1.
La típica, clásica y
aristotélica definición del hombre domo “animal racional” “definición por el
“género próximo” (“animal=viviente sensible”) y la “diferencia específica”
(“racional” = dotado de razón, que razona”) define al hombre, porque sólo a él,
entre todos los animales, le corresponde, pero también sólo a él le corresponde
la definición de “bípedo” (dos pies) “implume” (sin plumas, sin alas) aunque
ésta definición sea más “descriptiva” que “esencial”
Cuando Platón dio la
definición de “hombre”, que daba Sócrates
como “bípedo implume”, por lo cual había sido bastante elogiado,
Diógenes el Cínico, otro discípulo de Sócrates, desplumó un gallo y, ante el
asombro de los discípulos y del mismo Platón, lo soltó en
Entre la sorpresa y risas de
sus discípulos salió Platón al frente respondiendo: "no te preocupes, le
agregaremos algo a la definición" y gritó a Diógenes: "El hombre es
el bípedo implume con uñas anchas".
(Y, ya que estamos con
Diógenes, me permito una “digresión”.
Decir de él que este
“Sócrates delirante”, como lo llamaba Platón, caminaba descalzo durante todas
las estaciones del año, dormía en los pórticos de los templos, envuelto
únicamente en su manto y tenía por vivienda una tinaja.
Cierta vez pensó que le
sobraban cosas entre todas sus pertenencias: tenía su bastón, que necesitaba
para caminar; tenía su manto, que le cubría y su zurrón, que contenía una
escudilla y un cuenco para comer y beber, respectivamente.
Un día, en uno de sus paseos
por la ciudad, vio cómo un niño comía lentejas en un trozo de pan y cuando al
terminar sus lentejas bebió agua con las manos en una fuente, Diógenes pensó y
dijo: “Este muchacho me ha enseñado que todavía tengo cosas superfluas porque si
come sus lentejas con un trozo de pan y cuando termina con ellas bebe agua con
sus manos, no necesito ni mi escudilla ni mi cuenco" y acto seguido arrojó
contra el suelo ambos y siguió caminando.
(Son muchas las anécdotas que
se cuentan de él: cuando se masturbaba en público, cuando escupió a la cara a
quien lo había invitado a comer, con el candil encendido en pleno día “buscando
un hombre”, cuando decía ver “mesas” y “tazas” y no la “mesidad” ni la
“tacidad” (contra
Aunque la anécdota más famosa
fue cuando, en Corinto, se topó con Alejandro Magno, nada menos que con
Alejandro Magno.
Se dice que una mañana,
mientras Diógenes se hallaba absorto en sus pensamientos y tomando el sol fuera
del gimnasio que estaba a las afueras de Corinto había mucho ajetreo, se decía
que el rey, Alejandro Magno, había llegado, y tal era la fama que tenía
Diógenes que el propio Alejandro estaba interesado en conocer al famoso
filósofo, y antes de que pudiera saber Diógenes qué ocurría, se vio rodeado por
un montón de ciudadanos de Corinto y se produjo el encuentro.
Llegó Alejandro Magno
acompañado de su escolta y de muchos hombres más.
Alejandro Magno se puso frente
a él y dijo: "Soy Alejandro", a lo que respondió Diógenes: "Y yo
Diógenes el perro" (“cínico” significa “perro”). Hubo murmullos de asombro
ante la sorprendente respuesta del filósofo, pues nadie se atrevía a hablarle
así al rey.
Alejandro preguntó: "¿Por
qué te llaman Diógenes el perro?", a lo que le respondió Diógenes:
"Porque alabo a los que me dan, ladro a los que no me dan y a los malos
les muerdo".
De nuevo, más murmullos, pero
Alejandro no se dejó inmutar por esas respuestas y le dijo: "Pídeme lo que
quieras", por lo que, sin inmutarse Diógenes, le contestó: "Quítate
de donde estás que me tapas el sol".
Se hizo una exclamación
generalizada de todos los presentes ante una petición tan pobre a un hombre que
todo lo podía dar.
Alejandro, sorprendido, le
preguntó: "¿No me temes?", a lo que Diógenes le contestó, con gran
aplomo, con otra pregunta: "Gran Alejandro, ¿te consideras un buen o un
mal hombre?", a lo que Alejandro le respondió: "Me considero un buen
hombre", por lo que Diógenes le dijo: "Entonces... ¿por qué habría de
temerte?".
Toda la gente se escandalizó,
Alejandro pidió silencio y dijo: "Silencio... ¿Sabéis qué os digo a todos?
Que si no fuera Alejandro, me gustaría ser Diógenes".
(Fin de la digresión sobre
este hombre)
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