lunes, 7 de diciembre de 2020

ASÍ ES LA VIDA ( 8 ) LA MUJER ( y 2 )

 

Yo he defendido (y defiendo) la razón apasionada, una razón que debe tener en cuenta el sentimiento para ser, de verdad, racional.

 

En mi pueblo todo el suelo de la iglesia estaba lleno de losas de sepultura y las mujeres ocupaban, con sus reclinatorios, la parte trasera de la tumba de sus antepasados, cuando los enterramientos se hacían dentro de la Iglesia, que luego se enterrarían en los alrededores de la iglesia para, al final, ocupar una parcela a las afueras del pueblo, con los álamos como testigos de localización del cementerio, luego llamado “campo santo”.

 

¿Sabíais que “cementerio” significa “dormitorio y que, lógicamente, a la “muerte” se la denomina “sueño”, aunque “sueño eterno del que ya no va uno a despertarse”?

 

Creo que sí es verdad que la juventud (y no solo la juventud) prefiere distinguir entre “belleza y fealdad” más que sobre “bondad y maldad”

Y tengo mi teoría de que, cuando Adán y Eva comieron de la manzana y se vieron desnudos se vieron “feos” más que “malos y pecadores” y por eso se avergonzaron.

 

Igual que es verdad que, hoy, está más de actualidad la “Estética” que la “Ética”, el aparecer y mostrarse externamente prima sobre el ser, porque los demás ven nuestro exterior y no nuestro interior.

 

Recuerdo las clases  en el Instituto cuando le contaba la historia del joven que le echaba en cara a su amigo que se hubiera enamorado de esa muchacha bajita, gorda y, más bien fea. A lo que el amigo le respondió: “pero es que si tú la vieras por dentro, si tú vieras cómo es de “buena”, de “servicial”, de “comprensiva”….

 

Y es que la Estética necesita la innovación, la novedad, incluso la ruptura con lo anterior, mientras la Ética atiende a lo permanente debajo de la diversidad.

 

Recordemos que los fascismos fueron doctrinas en las que se cuidaba mucho la estética: la estética de la violencia, la estética de la muerte, exaltación de la juventud, de la velocidad, de la conquista…

 

Nada que ver el atractivo del fascismo italiano con el fascismo español, más casposo, menos estético y al que hoy los historiadores prefieren llamarlo “dictadura y dictador”, “militarismo” más que “fascismo y fascista”.

 

Lo que “debemos hacer y comportarse” con las personas (Ética) no es lo que “podemos hacer” con los símbolos (Estética).

 

Si lo opuesto a la Estética es la fealdad, lo que busca la Ética es la excelencia, es proponerse ser humano a tope, de forma radical, de ahí que lo opuesto a la Ética no sea el pecado (ámbito religioso) sino el olvido de la humanidad o su desprecio.

 

Pero todos sabemos que es muy bien aceptado el “desnudo femenino” pero todavía tenemos el tabú del “desnudo masculino” pero sí se resalta la musculatura masculina como atractivo aunque sólo insinuados los genitales pero que también, ya, se presenta como objeto deseable.

 

El programa televisivo “mujeres, hombres y viceversa”, tras un casting de ellas y ellos, son jóvenes (y “jovenas”) juveniles, atractivos,…que, a mí, personalmente, más bien me parece un mercado de mercancía, en el que se expone en el escaparate, cuerpos estéticamente atractivos y atrayentes.

 

Aunque el gran mito, más que el cuerpo, es la “erección”, que no puede simularse sino que sólo puede aparecer cuando está funcionando y todo lo demás puede ser fingido (algo que los adolescentes lo consideran real) por lo que una violación en grupo de una chica debe estar disfrutando igual que lo que aparece en el cine porno, al no distinguir al “actor”, de la “persona”.

 

Un varón en erección no engaña, mientras una mujer con sus gemidos,… es/puede ser una pura y mera representación teatral o estar pensando en el cámara que está grabando.

 

La erección no engaña, ya está indicando el deseo.

 

Siempre he defendido que el mito del más allá en buena medida nos viene del sueño.

Yo sueño, muchas noches, con mi padre, fallecido hace ya bastantes años y sólo cuando me despierto compruebo que era un sueño y no realidad.

 

Esa idea de que, al caer dormidos, empieza otra vida y que la muerte sería sólo un sueño, pero del que ya no despertaremos…

 

Vemos un muerto y, fácilmente, podemos imaginar que está dormido y quizá soñando.

 

Unamuno decía que el relato de la creación , en el Génesis, en realidad fue que Dios el séptimo día no descansó, sino que se durmió, y empezó a soñar que creaba a un varón, llamado Adán, a su imagen y semejanza y luego a Eva, los hijos, el Edén,…

Pero todo era y nosotros somos, en realidad, no seres reales, sino seres soñados por Dios y que nos interesa que ese Dios no se despierte, porque como se despierte dejaremos de existir nosotros, seres soñados, de ahí la música melódica de las misas, en las iglesias, catedrales, el canto gregoriano,…música no estridente, para que no se despierte, sino música suave, como cuando se acuna a un niño para que se duerma (en este caso para que no se despierte Dios), porque sólo somos eso, un sueño de Dios,….

 

Y nos entra la teoría de si no habrá otra vida paralela a ésta que estamos viviendo en la tierra.

 

¿Qué es la resurrección sino el despertarse, levantarse,…pero ya como final?

Y ahora llega la religión y nos dice cómo debemos comportarnos para que esa vida última y eterna sea feliz y no desgraciada, ir al cielo o ir al infierno,…

 

Aquí dormimos en los dormitorios y de ahí lo que antes hemos dejado escrito: el cementerio es el dormitorio de los muertos (aunque luego, y también, se le denomine “camposanto”) e igual que nosotros nos levantamos todos los días de nuestro dormitorio, los que duermen en el cementerio un día se levantarán, resucitarán,…

 

Nosotros vivimos no sólo en lo que hay, en lo que es, sino también en lo deseado, en lo que puede ser, en lo que deseamos que sea pero que todavía no es y que, quizá, no sea.

 

Decía Hegel que “el hombre no es lo que es y es lo que no es” o sea, que nunca es simplemente lo que es sino también es una serie de posibilidades, de sueños, de ambiciones, de deseos, de frustraciones, de recuerdos,…

 

Nunca somos exactamente lo que en este momento somos, lo que estamos actualmente siendo

 

Dicen que una cosa de lo más excitante de los puticlubs es cuando vas subiendo la escalera tocándole el culo a la prostituta.

 

También se disfruta, y mucho, en la víspera, y muchas veces más que en el día después, porque nada está siendo lo que se esperaba que fuera y ser una frustración, algo que no se contempla en la expectativa, en la víspera.

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