miércoles, 16 de junio de 2010

Más sobre el ABORTO.

Todos sabéis mi postura ante el aborto: “No lo tengo nada claro”.
Mi enhorabuena al que esté segurísimo de que sí y al que esté segurísimo de que no. Yo no soy uno de ellos. Me debato y moro en la duda.
Pero algo que me choca sobremanera es la decidida e indudable toma de postura de la Jerarquía eclesiástica, que ha salido en tropel, poniendo el grito en el cielo (y nunca mejor dicho), sobre todo en su “movimiento pro-vida” que considera más criminal a una mujer que decide no seguir adelante con su embarazo, al médico que la asiste y al político que la apoya para que, así, no tenga que hacerlo en la peligrosa clandestinidad, que a un dictador totalitario, viviente, que puede ser responsable de miles y miles de muertes por el “enorme” delito de disentir del dictador.
El destino del cigoto ¿es prioritario a las miles de personas víctimas de un dictador, en su régimen totalitario?
Y estoy pensando en muchos dictadores

¿Qué responsabilidad tiene la Iglesia de nuestra represión sexual en vez de una sana educación sexual?.
¿Es obligatorio (para no vivir empecatado) el absentismo sexual hasta el momento mismo del matrimonio religioso?.
Y, una vez casados, “si sexo entonces procreación”, -> nada de anticonceptivos, ni siquiera para evitar posibles contagios venéreos, y el placer no es necesario ni como medio, cuanto menos como fin, y recomendable la “posición sexual del misionero” (vaya nombrecito dado a la posición cara a cara).
Y si no quieres quedarte embarazada o ser padre, ya sabes cuál es la única solución: “No folles”.

¿Para quién puede ser deseable el aborto?. Puede uno defender el derecho que toda mujer tiene para ser madre, pero ¿obligarla a ser madre en contra de su voluntad?.
Si una mujer queda embarazada SIN QUERERLO, ya sea por descuido, por ignorancia, por irresponsabilidad o por violación, y si el feto viene mal o se pone en peligro la vida de la madre por ese embarazo no buscado o no deseado……
Lo

lunes, 14 de junio de 2010

EL AMOR

Un amor en ausencia de la persona amada, un amor recordado, incluso un amor revivido, nunca será un amor tan sentido como aquel primer amor que creó desbarajuste en tu interior.
Un amor imaginado es como ver y leer un folleto de la Carihuela. Hay que estar allí, en persona, para difuminarte y abstraerte.

Cuando tenemos presentes a nuestros nietos y los cogemos, besamos, mordemos, le hacemos perrerías,… nos entra como un cierto remordimiento de que eso no se lo hicimos o, al menos, no se lo hicimos tanto y tan intensamente, a nuestros hijos.

Amor a nuestra pareja con la que llevamos compartiendo años y años, amor a nuestros hijos, que ya volaron del palomar y el amor a nuestros nietos, son amores distintos, no comparables o, como decimos en filosofía, son “inconmensurables”.

El amor de padres a hijos tiene una base biológica directa, sobre todo, con seguridad, con la madre (salvo fallo o mala intención tras el parto).
Ver fuera, en los brazos, llorando o durmiendo, a quien hace tan sólo media hora estaba ahí dentro, dando patadas y retorciéndose, imaginándoselo, tiene que ser una sensación prohibida al padre, un simple invitado en el proceso del nacer.

Ese bebé que, genéticamente, es sólo un 50% de la madre, biológicamente es 100% materno.

La sensación de ver, oír, oler, gustar, tocar a esa criaturita indefensa, vitalmente inútil, agarrando con la boca y chupando el pezón materno, es algo prohibido, sólo imaginado, para el padre y sólo experimentable por la madre.
El padre siempre es alguien externo a esa con-comunión madre-bebé, aunque esté sumamente feliz, es un invitado al acto, 100% materno.

