HISTORIA DE LA FILOSOFÍA.
Su impartición en el
Bachillerato se la suele presentar como una visita o excursión a un cementerio,
lleno de tumbas con la inscripción de cada uno de los filósofos, en una hilera
en línea recta y cronológica y se van, profesor y alumnos, parándose ante cada
tumba exponiendo lo que ese filósofo, en vida, dijo e hizo y, al acabar el
relato, visitar la sepultura siguiente, contando sus hazañas de pensamiento y
así, hasta el final de curso, qe coincide con el final de las visitas al
cementerio.
Pero, también, se la suele
presentar como una selva inextricable (Sánchez Vázquez: “Por qué y para qué
enseñar filosofía”) en la que unos plantan los árboles (ideas/pensamientos) que
otros vienen a derribar.
Platón es derribado por
Aristóteles; Hume por Kant, Hegel por Marx, etc…
Ciertamente ésta es una
visión simplista.
Pero no deja de ser verdad
que los alumnos, siguiendo al profesor, se encuentra perplejo en esta selva
filosófica, ante esta sucesiva plantación y derribo de árboles filosóficos, sin
que sepa, realmente, a la sombra de cuál acogerse”.
Yo recuerdo que algunos
alumnos me decían que habían sido platónicos a principio de curso per que
después se habían identificado con Hume, con Kant, con Marx,…para, al final,
haberse quedado con Nietzsche.
Lo que, teniendo en cuenta su
adolescencia, nada me extrañaba, porque si alguien había sido el que no había
dejado títere con cabeza era, precisamente, Nietzsche,
Como ellos, en esa edad, que
saben bien “lo que no quieren”, que critican y se oponen a las normas de sus
mayores, comenzando con sus padres y siguiendo con sus profesores pero que,
estando, a esa edad, todavía en construcción de su personalidad, no sabían “lo
que querían”.
19
EL CIENTÍFICO Y LA HERRADURA.
Se cuenta que, en cierta
ocasión, alguien visitó al famoso científico danés Niels Bohr en su casa de la
montaña.
El visitante no pudo
disimular su asombro al ver una herradura en el dintel de la puerta principal.
“Usted, como científico ¿no
creerá eso de que las herraduras traen buena suerte”?
A lo que el físico contestó:
“Por supuesto que no lo creo. Pero me han asegurado que las herraduras traen
buena suerte aunque no se crea en ellas”
A la Filosofía , en un mundo
no sólo científico, sino “cientificado” (¡palabro!), transido por las ciencias
naturales, exactas, incuestionables, eficaces,… a la filosofía, una ciencia
humanista, aunque no se crea en ella, se la tolera y se le permite que deambule
por el espacio público en el que habitan las Ciencias Naturales, siempre que no
les moleste mucho ni las hostigue, considerándola inofensiva, por lo que poco cuesta
tolerar su presencia.
Le ocurre a la filosofía lo
que a la herradura, no molesta, adorna el entorno, no es dañina,… así que ¿para
qué tomarse el trabajo de desclavarla?
Como se la considera
objetivamente neutral y, más bien, un conjunto de creencias subjetivas que todo
el mundo tiene pero que nadie estaría dispuesto a hacerla valer porque ¿habrá
algo más ridículo que una pelea de ideas subjetivas queriendo imponerse unas a las otras?
Un enemigo desarmado, como no
da miedo, puede, incluso suscitar simpatía, como si fuera un adorno
prescindible, si llegara el caso, pero que no afea lo circundante.
Sin embargo Sócrates, con su
filosofía, supuso un aguijón a la política (y a los políticos) de su tiempo y,
como se hace con una mosca “cojonera”, con un tábano, que no sólo molesta, sino
que pica, cualquiera intenta aplastarla contra la pared para que deje de
“joder”.
Su filosofía si era
peligrosa.
Y en la Francia del XVIII los
“filósofos” eran vistos, con razón, como enemigos del antiguo régimen y propagadores
de la revolución.
Hoy no es así, pero como el
lenguaje en el que se expresan los filósofos es un tanto abstruso e
ininteligible para la mayoría, se mira para otro lado, dándole de lado, y
considerándola como un conjunto de opiniones privadas.
Nadie es físico de manera
subjetiva, porque la física es objetiva.
No hay físicos subjetivos.
Si las ciencias se mueven en
el ámbito de los hechos (aunque Nietzsche ya había sentenciado que: “no existen
hechos, sino interpretaciones”) la filosofía se empeña en diferenciar “lo que
hay” de “lo que debe haber”, “lo que se hace” de “lo que debería hacerse”.
Al revés que los científicos,
una asociación de filósofos –decía Schopenhauer- es una “contraditio in
terminis·, sería algo así como un “sindicato de eremitas” pues los filósofos
nunca están en el mundo “en plural” pues la filosofía es como una aventura privada
personal, más cercana al arte que a la ciencia.
Son muchas las filosofías
posibles en cualquier momento, simultáneamente, no ocurre así con las ciencias.
“Para qué sirve la Filosofía ” es una
pregunta filosófica pero “para qué sirve la física” no es una pregunta física.
La pregunta “por qué” es la
típica de los niños, pero también de la filosofía, intentando que la pregunta
no se desvíe hacia el “cómo”
De ahí que a la filosofía se
la considere “rebelde” e “ingenua” como los niños.
¿No será el grito del niño,
al nacer, la primera “pretensión de libertad” –como decía Kant?
Igual que los niños, muchas
veces, se meten donde no los llaman, son “impertinentes”, así es la Filosofía , un
aguafiestas de los lugares comunes, del consenso dominante, de las tradiciones
no justificadas.
Frente a la cultura, la
filosofía contiene siempre un momento de escepticismo (el escéptico es “una
clase de nómada” –decía Kant).
La filosofía es nómada, hace
turismo dentro de las ciencias, una incursión en territorios vecinos, extraños,
incluso hostiles.
De ahí las “Filosofías de”,
desde la Filosofía
de la Ciencia
hasta la de la Biología ,
la de la Física ,
la de la Matemática ,..”
El filósofo no tiene coto de
caza privado; únicamente dispone de una licencia de cazador furtivo que le
permite adentrase en los cotos de los demás.
En esto consiste su
incorregible impertinencia, meterse donde no la llaman pero que cree que allí
debe estar ella.
Quizá si no fuera por esas
incursiones en las que se roba un pedazo de vida real los filósofos acabarían
en una cacería tras el ente de razón para ahuyentar el aburrimiento de la
reflexión pura.
Sí, la Filosofía es una
disciplina entrometida por lo que puede resultar insoportable para quienes
buscan el Poder o la
Exactitud porque, para esto, la Filosofía es inútil al
no rendir pleitesía a ninguna utilidad (ya lo había dicho, hace 2.500 años, el
de Estagira. Aristóteles).
Ni tampoco formula leyes
exactas a disposición de quien quiera utilizarlas.
Ni Platón ni Marx (dos
grandes filósofos) acertaron a descubrir su valor porque exigían de ella lo que
ella no podía dar.
No hay comentarios:
Publicar un comentario