martes, 20 de agosto de 2019

MENTALIDAD MÍTICO-RELIGIOSA Y MENTALIDAD FILOSÓFICO-CIENTÍFICA ( 1 )



1.- EN LOS ORÍGENES.
2.- EN EL  RENACIMIENTO.

        
Así define la R. A. E el concepto “mentalidad.”:

1. f. Modo de pensar o configuración mental de una persona.
2. f. Conjunto de opiniones y representaciones mentales propio de una colectividad.

Tanto la humanidad, a lo largo de la historia, como la persona, a lo largo de su vida, comienzan con la primera definición (la mentalidad “mítico-religiosa”, con fundamento en la creencia a/de la autoridad) a la segunda definición (la mentalidad “científico-racional” con fundamento en las razones.

1.- EN LOS ORÍGENES.

 Para  entender la filosofía hay que ir a los orígenes, en el momento en que emerge, porque la filosofía es un producto histórico y, una vez nacida, ya no parará. Habrá ya siempre una actividad filosófica. Costó nacer pero vivirá permanentemente entre nosotros.

La filosofía surgió para solucionar problemas prácticos que los hombres tenían planteados, para dar respuesta a las necesidades humanas. Cuando las necesidades cambian, cuando se plantean otros problemas la filosofía sigue, pero dará soluciones y respuestas distintas. La filosofía de hoy no puede ser la misma que la de hace 2.500 años, pero seguirá siendo filosofía; distinta filosofía, pero filosofía. Mientras haya hombres y éstos planteen problemas, sientan necesidades, habrá filosofía. La filosofía es histórica.

Al principio fueron los mitos y las religiones los que salvaban las distancias que separaban al hombre frente a un mundo extraño y desconocido.

Una riada, una peste, una sequía, un niño muerto antes de nacer, el nacimiento de un niño vivo, la salida y la puesta del sol, las flores en la primavera, el arco iris….son problemas que los hombres tenían, eran fenómenos para los que no tenían respuestas. Esos hechos ocurren, pero ¿por qué ocurren?

El objetivo y el sentido de los mitos, de las religiones, y luego de la filosofía es que “el hombre se encuentre como en su propia casa” precisamente en ese mundo extraño y hostil en el que se halla perdido y anonadado, siempre a la intemperie, a merced de fenómenos que no se dejan dominar, que te aplastan, que te matan, que te admiran.

Los mitos y las religiones no son ni verdaderos ni falsos pero no son inútiles, tienen sentido, sirven para algo, aunque sólo sea para descansar de tantas preguntas que se hace sobre el mundo. Son respuestas a sus preguntas.

También la filosofía, como los mitos y las religiones son sistemas de interpretación que lo abarcan todo, tanto el mundo de la naturaleza como el mundo humano. De lo que hay en mí, de lo que hay fuera de mí, de lo que hay sobre mí, son problemas, preguntas que nos hacemos. Y ya sabemos que toda pregunta busca respuestas.

En el principio fue el mito. Cuando aún no se ha llegado al nivel de saber uno está instalado en el nivel del creer.

¿Qué es lo que hace el niño pequeñito? Creérselo todo. Poco a poco irá abandonando sus creencias (cree lo que le dice la “seño”, porque “lo ha dicho mi padre”, “lo he leído en una revista”, “lo he visto en la tele”…. Se cree que es verdad lo que otros dicen, le hacen ver,….Poco a poco comenzará a responder con su razón y al argumento de autoridad (los otros) le sustituirá su razón. Eso será verdadero o será falso y lo puedo demostrar. El lenguaje demostrativo sustituirá al lenguaje invocativo o declarativo.

Es un cambio trascendental de mentalidad. De la mentalidad mítica a la mentalidad racional. Preguntas y respuestas en distinto o en el mismo plano, heterogéneas u homogéneas. A la pregunta ¿por qué llueve? Se puede responder diciendo que porque Dios quiere o porque las bajas presiones hacen que el aire se enfríe y al condensarse el vapor de agua que hay en las nubes….

Desde el sendero mítico-religioso el hombre va cambiando de camino y se inicia por la senda de la razón. Del creer al saber, con lo que ello conlleva = buscar en el pensamiento racional la solución a sus problemas y necesidades. Pero estamos en los comienzos, es la infancia de la filosofía, el niño aún no es un hombre maduro, su caminar es torpe, pero ya se ha soltado. Caídas y levantadas. Es lo normal. Aciertos y errores. Es lo normal. Fragilidad e incertidumbre de los comienzos. Antes no se caía, iba en el carrito o de la mano de la madre. Antes no se equivocaba, se equivocarían su “seño”, su padre, la tele…

La Verdad y la Falsedad son ajenas al creer, como ajenos son los colores a los sentimientos y las formas al agua. “El amor es verde o el amor no es verde”: no es ni verdadero ni falso, son sinsentidos. “El agua es triangular o el agua es cuadrada”, no es ni verdadero ni falso, es un sinsentido. Los colores y los sentimientos están en niveles distintos, como las formas y los líquidos.

Al principio era el mito. Las respuestas eran divinas. Porque los dioses quieren o porque no quieren. La peste, la sequía, la riada,…todo depende de los dioses.

Poco a poco el universo de los dioses va perdiendo protagonismo, cediéndoselo progresivamente al hombre.
A ese mundo desconocido y misterioso, que producía miedo y desconcierto, el nuevo hombre, la nueva mentalidad, tratará de quitarle asombro y misterio para hacerlo familiar y manejable.

El nuevo hombre intentará hacerse dueño de sí mismo y del mundo, desacralizándolos. ¿Cómo? Razonándolos, buscando leyes que expliquen la manera de actuar de las cosas y que ésta no dependa de la voluntad, de la arbitrariedad de los dioses o de otras fuerzas sobrenaturales. No es igual decir que el sol sale porque tiene que salir (por el movimiento de rotación de la tierra) que decir que sale porque Zeus quiere que cada mañana salga.

No hay comentarios:

Publicar un comentario