dios, sino un ser real, de carne hueso, que comparte con sus contemporáneos muchas de las dificultades, de los problemas, de las vicisitudes, de las cotidianidades del ser humano.
Un hombre que ama, que sufre, que habita y comparte una situación histórica concreta.

Thomas Mann lo describe así: “es la compasión trágica sobrecargada de peso, sobrecargada de tareas, para un alma que sólo tenía vocación de saber, pero que no había nacido propiamente para el saber y que, como Hamlet, quedó hecho pedazos por ese motivo. La compasión trágica para con un alma fina, delicada, bondadosa, necesitada de amor, predispuesta para la amistad noble, un alma no hecha en absoluto para la soledad y que tuvo que sufrir, precisamente, eso: la soledad más honda, la más fría, la soledad del criminal”

La mayoría de sus biógrafos han solido retratarlo como un hombre excepcional, fuera de su tiempo, con un alto cociente intelectual, un salvador decidido a dar cuenta de su tiempo, un héroe o un santo.
O este otro retrato, como un hombre extraño, trágico, obsesionado por sus problemas religiosos, imposibilitado de tener una vida normal, por la imagen siempre presente de su padre, aterrorizado por su hermana, incluso manipulado por ella, prisionero de un amor casi incestuoso por Elizabeth, su hermana, que está presente en la mayoría de los acontecimientos importantes de su vida.

Y, eso sí, frustrado afectivamente por la bella, joven e inteligente mujer rusa, Lou Andreas Salomé, de la que se enamoró perdidamente y con la que pretenderá establecer una “santísima trinidad” junto con su amigo de andanzas intelectuales, Paul Ree, también enamorado de Lou, y de cuyas correrías por Europa han dejado buenos testimonios las numerosas cartas que los tres se cruzaron.

Pero Lou no aceptó su petición de matrimonio y Nietzsche se hundió en una profunda melancolía de la que surgieron sus obras maestras: Zaratustra, Crepúsculo de los Ídolos (dioses), Más allá del Bien y del Mal,…todas sus obras últimas y más conocidas, incluidos sus fragmentos póstumos y su abundante correspondencia, que constituye un inmenso legado.

viernes, 22 de junio de 2018

A PROPÓSITO DE NIETZSCHE (1)




Yo me encontré con Nietzsche muy tarde.

Mi Facultad de Filosofía, de la Universidad Pontificia de Salamanca, en la que hice mis estudios, estaba regida y dirigida por curas diocesanos y frailes (Dominicos, Franciscanos, Hermanos de la Salle, Mercedarios,…) por lo que, sobre todo, casi sólo, se daba Santo Tomás y tomistas, además en textos en latín.

Se acostumbraba uno a ver, a diario, el desfile de hábitos talares varios y variados subidos en la tarima, frente a uno.

La historia de la Filosofía apenas llegaba al siglo XVIII, cuando terminaba el curso.
Así que Marx, Nietzsche, Existencialistas, Escuela de Frankfurt, Ortega y Gasset…tuvo que ser de cosecha propia.

Incluso el temario que tuve que impartir en los primeros cursos, como profesor en el Instituto, era Filosofía Escolástica pura y dura, con las 5 Vías tomistas de la demostración de la existencia de Dios, las pruebas de la inmortalidad del alma o la Ética cristiana.

Fue, poco a poco, cuando comencé a hollar temas que me atraían y atraían más a los alumnos, como Ortega, por ejemplo, o Freud o la Escuela de Frankfurt.

El mundo, a partir de los 80, iba cambiando a marchas aceleradas y en los viejos esquemas no cabían las nuevas tendencias intelectuales, los nuevos modos de ver y de vivir la vida.
Recuerdo, incluso, la expulsión, de la enseñanza pública, de un compañero, de izquierdas, por explicar detalladamente el marxismo en su contexto histórico-socio-económico del siglo XIX.

Los Directores de Instituto estaban investidos de una autoridad tal que exiliaban a una catedrática a Lanzarote o a los Pirineos por haberse quedado embarazadas estando solteras, a pesar de tener la plaza en propiedad por oposición.

