RELIGIÓN Y POLÍTICA. (12)
Tras las revelaciones, Mahoma
se convirtió en un predicador aunque tuvo que huir a Medina.
Allí prendió su doctrina y se
instituyó, también, como un líder social y político, organizador de la nueva
sociedad musulmana.
Ya nunca se separarían ambas
facetas.
La expansión islámica,
posterior, supuso una nueva forma de organización social y política, pero
basada en el hecho religioso como fuente de legitimidad.
El nexo que unía a los
integrantes de la comunidad era su pertenencia a la religión musulmana. Por
ello, en este nuevo orden la legitimidad era teocrática: Alá era el soberano
absoluto, Mahoma, su mensajero, y sus sucesores, los califas, gobernaban bajo
la protección del soberano absoluto, Alá.
Por tanto, la división entre
los poderes político y religioso no tenía sentido en la comunidad islámica,
porque la legitimidad del Estado provenía del ámbito religioso.
La sociedad no era, pues, una
sociedad civil, regida por el poder político, sino una sociedad religiosa, una
comunidad religiosa, estuviera asentada en cualquier parte.
El Estado que gobernaba a los
musulmanes era el estado del Islam y la aprobación divina apoyaba su causa.
La religión no era un
elemento más de la sociedad, sino la base, el fundamento de la misma.
Mientras para el Occidente
moderno la unidad básica de la organización política es el Estado-nación, para
la mayoría de los musulmanes es la religión el principal elemento de
organización e identidad común.
Sólo después. la religión
islámica se dividió en naciones, con caracteres diferenciadores y, por lo
tanto, con una tensión entre una identidad religiosa y otra de tipo político
(llámese nacionalismo, socialismo o comunismo).
Para los musulmanes toda la Europa cristiana, desde el
siglo VIII hasta el siglo XX, sean franceses, alemanes, italianos, españoles,….
para ellos todos son/somos “infieles” y ellos no se identifican como turcos o
árabes o indios,… sino como “musulmanes”.
Incluso en algunos sectores
de la Umma
siguen con el ideal que supondría ser gobernados por UN solo gobierno islámico
que integre a toda la comunidad según su identidad religiosa.
Precisamente es la
consecución de ese ideal el objetivo de lucha permanente de algunos movimientos
islámicos fundamentalistas.
Esa tensión entre identidad
religiosa y nacionalidad se observa, hoy, en todo el mundo musulmán, con
diferencias señaladas entre unos países y otros.
Su historia los ha
condicionado.
No es igual Irak y Palestina,
que, tras la 1ª guerra mundial, quedaron bajo mandato británico, o Siria, bajo
mandato francés.
Tanto Gran Bretaña como
Francia reorganizaron los límites fronterizos según sus propios intereses y
estructurando las administraciones estatales según modelos occidentales.
Los franceses subdividieron
Siria y crearon el Líbano, y los ingleses hicieron lo mismo en Transjordania,
que luego se transformó en Jordania, atizando, así, resentimientos en la zona,
o traicionando a Arabia a quien, a cambio de la lucha contra los turcos
otomanos, se le había prometido una cesión territorial, luego incumplida.
El avispero estaba servido.
Cuando a mediados del siglo
XX lograron su independencia, tras el proceso de descolonización, se creía que,
por fin se separarían los ámbitos de la Religión y de la Política.
Y todo salió al revés.
Crecieron las organizaciones
que reivindicaban la islamización de la sociedad musulmana.
Y este movimiento islamizador
siguió creciendo en años posteriores.
Hoy asistimos, en vivo y en
directo, a ese proceso islamizador.
Todo estado organizado se
asienta en unas normas jurídicas, pero para los estados islamistas será la Sharía , ley islámica, que
es una serie de disposiciones éticas y legales que se estructuran a partir del
Corán y la Sunna
(palabras, actos y reflexiones de Mahoma, reunidas en los hádices).
Es decir sobre unas bases
religiosas, éticas y políticas del siglo VII se estructuran los estados de los
siglo XX y XXI.
Cómo debe conquistarse y
ejercerse el poder, la legitimidad y autoridad del gobernante, los deberes de
gobernantes y súbditos, las relaciones comerciales, el derecho familiar, el rol
de la mujer, la alimentación e higiene personal…. de hace siglos puestas en
práctica en el siglo XXI.
¿Alguien se imagina resucitar
modos de vivir y de comportarse, medievales, en el mundo occidental?.
Fusión de los ámbitos
religioso y político sobre la base de una ley divina, revelada a Mahoma, hace….
Y así sigue en algunos países
islámicos (Arabia Saudí, Irán, Afganistán y ciertos países del Golfo Pérsico).
Pero en otros no es la Sharía el sistema jurídico
dominante y sólo se utiliza para reglamentar cuestiones de familia.
En este ámbito sí que sigue
vigente (la mujer, el matrimonio, los hijos, el trabajo, el vestido,…)
Muchos de esos países se han
occidentalizado y han creado un “derecho positivo” acorde a los tiempos que
corren.
Conscientes de que el Corán y
la Sunna ,
válidos como fuentes legislativas en la primitiva etapa de expansión,
desentonaban con las circunstancias actuales y habría que reinterpretarlos.
Pero eso no obsta a que
sectores vinculados al islamismo sigan reclamando la islamización de todas las
leyes.
El problema surgirá cuando
aparezcan distintas interpretaciones según diferentes escuelas.
¿Cuál elegir?.
¿A cuál adscribirse?.
Porque no era igual la
interpretación liberal que la conservadora-rigorista, de la escuela “hanbalí”,
reaccionaria, que proponía un regreso a la religión pura de los antiguos,
aplicando “literalmente” tanto el Corán como la Sunna , siendo el antecedente
más antiguo del islamismo radical moderno, con su defensa a ultranza de la
“pureza original” del Islam, especialmente de la primera comunidad de Medina,
descartando toda otra interpretación como “desviacionismos”.
Así surgen tanto el
Wahhabismo en Arabia Saudí, como los Hermanos Musulmanes en Egipto, como la
universal Al-Qaeda de Osama Bin Laden.
Cuando mucha población
musulmana emigre, por motivos laborales y económicos, al mundo occidental,
manteniendo sus esquemas mentales y su doctrina, y teniendo Occidente
normativas tan distintas, comenzando por la separación de poderes, ¿qué hacer?.
Cuando a través de las
mezquitas, legalmente erigidas según la normativa occidental de la “libertad de
religión” sigan “erre que erre” predicando ideas, creencias y comportamientos
ilegales en el mundo occidental (politeísmo, pegar a las mujeres, la burka o el
yihad, sacar de las escuelas a las niñas ante la primera aparición de la
regla,….¿Qué hacer?.
Cuando la palabra del Imán de
turno sea palabra de Dios, a su través, y ésta sea contraria a la normativa
legal del país en que se encuentran ¿Qué hacer?
Quizás algunos lo tengan
claro, incluso clarísimo. Yo NO.
No hay comentarios:
Publicar un comentario