EL HOMBRE MODERNO Y LA CONCIENCIA RELIGIOSA.
A pesar de esta ola o tsunami
de laicismo que nos invade por doquier ¿queda lugar para preguntarse por la
trascendencia, por el sentido último, por la religión,…en la conciencia del
hombre moderno?
Dos caminos están recorriendo
la conciencia:
1.- El hombre que se ha hecho
adulto, con conocimientos firmes, que se reconoce autónomo y sin necesidad de
tutores al considerarse mayor de edad, que reconoce su poder desde la ciencia
que domina y la tecnología que usa y que, fácilmente, desemboca en el laicismo
y
2.- El hombre que sigue y se
deja aconsejar y guiar por la
Iglesia y que interpreta la existencia humana no como un
fenómeno producto de una evolución sino como un don de Dios y la vive
religiosamente, subjetivamente, pensando en el más allá feliz que le espera, ya
que está haciendo méritos para ello.
La felicidad no es un “estado”
es un “desiderátum” que, como tal, conforma la existencia humana.
Es una “utopía necesaria”
para caminar, como el horizonte de Galeano.
Los momentos felices (que
siempre deseo a los cumpleañeros) no colman la Felicidad pero los
hombres, al conseguir y disfrutar de esos momentos les sirven de estímulo para
seguir llegando a la imposible, inalcanzable, inexistente Felicidad.
Ir caminando felizmente por
la vida mientras se está vivo, sabiendo que en el día final no sólo no estará la Felicidad esperando, es
que no habrá nada, se acabó el libro.
Por el hecho de quererla,
desearla e intentarlo no te garantiza la existencia de la misma.
Es como el deseo de no morir,
de ser eterno,…el deseo no te garantiza la existencia de lo deseado.
Se la llama la “Falacia
conativa”, según G. Puente Ojea.
EL AMOR.
El verdadero amor sólo desea
eso, “amar” y no exige necesariamente “ser amado”.
Saberse y sentirse amado es
menos importante que amar.
El amor, sin amor
correspondido, no promete felicidad y dicha, él es la felicidad y la dicha, al
amar y mientras se ama.
Es el amor místico de un San
Juan de la Cruz.
Es el “no me mueve mi Dios
para quererte//, el cielo que me tienes prometido // ni me mueve el infierno
tan temido// para dejar por eso…”
El místico sabe que su tarea
es ser “amante” y la respuesta, “ser amado” se dará (si se da) por añadidura,
gratis, gratuitamente, sin poder exigirla.
…..
El funcionario, como tal, no
tiene responsabilidad moral alguna, sí responsabilidad legal.
………
…………
¿Se puede ser Religioso sin saber
Teología? Por supuesto que sí.
¿Se puede ser Teólogo sin ser
religioso? Supongo que no.
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