¿EL HOMBRE: ANIMAL RELIGIOSO?
Dado que el hombre es “sus
intereses y las motivaciones que orientan su comportamiento”, no tiene
justificación, ni sentido, el comportamiento religioso.
Moralmente el hombre no puede
ser religioso porque la religiosidad es una manifestación in-humana del
comportamiento producida por estados carenciales o inmaduros de la existencia
humana.
Lo que quiere decir que, si
fuéramos maduros, no tendríamos esos estados carenciales propios de la
inmadurez.
Como el niño, que considera
sabio a su padre, que lo sabe todo, hasta que, al madurar, se da cuenta que no
era así.
En esta vida el interés
básico y fundamental es “el interés por la vida” y la plenitud vital se
consigue realizándola ante y con los condicionamientos del mundo real que hay entre
nosotros.
Pero el contenido, las
circunstancias y las posibilidades abiertas por el mundo real para la vida
deben ser discernidos por el conocimiento orientado por la razón.
De ahí que el “interés por la
vida” se traduzca, básicamente, por el “interés racional-emancipatorio”.
El conocimiento del mundo
debe alumbrar las posibilidades reales de existencia y emancipar, así, la vida
humana de servidumbres, tales como la ignorancia, la superstición, el error,…
Pero el “interés por la vida”
se traduce en dos intereses derivados complementarios:
1.- El “interés
técnico-instrumental o de dominio del mundo” que tendería hasta la superación
de la muerte y
2.- El “interés comunicativo”
que tiende a la vida y al dominio de lo real, para vivir y vivir mejor, en
comunicación con todos los demás seres personales.
El hombre, orientado por el
conocimiento y la razón, conduce su vida o la motiva hacia donde puede
encontrarse una realización más plena y adecuada de sus intereses que no son
otra cosa sino la “plenitud de la vida” en el dominio del mundo y en la
comunión interhumana.
La crítica de la religión
afirma que, según esta estructura de valores-intereses-motivaciones, no tiene
justificación, ni sentido, el comportamiento religioso.
Esta afirmación se fundamenta
en tres resultados analíticos de la razón crítica en la ciencia y en la
filosofía:
1.- La crítica
científico-filosófica.
2.- La crítica humanística.
3.- La crítica de la teoría
de la alienación.
Según la primera, es verdad
que estamos en el mundo y eso que se denomina “Dios” no es una realidad de
experiencia inmediata.
A Dios no lo vemos.
Luego, si se piensa que
existe, habrá que argumentar su existencia.
Habrá que mostrar que alguna
realidad de experiencia inmediata nos fundamente el pensar que Dios existe y
como no existe ninguna realidad de experiencia inmediata que justifique pensar
que sea real y existente lo que llamamos “Dios”…
Ninguna realidad de
experiencia inmediata en el universo, ni en ser vivo alguno, ni en el hombre,
da pie para que pensemos que existe realmente Dios.
Ninguna experiencia se
constituye en indicio de la existencia de Dios.
Desde Hume y Kant, la razón
no puede concluir la existencia de algo no experiencial desde hechos de
experiencia.
La “causalidad” sólo se
aplica entre hechos de experiencia y no entre un hecho de experiencia y algo
más allá, ajeno a la experiencia.
Según la segunda, admitir la
existencia de Dios, sin prueba posible alguna, es renunciar a un comportamiento
verdaderamente humano.
Ello entorpecería los
intereses verdaderamente humanos al tener que depender y tener en cuenta las
consecuencias de admitir la existencia de Dios.
Dios no es una realidad con
la que se pueda ni se deba contar, además de que no hay fundamento para pensar
que exista, su existencia impediría la realización de los intereses humanos y
actuaría negativamente sobre ellos.
La existencia de Dios no
interesa al hombre.
Si Dios existiera el hombre
perdería su experiencia de libertad y estaría sometido a una voluntad
legisladora externa.
Las religiones siempre han
sido un poder oscurantista que ha oprimido la conciencia con la sombra
amenazante de un poder trascendente divino y una moral llena de prescripciones
negativas.
El hombre religioso pierde la
experiencia y el gozo de vivir una vida creadora, personalista y verdaderamente
autónoma.
Pero, no sólo en su vida
personal, sino también la vida social, política y económica.
No interesaría al hombre que
un Dios así existiera por ir contra de los intereses personales y colectivos.
Según la tercera, la creencia
en Dios debe haberse producido por un doble error: un error teórico o
crítico-racional y un error humanístico o existencial.
¿Por qué, si no hay
fundamento, ni crítico-racional, ni humanístico-existencial, ha existido y
existe un comportamiento religioso?
La respuesta la da la “teoría
de la alienación”
.- El hombre, al ser un ser
necesitado y pobre, se interesa por la ilusión de que exista un Dios que lo
salve y, tras la muerte, vaya a darle una vida eternamente feliz (Dios da lo
bueno).
.- Psicológicamente Dios le
libera de angustias e insuficiencias afectivas, (Dios quita lo malo).
.- Por un error
lógico-lingüístico, como si se pudiera hablar de Dios igual que con otra
persona.
.- Socialmente la religión
interesa a ciertos grupos sociales porque les es útil en función de sus
intereses.
Otras críticas a la religión
serían:
.- La crítica marxista.
.- La crítica psicoanalítica.
.- La crítica positivista.
.- La crítica vitalista y
existencialista.
.- La crítica teológica.
(Número 8. Racionalidad
crítica y comportamiento religioso. Javier Montserrat: MUY INTERSANTE (Pág.
164- 187)
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