LIBRES.
El Ágora para Grecia fue lo
que la Comunidad
Mística para los medievales y el Mercado para el Capitalismo.
Los lugares privilegiados en
que los hombres se sentían/se sienten LIBRES.
Libres para dialogar, libres
para rezar, libres para comprar.
Sólo los primeros fueron,
realmente libres, los otros fueron y son esclavos del poder religioso y del
poder económico.
BUENO/MALO.
Bueno es lo que yo siento
como bueno o lo que la sociedad determina o lo que Dios manda.
Dios o yo/nosotros, no puede
haber otros órganos de poder en la conciencia.
O la sumisión absoluta de la
fe, o la asfixiante presión social o la absoluta libertad del sentimiento.
No puede haber otra
opción moral que la religiosa, la social
o la estética, ninguna de las cuales tiene ya nada que ver con la razón, que ha
sido superada por ellas.
No hay teoría moral que valga
sobre otra.
La legalidad, si es racional,
nos basta y nos sobra para ser ciudadanos y para llevar una vida simplemente
digna.
Pero, una vez asentados en la
ciudadanía, para ser feliz nos hace falta una Ética.
DIOS.
Hoy día decir “buenos días
nos dé Dios”, “que Dios te bendiga o te proteja”, “que baje Dios y lo vea”, “te
juro por Dios”, “a Dios rogando…” o “me cago en Dios”,….ese Dios ya no
significa nada, no tiene connotación religiosa alguna.
Hoy, a Dios, la sociedad le
ha dicho “adiós”
No es que haya muerto o lo
hayamos matado, hemos prescindido de Él como hemos prescindido de tantas cosas
en la vida, porque ha dejado de ser imprescindible para ser feliz en esta vida.
MITOS.
El mito es un medio, bien
para desvelar una realidad demasiado profunda para caber en el discurso lógico,
o bien para que le demos el visto bueno, el marchamo de auténtica realidad a
una invención o un indicio edulcorado que, por interés, se quiere que sea
considerado como realidad por los otros.
Ahora mismo estoy escribiendo
y colgando en mi blog “el mito de la na(ti)vidad”, en que, sobre un hecho real,
el nacimiento de un niño, como nacen todos los niños, de una madre paridora, se
monta “todo un Belén” (y nunca mejor dicho) como si fuera un milagro y
considerarlo como Salvador.
La visión de la evolución
como una lucha crónica y encarnizada entre individuos dentro de la misma
especie y de las especies entre sí, que no es sino la distorsión popular de la
idea darwiniana de “la supervivencia de los mejor dotados” se desvanece con la
nueva imagen de cooperación continua, estrecha interacción y mutua dependencia
entre distintas formas de vida.
La vida no ocupó la tierra
tras un combate, sino extendiendo una red de colaboración por su superficie.
Las formas de vida se
multiplicaron y se hicieron cada vez más complejas, integrándose con otras, en
vez de intentar hacerlas desaparecer.
Todo ser vivo debería ser
contemplado como un microcosmos, un pequeño universo formado por una multitud
de organismos inconcebiblemente diminutos.
Somos el resultado de una
recombinación de poderosas comunidades bacterianas con una historia de miles de
millones de años.
El ser humano es el último en
llegar pero no quiere decir que sea el supremo administrador de la Vida en la tierra, ni de que
sea el hijo menor de una superinteligente fuerza extraterrestre.
Al ser los últimos en
aparecer no implica que seamos los únicos ni seamos la culminación de nada.
Esta es la perspectiva
científica en el conocimiento del hombre y de todo lo real.
(Es lo que escriben Margulis
y Sagan en: “Microcosmos: cuatro mil millones de años de evolución desde
nuestros ancestros microbianos”)
(El que escribe también ha
colgado, en su blog, varias entradas sobre la Teoría Gaia ).
SÓCRATES EN EL SIGLO XX.
Es el título de la obra de
María del Carmen Dolby Múgica.
Presenta a Sócrates no sólo
como un personaje histórico y filosófico de la antigua Atenas sino un símbolo
de la manera en que considera que puede y debe hacerse filosofía: a través del
diálogo, de las preguntas y de las respuestas de sus interlocutores.
Sócrates es el maestro que,
resucitado por la autora y contextualizado en el sigo XX, entabla
conversaciones con muchachas y muchachos de hoy, acerca de los temas perennes
de la filosofía: el diálogo y la amistad, las leyes justas e injustas y la
obediencia a las mismas, la función del filósofo o filósofa en la sociedad, la
comunicación en la era informática, la libertad, el mal en las personas y en la
sociedad, la guerra y la paz, la creación artística, la existencia de Dios, la
ética y la política, la solidaridad y el amor a la patria,…
Diálogos que tienen como
telón de fondo a una espectadora adulta que representa una llamada de atención
a las personas maduras para que se preocupen también de estos temas.
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