PÍO BAROJA es, entre los
novelistas, el más influido por Nietzsche.
En “Camino de perfección” el
protagonista, Fernando Ossorio, manifiesta la lucha entre una afirmación pagana
de la vida y de la voluntad y una educación cristiana enaltecedora de la
contemplación, del sacrificio y del ascetismo.
El protagonista piensa cómo
educar a su hijo, recién nacido, y no quiere torturarlo con estudios inútiles,
con ideas tristes; que no querría torturarlo con símbolos misteriosos de
religión alguna” pero, “mientras Fernando pensaba estas cosas, la madre de
Dolores cosía, en la faja que habría de poner al niño, una hoja doblada del
Evangelio”.
En “El mayorazgo de Labraz”
Nietzsche aparece encarnado en la figura de Don Ramiro –todo acción y voluntad
de vivir –frente al pesimista y contemplativo Don Juan.
En artículos posteriores
manifiesta su desprecio al cristianismo, a la burguesía socialista, al credo
democrático, a la gregaria bajeza de las masas, mientras abundan los elogios al
individualismo, a la tendencia anarquista del hombre fuerte, a la invitación a
la inmoralidad.
La inmoralidad, inmoralizar,
es un trabajo beneficioso en sociedades rancias y arcaicas, como la española.
Para redimir a España hace
falta cercenar el fanatismo religioso y el liberalismo democrático, a la vez
que exagerando la tendencia individualista y acometiendo una política
experimental que, en España, se reduciría a un mínimo de ley y a un máximo de
autoridad.
En España reina la farsa
electoral y el catolicismo fanático y oscurantista.
La influencia nietzscheana es
manifiesta, apostando por la acción: “en el fondo no hay más que un remedio, y
un remedio individual: la acción. La acción es todo, la vida, el placer.
Convertir la vida estática en
vida dinámica; éste es el problema.
La lucha siempre, hasta el
último momento”
Todos los personajes de sus
novelas (Silvestre Paradox, Martín Zalacaín, César Moncada,…) son personajes de
acción, no de contemplación.
En “César o nada” el
protagonista, César Moncada, es la encarnación de la voluntad nietzscheana,
haciendo al protagonista tataranieto de César Borgia, expresión del anticristo
nietzscheano.
“La obra de España, alejada
de la Iglesia ,
debe ser organizar el individualismo extrarreligioso”
Somos individualistas; por
eso, más que una organización democrática, federalista, necesitamos una férrea
disciplina, de militares.
La democracia, la república,
el socialismo,…no tienen raíz en nuestra tierra y eso deberíamos propagarlo en
los países afines.
Los hombres aislados, como
nosotros, no se reúnen más que por la disciplina.
Ni rey, ni presidente, ni
gran sacerdote, ni gran mago.
El Loyola del individualismo
extrarreligioso es lo que necesita España.
España no es ni Francia ni
Italia.
Nos encontramos separados del
resto de Europa por los Pirineos y unidos a África por el mar y por el clima.
Nuestro plan debía ser
construir un gran imperio euroafricano, imponer nuestras ideas en la Península y luego
irradiarlas por todas partes.
“Los españoles hemos sido
grandes en otra época, amamantados por la guerra, por los peligros y por la
acción; hoy no lo somos.
Mientras no tengamos más
ideal que el de una pobre tranquilidad burguesa, seremos insignificantes y
mezquinos.
Hay que atraer la guerra, el
peligro, la acción, y llevarlos a la cultura y a la vida moderna”
Se ha escrito mucho sobre el
fascismo de Baroja.
Escribe frases inequívocas:
“la guerra es un tónico para los nervios debilitados de las razas sedentarias”,
“yo odio al militar de oficio y amo la guerra”, “la moralidad no es más que la
máscara con que se disfraza la debilidad de los instintos. Hombres y pueblos
son inmorales cuando son fuertes”,
Y, aún más: “vivamos –dice
Paradox –hechos unos bárbaros. Vivamos la vida libre, sin trabas, sin escuelas,
sin leyes, sin maestros, sin pedagogos, sin farsantes”
¿Alguien da más?
No hay comentarios:
Publicar un comentario