FACTORES DEL ENTE HUMANO.
Imagínate un triángulo.
En uno de sus ángulos, en el
Primero, estaría
En otro ángulo, en el
segundo, estaría el factor Socio-cultural,
En el tercer ángulo estaría
Las corrientes materialistas
eliminan, sistemáticamente, el factor número tres, el factor espiritual.
El factor número uno es, de
alguna manera, lo que los griegos denominaron “bios”, como “zoe” (animal) o
como “sarx” (carne).
El factor número dos es el
“opus operatum” (lo operado por el hombre), lo que el hombre ha hecho a lo
largo de la vida, a lo largo de la historia.
El factor número tres, el de
la esfera del “pneuma” o espíritu, es el ámbito de las acciones personales, es
el “opus operans”, la acción en cuanto ejecutada personalmente.
1.- EL FACTOR BIOLÓGICO.
A.- EL CUERPO.
No es que “tengamos” cuerpo,
“somos” cuerpo, aunque no sólo cuerpo.
Suele distinguirse entre
“cuerpo-objeto”, que es el que analizan las ciencias (el ojo, el páncreas, el
cerebro,…).
Es el cuerpo, todos los
cuerpos, el mío o el de mi vecino, su corazón o mi corazón (el corazón) y el
“cuerpo-propio”, el de cada uno, el tuyo o el mío, que no son iguales, sino
desiguales, pero no idénticos, sino distintos.
Ya no es el “cuerpo que
tengo”, sino el “cuerpo que soy”, el que lo vivo yo, y sólo yo.
Las ciencias (como antes
hemos indicado) se ocupan del “cuerpo-objeto”, como lo hace, por ejemplo, la
biología, el cuerpo en general, obviando su peso, su talla, su color,…
B.- HERENCIA Y EVOLUCIÓN.
El ser humano es fruto de
“herencia” y de “evolución” o, en palabras ya clásicas, las de Monod, es “el
resultado de la necesidad y del azar”.
Mientras la herencia
“conserva”, la evolución “selecciona” y modifica el material heredado de los
progenitores.
El parecido entre hijos y
padres tiene su explicación en que cada individuo proviene de un óvulo materno
y de un espermatozoide paterno.
El código genético viene
constituido por el conjunto de genes o unidades y por el orden en que éstos se
hallan.
Ese código determina la
estructura y las propiedades del nuevo organismo, exactamente igual que el
orden de las letras en una palabra puede modificar su sentido (no es igual
“Mierda” que “Mérida”, “roce” que “cero),…
Una bacteria, por ejemplo,
viene constituida por un código de unos 10 millones de unidades o signos,
mientras que el código genético del
hombre tiene varios miles de millones de signos o elementos moleculares de ADN.
La herencia está dirigida por
un mecanismo de copia, representado por la duplicación del ADN.
Dicho mecanismo permite la
conservación del código y, a su vez, de los accidentes que sobrevienen a éste.
Existen posibilidades de
manipular el código o programa genético (así se hace ya con bacterias a las que
se modifica su patrimonio hereditario añadiendo, por ejemplo, un gen.
Igual que con este ordenador
yo puedo “cortar” y “pegar” un texto, igualmente puede hacerse con el código
genético, “cortando” un trozo del código “en mal estado” y “pegando” un trozo
de código “sano”, por lo que puede eliminarse una malformación genética.
Las leyes hereditarias, o de
copia, favorecen la estabilidad (Linneo y Cuvier, en el siglo XVIII son,
todavía, “fijistas” (defensores del“fixismo”), oponiéndose a la evolución de
las especies, lo que defendió Darwin, la “evolución biológica” (teoría
evolucionista).
Siendo opuestas la “herencia
biológica” (“necesidad”) y la “evolución biológica” (“azar”) ¿cómo se dan
ambas?.
Varias teorías dan cuenta de
ello: Lamark, Darwin, Weisman”, Hugo de Vries, Simpson,…han proporcionado diversas
respuestas a la pregunta anteriormente planteada.
Desde el Origen de la tierra
(¿4.500 millones de años?) hasta que apareció la vida (elemental) sobre la
tierra (¿3.700 millones de años?), los vertebrados (¿500 millones de años?),
los mamíferos (¿200 millones de años?), los Prosimios (¿70 millones de años?)
pasando por los simios, oligopitecos (àpequeños monos actuales), aelopitecos (àgibbones), aegyptopitecos (àchimpancés, gorilas, orangutanes), propliopitecos (àhombres?), ramapitecos (àtransición hacia la posición erecta, hace 14 millones
de años), australopitecos (5 millones de años) homo habilis (4 millones de
años), la vida en grupos (3.500.000 años), instrumentos de piedra y hueso
(3.000.000 de años), construcción de refugios (1.800.000 años), pitecántropus o
“homo erectus” à fuego, 500.000 años), homo sapiens sapiens (50.000 años)
(Estas escalas de tiempo,
son, naturalmente siempre aproximadas, nunca exactas, y cuanto más va
sabiéndose más van cambiando)
Los Mecanismo Intrínsecos
determinan la aparición de individuos diferentes de sus padres.
Aparece (¿azar?) un cambio en
el programa, una mutación génica y se transmite a la descendencia el gen
modificado y cuando se produce un cruce entre individuos con mutación se
produce la recombinación génica.
Los Mecanismo Extrínsecos
condicionan la selección de los nuevos grupos y si el carácter adquirido es
beneficioso, de cara a adaptarse al medio ambiente, se extiende a toda la
especie y si no, muere y desaparece.
Y así, de mutación
beneficiosa a mutación beneficiosa la especie se transforma, apareciendo una
nueva especie.
La aparición de la especie
humana obtiene explicación biológica (aunque no quede totalmente explicada) con
los mecanismos descritos.
El hombre no sólo se parece
al animal sino que, de alguna manera, proviene de él, de suerte que la
diferencia actual entre ellos debería explicarse como una rama (secundaria)
que, en un principio, está injertada en la rama animal.
Pero esa diferencia no
siempre ha sido como ahora la vemos, como si fueran dos líneas o ramas
paralelas.
Desde la primera rama o árbol
original, según van pasando los años, cientos, miles o millones, van surgiendo
ramas y más ramas posteriores hasta llegar a la rama del Homo Sapiens
Neandertalensis y de esta rama sale la que llega hasta nosotros el Homo Sapiens
Sapiens o de Cromagnon.
A medida que va ascendiéndose
por las ramas va ascendiendo el peso del cuerpo, la capacidad craneana (mayor
en el macho (varón) que en la hembra (mujer), así como la duración máxima
estimada de vida.
Las pruebas de la evolución son de carácter lógico: de los diversos datos paleontológicos, anatómico-comparativos, embriológicos, citológicos (variabilidad cromosómica) y bioquímicos se infiere la hipótesis evolucionista que, en la actualidad, es ya una teoría, dadas las muchas pruebas coincidentes.
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