EL UNIVERSO
Es la “natura naturata”.
Dios es la “complicación de
todas las cosas en la unidad simplicísima infinita (“Natura naturans”)
Pero la creación es
necesaria.
Sin Dios no existiría la
naturaleza pero sin la naturaleza tampoco podría “explicarse” Dios.
Dios crea el universo pata
“explicarse” a Sí mismo.
El universo es una
“teofanía”, una manifestación de Dios.
El universo es la sombra, el
reflejo, la imagen, el simulacro corpóreo de Dios, el cual se refleja como en
un espejo en el universo sensible, como Apolo (el sol) se refleja en Diana (la
luna).
El universo es infinito por
la misma razón de que es efecto de Dios.
A una Causa infinita le
corresponde un efecto también infinito y siendo Infinito Dios también debe
serlo el Universo.
Si el Universo no fuera
infinito, no representaría la esencia divina tal como es en sí.
El Universo es “el templo de
Dios”.
De aquí el Optimismo de
Bruno.
El universo, como obra
necesaria de Dios es divino, óptimo y el mejor de los posibles.
Dios, presente e inmanente en
el Universo, es la causa de la unidad, del orden, de la belleza y de la
armonía, y no hay que acudir a nada exterior para explicarlas.
De ahí, también, el “amor a
la naturaleza”, en cuanto que es obra perfecta, reflejo y manifestación de
Dios.
De la Unidad de Dios, principio
único, se deriva la multiplicidad de las cosas.
“De la Mónada Divina se derivan las
mónadas del universo visible”.
El 1 (el punto) se representa
por un círculo cerrado.
Del punto en movimiento
resulta la línea (entre 2 puntos)
De 3 líneas, la superficie.
De 4 líneas lo sólidos.
(A qué os suena todo esto)
¡Hola Pitágoras y su escuela)
De la Bondad resulta el bien,
como de la Verdad
resulta lo verdadero, de la esencia resulta el ser compuesto.
De los tres principios de la Unidad , la Bondad y la Verdad nacen la esencia, el
entendimiento y la vida.
De la Tétrada resultan los 4
elementos de la Geometría
(punto, línea, superficie y volumen) así como los cuatro elementos de las cosas
(aire, agua, tierra y fuego)
El hombre es como un Dios
creado, el Dios de la naturaleza.
La vida y el fin propio de
nuestro espíritu es llegar a la
Verdad por la
Razón y practicar el sumo Bien por la Voluntad.
Nuestra alma es una partícula
desprendida del Alma del mundo, y su anhelo más profundo es retornar a la
unidad dentro del Todo, en lo cual consiste su felicidad.
Hay TRES grados paralelos de
conocimiento y de amor
a.- Al Conocimiento sensible
le corresponde el Amor sensual o “ferino”.
b.- A la Razón le corresponde el Amor
activo humano.
c.- A la Mente le corresponde el Amor
intelectual o la contemplación divina que llega, en cuanto es posible, a la
asimilación a Dios.
De las Virtudes, la primera
de todas es la Verdad.
CONCLUSIÓN.
Para Bruno no es concebible
ni aceptable la trascendencia de Dios a la manera de Aristóteles.
Dios es distinto del Universo
y de los mundos pero no está “fuera” ni “sobre” el mundo sino íntimamente
presente en todo el Universo y en todos y cada uno de los seres.
Así que Interpretaciones de
su doctrina las hay para todos los gustos: panteísta, teísta o semiteísta,
evolucionista que se anticipa a Darwin y a Haeckel, monista heraclitiano,
agnóstico, idealista, materialista,…
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