Cuando en el Renacimiento se
habla de “retorno a los clásicos”, no es para traerlos y aplicarlos al
presente, sino para imitar su actitud ante el mundo y ante la vida.
Los clásicos son modelos,
paradigmas, del uso autónomo de la
Razón , antes de que se impusiera el Cristianismo, en la Grecia y en la Roma clásicas.
Hoy, en terminología moderna,
diríamos que “se puede ser marxista, pero no marxiano”.
Se los ve como modelos de
pensar, no como dioses omniscientes.
La libre investigación, como
hicieron ellos, sustituirá al principio de autoridad como lo practicaban los
medievales y seguía haciéndolo la
Iglesia oficial.
Los pensadores antiguos son
vistos como unos hombres geniales, pero históricos.
Lo que dijeron valía para su
tiempo, no para el nuestro, pero su actitud sí que nos vale y es digna de
imitación.
Enfrentarse cara a cara con
la naturaleza, con la sociedad, con la vida, sin tutores que te ordenen, que te
prohíban, que te guíen.
Cada época tiene sus
conocimientos. Cada conocimiento corresponde a una época. Pero la actitud sí
que puede ser la misma.
“Aristotelem….summum quiden
hominem, sed hominem tamen fuisse puto” – dirá
el renacentista Agrícola.
Los nuevos descubrimientos
(geográficos, científicos, técnicos) son ajenos y están más allá de los
limitados descubrimientos griegos.
¿Qué podrían decir los
clásicos de la brújula, de la imprenta, de la pólvora,…. Si no entraban en sus
categorías mentales?
La duda cartesiana es un buen
ejemplo.
Hay que poner entre
paréntesis todos los contenidos anteriores.
Valieron, pero ya no valen.
De ellos se puede hacer
historia, no resurrección.
Dicen NO a Adán y SÍ a
Prometeo. PERO, ¡cuidado¡ porque Prometeo tiene dos caras.
Hay que decir Sí a sus
inventos, pero no a su rebelión contra Dios.
El hombre del Renacimiento no
tiene nada contra Dios, pero Sí tiene, y mucho, contra sus representantes e
intermediarios, contra los teólogos y la Iglesia que se han arrogado el derecho de
propiedad privada del único camino que lleva al cielo (“extra ecclesiam nulla
est Salus (no hay salvación fuera de la Iglesia , por lo que habrá que bautizar al niño,
casi nada más nacer para que pertenezca a la Iglesia , porque si se muere sin el bautismo...)
El hombre es, ahora, libre y
creador, ya no sólo criatura hecha a imagen y semejanza de Dios.
O mejor, si somos eso y así,
por lo tanto imitemos a Dios, seamos libres, seamos creadores, inventemos,
investiguemos.
Como veis estamos en otro
círculo, en otro ámbito, hemos pasado del cosmocentrismo clásico al
antropocentrismo renacentista habiendo hecho escala en el teocentrismo
medieval.
SEIS temas debemos
desarrollar, representativos del Renacimiento:
1.- El futuro del hombre y de
la humanidad.
¿Está ya escrito de
antemano?. Porque si Dios es Omni-todo (lo sabe todo, lo puede todo,…) Dios
conoce también los futuros, luego Él ya sabe lo que va a pasarme a mí, a mi
familia, a mi ciudad, a mi patria,….
S. Agustín los dice muy
clarito:”todo lo que ocurre ocurre cuando Dios quiere, como Dios quiere, donde
Dios quiere, porque Dios quiere…”. Entonces, recemos.
Pero rezar ¿para qué?
¿Para saber cuál es nuestro
destino?, porque para cambiarlo NO. Dios no puede corregirse, porque Dios no
puede equivocarse. Enmendarse Dios la plana a Sí mismo sería cambiar de
parecer, pero todo cambio es siempre imperfección. Por lo tanto Dios no puede
cambiar. Cuando le pedimos a Dios que aparte de nosotros este cáliz, sabiendo
que Él ya sabe lo que va a pasar ¿qué sentido tiene? ¿Seríamos más felices
sabiéndolo?
Nuestro destino está escrito
y Dios lo sabe.
La película, esa película,
por más veces que la veas y la pases por el video y la moviola, siempre tendrá
el mismo final, acaba perdiendo el malo, que además es feo y acabará ganando el
protagonista guapo y bueno y elegante…
Si ya está grabada.
Si no puede cambiar.
Se podría hacer otra película
pero esa ya no sería yo.
Primer tema: ¿Está ya escrito
el destino del hombre?
2.- La Sociedad Política.
La autoridad ¿viene de Dios?
¿Hay que obedecer siempre a la autoridad?...porque…si ésta viene de Dios,
desobedecerla sería desobedecer a Dios y eso es, además de delito, pecado, y
éste cuenta para la otra vida.
¿Es legítima toda autoridad?
¿Es oponerse a Dios rebelarse contra el Rey? ¿Puede haber una autoridad “por la
gracia de Dios?. ¿Interviene Dios en la gobernabilidad de la sociedad? ¿Cuál es
el origen del poder? ¿Reside el poder en el pueblo o en el Rey? ¿Pinta algo
aquí la Iglesia ?
3.- El Pensamiento.
¿Debe estar dirigido,
vigilado, guiado por la
Iglesia ? ¿Es la
Razón , debe ser la
Razón , totalmente autónoma en el ejercicio de razonar? ¿Qué
pasa si uno, razonando, llega a conclusiones distintas u opuestas a lo revelado
en las Sagradas Escrituras, que son “palabra de Dios”?. ¿Se puede, se debe
pensar secularmente? ¿Es ello posible? ¿Es necesario que la Razón campee a sus anchas libremente por su campo o
sólo debe razonar sobre los límites impuestos por la fe?
4.- ¿Es esta vida una prueba,
un examen que hay que aprobar para ganar la vida eterna?
Esta vida, la única que
tenemos ¿debe ser una inversión o debemos gastarla placenteramente?, ¿es un
“medio para” o es un “fin en sí misma”?, ¿es posada o morada?, ¿es camino o
meta?, ¿valle de lágrimas o monte de alegría? En una palabra,
¿Cuál es el valor de la vida?
5.-. La Naturaleza , el mundo que nos rodea, los cielos y
la tierra.
¿Son vestigios de Dios,
admirando a los cuales deben llevarnos a admirar a su Creador? ¿Somos
administradores de las cosas o dueños de ellas? ¿Es válido lo que nos dice S.
Pablo “¿para qué quieres conocer todas las lenguas del mundo si lo fundamental
es salvar el alma”? ¿O lo fundamental es savoir-prevoir-pouvoir?.
(Saber para prever para
proveer, para aprovecharse). ¿Debemos conocer el mundo, la naturaleza, para que
nos sirva de trampolín para dar el salto a Dios o debemos conocerlo para dominarlo,
para aprovecharnos de él?
6.- ¿Es la historia de la
humanidad un progreso, vamos a mejor, o, por el contrario, es una decadencia,
un regreso, y cuanto más nos alejemos de nuestros orígenes, peor para nosotros?
¿Hubo una primera Edad de Oro
y, luego, ya fue la de plata, bronce, hierro hasta que lleguemos a la de barro?
O ¿partiendo de cero cada vez
vamos a más y mejor y lo mejor está por llegar y cada vez mejor…?
Éstos son los 6 temas. Tratan
de la ACTITUD.
Actitud del hombre
renacentista ante el destino, ante el poder, ante la verdad, ante la vida, ante
la naturaleza, ante la historia y el progreso”.
¡Pues, casi NA¡ ¿Comenzamos?
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