El bebé es concebido, generalmente, sexualmente, siempre genéticamente, con amor o sin amor (más bonito lo 1º) pero no necesario, el sexo es suficiente, son muchos lo que llegan por la simple actividad genital, llegarán sin ser buscados, o en contra de la voluntad (ya no digo nada de un embarazo consecuencia de un machismo practicado con la misma esposa, y, peor, por una violación).

Pero, incluso, ese niño que se presenta sin haber sido invitado, consecuencia natural biológica, sexual, genital, una vez que sale del claustro materno y entra en el claustro familiar, será bien querido.

El ansia erótica estimula la fisiología y el sexo, que no sólo es placentero sino también vehicular, puede soltar todo un ejército de espermatozoides, en una carrera desenfrenada, a base de latigazos, al encuentro de ese óvulo.

Igual que hay trampas en el lenguaje, también el sexo nos hace trampas, a veces nos engaña y, ofreciéndonos el caramelo placentero, nos trae un bebé.
Al hacerlo, el varón se conciencia de su poder pero la mujer se vanagloria de su conversión en madre.
El hijo, al nacer, ni saluda al padre, que le ha hecho un servicio, pero se engancha a la madre, que es la fuente en que beber.
Su lloro es la llamada a cualquiera de los dos, pero fundamentalmente materna.

El amor como emoción, de los primeros momentos va tornándose en amor como preocupación.
El amor, en la evolución y crecimiento del hijo, siempre será igual (no desigual), pero distinto (no idéntico).
Ahora, y cada vez más, sí que se pone en práctica el dicho de que “obras son amores”.
“No me digas que me quieres, papá, hazlo” –podrán decirnos nuestros hijos. Pero, exactamente eso mismo podremos decirles nosotros a ellos, cuando estén en el Colegio, en el Instituto, en la Universidad.

“Obras son amores”.

¿Y con los nietos?. Porque ahora ya no hay un vínculo biológico inmediato, sino mediato. Entre ellos y nosotros media el hijo/nuera, hija/yerno. Somos los terceros en esa relación, una relación mediada o mediatizada.
Así como el padre experimenta y es consciente de su virilidad al ver a su hijo, el abuelo ya no desempeña el papel de autor.

El abuelo experimenta hacia su nieto un amor, que podíamos llamarlo, de salvación, de amparo, de ángel laico de la guardia, de facilitador de experiencias y desfacedor de posibles o reales entuertos.
El nieto, como hijo mediado, es una llamada al abuelo de que todavía puede/debe ser muy útil ante su prolongación como ser vivo.
Cada año que pase, ser abuelo se convierte en un triunfo sobre la muerte, propiciado por la presencia del nieto.
Quizás al niño, en sus comienzos, le dé igual ser nieto que no, pero al abuelo no le da igual ser abuelo o no. Porque el nieto, desde su pobreza, y desde el mismo momento de nacer, es un dador de abuelidad.
Mientras el nieto engendra abuelidad consciente, el abuelo sólo produce nietitud latente.
El nieto atrae tanto la atención del abuelo que éste deja de mirar hacia su muerte, lo distrae de ella, la aleja de la conciencia, para fijarse en esa vida primeriza.

Un periodista, ya fallecido, lo expresaba fielmente: “El padre tiene un hijo, el nieto alumbra un abuelo”.
Uno no se hace abuelo, lo hacen abuelo.

Así como el amor de padre es un amor donante, el amor de abuelo-nieto es un amor recíproco, pero quien más sale ganando es el abuelo, porque estira su vida como una goma, de cuya otra punta está tirando el nieto.

El abuelo ya no necesita muchas cosas, pero sí de esas que son sus compañías aseguradoras de vida. Me refiero no a los libros, sino a “esos libros”, a esa mecedora, “su mecedora”, “su rincón de la casa”, pasear por “su paseo” y charlar no con personas sino con “esas, sus amigos”.