Recuerdo, incluso, cuando comencé a abrirles los ojos a los alumnos en el tema de la sexualidad, por lo que mis choques con los curas de turno y su moral católica eran continuos.

Un muchacho de pueblo, como yo, procedente del mundo rural de la Castilla profunda y que había colgado los hábitos del Seminario Mayor de Calatrava, en mi Salamanca del alma, y que descubre un nuevo mundo de ideas y de vida y que intenta sintonizar con unos adolescentes que, bautizados, hecha la comunión y confirmados, abandonaban la práctica religiosa en su vida.
No eran antiteos, sencillamente, estaban descubriendo un nuevo sentido a sus vidas al margen de Dios, de los curas y de la Moral Cristiana.
Querían vivir la vida, su vida, a su aire y sin tutores religiosos.

Cuando aún no existían en los Institutos los Psicólogos, los Orientadores, y los alumnos no querían acudir al Padre espiritual, allí estábamos muchos filósofos intentando responder,  terrenalmente, a sus preguntas vitales. Hacíamos de “confesores” laicos.

Ese es, quizá, una de las mayores satisfacciones de un profesor, cuando aquellos alumnos, hoy ya maduros, te recuerdan la irrupción en el mundo de los valores laicos y, recordando tus enseñanzas, sobre todo, recuerdan el entusiasmo que le ponía en el enseñar.
El “qué” (la materia) y el “cómo” (la forma).

La lectura manifiesta de la enseñanza impartida y la lectura latente del vivo entusiasmo puesto en las clases.

¿Cuántos recreos me quedé en el aula dialogando, o discutiendo, confrontando ideas con mis alumnos, abriéndoles los ojos a un mundo nuevo y distinto?

Y de la enseñanza oral a los artículos escritos para revistas de todo tipo en las que me invitaban a participar.

Fue la lectura y la meditación de Nietzsche la que fue liberándome del yugo asfixiante de la mentalidad escolástica, de su “moral de esclavos” –en palabras de Nietzsche..
Me sentía vivo revolcándome en Dionisos y dejando a un lado a Apolo.

Me atraía la consideración de la vida como una feria con su noria y no como una escalera por la que podía subirse hacia el cielo o bajar a los infiernos, apostando por el placer de disfrutar la noria mientras se está montado en ella.

No fue fácil desencadenarse, desprenderse, dejar atrás lo moral y socialmente admitido, pero más difícil fue comenzar a vivir a la intemperie, sin ropa ajena que te cubriera.

Borrar el disco duro de la mente cuando apenas has empezado a teclear no fue fácil.

viernes, 1 de junio de 2018

LA PALABRA/EL CONCEPTO "DIOS" EN NUESTRA CULTURA OCCIDENTAL (3)


- “Lo quieras o no, la última palabra la tendrá DIOS” (siempre se hará su voluntad, aunque n o lo quieras).

- “DIOS escribe siempre derecho, pero a veces con renglones torcidos” (Aunque muchas veces no lo entendamos …)

- “DIOS acude siempre a quien le llama, pero a veces tarda en llegar” (Hay que seguir, siempre, insistiendo, pidiendo, porque, al final, llega)

- “DIOS aflige a los buenos también. Él solo sabe por qué” (Como a Job, Dios manda pruebas también a los buenos, aunque ellos no sepan por qué y crean que no se lo merecen. Son los arcanos de Dios)

- “DIOS al humilde levanta y al orgulloso quebranta” (Son las bienaventuranzas: “bienaventurados los pobres, los humildes, los que sufren,…”pobres los soberbios, vanidosos,….”. “Poneos, siempre en último lugar, así, cuando el Señor llegue….”)

- “DIOS tiene una caña muy larga, que a todas partes alcanza” (Nadie escapa a la vista de Dios, por mucho que se esconda o crea que Él no lo ve).

- “DIOS aprieta, pero no ahoga” (Aunque las pruebas sea duras, nunca acabarán con tu vida, resiste, aguanta,…)

- “DIOS castiga sin palo ni piedra” (Son infinitas las maneras con que Dios puede ponerte a prueba).

- “DIOS consiente, pero no siempre” (Nunca abuses de la paciencia de Dios porque puede que…)

- “DIOS es más grande que el mundo” (Aunque nos parezca que el mundo es infinito, Dios siempre es mayor).

