jueves, 24 de diciembre de 2020

ASÍ ES LA VIDA ( 23 ) EUROPA ( 2 ).

 

 

¿Cómo comparar el castellano, o español, con sus muchos millones de hablantes, con el euskera o vascuence o con el catalán y sus pocos miles de hablantes, además de que sus ciudadanos también hablan el español?

 

Con tanta lengua española que se habla ya en Estados Unidos no es de extrañar que, más pronto que tarde, el inglés se vaya fundiendo con el español, igual que el inglés europeo se fundió con el francés, un inglés inyectado de francés.

 

El gran error de los nacionalistas ha sido convertir al Estado en algo que no es, por la vía de la fuerza de la homogeneidad (una lenguaàun estado) cuando debería serlo, precisamente, por la fuerza de la heterogeneidad (un Estado y muchas lenguas).

 

Si el Estado ha tenido un componente nacional era, precisamente, para aunar diferencias, es decir, unos derechos democráticos que los pudiera disfrutar el emigrante, el judío, el musulmán….

Y en el momento en que el Estado entra en crisis y empieza a convertirse en sancionador de una homogeneidad, pierde su auténtica función y se convierte en una opresión para los ciudadanos, en vez de ser una garantía de la libertad.

 

¿Estamos o estaremos más cerca de África que de Alemania?

 

Creo que estamos más cerca de Alemania que de África, pero no debemos echar en saco roto nuestros lazos ancestrales, histórica y culturalmente, con judíos y con musulmanes, aunque nunca debemos copiar sus teocracias islámicas y seguir con nuestra democracia occidental aunque sea manifiestamente mejorable.

 

Aunque es verdad que los nacionalismos combativos pueden dar una falsa imagen de España, de cara al exterior.

 

Ya Machado había dicho que “la cuestión catalana no podía solucionarse y habría que soportarla”

 

Más concretamente: “Pues bien, señores; yo sostengo que el problema catalán, como todos los parejos a él, que han existido y existen en otras naciones, es un problema que no se puede resolver, que sólo se puede conllevar, y al decir esto, conste que significo con ello, no sólo que los demás españoles tenemos que conllevarnos con los catalanes, sino que los catalanes también tienen que conllevarse con los demás españoles”.

 

Y “conllevar” –según la RAE, en su segunda acepción es: “Soportar con resignación una enfermedad, una pena o una situación que no satisface completamente.

 

Yo soy “castellano” (salmantino) de nacimiento, llevo más de 50 años en Andalucía, por lo que me considero “andaluz”, aunque sea sólo de adopción (lo que no es merma alguna) y como de esos 50 años, 30 han sido/son en Málaga, me considero “malagueño de corazón”, pero todo, siempre y al mismo tiempo, y por encima de todo, me considero “español”, y también “europeo”.

 

Mientras, los nacionalismos son exclusivistas, provincialistas o regionalistas, de vuelo corto, ombliguistas,…del terruño por el cual sacrificarían la vida.

Eso sí, después de inventarse pasados felices inexistentes, históricamente desde tiempos lejanos, asiduamente perseguidos por el Estado Central, con derechos adquiridos,…todo un artificio.

 

Tras morir Franco España apareció ante el mundo como una gran incógnita.

 

¿Seguiría siendo la sin urnas o la de urna cerrada, la del tricornio y el cura, la del botijo y las castañuelas,…? ¿O se acercaría políticamente a los democráticos países europeos, fueran monárquicos o republicanos?

 

La Constitución del 78, gracias a ceder todos los partidos reivindicaciones programáticas propias, nació una “monarquía (aunque hubiera sido impuesta por el fallecido dictador) parlamentaria”.

 

Y, caminando-caminando por esa senda ya podemos ver libros españoles en las librerías europeas, y las salas de cine proyectan películas españolas y algún que otro Óscar ha caído en nuestras manos, y algunos de nuestros cantantes no sólo no decepcionan sino que son números unos en las listas europeas, y ¿qué decir de nuestros pintores?

 

Creo que España, hoy, detenta una dignidad cultural en el mundo.

 

Pero lo que sí sabemos es que el inglés es el lenguaje de la ciencia y de la tecnología, y no por Oxford y Cambridge (aunque, también) sino, sobre todo, por lo norteamericanos, con Universidades e Institutos tecnológicos cualitativamente supremos, pero tampoco debemos olvidar que los americanos están hechos de pedazos europeos, como Frankenstein, sobre todo irlandeses y británicos, es decir, que la cultura americana es un popurrí de influencias europeas, y pasada por la turmis, sin contar con genios indios, alemanes,..

 

Últimamente los hispanos, y el castellano está invadiendo Estados Unidos.

 

La ideología política influye en el auge de la cultura.

 

En España, en concreto, la derecha española ha sido siempre muy pobre, se ha como enquistado en el tiempo con el apoyo además de la Iglesia y el Vaticano.

La mayor parte de los creadores han sido siempre de izquierdas o de centro-izquierda, progresistas.

 

Y es verdad que las derechas siempre han sido, en España, bastante gritonas y bastante zarzueleras y la cultura, más bien, debe tener siempre un elemento progresista y libertario, rompedor, ensayando nuevos géneros y formas de comunicar los nuevos mensajes.

Pero nunca-nunca un comunismo ortodoxo.

 

Incluso a otros niveles, los fascistas de Mussolini o los nazis alemanes al menos representaban la modernidad, eran movimientos modernos, negativos, pero modernos, mientras que aquí, el fascismo fue esencialmente reaccionario y la derecha franquista era clerical, reaccionaria, vaticana, gazmoña, represiva,…como más cavernaria.

 

La cultura, que debería ser sólo cultura, cuando gobiernan las derechas dicen los de izquierda que se resiente de dirigismo político.

Exactamente lo mismo que dicen los de derechas cuando son las izquierdas las que están en el gobierno.

 

El mejor ministro de cultura, pues, es aquel cuyos gustos personales se reflejen menos en la cultura general del país, porque no sería bueno que sus preferencias resultaran demasiado reflejadas o demasiado dirigidas.

 

El auténtico artista no tiene que ser el querompa absolutamente y acabe con todo lo anterior, esa es un proyección muy infantil.

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