domingo, 30 de septiembre de 2018

CRÍTICA A LA RESTAURACIÓN (1)


Al terminar la guerra civil (1.939) la inmensa mayoría de los miembros de la Generación del 98 ya habían muerto.
Aparte del suicidio de Ganivet, en el 98, Unamuno, Maeztu y Valle Inclán morirán, cada uno de manera especial, en el 36, apenas iniciada nuestra “incivil guerra civil”, mientras Antonio Machado lo hará en Febrero del 39, acabando su vida en Colliure, recién iniciado el Exilio.

Al instaurarse la dictadura franquista sólo permanecían vivos Azorín y Baroja, que no se distinguieron, precisamente, por la oposición a la dictadura de Franco.
Azorín llegó, incluso, a manifestar cierta proclividad al mismo al dedicarle “El escritor”, en el 42, a quien entonces era un falangista destacado, a Dionisio Ridruejo, y “…con un abrazo cordial”. Incluso llegó a solicitar favores políticos a Franco, en carta escrita.

Baroja, a pesar de su actitud, solitaria y desdeñosa, y quizá injustamente, llegó a llamársele “precursor del fascismo español”

Al legado político de la Generación del 98 no puede llamársele “progresista”, incluso se le llamó “reaccionario”.

Su inclinación a favor de la vitalidad, de la fuerza, de la voluntad y del autoritarismo, quizá fuera por la influencia de Nietzsche.

Todos ellos se habían enfrentado, críticamente, al Régimen de la Restauración, viendo en él el cénit de la postración y decadencia nacional progresiva.

Azorín dijo: “Mira a España: la revolución de Septiembre es la cosa más estúpida que se ha hecho en muchos años…he ahí por qué odio yo a Campoamor…engañando al pueblo con su estupenda mentira de la democracia, con sus políticos discurseadotes y venales, con sus periodistas vacíos y palabreros, con sus dramaturgos tremebundos, con sus poetas detonantes, con sus pintores teatralescos…él es el símbolo, con su vulgarismo, de toda una época de trivialidad y de chabacanería … y ese diputado frívolo y versátil, como todos los diputados…yo veo a diputados, concejales, subsecretarios, gobernadores, ministros…como un entomólogo que contempla una interesante colección…Sólo que esos insectos están clavados en sus correspondientes alfileres. Y éstos no están clavados”.

Igualmente Pío Baroja afirma : “La Restauración y la Regencia, favorecida en las altas esferas, cantadas por periodistas mediocres pero que se creían geniales, trabajó constantemente en hacer una selección, pero a la inversa….los favores del poder a yernos, a amigos, a tertulianos, a criados de políticos y palaciegos (criados de criados)…y como vivimos en un régimen de no publicidad, no hay informaciones completas (ni veraces). Es de temer que la dictadura militar... nos lleve a la vieja oligarquía política….que vuelva a explotar su granja.
Enfrente de la inmoralidad, de la chabacanería y de la ramplonería de los políticos no había, en la España de la Regencia, nada organizado. El republicanismo nuestro era un amaneramiento, una retórica vieja con la matriz estéril; el socialismo obrerista odiaba a los intelectuales, y hasta a la inteligencia; el anarquismo se manifestaba místico, vagaroso y utópico, y los dos separatismos aparecidos en aquella época, el catalán y el vasco, por su egoísmo y su mezquindad, no tenían atractivo más que para gente un poco baja.
Además, en uno de ellos había una pedantería y un superhombrismo ridículo, mientras en el otro se veía demasiado el solideo del cura.
Un hombre un poco digno no podía ser en este tiempo más que un solitario”

Ramiro de Maeztu, en su artículo “Parálisis progresiva”…

“Parálisis intelectual” (librerías atestadas de libros que no se venden, cátedras ocupadas por interinos ignorantes, periódicos sin ideas y repletos de frases hechas, teatros con estulticias del género chico, incluso en la Biblioteca Nacional sólo había un anciano tomando notas de un libros de cocina.

”Parálisis moral”, con los abonos increíbles para las corridas de toros, hambre en las comarcas andaluzas y doscientos mil mueren de anemia, venta de cajetillas de cigarrillos para que los accionistas de la Trasatlántica y el Banco puedan gastarse sus rentas….

”Parálisis imaginativa”, con la falta de entusiasmo y con una juventud universitaria (que debería ser la salvadora), sin ideas, sin pena ni gloria, adaptada a ese ambiente de depresión, que parece que su alma está en el Limbo, que ni siente ni padece.
España prefiere su carrito de paralítico, llevado atrás y adelante por el vaivén de los sucesos ciegos, al rudo trabajo de rehacer su voluntad y enderezarse”

Unamuno no se queda atrás al hablar del “marasmo actual de España” y en su obra “En torno al casticismo” pretende descubrir las raíces de la postración: “La pobreza de nuestra nación hace duro ganarse la vida y echar raíces; el “primum vivere” ahoga al “deinde philosophare”. Los jóvenes tardan en dejar las faldas maternas, en separarse de la placenta familiar, y cuando lo hacen derrochan sus fuerzas más frescas en buscarse a un padrino que les lleve por esta sábana de hielo. Ponen en juego todas sus facultades camaleónicas hasta tomar el color gris oscuro y mate del fondo ambiente (como el mimetismo animal, difuminarse, pasar desapercibidos camuflados en el paisaje).
No es adaptarse al medio ambiente adaptándoselo a él, activamente, es acomodarse a las circunstancias, pasivamente.
Vivimos en un país pobre y “donde no hay harina todo es mohína”. La pobreza económica  explica nuestra anemia mental. (…) Pocas verdades más hondas que la de que en la jerarquía de los fenómenos sociales los económicos son los primeros principios, los elementos (teoría marxista). Y no es nuestro mal tanto la pobreza cuanto el empeño en aparentar lo que no hay.
La pobreza de la olla de algo más vaca que carnero, el salpicón las más de las noches, los duelos y quebrantos de los sábados y las lentejas de los viernes no pudieron con menos que concurrir con las noches pasadas de claro en la lectura de los libros de caballería a secar el cerebro al pobre Alonso el Bueno.
Y aún corre vigente entre nosotros el aforismo del dómine Cabra de que el hambre es salud recluta prosélitos el doctor Sangredo, y sigue asegurándose en grave que los tumores son la fuerza de la sangre y excesos de salud los ataques epilépticos. Y nos recetan dieta. Y ¡mucha cuenta con decir la verdad¡. Al que la declare virilmente, sin ambages ni rodeos, le acusan de pesimismo los espíritus entecos y escépticos. Se quiere mantener la ridícula comedia de un pueblo que finge engañarse respecto a su estado”

Este descontento de los integrantes de la Generación del 98 frente a la Restauración les lleva a un desprecio sistemático de la política, que ellos identifican, erróneamente, con los vicios de la democracia y del parlamentarismo que tienen ante los ojos.

“Espíritus nacidos alrededor del 68 –el años en que pierde el trono Isabel II –cristalizan la insatisfacción y el desencanto, producidos al darse cuenta de que su país ha fracasado, de que su historia es una lamentable decadencia desde los días mismos de Felipe II. Los hombres del 98 manifiestan una disconformidad radical en todo lo que les rodea, llegan a lamentar ser españoles, y se proponen deliberadamente cambiar la euenos administradores // de su casañññstructura, la manera de ser de su país en todos los órdenes. Quieren renovar a España desde sus cimientos, influir en su política, en su historia, para impartir un rumbo nuevo. Quieren romper con la tradición, innovar, regeneral. En una palabra, “se creen revolucionarios”.


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