. OBJETIVIDAD DEL
CONOCIMIENTO.
Gran parte de la tradición
filosófica creyó posible alcanzar un conocimiento verdadero de la realidad,
conocimiento que debería ser el mismo para todo aquel que pensase
adecuadamente.
La filosofía tradicional
confiaba en la posibilidad de utilizar la razón desprendida de cualquier
motivación personal distinta a la de la propia pasión por la verdad, de
cualquier elemento subjetivo que pudiera afectar a su imparcialidad; en
definitiva, creyó posible un conocimiento objetivo del mundo.
Nietzsche considera que la
confianza en la posibilidad de este tipo de conocimiento descansa en una
creencia aún más básica, la creencia en algún tipo de realidad absoluta (el Mundo
de las Ideas de Platón o el Dios cristiano); sin embargo si esta realidad
absoluta es una construcción de la fantasía humana, si realmente Dios no
existe, la confianza en este tipo de conocimiento carece de sentido.
Si aún queremos hablar de
conocimiento, concluye Nietzsche, debemos aceptar su carácter relativo,
subjetivo; todo el conocimiento humano es mera interpretación del mundo,
depende de la perspectiva vital en la que se encuentra el individuo que lo
crea.
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