La crítica literaria es
unánime al afirmar que el alavés Ramiro de Maeztu es el miembro de la Generación del 98 más
influido por Nietzsche y que sólo el guipuzcoano Baroja se le puede acercar,
porque en éste también esta presente Schopenhauer.
Maeztu es un entusiasta de
Nietzsche, de ahí el apelativo que se da a fines del XIX de “El Nietzsche
español”.
Ya desde su primer libro
“Hacia otra España”, de 1899, se manifiesta como un escritor nietzscheano,
agresivo y crítico de la España
tradicional.
Periodista, escritor en
revistas, corresponsal en Inglaterra, voluntario en el frente aliado en la
primera guerra mundial, simpatizante de la dictadura de Primo de Rivera en
España, desde 1923, por lo que será nombrado embajador en Argentina, en 1928, y
habiendo publicado dos años antes, en 1.926, uno de sus mejores libros de
ensayos: “Don Quijote, Don Juan y la Celestina ”.
Al proclamarse la República se hace
miembro de Acción Española, cuyo primer número sale en 1.931, y de la que será
Presidente y en la que van apareciendo capítulos de lo que luego será su libro:
“Defensa de la Hispanidad ”
(1.934).
El 29 de Octubre del 36 sería
fusilado por las milicias republicanas, es la otra cara de García Lorca a manos
de los falangistas.
Junto con José Antonio Primo
de Rivera, Víctor Pradera y José Calvo Sotelo constituyeron la fuerte oposición
al régimen republicano.
Su ideología van cambiando
muy rápidamente: de defensor del individuo como personalidad poderosa capaz de
regenerar a España con el exclusivo esfuerzo de su voluntad a defender un
socialismo gremial, desde su corresponsalía en Londres para terminar en una
plena conversión al catolicismo afirmando que sólo el valor de la cultura
española –universal, humanista y católica –podrá afrontar la gran crisis de la
cultura occidental, donde se ha perdido el sentido espiritual de la existencia
humana.
“Servicio”, “jerarquía” y
“hermandad” son el nervio de una concepción autoritaria, espiritual y fraternal
de la convivencia humana.
Si en la primera etapa prima
la “voluntad de poder” (influencia de Nietzsche) en la segunda la primacía es
para la idea de “función” y los valores ideológicos trascendentes y en la
tercera la primacía será para la religión y el sentido espiritual del amor.
Del anarquismo intelectual,
pasando por el socialismo gremial hasta desembocar en el sentido de autoridad y
la ortodoxia católica.
Aunque también se afirma que
si en la primera etapa está patente (“influjo buscado”) la influencia de
Nietzsche, en las otras dos Nietzsche sigue estando, aunque latente, la
reminiscencia y los efectos del pensamiento nietzscheano.
Durante toda su vida
estuvieron presentes categorías como “la necesidad de una nueva tabla de
valores”, “el empuje más bien irracionalista”, “la estimación positiva de la
guerra”, “la voluntad de poder” y “el ideal de un hombre regenerado”
(típicamente nietzscheanas).
¿Cómo se hará esa Nueva
España? Y su respuesta nietzscheana: “basta, basta de la moral de los tullidos”
y, para añadir una exaltación del capital: “El dinero entraña una fuerza
superior, una grandeza más intensa que ninguno de esos otros artefactos. ¡Torpe
quien no lo vea! Cantemos al oro. El oro vil transformará la amarillenta y seca
faz de nuestro suelo en juvenil semblante. ¡El oro vil irá haciendo la otra
España¡”
El catolicismo al que se convierte
en su tercera etapa no el catolicismo de la humildad y del sacrificio, sino un
catolicismo de voluntad imperial y conquistadora, en el que el afán de poder
ocupará lugar primordial.
La tendencia corporativista,
el socialismo gremialista, de su segunda etapa, ya en Londres, es cuando el
hombre, en vez de ser considerado como “individuo” es considerado y
caracterizado como “función en la sociedad”, por el servicio que el hombre
presta a los demás, en sociedad, en el que debe sacrificar sus personalidad en
pro de valores objetivos, que son cuatro: el Poder, la Verdad , la Justicia y el Amor.
Este cambio religioso fue lo
que causa la ruptura de amistad que mantenía con Ortega y Gasset.
El sentido que el catolicismo
puede dar a la vida humana y a la sociedad es inseparable de esa “defensa de la Hispanidad ”
De esos 4 valores antes
reseñado quedarán sólo 3, cayendo la Justicia.
Y esos tres valores son
atributos divinos pero será el Poder el que ocupe el lugar privilegiado
(imitación o correspondencia con la
Voluntad de Poder nietzscheana.
El concepto de Hispanidad
surge en él con fuerza tras su estancia en Argentina.
Así considerará los tres
grandes mitos de la cultura española, que recoge en su libro “Don Quijote, Don
Juan y La Celestina ”,
en 1.936.
Don Quijote es la encarnación
del Amor, Don Juan, del Poder y La
Celestina , del Saber o de la Verdad.
Es la versión española de
tres atributos esenciales de Dios.
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