Lo ideal es que los países estén políticamente vivos y si hay que protestar, justamente, por algo, que se proteste, incluso yendo a una huelga.
A mí, personalmente, la
monarquía no me estorba mientras se comporte como debe comportarse, pero
tampoco me hace falta porque, como muchas veces he afirmado, creo que el modo
más normal, más racional, de gobernarse un país es con
Me parece que las monarquías,
salvo que queden como entidades simbólico-folclóricas, pero sin poder efectivo,
no tienen ya razón de ser.
Somos herederos de unos
principios que empezaban diciendo que todos los hombres nacemos libres e
iguales, lo cual es lo contrario de que unos nazcan reyes y otros vasallos.
La pregunta que muchos se
hacen es qué pasa si el rey es bueno, pero el problema no es que el rey sea
bueno o malo, el problema radica en que si fuera malo seguiría siendo rey
igualmente.
El que sea bueno tranquiliza
si ha sido votado, porque podremos también cambiarlo si sale malo, pero lo malo
es que el rey siempre es rey.
En España ocurre que, por un
lado está el rey, que nadie lo ha votado, que ha caído del cielo o lo ha traído
Franco, y que es bueno, y por el otro lado están los políticos, que los hemos
elegido nosotros y son, todos, unos sinvergüenzas.
Pero, la verdad es que, el
rey (la institución monárquica) no es totalmente bueno ni los políticos son
todos malos malísimos.
Pero al primero no lo podemos
quitar y a los segundos sí, porque como los votamos, podemos des-votarlos
(palabro no recogido por
Si el rey contribuyó (muerto
el dictador) a que llegara la democracia, no podría haberlo conseguido si otras
personas no hubieran apoyado la transición.
Si llegó la democracia fue,
seguramente, por unas circunstancias, en buena medida azarosas y que salieron
bien, y no por una habilidad divina de nadie, sino por una suma de casualidades
muy afortunadas.
No podemos olvidar que las
izquierdas tuvieron que renunciar a su eterno objetivo: una República.
Y, dentro de esa izquierda no
podemos olvidar el más izquierdoso de la izquierda, el Partido Comunista y
Santiago Carrillo.
Se nos metió la monarquía en
un kit completo que, o lo apoyábamos o volvíamos a las andadas.
Y se impuso el sentido común.
Elegir lo menos malo, no lo
ideal.
Después, y hasta hoy mismo,
sigue flotando la pregunta que debería ser hecha pero que no es el mejor tiempo
para hacerla: “O Monarquía o República”, en un referéndum y a quien Dios se la
dé, que San Pedro se la bendiga.
Pero mirando a largo plazo
las monarquías desaparecerán y se instalarán las repúblicas, es lo lógico y
natural, y los monarcas quedarán en los libros de historia y convertidos en una
especie de Reyes Magos o Papá Noel y, normalmente, sin regalos.
A mí me gusta que existan los
Reyes Magos porque a nadie hacen mal y a los chiquillos les entusiasma, pero
sólo una vez al año.
Que de ilusión también se
vive (aunque la ilusión de los padres es otra, pero también la cara de
satisfacción de sus crédulos hijos, a los que les da igual cómo los camellos
pueden subir al piso noveno a beber agua y comer galletas o cómo Papá Noel
viene en un carro tirado por renos, desde el Polo Norte, puede bajar por la
chimenea, que ya apenas hay, y que estaría llena de hollín con un saco enorme
lleno de regalos.
Si antes estaba el Gran
Hermano y el resto, todos nosotros éramos como conejitos dominados, una vez
desaparecido, como todos somos libres (al estar liberados) todos tenemos
derecho a ejercer nuestra libertad, por lo que puede haber (hay) choques entre
esas personas ahora libres.
Si antes no había conflictos
fáciles entre personas, hoy estamos tan conectados que los tenemos en nuestro
ordenador, a golpe tecla, para felicitarlos, para insultarlos, para
preguntarle,…estamos tan conectados que las libertades de cada uno puede chocar
(y choca) con la de otros muchos.
Si es enorme el peso de la
libertad, ¿qué decir del peso de las libertades ajenas que las tenemos en
nuestra propia casa, en nuestra red de medios de comunicación social, en el Hotmail o el
Gmail, en la video llamada,…?
Cada vez es mayor la
capacidad de intervenir en los otros y ser intervenido por ellos, además de
estar aporreteados (¿) por la publicidad disfrazada de información.
Estamos expuestos y es cada
uno el que debe tomar el control de las riendas de la situación.
Podemos bloquearlo, por
ejemplo, o considerarlo como spam para que deje de molestar, o ponerlo como
“favoritos” si creemos y queremos que…
Basta que un conocido, si es
famoso mejor, marque un camino para que muchos lo sigan (aunque sea un bulo,
una fake news que nos cuelan)
Esas noticias falsas,
conocidas también con el anglicismo “fake news”, son un tipo de bulo que
consiste en un contenido pseudoperiodístico difundido a través de portales de
noticias, prensa escrita, radio, televisión y redes sociales y cuyo objetivo es
la desinformación y, como consecuencia, la manipulación y el engaño.
Y como tenemos una tendencia
a la mímesis….
Para que la vida merezca la
pena vivirla hay que pensar y hacer lo que Sócrates nos dijo hace 2.500 años:
“una vida sin examen no merece la pena de ser vivida”.
Debemos, también, hacerle
caso a Kant: “sapere aude”, atrévete a pensar por ti mismo, sin tener que
consultar con, sin necesidad de tutores (siempre interesados en algo).
Esa, y no otra, es la mayoría
de edad que proclamaba Kant en: “¿Qué es la ilustración”?
Debemos,
pues, ser ilustrados.
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