FEIJOO. Un fraile. Con dos co…. (hábitos). El gran ilustrado
español.
Benito Jerónimo Feijoo Montenegro desarrolla su vida
intelectual en la primera mitad del sigo XVIII,
Gallego de nacimiento pero asturiano durante toda su
profesión, enseñando Teología en su monasterio de San Vicente de Oviedo (donde
siempre residió) y, luego, en la Universidad de Oviedo, ocupando diversas
cátedras de Teología.
Era consciente, y así lo manifestaba, de la decadencia de la
Escolástica, agotada y desvitalizada y él se abre a la nueva filosofía que le
llega desde Francia.
“El descuido de España lloro, porque el descuido de España
me duele. ¡Cuán diferente este siglo de los pasados! ¡Gotosa está España!”
Tarde comenzó a publicar, a sus cincuenta años, cuando
apareció su gran obra: “El Teatro Crítico. Discursos varios en todo género de
materias para desengaño de errores comunes” (8 volúmenes, más 1 de complementoS
e ilustraciones).
Después de su jubilación, en 1.739, continuó escribiendo, y
aparecería su segunda gran obra: “Cartas eruditas y curiosas en que, por la
mayor parte, se continúa el designio del Teatro Crítico Universal, impugnando o
reduciendo a dudosas varias opiniones comunes” (5 volúmenes).
En los 118 discursos del Teatro Crítico y en las 163 Cartas
Eruditas aborda, sin orden, todo tipo de materias (Historia, Política,
Filosofía, Física, Medicina, Astronomía, Psicología, falsos milagros,
supersticiones,…)
Se nos muestra, pues, como un ilustrado todoterreno que
escribe de todo, excepto (¡curioso!) de Teología, la que estuvo enseñando
durante toda su vida de profesor, 20 años.
Sus temas preferidos son los de las Ciencias Prácticas,
sobre todo Física y Medicina, apostando siempre por el método experimental de
su admirado Bacon.
Se lamenta. “Es preciso confesar que la Física y la
Matemática son, casi, extranjeras en España”.
Su propósito (como el de todo buen y gran ilustrado) es, en
primer lugar y como paso previo, desterrar la ignorancia y la superstición y,
en segundo lugar, renovar la Filosofía.
Propugna la apertura a las nuevas ideas, combatiendo a la
Filosofía Aristotélica al considerarla el principal obstáculo para el progreso
de la ciencia, y a la Física Aristotélica, sustituyéndola por la nueva ciencia
experimental, según el método baconiano.
“La Física de Aristóteles no es más que metafísica”.
Según Feijoo Aristóteles no toca a la realidad, sólo
abstracciones metafísicas sobre ella.
Considera estéril el aristotelismo, al tiempo que remarca la
fecundidad de los descubrimientos de la Física Experimental.
Afirma que la filosofía aristotélica vale para la teología,
pero nada vale para la naturaleza sensible.
“Natura non abstrahenda est, sed secanda” (Bacon)
(¡Hay que ver lo bien que se comprende el misterio de la
transubstanciación con la teoría hilemórfica aristotélica, con la teoría de la
substancia y los accidentes!)
“La Física de Aristóteles
se puede enseñar a cualquier rústico en menos de medio cuarto de hora”.
O sea, que la Física aristotélica no es física, sólo
palabras abstractas, Metafísica.
“Que le pregunten a un aristotélico cuánta es la velocidad
con que baja un grave por un plano inclinado”
Y lo mismo que ocurre con la Física ocurre con la Medicina.
“Si cuantos filósofos hay y hubo en el mundo se juntasen y
los uniesen en consulta por espacio de 100 años no nos dirían cómo debe curarse
un sabañón”.
¡Más claro, agua!
“El buen entendimiento y la experiencia (propia o ajena) son
el padre y la madre de la medicina, sin que la física tenga parte alguna en su
producción” (Naturalmente, se refiere a la física escolástica, no a la
experimental).
“La experiencia ha sido el único juez árbitro que ha
terminado algunas lides o desterrado algunos errores de las aulas”
¿El argumento de autoridad o la antigüedad de la misma
autoridad, aunque sea Hipócrates o Aristóteles? No sirve para nada.
La vejez hará más sabios a los hombres pero los escritos de
los “viejos” no son más verdaderos ahora de lo que antes fueron.
En ningún escrito antiguo habrá hoy más ciencia que la que
hubo cuando se escribió, o sea, ninguna, al no tener en cuenta la experiencia y
ser sólo teoría pura, abstracciones.
La filosofía aristotélico-escolástica es la causante de la
rémora en el avance de la ciencia durante siglos.
Aunque Feijoo conoce a la mayor parte de los filósofos modernos,
sin embargo, su ídolo siempre será Bacon.
“Bacon marca una época absolutamente nueva en la orientación
de la ciencia”
“Él fue el que mostró la senda por donde debía caminar”.
“Él fue el que señaló el terreno donde se había de trabajar
y el modo de cultivarlo para producir una filosofía fructuosa”
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