Ya no vale “cualquier cosa ni cualquier persona”. Los abuelos se hacen muy suyos. Los demás lo llamarán monotonía lo que él denomina vitalidad gratificante y felicitante. Eso, tan a mano, personas o cosas, son para él como el botiquín salvador capaz de inyectar vida.
Esos hábitos, esas cosas siempre ahí, a disposición, a mano, que otros llamarán manías, son compañeros que lo reafirman de qué él, también, está ahí, con ellos.

Cuando el abuelo, durante el paseo y cuando menos lo espera el nieto, dice: “el que quiera un helado, que levante la mano derecha, no, la mano izquierda, no, las dos manos” y ve la cara del nieto, con los ojos bailando y la sonrisa contagiosa, es lo más parecido a la felicidad eterna que Dios pueda prometer a sus creyentes.
Ver al nieto, con el helado en la mano, es pedirle a Dios que pare el mundo, para inmortalizar la escena.

NACIMIENTO DE ALBERTO

El día 9 de Junio nació, en el corazón de La Mancha, el 2º de los dos niños más guapos, más inteligentes, más simpáticos y más de lo más de todo lo más del mundo mundial del orbe terráqueo. Se llama Alberto, tiene 5 días y, ya mismo, querrá que le enseñe Filosofía.
Así es que mi Santi, mi Alberto y el abuelo más abuelo, entre los tres, hacemos el trípode que sujeta el mundo.

¡Alegraos conmigo¡.

Saludos.

domingo, 6 de junio de 2010

LÍDERES.

A.-Ya no quedan muchos líderes humanos y humanitarios, tipo Sócrates, Teresa de Calcuta o Vicente Ferrer, en los que había una concordancia entre lo que “pensaban”, lo que “decían” y lo que “hacían”.
Hoy el Padre Ángel, fundador de Mensajeros de la Paz.
Pensamiento = lenguaje = vida.
Líderes con una integridad moral manifiesta, capaces de dar su vida para que otros vivan.
Puedes fiarte de ellos, son totalmente previsibles. Sabes cómo van a actuar en cada situación.
Para ser un líder humanitario no tienes más que abrir los ojos, asomarte a ese mundo manifiestamente mejorable y ponerte manos a la obra para ir arreglando desperfectos y taponando sangrías, efectos de la injusticia.
Rouco y Madrid (cristianismo anquilosado y seco, cristianismo de salón, comedor, moqueta y vestiduras ampulosas) no es Vicente Ferrer y Bombay (cristianismo vivo, cristianismo de calle, de cuerpo agotado y enclenque aunque de espíritu sublime).
El Cerro de los Ángeles y el Sagrado Corazón de Jesús no es Anantapur y la miseria disfrazada de persona.
Dos maneras de entender la vida. Dos maneras de interpretar el mensaje de Cristo.

B.-Llamar, hoy, líderes a los políticos es una incongruencia manifiesta porque lo suyo es crear espacios preñados de posibilidades para los que, libremente, quieran actualizarlas cuando, en realidad, lo que hacen es propiciar el enfrentamiento tras embrollar el problema.
Un líder político es el que es capaz de adelantarse a los acontecimientos o capaz de detectarlo a tiempo; de prevenirlo y, si no, de curarlo.
Un líder político tiene que ser radiólogo, médico y cirujano social, todo en una pieza.
No abundan, hoy, los líderes políticos.
Los políticos que tenemos no “dicen” lo que “piensan”, ni “piensan” lo que “dicen” y menos aún lo que “hacen”.
Son representativos de una personalidad neurótica, conviven con una división interna.
No son de fiar, por ser, siempre desconcertantes. Pueden hacer, en cualquier momento, lo contrario de lo que decían que iban a hacer. Y siempre tendrán la justificación a mano y los palmeros que lo aplaudan.


