martes, 8 de diciembre de 2020

ASÍ ES LA VIDA ( 9 ) NUESTRO PLANETA ( 1 )

 NUESTRO PLANETA

 El hombre siempre le temió a la naturaleza porque no la conocía bien y, por ello, no sabía ni podía dominarla.

Le imploraba a los dioses de todo tipo para que apartara de ellos las calamidades (riadas, nevadas, tormentas, olas de calor o de frío,…)

Es ahora, por primera vez, cuando conociendo cómo ella funciona sabemos cómo hacerle frente.

Y no sólo eso, es que ya se considera dueño y señor de ella y sobre la que tiene poder de vida y muerte.

 

Aunque, si lo pensamos bien, el hombre no puede destruir la naturaleza, ni siquiera alterarla, la naturaleza siempre seguiría, de una forma o de otra.

Lo que sí puede destruir es el planeta en que habita, basta con lanzar unas cuantas bombas atómicas las cuales cumplirán su función como lo hace la clorofila en las plantas.

 

Nadie puede hacer absolutamente nada contra las leyes de la naturaleza y, por lo tanto, nadie puede alterar la naturaleza.

 

Uno puede quemar un bosque, volar un planeta, contaminar un mar,…pero todo de forma natural, utilizando recursos naturales: la química de un producto venenoso es tan química como la que hay dentro de una manzana.

 

No.

 

El hombre nada puede hacer contra la naturaleza, lo que sí puede hacer (y mucho) es contra determinadas formas de la naturaleza en la que él vive, contra este insignificante planeta, de ninguna importancia especial en el cosmos (como una mota de polvo) y que un día quizá explote por razones naturales, sea porque lo hacemos volar nosotros, sea porque le llegó su hora, su día.

 

Para nosotros esto es importantísimo, pero la naturaleza no se altera porque desaparezca este o cientos de planetas, o soles, ella, la naturaleza, sigue su curso, de otra manera, pero ella sigue.

 

Que nos estemos cargando la capa de ozono, ese paraguas contra la entrada de rayos ultravioletas letales, tiene una gran influencia sobre nosotros, pero no sobre la naturaleza, pues ocurre por razones absolutamente naturales.

 

Nosotros podemos perecer, pero a la naturaleza le importa un rábano que nosotros estemos o no estemos, ella seguirá.

 

Imaginaos que desaparece la vida sobre la tierra ¿es que no puede haber vida, la misma o de otro tipo, en otro planeta, entre los trillones de planetas que pululan por el cosmos alrededor de una de los millones de estrellas que existen?

 

Hoy no podamos afirmar que haya vida pero lo que no podemos es negar la posibilidad de que la haya.

 

O, quizá, también pudiera ser una azar que la vida haya ocurrido sólo aquí, ¿Quién nos dice que no?

 

Estadísticamente ¿por qué no puede haber vida, del mismo o de otro tipo, en el ilimitado universo?

 

¿O creemos que la naturaleza se alegra de que nosotros estemos aquí y se entristecería si desapareciéramos?

¿Qué más le da a la naturaleza si, como dicen, si el hombre desapareciera sólo seguirían vivas las cucarachas?

 

La naturaleza es mucho más que nuestro paisaje.

 

Yo soy ecologista, pero porque me interesa que los cuatro elementos clásicos permanezcan lo más puros posibles, porque en ello nos va la vida, pero lo que no soy es ecólatra.

 

Hay muchas razones para defender los árboles, el mar, el aire,…porque forman parte de nuestra vida, de nuestra cultura, pero a la naturaleza le da lo mismo que haya árboles o no, que el agua esté contaminada o no, que haya polución o no,…

 

De hecho, la naturaleza, por sí sola ha destruido más especies zoológicas del planeta de lo que los hombres hayan destruido jamás y sin alterarse lo más mínimo, porque ella, la naturaleza es así.

 

Que desaparezca una especie natural y por razones naturales es como cuando hacemos dibujitos en la arena de la playa y una ola los borra para siempre.

¿Ha ocurrido, por ello, algo raro o es normal?

¿Nos indignaremos contra el mar?

No, porque es algo que el mar hace todos los días.

 

La naturaleza y la energía crean unas formas y hacen morir otras.

 

Todo eso nos interesa a nosotros ¿pero a la naturaleza?

 

Si. por cualquier forma, el mar desapareciera, la naturaleza crearía otras formas, a ella le da igual, a nosotros no, por eso queremos que no desaparezca y que no se contamine.

 

El mar, el aire, la capa vegetal, la misma tierra,…nos son indispensables, pero no para la naturaleza.

 

No podemos ni debemos sacralizar la naturaleza en el sentido de creer que ella tiene un orden ya dado que debemos conservarlo.

El orden que hay nos interesa no cambiarlo, pero si lo cambiáramos a ella de daría igual.

 

La naturaleza crea y destruye con absoluta tranquilidad y nosotros mismos, cuando actuamos, lo hacemos como fuerza natural: el fuego, la energía nuclear, la contaminación química,… todo es completamente natural, lo que ocurre es que son fuerzas naturales que pueden volverse contra nosotros, pero no contra la naturaleza.

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