CLASES DE SABERES.
Desde el mismo momento que me
encontré con la filosofía, desde la primera clase, me enseñaron que, sobre
cualquier hecho o acontecimiento podemos tener conocimiento en diverso grado.
Así, por ejemplo, la salida y
la puesta del sol la percibimos hoy como las ha percibido siempre, desde que el
hombre es hombre.
Pero durante miles y miles de
año se creyço, por ello, que el sol giraba alrededor de la tierra ya que así lo
percibimos, el movimiento del sol y la tierra estática, hasta que, ayer mismo,
se tuvo conocimiento de la estructura del sistema solar y que era el sol el que
estaba en el centro y los dos movimientos de la tierra alrededor de él, dando
lugar, uno, el de rotación, a los días y las noches y el otro, el de
traslación, a las 4 estaciones, por lo que pudo explicarse estos fenómenos de
un modo científico.
El primer modo de saber, que
se basa en las inmediatas apariencias sensibles y en la experiencia, pero que
no formula leyes, constituye lo que se llama: SABER VULGAR.
El otro modo de saber, el
SABER CIENTÍFICO, por el contrario, pretende conocer los hechos por “sus
causas” y, en la ciencia moderna, trata de formular leyes en las que se expresa
la regularidad con que esos fenómenos acaecen.
Ya había dicho Aristóteles
sus diferencias pero, además, distinguía, dentro del “saber vulgar” (del
pueblo, de la gente, del vulgo) la mera “opinión particular” de la
“experiencia”.
Ésta última supone la memoria
y el establecimiento de algunas analogías entre los hechos.
Así, por ejemplo, un
curandero que ha observado que ciertos remedios surten buen efecto en algunas
enfermedades, los aplica cuando encuentra a un enfermo que presenta síntomas
análogos a los otros enfermos a los que ya ha tratado por el mismo
procedimiento, aunque no sepa por qué razón estos remedios son eficaces, es
decir, aunque no conozca las verdaderas causas de esas enfermedades, ni, por
tanto, pueda justificar científicamente qué remedios serán los adecuados y por
qué razones.
El conocimiento del curandero
no es una mera opinión arbitraria, sino que se basa en la experiencia que ya
tiene.
Pero ese saber empírico es,
todavía, un SABER VULGAR porque, aunque sabe, no da razón suficiente de lo que
sabe.
Sabe que va a ocurrir, porque
siempre que se ha dado el primer hecho, a continuación, se ha dado el segundo,
pero no sabe la causa por la que ese ocurre.
Un buen médico, que sepa las
causas de las enfermedades y sepa con qué remedios ha de combatirlas posee un
saber superior, un “saber por causa”, sabe por qué va a ocurrir (no sólo que
ocurra), sabe su “porqué”, y su saber es un SABER CIENTÍFICO.
Lo mismo dice Aristóteles que
ocurre entre el saber de un albañil y el de un arquitecto.
Sólo éste conoce las leyes de
la construcción y, como sabe de la resistencia de los materiales, sabe “por
qué” ha de construirse así.
Puede ocurrir que, en la
práctica, el hombre “experimentado” (un buen albañil) aventaje, en ocasiones,
al que conoce la teoría y no tiene todavía experiencia, pero el “saber
científico” no es por esto inferior al “saber vulgar”, ya que está mejor y más
profundamente fundamentado, y pueda añadir la experiencia que permita su mejor
aplicación a la realidad.
En las ciencias muchas veces
no se llega a enunciar las causas de los fenómenos y se limitan a establecer
las leyes que expresan la regularidad del acaecer de los fenómenos.
Aunque, actualmente, las
ciencias han avanzado tanto que al conocer los componentes de un medicamento y
el funcionamiento del organismo “sabe por qué ese medicamento cura esa
irregularidad en el funcionamiento normal del cuerpo”.
Pero, aunque su saber no es
un saber que va a las causas, el conocimiento de las leyes puede permitir mejor
elevarse a un conocimiento causal.
“Saber que ocurre” (como el
vulgo sabe que a tal hora aparecerá el sol por aquel lugar, elevándose) es un
saber inferior a “saber por qué ocurre” (porque al girar la tierra, sin luz,
llega el momento de ponerse en contacto con la luz, a través de su rotación).
Otra cosa es el SABER
FILOSÓFICO.
Si el saber científico se
queda en conocer las leyes y alcanza sólo las causas próximas o más inmediatas
explicativas de los hechos, estas causas son sólo “causas próximas”.