C.-También están los líderes religiosos, esos magos de la palabra incendiaria, capaces de encandilar a las masas y convertirlas en discípulos, que prometen recompensas sin par al tiempo que te quitan la cartera y te secuestran la conciencia haciéndole ver a un asesino suicida su calidad moral de mártir y merecedor del paraíso celestial tras provocar un infierno terrenal para gente inocente cuyo “delito” o “pecado” era la casualidad de estar allí en el momento inadecuado.

Arturo Pérez Reverte da una definición de lo que debe ser un líder político: “El que piensa como un griego, el que pelea como un troyano, y el que es capaz de morir como un romano”.
Me temo que nuestros políticos saben poca historia.
Me temo que asistimos a una “pertinaz sequía” de líderes y no se divisa alguno en el horizonte.
Cuando veo a un político pienso en Atenas, en Troya y en Roma y, la verdad, me da la risa floja.

ENGAÑADORES

Siempre amigo de la ciencia y compañero de la conciencia he sido y soy enemigo acérrimo y enconado de los hijoputas que usan y abusan del desconocimiento y de la ignorancia de muchos para vaciarles los bolsillos alimentando y engordando sus Cuentas Corrientes.
Me refiero a toda una galería de personajes (no quiero llamarlos personas).
- Los pseudomédicos que recetan placebos para curar, curándose los pacientes por sí mismos, sin saberlo, pero tras haber pagado previamente.
- Los gurús espirituales, con gesto de gilipollas, que prometen felicidad, canalizando las energías positivas, contrarrestando las negativas.
- Los negacionistas de la Historia, esos que afirman que “si la realidad no está conforme con mis esquemas mentales, ¡peor para ella¡”.
- Los creacionistas modernos que, bajo el ropaje multicolor de “diseño inteligente”, intentan llevarnos, de nuevo, a las cavernas.
- Los ufólogos, que sufren de alucinaciones o son ilusos ópticos, y quieren inscribirnos en la lista de los ciegos guiados por el auténtico ciego.
- Los telépatas, lectores del pensamiento ajeno y carteros de intenciones de incautos pagando, previamente, los correos certificados.
- Los terapeutas alternativos u homeópatas, que dicen saber de atajos para la meta, huyendo, siempre, del camino seguro de la ciencia.
- Los fundamentalistas ambientales, que son capaces de parar a los bomberos por respetar el desfile de la procesionaria del pino.
- Los gurús de la autoayuda, que están creciendo como hongos, y cuyos consejos y recetas, cobrados, ya los lleva cada uno en su mochila.
- Los periodistas de misterios, habladores de lo desconocido que se le manifiesta (sólo a ellos) evidentemente y lo expresan crípticamente.
- Los vendedores de aguas milagrosas, en competencia con Lourdes y otras fuentes milagrosas, rejuvenecedoras, curativas, antioxidantes,…
- Los que dicen haber descubierto el gen de la longevidad y te lo venden entubado, a precios astronómicos.
- Los futurólogos, que se presentan como conocedores de lo desconocido e incognoscible, porque no ha existido, el futuro.
- Los abducidos alienígenas, que tras un cautiverio, han vuelto a la tierra y nos traen mensajes de aviso y preparación.
- Los psíquicos, renegados de la materia real y embajadores de materia astral y fuerzas internas ocultas que nos prometen vida plena.
- Los telepredicadores de toda laya, que igual te venden mensajes divinos que agua imantada o pulseras de silicona que …¡cualquier cosa¡
- L@s echador@s de cartas, que deberían ser enviad@s certificad@s a la cárcel de papel, condenad@s a cadena perpetua.
- L@s que leen la bola de cristal, analfabet@s opac@s, caraduras de cemento y mente de vacaciones continuas.
- Los meigos (¡ignorante de mí, que creía que sólo había meigas¡) a los que, con sólo verle la cara, me da pena, risa, lástima, y no sé cuántas cosas más

Para todos ellos, y muchos más, de laya parecida, mi indiferencia y mi desprecio

FLOTILLA DE LA LIBERTAD.

