El concepto de Hispanidad
surge en él con fuerza tras su estancia en Argentina.
Así considerará los tres
grandes mitos de la cultura española, que recoge en su libro “Don Quijote, Don
Juan y La Celestina ”,
en 1.936.
Don Quijote es la encarnación
del Amor, Don Juan, del Poder y La
Celestina , del Saber o de la Verdad.
Es la versión española de
tres atributos esenciales de Dios.
De los tres mitos es el mito
de Don Juan el que ocupa el lugar preferente porque él es la Fuerza , y la Fuerza es un Bien.
Sólo él PUEDE conquistar a
cualquier mujer y lo hace aunque sea monja, se llame Inés y esté en un
convento.
“Danos, Señor, la fuerza, la
vida, el poder, la victoria” porque los otros dos atributos – SABER y AMAR
–sólo podrán mantenerse si hay una fuerza que los apoye o en qué apoyarse,
porque sin el PODER, tanto el SABER como el AMAR se vienen abajo.
Por dondequiera que fui / la
razón atropellé /la virtud escarnecí /a la justicia burlé / y a las
mujeres vendí /
Yo a las cabañas bajé / yo a
los palacios subí / yo los claustros escalé / y en todas partes dejé /
memoria amarga de mí. /
Ni reconocí sagrado / ni hubo razón ni
lugar / por mi audacia respetado; / ni en distinguir me he
parado / al clérigo del seglar. /
A quien quise provoqué, /
con quien quiso me batí, / y nunca consideré / que pudo matarme a
mí / aquel a quien yo maté.
O este otro fragmento:
DON LUIS
¡Por Dios que sois hombre
extraño! / ¿Cuántos días empleáis / en cada mujer que amáis?
DON JUAN
Partid los días del año / entre
las que ahí encontráis. / Uno para enamorarlas, / otro para conseguirlas, / otro
para abandonarlas, / dos para sustituirlas / y una hora para olvidarlas.
PUEDE hacerlo y lo hace.
Y es verdad que “si no hay un
Dios en los cielos, Don Juan tiene razón”
El PODER es, en definitiva,
la clave y la Voluntad
de Poder el resorte que mueve al mundo.
Maeztu admira los dos grandes
poderes de su tiempo: a los Estados Unidos y al dinero.
Y es que el PODER se funda
sobre la riqueza, y el poder militar también.
“El poder económico me parece
mas perfecto, pero más complejo, que el poder militar”
En “El sentido reverencial
del dinero” afirma: “el dinero merece reverencia porque es bueno, porque es un
bien ligado, como todos los bienes, al Bien General”.
Es general la creencia en la
bondad natural del dinero, al que llama “oro santo”, de ahí la afirmación: “Sin
dinero, mejor dicho, sin poder, no hay bondad efectiva, sino meramente buena
voluntad o buenas intenciones” (aunque en sus comienzos lo denominase “oro
vil”).
Juzguen Ustedes.
“La esencia del dinero
consiste en “ser PODER”.
Pero de los distintos tipos
de poder, “nada es más fuerte que “el poder del espíritu”.
En su “Defensa de la Hispanidad ”, entre
otras muchas cuestiones, propone volver a la tradición católica y autoritaria
que llevó a una desconocida etapa de grandeza imperial y que se fue perdiendo
paulatinamente desde el siglo XVIII por la adhesión a principios
intrínsecamente disgregadores: la Ilustración , el Enciclopedismo, la Revolución Francesa ,
el Liberalismo,…
Además, el liberalismo no ha
cumplido sus promesas y, por eso, “los países principales vuelven la mirada a
regímenes de autarquía”
Para los españoles no hay
otro camino que “la Antigua Monarquía
Católica, instituida para servicio de Dios y del prójimo”.
Catolicismo e Hispanidad se
identifican plenamente, de ahí que el lema para Los Caballeros de la Hispanidad sea: Servicio,
Jerarquía y Fraternidad como antagónicos a los principios del liberalismo:
Libertad, Igualdad y Fraternidad.
La ideología de Maeztu se
tiñe de un carácter aristocrático y autoritario, muy cercano al Superhombre de
Nietzsche, encarnación de la
Voluntad de Poder.
Esa defensa del
autoritarismo, vinculada a la “voluntad imperial” no fue ajena a los
sentimientos y actitudes adoptadas por grupos de “extrema derecha” en los años
anteriores a la guerra civil, incluso, quizá, contribuyó en gran manera sobre
todo en el movimiento “Acción Española”
¿No es una contradicción
afirmar la igualdad esencial de todos los hombres y apostar por una
organización política basada en la
Jerarquía y en el Servicio, entendidos en sentido
aristocrático, según el lema de los Caballeros de la Hispanidad ?
Quizá su interpretación de la
“Hispanidad” es la justificación teórica del totalitarismo y esa voluntad de
poder sobrepasa a Nietzsche para caer en un fascismo declarado al que se
adscribió con su conducta práctica, mediante el apoyo, como diplomático, a la Dictadura de Primo de
Rivera, su participación activa e inspiración intelectual en el grupo de Acción
Española y su repetida declaración de simpatías en el terreno privado.
Aunque, según algún crítico,
uno de los temas preferidos de Maeztu era hacer apología de Hitler,
considerándolo como uno de los más grandes políticos que ha conocido la
historia por haber impedido, junto a Mussolini, que el comunismo destruyera
todo lo que en el mundo existe de cultura.
¿Tuvo que ver, todo esto,
esta actitud y defensa, con la
Guerra civil?
Tenía la idea de que la
crisis de Occidente no podría resolverse más que mediante métodos fascistas.
Al comentar la Decadencia de
Occidente, de Spengler, dice: “este cuadro de desolación no se arregla sino con
la promesa de que todavía, antes de su muerte, conocerá la Civilización
Occidental una restauración aparente, por medio de un
imperialismo o cesarismo (quizás un fascismo) que será una vuelta de los viejos
poderes de la espada y de la cruz, la aristocracia y el sacerdocio, frente a los
poderes actuales de la plutocracia y los intelectuales”
Ya había exaltado la guerra y
con los elogios a la aristocracia y al ejército como la expresión superior de
toda aristocracia está acercándose a los ideólogos del fascismo español (Víctor
Pradera, Onésimo Redondo, J. A. Primo de Rivera, Francisco Navarro Ledesma,
Ernesto Giménez Caballero) con posturas que presagian lo que luego se llamará
Movimiento Nacional.
“…si el mundo se arregla, lo
tendrán que arreglar los militares. No digo que sean éstos de ahora. Si no son
éstos, serán otros. Los que lo arreglen serán militares…los militares tienen el
poder y tienen también la tradición…se han abrazado a una profesión de
sacrificio. Ha hecho votos de algo. No es libre ni tiene pretensión de serlo.
Su profesión es un servicio…ya no confiaba la salvación de España sino a la
posibilidad de que se les ocurriese salvarla a 49 capitanes….que sean
disciplinados….que posean las armas….que sean ejemplo…todos los pueblos son
cera para un puñado de hombres que sean a la vez buenos y duros…”
La “voluntad de poder”, con
su inicial origen nietzscheano, ha llegado aquí a sus últimas consecuencias
prácticas, de doloroso recuerdo para todos los españoles.
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