La primera pregunta que, siempre, surge es el “cuando”.
Desde “cuando” hasta “cuando”. Cuáles son sus límites cronológicos. Y es
difícil, o mejor, es imposible trazar la línea divisoria y marcar el punto
exacto en que termina la Edad Media y comienza la Edad moderna.
Con el Renacimiento ocurre como con las etapas psicológicas
de las personas.
Hay personas que a los 16 años son “mayores de edad”,
mientras hay personas que, a los 21, siguen siendo unos inmaduros, incapaces de
tomar decisiones propias y responsabilizarse de ellas, a pesar de que la ley
diga que el punto exacto son los 18 años.
¿Quiere decir que el día anterior “todavía no” y al día
siguiente “ya sí”? Legalmente así es. En la realidad no.
Siempre he dicho que el Renacimiento es como el tejado de
una casa a dos aguas. No es un “salto”, es un “período”.
Período durante el cual va dejándose de pensar de una manera
(medieval) y se prepara un modo nuevo de pensar (moderna).
Para algunos comienza en el siglo XIV y termina en el XVI.
Otros, sin embargo, lo alargan hasta el XVII.
Para algunos el siglo XIV es “la culminación de la Edad
Media”, para otros es “la ruptura y el abandono de la Edad Media”.
En Historia Universal suelen señalarse como acontecimientos
destacados:
1.- La invención de la imprenta (1.443).
2.- La caída de
Constantinopla y el fin del Imperio bizantino (1.453).
3.- El descubrimiento de
América (1.492).
4.- La rebelión de Lutero (1.517).
5.- La apertura del
Concilio de Trento (1.545).
En la Historia Particular, cada nación tiene sus fechas
preferidas: 1.- Alemania (el advenimiento de la casa de Austria: 1.438). 2.-
Francia (con Luis XI: 1.461). 3.- España (con los Reyes Católicos (1.474) o la
conquista de Granada (1.492). 4.- Inglaterra (el advenimiento de la Casa Tudor:
1.485)
Todas estas fechas coinciden en no prolongar la Edad Media
más allá del siglo XV.
En Filosofía, en cambio, mi profesor de Historia de la
Filosofía, proponía, como fecha aproximada, la muerte del Cardenal Nicolás de
Cusa (1.464), en el que concurren, por una parte, su vinculación a la Edad Media y, por otra, su significado
humanista.
Por otra parte, las primeras manifestaciones literarias del
humanismo se inician con Petrarca, un siglo antes, en la corte pontificia de
Avignon, además de que la labor de recuperación de los documentos literarios y
filosóficos de la antigüedad estaba prácticamente terminada en la fecha en que
muere el cardenal Nicolás de Cusa.
Para mí, por supuesto, que no. Quien agujereó el castillo
medieval, cultural, en general, y filosófico, en particular, fue Guillermo de
Occam, en el siglo XIV, quien cambió el castillo monopolístico medieval por el
palacio renacentista, de más amplitud, y en el que cabían más sensibilidades.
Acaba con la “armonía” fe-razón, tomista, sustituyéndola por la “separación”
entre ambas. “Lo que se sabe, no se cree; lo que se cree no se sabe”. Abriendo
el campo a otras creencias, siempre indemostrables, y abriéndolo a las
ciencias, con la razón y la experiencia, siempre verificables o falsables.
Occam fue, para mí, quien abandonó la querencia medieval y
comenzó a trepar por el nuevo tejado, de la nueva filosofía, con un ambiente
efervescente, cuya 2ª agua caería y facultaría la Ciencia y la Filosofía
modernas, así como la presencia de otras opciones religiosas y políticas.
Y cuando me refiero a Occam incluyo a toda la Escuela
Occamista.
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