(Vaya por delante mi condena a la acción israelí contra los que, únicamente, intentaban llevar ayuda humanitaria).
Pero, una vez, expuesta mi postura, digo que:

Estamos desnaturalizando los nombres y llamamos cuadrado a una circunferencia o triángulo a un cuadrado.
No podemos llamar Irene o Ireneo a una persona belicosa y guerrera porque “irene” significa “paz”.
Ni podemos llamar Teodor@ a una persona pacífica porque “teo-doro” significa “espada de Dios”.
Los nombres deberían “nominar”, “nombrar” lo que significan. Debería haber un ajuste entre el “nombre” y lo “nominado”.

Si una flotilla de barcos va cargada de suministros alimenticios, farmacéuticos, domésticos,… para ayudar a los palestinos de la franja de Gaza, arrinconados por Israel, esa flotilla debería denominarse “flotilla humanitaria” y a bordo deberían ir personas desprendidas, caritativas,filantrópicas…..

Si se llama “flotilla de la paz” y a bordo van activistas políticos, deberían dirigirse o haberse dirigido a Cuba, que es donde las libertades están secuestradas y llevar como objetivo la liberación de los presos políticos encarcelados en inmundas prisiones.
Esos presos políticos están condenados, no por ser delincuentes –como afirma taxativamente el sin par Willy Toledo- sino por pedir libertad para todos los cubanos, no sólo para ellos.

martes, 1 de junio de 2010

LOS POLÍTICOS.

Alguien dijo –no sé quién- que la política es más peligrosa que la guerra, porque en la guerra sólo se muere una vez.
Y habría que añadir: “y ya nunca se resucita”.
No así en política.
Los políticos son como el ave Fénix, que renacen de sus cenizas. Mueren y renacen, políticamente, varias veces, a lo largo de su vida real.
Yo no sé por qué suelen ser ateos y no creyentes cristianos, sobre todo los políticos de izquierdas, porque están, continuamente, muriendo y resucitando.

Un político muere en una contienda municipal, como candidato a alcalde y, en las próximas elecciones aparece resucitado como parlamentario autonómico. O muere como Consejero y aparece, resucitado, como ministro. O muere como político español y resucita como europarlamentario, con despacho y secretaria en Bruselas.

Se les quiere tanto a los políticos o son tan valiosos que aunque mueran no se les deja morir y, generalmente, se les resucita en unos escalones superiores.
¡Como si la in-operancia o la mal-operancia fuese un mérito¡

17 parlamentos con miles de parlamentarios con coche, chófer, despacho, y secretaria oficiales.

¿Alguien puede decirme para qué sirve el Senado si, popularmente, se lo designa como “la cámara superflua”?.

Yo quiero ser senador.

¿Y lo del “cementerio de elefantes”?

Yo quiero ser ese tipo de elefante, no para estar enterrado, sino instalado en ese tipo de cementerio, nuevo nombre del paraíso terrenal, con muchísimas posibilidades de disfrutar.

¡Tranquilos¡. Estoy segurísimo de que no voy a conseguirlo.

P.D. Aunque, como decía un filósofo, “nada humano me es ajeno”, PROMETO (no juro, porque no creo en los juramentos, eso de “poner a Dios por testigo”, ¡anda que no han jurado los políticos¡), PROMETO no volver a escribir sobre los políticos y la política. Ya es bastante castigo tener que soportarlos y soportar sus decisiones.
Quiero creer que muchos de los e-mails que me envían sobre el gobierno son infundios y calumnias del P.P., porque si fueran verdaderos, era como para correrlos a gorrazos, apostatar de la política, declararse insumiso fiscal, sacar en procesión a Santa Rita,….
No hay mayor inmoralidad que hacer una ley ad hoc, interesada, actuar conforme a ella, a continuación decir que todo ha sido legal, y proclamar su inocencia. ¡Como si cumplir una ley inmoral fuera una acción moralmente buena¡

¡Para darse de baja¡. ¡Vamos¡