Teología.
Para él, la parte de la
filosofía que se refiere a los dioses es la más alta de todas.
La virtud es una preparación
para llegar al conocimiento de las cosas celestes.
El sabio que solamente ha
llegado a dominar sus pasiones tiene que proseguir adelante, venciéndose a sí
mismo y disponiéndose para la comunicación con Dios.
Mantiene el concepto estoico
de Dios como “Mente del universo” que lo penetra todo y está presente en todas
partes.
Todo es pequeño comparado con
Dios porque Éste abarca y comprende la universalidad de las cosas.
La existencia de Dios es
indudable.
Todas las realidades con que
se quiera sustituirlo no son más que distintos nombres de Dios, lo que muestra
un fondo panteísta pero manifiesta una tendencia hacia el teísmo, haciendo
resaltar la Providencia
divina como una realidad personal, que gobierna paternalmente al mundo y cuya
prueba es el orden admirable que reina en todas las cosas (la quinta vía
tomista, la del “orden”, la cosmológica).
Esa Providencia divina se
ejerce de una manera especial sobre los hombres virtuosos, a quienes ayuda a
soportar las penalidades que les envía para fortalecer su espíritu.
Pero al Hado nada puede
sustraerse, ni los dioses ni los hombres, lo que se compagina no muy bien con
el concepto de Providencia divina.
El varón sabio debe someterse
de grado a la corriente universal que arrastra todas las cosas.
El varón magnánimo sabe
entregarse a la voluntad de Dios, mientras que el pusilánime quiere más que se
corrija el oden del mundo antes que enmendarse él.
En último término, cuando el
sabio ya no sea capaz de resistir más SIEMPRE LE QUEDA LA FÁCIL SALIDA DEL SUICIDIO.
MORAL.
El sumo bien y la felicidad
del hombre consisten en la virtud.
No son despreciables los
bienes exteriores, ni los placeres, pero por sí solos no bastan para hacer
feliz al hombre y todos ellos, hasta la misma vida, son indiferentes ante la
virtud.
El único verdadero mal es el
vicio y el pecado.
La norma suprema de la virtud
consiste en VIVIR Y OBRAR EN CONFORMIDAD CON LA NATURALEZA , LO CUAL
EQUIVALE A OBRAR EN CONFORMIDAD CON LA
RAZÓN , QUE ES LO MÁS PERFECTO DEL HOMBRE Y LO QUE LO
DISTINGUE DE LOS ANIMALES..
Y es que la razón es la parte
mejor del hombre y estar en conformidad con la razón humana es estarlo con la
razón universal, que es Dios o el Logos inmanente al Fuego.
EL SABIO.
La verdadera virtud sólo se
da en el sabio, que se sobrepone a las apariencias y penetra en el fondo de la
naturaleza.
El sabio no es insensible,
experimenta las pasiones y el dolor, pero sabe sobreponerse a ellas
sometiéndolas a la razón.
Nunca se deja dominar por la
ira, el odio ni la envidia.
No puede VIVIR SIN el cuerpo
pero procura no vivir PARA el cuerpo”.
No apega su razón a las
riquezas, ni se altera cunado las pierde. Afronta los peligros y lucha. Su vida
es un esfuerzo heroico para no dejarse doblegar por las adversidades, ni
dejarse vencer por la fortuna.
Los males, o son pequeños, y
entonces podemos nosotros con ellos, o son grandes, y entonces acaban ellos con
nosotros.
El sabio debe mantener, por
encima de todo, una serenidad imperturbable.
No obstante, Séneca humaniza
la imperturbabilidad estoica, reconociendo lo difícil que resulta sobreponerse
a la naturaleza.
Hay movimientos pasionales
que la voluntad del hombre no es capaz de contener. Pero si es vencido en la
lucha, el sabio se somete serenamente al Destino, pero sin implorar clemencia,
como el gladiador que cae ante la espada de su vencedor.
Así llega, no sólo a
parecerse a los dioses, sino hasta a hacerse el mismo dios.
La plena confianza que tiene
el sabio en la bondad de la providencia le da una serenidad absoluta ante la
muerte.
Su vida debe ser una
“meditatio mortis”
“Es necio temer a la muerte.
Porque las cosas ciertas se esperan, las que se temen son las inciertas.
La muerte viene con una
necesidad constante e invicta.
¿”Quién osará quejarse de
estar en trance del que nadie se libra?”
En último término, en la
muerte cesan todos los sufrimientos, y el sabio alcanza su plena libertad.
Por esto el sabio debe salir
tranquilamente de la vida, “sine odio vitae”.
Incluso, si le resulta duro
el combate por la vida, le está permitido escapar.
El camino hacia la libertad
es fácil y breve. “Patet exitus. Si pugnare nos vultis, licet fugere…”
SOLIDARIDAD HUMANA.
Como los estoicos, en
general, Séneca no se considera ligado a ninguna patria.
La patria del sabio es el
mundo.
Todos los hombres son iguales
por su origen, por esto defiende la sociedad común de todos los miembros del
género humano.
La única nobleza y distinción
entre los hombres es la que proviene de su ingenio y de su trabajo.
Ni siquiera el estado de
esclavitud llega a someter a todo el hombre, pues siempre queda libre su parte
mejor.
No llega a condenar la
esclavitud, pero tiene para los siervos frases de consideración reconociendo la
dignidad humana.
No obstante, aunque el sabio
deba compadecerse de los males y sufrimientos de sus semejantes, esto no debe
llegar hasta el punto de hacerle perder su tranquilidad.
EL HOMBRE ES SAGRADO PARA EL
HOMBRE (“Homo res sacra homini”)
“Pero si el sabio no se
distingue en su exterior del común de los hombres, procura no parecerse a ellos
en su interior”.
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