EDUCACIÓN
Repaso mi vida de tantos años
de enseñanza y me doy cuenta de que he sido un profesor clásico, poco original.
Convencido de que el alumno
es un saco vacío y el profesor el encargado de irlo llenando de contenidos para
que puedan defenderse en la vida y en la sociedad en que han caído y. que les
ha tocado vivir….
Convencido de que tenía que
dotar de armas a ese alumno de ahora, en el tiempo de ahora, en la sociedad de
ahora, en la cultura de ahora,… en una palabra, en y para el presente….
Pero ese alumno, de aquí y de
ahora, no va a encontrarse en el futuro con esta misma sociedad en la que vive
y en esa misma cultura de la que ahora se alimenta.
La sociedad de mañana no puede
y no debe ser la de hoy, sino mejor.
El progreso es algo
connatural a las sociedades.
Echo la mirada atrás y me observo
en los años 50-60, en aquella sociedad y cultura franquista, y me ahogo, con
sólo recordarlo.
Mi maestro, por desgracia
para todos nosotros, no era ni activo ni pasivo, estaba pero como si no
estuviera, siempre rellenando pizarras con números y más números de la
contabilidad de la Hermandad
de Labradores, su segundo trabajo para compensar el “sueldo de maestro” (“ganas
menos que un maestro” –era el meme de entonces).
Pero en mi labor docente yo
he sido activo, muy activo, quizá demasiado activo, sin dejar que el alumno
también lo fuera.
El alumno era pasivo, atento,
interesado,…
Sí, reconozco que nunca dejé
de contestar a cualquier pregunta que me hicieran (cualquier pregunta, aunque
alguna me ocasionara llamadas de atención del Director, proveniente de los
padres).
El hombre, como cualquier
organismo vivo, es un sistema biológico organizado cuya finalidad primordial
consiste en sobrevivir.
Para ello necesita disponer
de una información suficiente que le permite desenvolverse con eficacia en su
entorno.
Información y Vida,
íntimamente relacionados.
En otros muchos lugares he
escrito sobre la invalidez con que nacemos los humanos, no sólo inmaduros, sólo
con instintos.
Esa inmadurez es la que nos
permitirá superar esa limitación, y con creces, por su mayor capacidad de
aprendizaje.
La cultura que la humanidad
ha ido desarrollando a lo largo de la historia es la gran fuente a la que
acudirá a beber todo ser humano que pretenda desenvolverse, con éxito, en su
entorno.
La “herencia cultural”
sustituirá, y con creces, a la pobreza o carencia biológica.
Esa información no es una
opción, sino una necesidad vital y cuanto más complejo y plural sea el entorno,
mayor es la cantidad y la calidad de información que se precisa para dominarlo
y desenvolverse.
La herencia cultural es un
producto social, colectivo, no individual, y su asimilación por parte del
individuo es un “hecho social”.
La educación, el proceso de
aprendizaje, es un “hecho social”.
Y el acto de aprender no es
puramente “intelectivo”, es de toda la persona, es/deber un “aprendizaje afectivo-racional”.
Somos “racionales”, sí, pero
no sólo racionales, también somos “pasionales”, “afectivos”, “amantes”, “solidarios”,
“egoístas”,…
El todo de la persona es
superior a una de sus partes, la “intelectual”.
El equilibrio, una persona
equilibrada, supone la existencia de varios contrapesos.
Un aprendizaje sólo es eficaz
si es placentero.
Si estudia sólo para aprobar,
para ser considerado bien socialmente, sufre un desequilibrio debido al enorme
gasto desagradable que le ha supuesto.
Toda institución creada por
los hombres para su servicio (el Estado, la Iglesia , el Ejército, la Escuela …) tienden a
perpetuarse por lo que su carácter es conservador, inercial.
El alumno no puede/no debe
ser ingerido, atrapado, fagocitado, por ellos, porque estas instituciones son
utilidades para él, no fines.
De lo contrario puede quedar
envuelto en la tela de araña de la que no podrá escapar.
La escuela ha sido un
instrumento, no al servicio de la persona sino, de las fuerzas dominadoras de
la sociedad establecida.
El día de hoy el Transpoder
Económico-tecnocrático, que esclaviza a los propios Gobernantes, impone la
domesticación de las personas, como la Iglesia desea e intenta domesticar a sus fieles
creyentes.
Y una Escuela, como
Institución dócil y al servicio del dinero, es un instrumento de domesticación,
y no de impulsar la libertad y autonomía.
Personas libres en una
Escuela Crítica no debería ser una utopía sino un objetivo al que aspirar.
Toda la actividad docente
debe girar en torno al alumno, considerándolo como un fin en sí mismo, como el sujeto
en proceso de aprendizaje.
Persona libre, autónoma y
social, he ahí el objetivo de la
Escuela , de lo contrario….
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