Lo que clasifica a los
hombres es el modo de posesión de la mujer:
"A un hombre le basta
con poseerla sexualmente, a otro, además, poseer sus propiedades, a otro,
además, que no haga de él un fantasma, que sea conocido para poder
ser amado".
"El hombre, en el fondo del alma, sólo es malo ( “travieso permanente”, como un niño, dirá en otra ocasión), la mujer es “cosa mala” (es el grado máximo de descalificación en el lenguaje de Nietzsche.)
Lo específico de la mujer es la voluntad de fecundidad biológica.
El hombre es, más bien, el
zángano”.
Aunque otras veces afirma que
zángano es la mujer, pero es en sentido económico, porque vive a costa del
hombre, y, también, en sentido cultural.
“Un signo de la astucia de
las mujeres es que casi siempre han entendido cómo hacerse alimentar como
zánganos de colmena".
"Mujeres con odio. En cuestión de odio las mujeres son más peligrosas que los hombres; lo primero porque no se calman con ninguna consideración o equidad en el sentimiento surgido de enemistad, sino que sin parar en mientes llevan a sus últimas consecuencias su odio porque están ejercitadas en encontrar las zonas heridas (que todo hombre, todo partido tiene) y pinchar ahí.
Para lo que les hace un
estupendo servicio su penetrante entendimiento (mientras
los hombres se retienen viendo las heridas, y muestran mayor
generosidad de ánimo y de perdón".
"Es
más guapa la mujer, ¡pero el hombre es más interesante!".
"Las mujeres son mucho más sensibles que los hombres, precisamente porque son mucho menos conscientes de ello que los hombres".
“Sobre la mujer. Negar,
destrozar, estar sola, luchar, despreciar, vengarse: por eso la mujer es
mucho más bárbara que el hombre, etc., etc.".
"Las mujeres se masculinizan: muy poco les importa a los hombres".
Es tema recurrente en
Nietzsche este reproche de la supuesta obsesión masculinizante de las mujeres,
que puede derivar en el “fetichismo”, más bárbaro que el “machismo”,
dice Nietzsche.
"En la venganza y en el
amor la mujer es más bárbara que el hombre".
"Masculino y femenino. Temperamento y mortalidad. El sexo masculino tiene peor temperamento que el femenino también porque los niños quedan más a merced de la mortalidad que las niñas, por eso ‘salen de sus casillas’ más fácilmente: su condición salvaje y su falta de aguante empeora fácilmente todo lo malo “a muerte".
"”Emancipación de la mujer” quiere decir en verdad “masculinización de la mujer”. Esto es, se hacen una imagen de la que el hombre ya ha rechazado, y piden sus derechos.
“Me parece una degradación
del instinto de las mujeres de hoy: deberían saber que así destruyen su poder”.
“Si quieren mantenerse y
competir con el hombre en sentido civil-político, es que también quieren
renunciar a ser tratadas de modo suave y considerado con el que han sido
tratadas hasta ahora”.
“Hay que disolver la mujer en la mujer” ¡Y la mujer ha de ansiar al hombre, pero no lo masculino!.
Y se muestra más mordaz, aún:
"Algunos hombres han suspirado por el secuestro de sus mujeres,
muchos porque nadie se las quería secuestrar".
"Cuando los hombres, con
fuertes necesidades intelectuales, piensan en la unión con una mujer,
sobreviene el sentimiento de que se acercan a una red que les
atrapa cada vez más y sospechan una presión continua cuando se trata de la
educación de los hijos, una lucha cada vez más encarnizada".
"La misión de la mujer es descubrir y mantener el niño en el hombre".
Nietzsche comenta la asociación que hace Schopenhauer sobre la mujer y el coito con el diablo, aunque con muy diferente intención: en sentido misógino respecto a la mujer, en sentido diabólico respecto al coito.
"La mujer por esencia
es serpiente, Eva".
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