España miraba (y mira) a Italia a través de las ventanas del
litoral catalán y valenciano. Y de Italia procedía ese aire fresco del
humanismo.
(Paso por alto (a pesar de la trascendental importancia) del
humanismo transalpino. Y aunque Italia fuera su “cuna”, más allá de los Alpes
surgieron otras “camas” de no menor importancia. Obvio (pero me refiero) a
Erasmo en los Países Bajos, a Rodolfo Agrícola, Reuchlin y Müller
(Regiomontano) en Alemania, a Lefèvre d´Etaples en Francia y a Th. Moro en
Inglaterra)
El intercambio mercantil, las intensas relaciones políticas
y los continuos viajes, entre otras circunstancias, convirtieron a Cataluña y a
Valencia en lugares de fácil recepción del humanismo italiano.
1.- En Barcelona, Bernat Metge.
2.- En Valencia Luis Vives (1.492-1.546) es la gran estrella
mediterránea.
Desilusionado con el débil ambiente, el bajo nivel y la poca
repercusión del humanismo que él profesaba y que intentaba trasmitir emigra a
París, donde conocerá y entablara una sólida amistad con Erasmo, así como con
Thomas More, que le indujo a aceptar una cátedra en Oxford.
Después, ante el cisma inglés, recalaría en Brujas.
No fue tan creativo ni tan elegante, estilísticamente, como
Erasmo. Estaba instalado en “el sentido común”.
Para él, el humanismo no era, fundamental ni principalmente,
filológico, ni conceptualmente crítico y demoledor, sino que lo veía como un
instrumento al servicio del progreso de la humanidad, en su realidad social y
en sus relaciones internacionales.
Ni renunció (como su amigo Th. Moro) a su ideología
católica.
Su humanismo no es rompedor, sino conciliador.
3.- En Castilla, fomentado desde la misma corte de la reina
Isabel, junto a preceptores italianos como Lucio Marineo Sículo y Pedro Mártir
de Anghería, sobresale Elio Antonio de Nebrija, educado en Bolonia, y creador
de la Gramática, llegando a ser catedrático de la Universidad de Alcalá de
Henares y colaborador de la Biblia Políglota.
La Universidad de Alcalá había sido fundada por el Cardenal
Jiménez de Cisneros, Arzobispo de Toledo, reformador de las órdenes religiosas
de España, consejero de los Reyes Católicos y su mano derecha en varias
empresas.
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