1.- EN LOS ORÍGENES.
2.- EN EL RENACIMIENTO.
Así define la R. A. E el concepto “mentalidad.”:
Tanto la humanidad, a lo
largo de la historia, como la persona, a lo largo de su vida, comienzan con la
primera definición (la mentalidad “mítico-religiosa”, con fundamento en la
creencia a/de la autoridad) a la segunda definición (la mentalidad
“científico-racional” con fundamento en las razones.
1.- EN LOS ORÍGENES.
Para
entender la filosofía hay que ir a los orígenes, en el momento en que
emerge, porque la filosofía es un producto histórico y, una vez nacida, ya no
parará. Habrá ya siempre una actividad filosófica. Costó nacer pero vivirá
permanentemente entre nosotros.
La filosofía surgió para
solucionar problemas prácticos que los hombres tenían planteados, para dar
respuesta a las necesidades humanas. Cuando las necesidades cambian, cuando se
plantean otros problemas la filosofía sigue, pero dará soluciones y respuestas
distintas. La filosofía de hoy no puede ser la misma que la de hace 2.500 años,
pero seguirá siendo filosofía; distinta filosofía, pero filosofía. Mientras
haya hombres y éstos planteen problemas, sientan necesidades, habrá filosofía.
La filosofía es histórica.
Al principio fueron los mitos
y las religiones los que salvaban las distancias que separaban al hombre frente
a un mundo extraño y desconocido.
Una riada, una peste, una
sequía, un niño muerto antes de nacer, el nacimiento de un niño vivo, la salida
y la puesta del sol, las flores en la primavera, el arco iris….son problemas
que los hombres tenían, eran fenómenos para los que no tenían respuestas. Esos
hechos ocurren, pero ¿por qué ocurren?
El objetivo y el sentido de
los mitos, de las religiones, y luego de la filosofía es que “el hombre se
encuentre como en su propia casa” precisamente en ese mundo extraño y hostil en
el que se halla perdido y anonadado, siempre a la intemperie, a merced de
fenómenos que no se dejan dominar, que te aplastan, que te matan, que te
admiran.
Los mitos y las religiones no
son ni verdaderos ni falsos pero no son inútiles, tienen sentido, sirven para
algo, aunque sólo sea para descansar de tantas preguntas que se hace sobre el
mundo. Son respuestas a sus preguntas.
También la filosofía, como
los mitos y las religiones son sistemas de interpretación que lo abarcan todo,
tanto el mundo de la naturaleza como el mundo humano. De lo que hay en mí, de
lo que hay fuera de mí, de lo que hay sobre mí, son problemas, preguntas que
nos hacemos. Y ya sabemos que toda pregunta busca respuestas.
En el principio fue el mito.
Cuando aún no se ha llegado al nivel de saber uno está instalado en el nivel
del creer.
¿Qué es lo que hace el niño
pequeñito? Creérselo todo. Poco a poco irá abandonando sus creencias (cree lo
que le dice la “seño”, porque “lo ha dicho mi padre”, “lo he leído en una
revista”, “lo he visto en la tele”…. Se cree que es verdad lo que otros dicen,
le hacen ver,….Poco a poco comenzará a responder con su razón y al argumento de
autoridad (los otros) le sustituirá su razón. Eso será verdadero o será falso y
lo puedo demostrar. El lenguaje demostrativo sustituirá al lenguaje invocativo
o declarativo.
Es un cambio trascendental de
mentalidad. De la mentalidad mítica a la mentalidad racional. Preguntas y
respuestas en distinto o en el mismo plano, heterogéneas u homogéneas. A la
pregunta ¿por qué llueve? Se puede responder diciendo que porque Dios quiere o
porque las bajas presiones hacen que el aire se enfríe y al condensarse el
vapor de agua que hay en las nubes….
Desde el sendero
mítico-religioso el hombre va cambiando de camino y se inicia por la senda de
la razón. Del creer al saber, con lo que ello conlleva = buscar en el
pensamiento racional la solución a sus problemas y necesidades. Pero estamos en
los comienzos, es la infancia de la filosofía, el niño aún no es un hombre
maduro, su caminar es torpe, pero ya se ha soltado. Caídas y levantadas. Es lo
normal. Aciertos y errores. Es lo normal. Fragilidad e incertidumbre de los
comienzos. Antes no se caía, iba en el carrito o de la mano de la madre. Antes
no se equivocaba, se equivocarían su “seño”, su padre, la tele…
Al principio era el mito. Las
respuestas eran divinas. Porque los dioses quieren o porque no quieren. La
peste, la sequía, la riada,…todo depende de los dioses.
Poco a poco el universo de
los dioses va perdiendo protagonismo, cediéndoselo progresivamente al hombre.
A ese mundo desconocido y
misterioso, que producía miedo y desconcierto, el nuevo hombre, la nueva
mentalidad, tratará de quitarle asombro y misterio para hacerlo familiar y
manejable.
El nuevo hombre intentará
hacerse dueño de sí mismo y del mundo, desacralizándolos. ¿Cómo? Razonándolos,
buscando leyes que expliquen la manera de actuar de las cosas y que ésta no
dependa de la voluntad, de la arbitrariedad de los dioses o de otras fuerzas
sobrenaturales. No es igual decir que el sol sale porque tiene que salir (por
el movimiento de rotación de la tierra) que decir que sale porque Zeus quiere
que cada mañana salga.
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