- “DIOS da las nueces, pero uno tiene que aprender a limpiarlas” (Siempre habrá que cooperar en la obra del Señor, nunca se te da todo hecho).

- “DIOS me dé contienda con quien me entienda” (Ojalá que la prueba no sea sino manejable por mi parte)

- “DIOS me guarde de falsos amigos, que de mis enemigos me cuido yo” (Tener cautela ante los que aparentan ser amigos pero que…).

- “DIOS me lo dio y DIOS me lo quitó: bendito sea Dios” (Todo lo que tenemos depende de Él)

- “DIOS no ayuda a los holgazanes” (Es necesario poner de nuestra parte y cooperar, el trabajo siempre ayuda)

- “A quien se ayuda, DIOS le ayuda” (Cuando luchas por algo y se consigue, no es tuyo todo el mérito, Dios ha ayudado, aunque parezca que no)

- “A DIOS rogando y con mazo dando” (Es otra manera del “Ora et Labora” de los monjes. No basta con pedirlo, hay que merecerlo)

- “DIOS no cumple todos nuestros deseos. Afortunadamente” (No pidas cosas imposibles)

- “DIOS no dio alas a las culebras, porque aun volando morderían”

- “DIOS no pone problema tal, que no pueda resolverse”

- “DIOS nos dé lo necesario, que ser rico es un calvario”.

- “DIOS nos libre del hombre de un solo libro”

-“DIOS nos libre de sufrir todo lo que el cuerpo puede soportar”

- “Desde el principio de la creación, de DIOS en la mente ya estaba yo (La Presciencia divina).

- “DIOS perdona a quien su culpa llora” (Bienaventurados los arrepentidos…es necesario el arrepentimiento)

- “DIOS perdona siempre, los humanos a veces, la naturaleza nunca”.

- “DIOS pocas veces quiere obrar, Él prefiere cooperar” (Los milagros no ocurren fácilmente, hay que currárselos)

- “DIOS da la enfermedad y también el remedio (menos para la última” (Al final, la muerte siempre)

- “DIOS retarda la justicia, pero no la olvida”

- “DIOS te dé paz y paciencia y muerte con penitencia”

- “Que DIOS nos coja confesados”.

- “DIOS es un seguro pagador” (los méritos que hagas siempre serán recompensados)

- “Los molinos de DIOS muelen despacio”

- “DIOS templa el viento para el cordero esquilado” (Nunca te abandonará totalmente)

- “Invoca a DIOS, pero no navegues entre los escollos” (No tientes a Dios)

- “A quien madruga DIOS le ayuda”.

- “DIOS amanece para los buenos y para los malos” (Dios es Padre de todos los hombres)

- “El vecino, como DIOS te lo diere; el amigo, como tú lo eligieres”.

- “O con el mundo o con Dios; pero no con los dos” (hay que elegir, no se puede servir a dos Señores…)

- “Socorrer al porDIOSsero es prestar a DIOS dinero” (Él te lo devolverá. Y con creces)

- “De ésta me saque DIOS, que en otra no me…”


LA PALABRA/EL CONCEPTO "DIOS" EN NUESTRA CULTURA OCCIDENTAL (2)


- “DIOS, DIOS, DIOS” (y repetido) es el grito que yo tengo en la recámara para el día que me toque el euromillón.

- “DIOS, DIOS, DIOS” es el gemido-grito que el varón jadea cuando, subiendo, está a punto de llegar a la cima del orgasmo que responde a “¿cómo es posible tanto placer”) y (repetido, muchas veces por un “sigue, sigue, sigue”.

- “Que DIOS le ampare” (era mi único recurso, verbal, de estudiante, cuando sólo tenía perspectivas ricas, pero bolsillos vacíos).

- “Que Dios se lo pague” (era la recompensa, verbal y sentida (seguro estoy) cuando a un/a porDIOSero/a le ponía algo en su mano o en su bote)

- “¡Por DIOS!” (lo que todo decimos cuando nos extraña lo que dice o lo que hace alguien conocido)

- “Vaya Ud. con DIOS” (un deseo, a veces, quizá, no sentido, pero sí pronunciado ante una despedida).

