Esta primera e ingente tarea
que comenzó hace 2.600 años es la que continúa y continuará mientras sigamos
siendo hombres.
La iniciaron los filósofos,
los sustitutos de los sacerdotes y de los profetas.
Y sólo contaban con sus fuerzas,
sin ayudas divinas ni sobrenaturales.
Los filósofos no se
consideran depositarios de ningún secreto, ni secretos divinos ni inspirados
por los dioses, sino que se arriesgan en nombre propio y con sus solas fuerzas,
con el riesgo de tropezar, de equivocarse que ello conlleva.
Pero el filósofo es ajeno al
desaliento.
Si otro le demuestra que está
equivocado, reconocerá su error.
Y esto sí que es un acierto.
Así se inicia el camino de la
filosofía y de la ciencia.
Con sus caídas y sus
levantadas, con su corregirse, con desdecirse, pero seguir, seguir, siempre
seguir.
Las respuestas surgen porque
ellas son necesarias a las preguntas que los hombres se hacen.
Son las necesidades prácticas
las que azuzan a los hombres a ser satisfechas, y ya no valen las religiones y
los mitos, porque ya no se cree que la arbitrariedad de los dioses tenga nada
que ver con la regularidad que se da en la naturaleza.
Si la salida del sol o la
caída de una piedra dependieran de la arbitrariedad de los dioses, podría salir
un día por el Norte y otro por el Oeste, y a horas distintas.
Igualmente la puesta del sol.
Pero NO.
Siempre sale y se mete por el
mismo sitio, de una manera regular.
Y la piedra unas veces podría
subir, otras bajar, otras avanzar hacia la derecha,….
Pero NO.
Siempre cae verticalmente y a
velocidad acelerada, según ley constante.
Las respuestas divinas ya
apenas responden.
Para solventar, satisfacer
necesidades es requisito imprescindible comprender la naturaleza y sus
regularidades.
Conocimiento objetivo.
Conocimiento eficaz.
Sólo así podremos dominarla y
ser señores y no esclavos de ella.
Conocerla para aprovecharse
de ella, para transformarla.
El conocimiento nunca es un
fin en sí mismo.
Conocer es un medio-para.
El conocer empuja al hacer.
Se piensa no por el placer de
pensar sino porque, pensando, se saca provecho, provecho sobre todo a largo
plazo.
(Sembrar trigo o darle de
comer a un cerdo, a corto plazo, es empobrecerse, es quitarse uno comida de la
boca, pero a largo plazo es riqueza, el 100 por 1.
La eficacia práctica casi
nunca es inmediatamente visible, pero la
garantía de progreso individual y social reside en esa actividad
filosófico-científica, no en la invocación a los dioses.
Ni el espíritu meramente
práctico inmediato, ni la sabiduría popular (basada en acumulación de
experiencias, llena de elementos supersticiosos y rutinarios) valían a largo
plazo.
Los mismos problemas que
había, hay y habrá; y las soluciones seguirían siendo las mismas, siempre
incompletas.
El que siembra está con un pie
en el futuro.
La hormiga, recogiendo,
acumulando granos cada verano, sigue en el pasado.
Para la hormiga sembrar sería
perder, no invertir.
(F. Bacon: “arañas, hormigas
y abejas” Ver en este blog).
No se trata, pues, de
acumular y registrar más y más experiencias, para repetir la solución.
Se trata de comprender la
razón, el porqué, de eso que sucede y ensayar nuevas respuestas.
Ya sabemos, ya se ve que
ocurre lo que ocurre, pero ¿por qué ocurre?, ¿cuáles son las causas, las
razones?
(Anécdota de Tales – el pozo
– los molinos de aceite – realquilarlos…. Platón – Teeteto. Aristóteles –
Política, “sería fácil a los filósofos enriquecerse, si quisieran, pero no son
las riquezas lo que le interesan”).
Una vacuna (razón) hace más
efecto que 1.000 oraciones.
El Hospital Clínico salva más
vidas que todas las misas y rosarios.
Pero no sobran las misas y
los rosarios, es que no son necesarios.
Racionalidad y objetividad
sustituirán a mitos y religiones, expuestos por los poetas Homero y Hesíodo,
los educadores del pueblo.
Por eso la filosofía aparece
como crítica a la poesía, pero no a la forma sino al contenido.
La educación poética ya
resultaba inservible y superada.
Hacía falta, ya, una
educación racional.
No sólo es un cambio de
lenguaje; es, sobre todo un cambio de mentalidad, un cambio de perspectiva.
(También cautivaba el
lenguaje de Sócrates, aunque fuera en prosa, pero el contenido era racional, no
mítico).
Poesía es compatible con
belleza, no con objetividad.
Encandilar, hechizar es muy
distinto a ser eficaz, a solucionar problemas, satisfacción personal es
distinto a eficacia, no sirve para nada ajeno al poeta.
Los primeros filósofos
dieron/intentaron dar soluciones racionales a problemas sociales reales.
Tuvieron que criticar, pues,
la superstición y los prejuicios de la conciencia mítico-religiosa.
Ellos buscaron resultados más
que críticas aunque, para ello, tuvieran que criticar para despertar a las
conciencias.
Ellos llevaron a cabo la
sustitución del viejo modelo de cultura y civilización por otro nuevo modelo,
que daría lugar a una nueva humanidad, a un orden nuevo, a un hombre nuevo.
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