“Por ejemplo, cuando el todo
que es un cuerpo, se destruye, ya no hay manos ni pies, a no ser en sentido
equívoco, como podría hablarse de una mano de piedra, porque a eso queda
reducida la mano cuando es amputada.
Las cosas se definen por su
actividad y por su potencia y cuando ellas no son, en realidad, las mismas, no
se puede decir que sean, en realidad, las mismas, sino, más bien, que tienen el
mismo nombre” (es decir que son equívocas).
La unidad que propone
Aristóteles es tan sólo una unidad de tipo orgánico, de orden, que es la única
posible cuando se trata de una multitud integrada por partes heterogéneas, las
cuales quedan unificadas extrínsecamente en virtud de su tendencia y de su
orientación activa hacia un fin común.
El hombre, pues, es un animal
social y es la polis la forma más perfecta de sociedad, porque Aristóteles, a
pesar de haber sido tutor (¿) de Alejandro Magno (cosmopolita) no rebasó la
estrechez del concepto arcaico de la polis griega tradicional a pesar de que
Atenas vive en un momento de crisis tras el largo proceso de disolución que
arrancó en las Guerras Médicas, se continuó en la Guerra del Peloponeso y
culminó con la fulminante campaña de su discípulo Alejandro, cuyo ideal
político nunca compartió y que habría el camino al cosmopolitismo.
La ciudad es una “comunidad
política”, es decir, una asociación, una agrupación, una comunidad compuesta de
hombres, pero no toda asociación es “ciudad”, porque no basta la simple
“convivencia” ni la “comunidad de lugar” (uno podría imaginarse a Megara y
Corinto dentro de una misma muralla y seguirían siendo dos ciudades; ni tampoco
basta la simple “asociación”, pues los esclavos podrían asociarse, pero no
serían “ciudad” porque ésta exige “hombres libres” y los esclavos no lo son.
La ciudad es una entidad
social no estática, sino dinámica y que tiende a conseguir un fin determinado:
la felicidad, vivir bien y obrar bien, que es lo mismo que ser feliz, tanto
para el individuo (“todo lo que el hombre hace, lo hace para ser feliz”) como
para la polis (los hombres reunidos).
El hombre tiende a la
convivencia y también a la utilidad común (es lo mejor para todos) y no sólo
para satisfacer las necesidades primarias y materiales, aunque esto haya sido
una de las causas de la asociación.
Vivir, simplemente, es un
bien, pero eso es demasiado poco. Es un fin pero no el fin principal.
“No sólo vivir, sino vivir bien”,
una vida feliz y buena, que es vivir conforme a la virtud, sobre todo a la
justicia.
Definición, pues, de
“ciudad”: “comunidad de hombres libres” (género próximo) “orientada a la
finalidad de vivir bien” (diferencia específica), es decir, de “vivir conforme
a la virtud”.
Y hay condiciones para ella
sea posible: un número suficiente de ciudadanos (ni demasiado grande ni
demasiado pequeño), con recursos suficientes para bastarse a sí misma, debe
estar bien orientada y bien emplazada (proximidad al mar), debe tener fácil
salida para los ciudadanos y difícil acceso para los enemigos, debe tener
murallas y fuerza naval suficiente para su defensa y para garantizar su
comercio, debe estar bien provista de aguas…
O esta otra definición de
“ciudad”: “comunidad de familias y de aldeas, en una vida perfecta y
suficiente, que es la vida feliz y buena”.
El fin, pues, de la
“comunidad política” es el BIEN COMÚN.
No ha lugar a un destino
trascendente del hombre, todo queda recluido en los límites de la presente vida,
en este mundo.
Todos los regímenes que se
proponen la Utilidad Común
son rectos desde el punto de vista de la justicia, pero los que sólo tienen en
cuenta el bien de sus gobernantes son defectuosos, desviaciones de los
regímenes rectos, pues son despóticos y la ciudad es una comunidad de hombres
libres.
¿La justicia?
“La justicia consiste en la
igualdad, y a sí es, pero no para todos, sino para los iguales, y la
desigualdad parece justa, y lo es en efecto, pero no para todos, sino para los
desiguales”.
Dar y tratar igual a los
iguales y dar y tratar desigualmente a los desiguales.
Eso es “dar a cata uno lo
suyo, lo “iustum”, que no es lo igual para todos, seria una injusticia darle al
que no lo merece o no darle al que lo merece o darle lo mismo a todos.
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