- “DIOS lo ha castigado” (cuando un creyente valora una circunstancia adversa a un no creyente)

- “Soy ateo por la gracia de DIOS” (decía Buñuel)

- “Yo no aguanto este sinDIOS” (en la película “Amanece que no es poco”)

- “Que baje DIOS y lo vea” (quiero habérselo oído decir, o leído, a Santiago Carrillo es sede parlamentaria)

- “Si DIOS quiere y el tiempo no lo impide” (mañana, domingo, a las 5 de la tarde tendrá lugar la corrida de…)

- “ADIÓS” (despedida habitual).

- “Bendito sea DIOS” (cuando, al final, el alumno acierta con la respuesta adecuada)

- “Estaría de DIOS” (cuando ocurre alo inesperado y, generalmente, desgraciado).

- “Hacer las cosas como DIOS manda” (cuando se afirma que las cosas deben hacer según la noma).

- “Le ha venido DIOS a ver” (cuando la suerte le sonríe a alguien)

- “Dejado de la mano de DIOS” (cuando a alguien todo le sale mal).

- “Esto no hay DIOS que lo entienda” (que le decía yo, a algún alumno, cuando intentaba leer lo que ponía en un examen)

- “DIOS, DIOS, DIOS” (que decía yo ante el golazo de la joven malagueña en la selección nacional femenina hace, tan sólo, unos días)

- “Te juro por DIOS” (acompañado, a veces, con la coletilla de “y, si no, que me castigue”) (poner a Dios por testigo, para afirmar y reiterar que es cierto lo que dices, has dicho o hecho)

- “Que DIOS nos proteja” (ante una posible calamidad o infortunio)


LA PALABRA/EL CONCEPTO "DIOS" EN NUESTRA CULTURA OCCIDENTAL (1)

¿Cuál es vigencia de la palabra/concepto “Dios” en nuestra cultura y en nuestra vida cotidiana, a pesar de la progresiva secularización de la sociedad y del avance del laicismo?

La palabra “Dios” ha estado en nuestra boca y en la punta de nuestra lengua, y la hemos pronunciado muchísimas veces.

! He oído tantas veces decir que los libros de la Biblia eran textos históricos, textos religiosos, textos proféticos, revelados por Dios, inspirados… que…. ¡

Pero desde el primer curso de filosofía, y ya en ética, le insistía a mis alumnos qué campos semánticos, qué horizontes tan distintos, son el del SER, el del DEBER y el del PODER.

No se puede dar el salto, de manera lógica, correcta, del SER al DEBER ser, pero sí al POER ser.
Si algo ES, es porque PUEDE ser, pero no porque algo SEA, DEBE seguir siéndolo.

Cuando mis alumnos me decían: “Siempre ha HABIDO ricos y pobres”, yo les respondía que del HECHO de que así haya SIDO siempre, y hasta hoy, no quiere decir, no se puede concluir, que DEBA seguir SIÉNDOLO, habiéndolos.

Claro que, si así ha SIDO es porque PODIA serlo, pero no que DEBA seguir siéndolo.

Es el clásico adagio (¡perdón por el latinajo¡): “ab ESSE ad POSSE valet ilatio, sed ab POSSE ad ESSE non valet ilatio”.

Que el Cristianismo ha influido mucho, muchísimo, a lo largo de más de 2.000 años en la cultura occidental, nadie lo duda.
A todos los niveles.
A nivel social, a nivel político, a nivel moral, a nivel familiar, a nivel económico, a nivel artístico, literario, poético, bibliográfico, vital,…incluso lingüístico y semántico.
Expresiones de uso corriente que tienen origen bíblico o cristiano:

- “Buenos días nos dé DIOS” (era el saludo habitual al levantarte y ver al primero de la familia).

- “Hasta mañana, si DIOS quiere” (siempre lo decía, de niños).

- “Quedad con DIOS” (les digo a diario a mis compañero de gimnasio cuando, tras ducharme, allí los dejo)

- “Que DIOS te ayude” (la despedida de mi familia cuando iba a examinarme, aunque fuera del carnet de conducir)