AZORÍN Y EL MITO DEL ETERNO
RETORNO
Acostumbrados a ver a Azorín
como el poeta, de cara seria, y estilo poético depurado, sin embargo la
influencia de Nietzsche es tanta o mayor que en Baroja.
Si en sus comienzos era la
preocupación político-social, empeñado en un proceso de regeneración patria,
poco a poco aterriza en una apología anarquista.
“Millones de infelices
extenuados por la fatiga, heridos por la injusticia, henchida el alma de rencor
imponente, claman contra el régimen odioso que los sume en la miseria. Tienen
sus puños crispados contra los opresores, que arrastran su opulencia ante
ellos. No piden caridad, piden derecho; no tolerancia, sino libertad. Piden que
todos seamos hermanos, que todos trabajemos, que de todos sea lo producido.
Hemos llegado a un punto que ya no es posible vivir regidos por las actuales
instituciones…Lucha o, más bien, divergencia entre un Estado Nuevo, que está en
la conciencia de todos, y un Estado Viejo…”
“Con la represión brutal de
las clases directoras sólo se consigue avivar el odio. Perecerán los hombres;
las ideas son inmortales”
Tanto Azorín, como luego
Unamuno, están convencidos de que el capitalismo es una injusticia, de que la
clase capitalista está destinada a desaparecer por la misma dialéctica de la Historia , al más puro
estilo de Marx-Engels en su “Manifiesto Comunista”. El futuro es del
proletariado… lo proclama Unamuno desde el socialismo marxista y Azorín, desde
el anarquismo libertario.
Pero esta postura del
principio no duraría mucho.
“Cada vez voy sintiendo más
hastío y repugnancia hacia este ambiente de rencores, envidia, falsedad,…Me
canso de esta lucha estéril. Y aunque venciera, ¿qué?. ¡Vanidad de vanidades¡”
Es expulsado de los periódicos
El País y La Batalla
por sus artículos revolucionarios.
Leopoldo Alas, “Clarín” se
niega a prologar su libro, nonato, “Pasión” y esto, entre otras cosas, afecta a
su evolución ideológica.
A partir de 1.900 su
evolución ideológica se acerca a un conservadurismo cada vez mayor.
Es cuando entra en contacto
con la obra de Nietzsche a través de Baroja.
Nietzsche va a ser el vínculo
de transición entre la época anarquista de Azorín y su posterior etapa
estetizante.
La juventud se había hecho
Nietzscheana al considerar a Nietzsche como un rebelde anarquista cuando, en
realidad, era un aristócrata y autoritario.
Esa defensa y exaltación del
individualismo produciría en él la tendencia a exaltar la fuerza y buscar el
poder.
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