martes, 15 de diciembre de 2020

ASÍ ES LA VIDA ( 16 ) LA ÉTICA Y LAS MORALES ( 1 )

 LA ÉTICA.

 

Hablamos de Ética, no de Morales.

 

Moral ß mos-moris (costumbre).

 

Hay tantas morales como religiones, como sociedades, como culturas, como momentos históricos, como clases sociales,..

 

La moral de un terrorista o de un fundamentalista religioso no es la de una persona que ame y respete la vida.

 

Ética ßethos (carácter) es la manera de ser de una persona.

La Ética, como estudio de las morales, y guiada sólo por la Razón, sólo puede haber una.

Pero en la vida…

 

La Ética es/tiene que ser laica.

 

Mientras la moral (mores = costumbres) sería “el conjunto de costumbres en una época determinada” y considerar que son “estrategias vitales de la sociedad”, por eso las sociedades priman el altruismo sobre el egoísmo, porque tiene que primar lo que favorece la cohesión sobre la disgregación por lo que puede llevar anejas sanciones de tipo social y moral.

 

Las morales se concretan en mandamientos, órdenes que deben cumplirse, haciéndolas (las órdenes positivas) o prohibiéndolas (las ordenes negativas, del tipo: “no cometerás…no matarás…)

 

La Ética, en cambio es, fundamentalmente, “el arte de vivir”

 

El mundo no es tan dramático como, a veces, lo interpretamos y lo vivimos, quizá porque somos nosotros los que lo dramatizamos.

 

Nunca he creído que seamos el centro y el ombligo del mundo pero tampoco creo que seamos la uña del dedo meñique del pie izquierdo.

Aunque sí creo que seamos los hombres la última especie en llegar a la tierra tras miles y miles de años de evolución,

 

Los últimos sí, pero no los mejores ni los peores, somos lo que somos y como somos, capaces de hacer las cosas bien y capaces de hacerlas malísimamente mal.

 

Acepto las limitaciones (por eso soy agnóstico y escéptico) porque no creo que con este pequeño cerebro seamos capaces de desentrañar todos los misterios del universo.

 

Algo somos, mucho, sí, pero no todo.

 

Eso es lo que hay y lo que somos.

Ni vivo en las nubes ni en una cueva oscura.

 

¿Algo humano es absolutamente perfecto?, pues no.

Todo lo humano siempre es posible de ser y estar mejor de lo que es y de cómo está.

 

Ahora parece que nos ha dado por criticar nuestra institución democrática porque no es perfecta y hay mucho corrupto dentro de ella, pero lo que no podemos es tirar el agua de la palangana, con el niño dentro, porque el agua no esté inmaculadamente limpia y transparente.

 

La democracia es una de las mayores y mejores creaciones del hombre para vivir humanamente, pero siempre será “manifiestamente mejorable”.

 

Nunca tiramos a la basura la ropa porque esté algo sucia, siempre es posible lavarla y poder seguir usándola “como si” fuera nueva, a estrenar (aunque no lo sea).

 

Dice Nietzsche que qué poco recordamos cuánta sangre, cuánto esfuerzo y cuánto dolor han costado las cosas buenas que tenemos, aunque tengamos que mejorarlas, pero no, por ello, destruirlas.

 

¿Cuánto tiempo y cuántas muertes han costado la libertad de la que gozamos, la justicia en la que vivimos, la democracia con la que y por la que convivimos, sustituyendo las armas de antes por las palabras y los argumentos de ahora, por lo que aceptamos que aquello por lo que la mayoría opte, aunque yo haya optado por otra cosa que también era posible?

 

Tenemos muchas creaciones humanas buenas, pero no absolutamente perfectas, por lo que debemos ser conscientes de que para defender a toda costa la igualdad y la justicia tendremos que limitar las libertades.

 

“No se puede tener burra, buche y leche” –se decía en mi pueblo, tienes que renuncias o a la segunda o a la tercera si quieres seguir teniendo la primera.

 

¿Cuál deba primar sobre cuál? pues dependerá de las circunstancias.

 

La libertad, la Justicia, la Igualdad, la Democracia,…los grandes valores que aceptamos son como los grandes dioses y, a veces, son incompatibles apostar y aceptarlos simultáneamente.

 

Ni sólo ginebra o whisky ni sólo tónica, lo mejor es un cóctel, más o menos “cargado” pero, a fin de cuentas, cóctel, mezcla.

 

Muchas veces se ha dicho que, en la relación amorosa, a uno le gustaría tener la intensidad del primer día pero que durara eternamente, una pasión sin límites, pero sin cansancio.

 

Y hay que decir que “lo que no puede ser, no puede ser y, además, es imposible”.

Y eso es lo que hay.

 

Tenemos comida con que alimentarnos, bebidas para saciar nuestra sed, ropa con que cubrir nuestro cuerpo, casa en la que refugiarnos contra las inclemencias del tiempo, una familia que hemos creado, un trabajo que nos facilita poder tener todo lo anterior,… ¿y nos quejamos, muchas veces, cuando somos unos ultraprivilegiados?

 

Los occidentales, muchas veces, nos ponemos las anteojeras para no ver, a los lados, la miseria y la infravida que soportan millones y millones de personas, que son igual de personas que nosotros.

 

Que el mundo en el que vivimos no es perfecto, lo sabemos, pero eso no puede llevarnos al suicidio y sí a seguir con vida intentando hacerlo mejor.

 

Uno puede suicidarse por amor a la vida, porque le has puesto tales requisitos y exigencias a la vida que, si no se cumplen, quedas frustrado y de la frustración al suicidio la puerta está abierta o, al menos, entreabierta.

 

Un pesimista, generalmente, no se suicida, porque como parte del punto de vista de que este mundo es una mierda, si encuentra algo bueno se le alegra la vida y no quiere acabar con ella.

 

El optimista, en cambio, como está convencido de que a él se le debe, al menos, una cierta dosis de plenitud, cuando no lo consigue siente que ha sido engañado, se siente decepcionado, frustrado, de no haber superado la exagerada altura a la que ha puesto el listón por que puede entreabrirse  la puerta del suicidio.

 

Cuando alguien cree que la vida normal es así, si se le ofrece algo superior a eso normal, se alegra y querrá seguir disfrutando de ese plus sobre la normalidad.

 

Todos sabemos que, a veces, por una simple ruptura amorosa (cuando puede rehacerse la misma o comenzar una nueva) se da el paso hacia el suicidio.

 

No se puede confundir el embrión con el niño (no se puede llamar a alguien arboricida por haberse comido el hueso del melocotón, en vez de haberlo escondido bajo tierra para que surja un melocotonero)

 

No se puede confundir a una persona parapléjica profunda e irrecuperable con una persona sana pero no por ello se le puede ni se le debe aplicar la eutanasia, la “buena muerte”.

 

Yo no tengo criterio fijo, asentado, para la eutanasia (sea activa o pasiva) pero cuando una persona está entubada, con sólo vida vegetativa, irrecuperable y dar marcha atrás, a lo más mantenerse vegetativamente, cuando la vida humana, además de vegetativa es sensitiva y sobre todo racional (Aristóteles dixit) ¿se puede desenchufarla?

 

Y hoy puede apagársele el dolor (porque el dolor nunca debe ser un mérito, ¿mérito de qué, para qué?

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