¿Quién no ha leído u oído esa sentencia del Oráculo de
Delfos, más de una vez?
Pero resulta que todos los hombres, aunque pertenezcamos a
la misma especie (todos somos hombres), somos hombres muy distintos.
Y somos distintos no sólo como individuos (tú, yo y la rubia
del quinto) sino, también, como miembros de un grupo humano concreto
(andaluz, japonés, esquimal).
Las normas válidas para unos, sean individuos o grupos, no
lo son para otros.
Luego habrá tantos “conocimientos de sí” como individuos
haya.
¿Y a quién le sirve todo eso?. A cada uno. Pero no para
todos.
Todas las fotografías, como todas las biografías, son
individuales.
No hay comentarios:
Publicar un comentario