Pero por el proceso de la
“abstracción de primer grado” llevada a cabo por el entendimiento,
prescindiendo de las particularidades o determinaciones cualitativas, y
quedándose sólo en lo común que tienen una silla, una maceta, una pala, unos
zapatos,…que es que todas ellas son “materia”, las Ciencias de tipo Físico
estudian la materia común a objetos distintos (sea la física, la química o la
biología). Ciencias Materiales.
Y, en una “abstracción de
segundo grado” en la que se prescinde también de las cualidades y se quedan
sólo con la “cantidad”, surge
Así, si decimos que en una
clase hay 50 alumnos, y cada uno es como es, cada alumno representa una unidad
igual a cualquier otro, aunque, en realidad, cada alumno sea una persona co
caracteres muy diferentes, pero a
Pero el saber humano puede
intentar penetrar más profundamente en los seres, tratando de alcanzar causas
más hondas y generales, que suelen llamarse “causas últimas” y realizando, para
esto, una abstracción más radical, “abstracción de tercer grado”, en la que se
prescinde de todas las diferencias que singularizan los seres, para alcanzar su
“esencia” “qué son”.
El saber así obtenido es el
SABER FILOSÓFICO.
No se trata simplemente de un
saber más general o que abarque un mayor número de objetos, sino un saber que
se alcanza en un plano diferente y más profundo que el del saber científico.
Por esto las ciencias tienen
sus objetos definidos, mientras que el saber filosófico puede referirse a todos
y a cada uno de los objetos, pero tratando de averiguar siempre lo esencial en
ellos.
Para quedarnos con lo
“esencial” de los objetos debemos prescindir, abstraer, de lo “accidental”, las
determinaciones cualitativas y cuantitativas que singularizan a cada uno de los
objetos, sean los que sean.
Cuando hayamos alcanzado este
saber estaremos en la esfera del SABER FILOSÓFICO.
El cuarto tipo de saber es el
SABER TEOLÓGICO, que intenta remontarse a
Pero este Saber Teológico,
para acercarnos a la existencia y a la esencia de Dios podemos intentarlo sólo
con la capacidad natural de
Ésta permanece en el terreno
del saber filosófico en cuanto apela sólo a la razón.
Si recurrimos a medios
sobrenaturales (como
Si por vía natural podemos
llegar a saber algo sobre la existencia y los atributos de Dios (las 5 vías tomistas
para llegar a la existencia de Dios y las 3 vías para determinar sus atributos)
esto significa que el Saber Filosófico y el Saber Teológico se complementan y
se armonizan entre sí.
En realidad, todos los
saberes se armonizan entre sí, pues todos se dirigen a un mismo fin: el
conocimiento de la verdad y, como la verdad es una, no puede haber
contradicción entre los diversos modos de saber, sino sólo aparente.
Y cuando ha ocurrido que un
saber científico parecía oponerse a alguna verdad revelada, conociéndolo mejor,
más profundamente, han terminado armonizándose.
El Saber Científico, el Saber
Filosófico y el Saber Teológico se desarrollan en planos distintos, pero todos
convergen al mismo fin.
¿Y lo sencilla o simple que
era
1.- FILOSOFÍA DEL SER (Tanto
del “ser posible” como del “ser real”):
.- Referente al Ser en general: ONTOLOGÍA,
.- Referente al Ser Físico: COSMOLOGÍA RACIONAL.
.- Referente al Ser Humano: ANTROPOLOGÍA.
.- Referente al Ser Divino: TEOLOGÍA.
2.- FILOSOFÍA DEL
CONOCIMIENTO:
.- Estructura del Pensamiento: LÓGICA.
.- Valor y límites del Conocimiento: CRÍTICA, EPISTEMOLOGÍA
O TEORÍA DEL CONOCIMIENTO.
3.- FILOSOFÍA DE LACONDUCTA:
.- Moral Individual.
.- Moral Social.
Y si se considera el obrar
humano, en general, tendremos, además:
Además
(ASÍ ERA COMO ME LO ENSEÑARON
EN EL INSTITUTO, COMO ALUMNO, EN AQUELLOS TIEMPOS DEL FRANQUISMO EN QUE LA
ÚNICA FILOSOFÍA QUE PODÍA Y DEBÍA ENSEÑARSE ERA LA “FILOSOFÍA ESCOLÁSTICA” O
“TOMISTA”,
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